Científicos logran recrear el pigmento azul usado en el Antiguo Egipto

Un pigmento creado hace 5.000 años en el Antiguo Egipto vuelve a brillar gracias a la ciencia moderna. Investigadores han logrado recrearlo, revelando sus secretos y su potencial en la tecnología del futuro.

Por Enrique Coperías

Primer plano de un antiguo halcón egipcio de madera. Los investigadores han encontrado una forma de repoducir el pigmento azul visible en el artefacto, que es el pigmento sintético más antiguo del mundo.

Primer plano de un antiguo halcón egipcio de madera. Los investigadores han encontrado una forma de repoducir el pigmento azul visible en el artefacto, que es el pigmento sintético más antiguo del mundo. Crédito: Matt Unger, Carnegie Museum of Natural History

Hace más de cinco mil años, los artesanos del antiguo Egipto desarrollaron lo que hoy se considera el primer pigmento sintético del mundo: el azul egipcio. Este material, de un color intenso y duradero, ha fascinado a arqueólogos, historiadores del arte y científicos por igual. Pero a pesar de su importancia en la historia de la humanidad, poco se sabía sobre cómo se fabricaba exactamente.

Ahora, un equipo de investigadores liderado por la Universidad Estatal de Washington (WSU), en colaboración con el Instituto de Conservación del Museo Smithsoniano y el Museo de Historia Natural Carnegie, ha conseguido recrear este pigmento utilizando métodos modernos pero inspirados en la antigüedad.

Los resultados del estudio, publicados en la revista npj Heritage Science, no solo permiten comprender mejor la tecnología de los antiguos egipcios, sino que también ofrecen pistas valiosas para la conservación del patrimonio y posibles aplicaciones en tecnologías contemporáneas.

¿Qué es el azul egipcio y por qué vuelve a ser relevante?

El azul egipcio, cuyo componente principal es el silicato de cobre y calcio o cuprorivaíta (CaCuSi₄O₁₀), fue creado alrededor del año 3100 a. C. como una alternativa económica a las piedras semipreciosas como el lapislázuli y la turquesa. A diferencia de estas gemas, que solo podían ser talladas e incrustadas, el azul egipcio podía aplicarse como pintura sobre madera, piedra o cartón egipcio o cartonaje, una especie de papel maché hecho con lino.

Este pigmento continuó usándose durante siglos, incluso en mosaicos romanos y frescos, pero su conocimiento se perdió en algún punto después del período bizantino. Su redescubrimiento moderno ha revelado que no solo es visualmente impactante, sino que posee propiedades ópticas, magnéticas y químicas únicas.

Emitiendo luz en la parte del espectro infrarrojo cercano —invisible al ojo humano— el azul egipcio ha captado la atención de investigadores que estudian aplicaciones en seguridad, sensores biomédicos y tintas a prueba de falsificación.

«La investigación empezó como algo divertido de hacer, porque nos pidieron que produjéramos algunos materiales para exponerlos en el museo, aunque hablamos de un material que ha generado mucho interés—dice John McCloy, autor principal del estudio y director de la Facultad de Ingeniería Mecánica y de Materiales de WSU. Y añade—: «Esperamos que este trabajo sirva como un buen caso de estudio sobre lo que la ciencia puede aportar a la investigación del pasado humano».

Cómo se hizo: doce recetas y mil grados de historia

Con la ayuda de un mineralogista y una egiptóloga, el equipo elaboró doce recetas diferentes del pigmento, variando los ingredientes y las condiciones de cocción. Utilizaron fuentes de cobre como el óxido cúprico, la azurita y la malaquita, así como dióxido de silicio, carbonato cálcico y, en algunos casos, carbonato sódico como fundente.

Todas las muestras se calentaron a unos 1.000 °C durante períodos de entre una y once horas, replicando las temperaturas que podrían haber alcanzado los hornos del Antiguo Egipto.

Al enfriar las muestras a distintas velocidades, observaron cómo influía ese proceso en el color y la microestructura del pigmento. El análisis se realizó utilizando técnicas como difracción de rayos X, espectroscopía Raman, microscopía electrónica de barrido y tomografía computarizada de rayos X a nanoescala.

Los investigadores Travis Olds y Lisa Haney, del Museo Carnegie, examinan un antiguo sarcófago pintado con pigmento azul egipcio.

Los investigadores Travis Olds y Lisa Haney, del Museo Carnegie, examinan un antiguo sarcófago pintado con pigmento azul egipcio. Cortesía: Washington State University

Un color azul, pero con matices

Además, los investigadores compararon los pigmentos modernos con dos objetos egipcios auténticos: un fragmento de cartonaje ptolemaico y un cartucho de la época de Akhenatón.

Uno de los hallazgos clave de la investigación fue que el pigmento no es una sustancia homogénea, sino una mezcla de fases microscópicas que incluye cuprorivaíta, sílice en diferentes formas, vidrio silicatado y, a veces, wollastonita o tenorita. Esto explicaría la variabilidad cromática del azul egipcio, que podía oscilar entre un azul oscuro, un azul verdoso, un violeta apagado o incluso un gris.

«Vimos que con pequeñas diferencias en el proceso, se obtenían resultados muy distintos —comentó McCloy. Y añade—: Basta una leve variación en los ingredientes o el tiempo de cocción para que el color cambie notablemente».

El calibre del grano pinta mucho

En contra de lo que cabría esperar, no hace falta que el pigmento sea completamente cuprorivaíta para que se vea intensamente azul. El equipo descubrió que tan solo un 50% de este compuesto es suficiente para lograr una tonalidad azul profunda.

Además, la investigación demostró que el tamaño de las partículas influye en la percepción visual del color. En efecto, al analizar pigmentos comerciales con diferentes granulometrías, los autores del estudio observaron que:

✅ Partículas grandes = azul más intenso y oscuro

✅ Partículas finas = azul grisáceo o apagado

Este hallazgo coincide con escritos antiguos que mencionan distintas calidades y tonalidades del azul egipcio. Por otro lado, los investigadores confirmaron que la presencia de una fase vítrea rica en sodio, resultado de añadir carbonato sódico a la receta, contribuye a una tonalidad más verdosa o turquesa. Este matiz fue identificado tanto en pigmentos antiguos como en los recreados en el laboratorio.

Travis Olds, a la izquierda, y Lisa Haney, posan con polvos que el equipo de la WSU creó para su investigación sobre el azul egipcio. Cortesía: Joshua Franzos / Carnegie Museum of Natural History

Conservación y museología

Este conocimiento tiene implicaciones prácticas. Al entender cómo se producía el azul egipcio y qué factores determinaban su color, los conservadores de arte y arqueólogos pueden reproducir fielmente pigmentos para restauraciones o estudios comparativos.

«Este trabajo es especialmente útil para los científicos del patrimonio que tratan con materiales del antiguo Egipto —afirma McCloy—. Les permite igualar los colores de forma más precisa y entender mejor cómo se fabricaban y utilizaban estos pigmentos».

Los pigmentos sintetizados durante la investigación se exhiben actualmente en el Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh, como parte de la muestra Stories We Keep, y pronto se integrarán en la exposición permanente Egypt on the Nile.

Aplicaciones modernas del azul egipcio

Aunque fue creado hace miles de años, el azul egipcio tiene aplicaciones en tecnologías emergentes, gracias a una propiedad sorprendente: emite luz en el infrarrojo cercano (NIR). Esto lo hace útil en campos como:

  • 🔍 Análisis forense (huellas digitales)

  • 🧪 Tinta de seguridad y autenticación

  • 🧫 Detección biomédica y sensores

  • 📡 Telecomunicaciones

  • ❄️ Investigación en superconductores

«Es un ejemplo perfecto de cómo las ciencias duras y las humanidades pueden unirse para contar una historia más completa del pasado humano», señala McCloy.

El azul egipcio no es solo un color del pasado, sino un símbolo de lo que ocurre cuando la curiosidad científica se encuentra con la historia. Y hoy, cinco milenios después de su invención, sigue brillando con luz propia —visible y no visible— como una ventana abierta entre los mundos del ayer y del mañana. ▪️

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