El entretenimiento es clave para el éxito político populista, afirma un nuevo estudio
¿Por qué los líderes populistas arrasan en las urnas? Más allá del descontento social, una investigación revela que su éxito se debe, en gran parte, a lo entretenido que este perfil político resulta para sus seguidores.
Por Enrique Coperías
El populismo de Donald Trump se basa en presentar a Estados Unidos como una nación amenazada por élites corruptas, inmigrantes y acuerdos internacionales injustos. Utiliza un estilo directo, emocional y provocador, simplificando problemas complejos en soluciones rápidas y apelando al nacionalismo, la identidad y el resentimiento popular: su lema «Make America Great Again». sintetiza su promesa de restaurar un pasado idealizado frente a un presente de crisis y decadencia.
En los últimos años, el auge de los movimientos populistas ha transformado el panorama político mundial. Desde Donald Trump en Estados Unidos y Nicolás Maduro, en Venezuela, hasta Javier Milei, en Argentina, Viktor Orbán, en Hungría, y Narendra Modi, en la India, líderes de muy distintos signos políticos han cosechado éxitos electorales con discursos que oponen al pueblo noble frente a las élites corruptas.
¿Qué explica, entonces, el magnetismo que ejercen estas figuras en el electorado? Una reciente investigación publicada en el British Journal of Psychology ofrece una respuesta novedosa: su capacidad de entretener al público.
El estudio, liderado por Jan-Willem van Prooijen junto con su equipo del Departamento de Psicología Experimental y Aplicada, en la Universidad Libre de Ámsterdam (Países Bajos), plantea que el apoyo a los líderes populistas depende en gran medida de cómo de entretenidos resulten para sus seguidores.
La «popcorns politics»
A esta dinámica la llaman popcorn politics —política de palomitas de maíz—, donde la política no solo se vive como una lucha ideológica, sino también como una fuente de emociones intensas y espectáculos vibrantes.
A través de cuatro estudios prerregistrados que involucraron a 1.802 participantes estadounidenses, los investigadores comprobaron sistemáticamente que cuanto más entretenido encontraba una persona a un líder populista, mayor era su disposición a apoyarlo. Y esta relación era notablemente más fuerte que en el caso de los políticos tradicionales.
El primer estudio comparó a votantes de Trump y de Biden en las elecciones de 2020. Los resultados fueron claros: aunque ambos grupos mostraban altos niveles de apoyo a sus respectivos líderes, en el caso de Trump dicho apoyo estaba mucho más relacionado con cuánto entretenimiento proporcionaba. En cambio, para los votantes de Biden, el entretenimiento jugaba un papel menos relevante.
Trump y Sanders vs. Romney y Biden
Para afinar aún más el análisis, los investigadores diseñaron dos estudios dentro de cada partido. En el lado republicano, los participantes evaluaron tanto a Trump como a Mitt Romney. En el lado demócrata, compararon a Bernie Sanders con Joe Biden.
De nuevo, el patrón se repitió: el nivel de entretenimiento predecía más fuertemente el apoyo a los líderes más populistas (Trump y Sanders) frente a los considerados más tradicionales (Romney y Biden), aunque la diferencia fue algo menor entre Sanders y Biden.
Un hallazgo especialmente robusto provino del cuarto estudio, en el que se creó un contexto ficticio: los participantes leyeron discursos redactados por inteligencia artificial, atribuidos a políticos imaginarios en un país inventado, Zaloria.
Una ilustración de Mitt Romney y Joe Biden estrechándose la mano. En el estudio, el nivel de entretenimiento predecía más fuertemente el apoyo a los líderes más populistas, como Trump y Sanders, frente a los considerados más tradicionales, caso de Romney y Biden, aunque la diferencia fue algo menor entre Sanders y Biden.
El estilo populista siempre capta más la atención
A un grupo se le presentó un discurso populista y a otro uno no populista. Los resultados fueron contundentes: quienes leyeron el discurso populista lo encontraron más entretenido y manifestaron mayor apoyo al político ficticio. Incluso en ausencia de figuras reales conocidas, el estilo populista captaba más la atención y el respaldo de los participantes.
Además, este último estudio exploró el papel de la intensidad emocional. Los participantes que leyeron el discurso populista reportaron emociones más intensas —aunque no necesariamente más positivas— que aquellos expuestos al discurso no populista.
Esta intensidad emocional actuó como un puente entre el entretenimiento y el apoyo político, reforzando así la idea de que no es solo el contenido de las propuestas, sino la fuerza emocional con la que se transmiten, lo que marca la diferencia.
Un apoyo fruto de la emoción
Según Van Prooijen, «las explicaciones comunes sobre el apoyo al populismo suelen centrarse en factores que empujan a la gente fuera de la política tradicional, como la ira, la ansiedad y la inseguridad—. Y añade—: Pero creo que eso es solo una parte de la historia. Muchos votantes sienten auténtica emoción al apoyar a líderes populistas».
Para este psicólogo, no se trata solo de un voto de protesta, sino de una atracción genuina hacia figuras que logran emocionar y entretener.
Los investigadores también detectaron que las personas que ya mostraban actitudes populistas generales —desconfianza hacia las élites y fuerte identificación con el pueblo— tendían a encontrar a los líderes populistas más entretenidos. A través de este disfrute, aumentaba su apoyo.
Este camino de mediación no se observó en los líderes no populistas, lo que refuerza la idea de que el entretenimiento es un elemento clave y distintivo del éxito populista.
El populismo de Nicolás Maduro se basa en un discurso que enfrenta al pueblo revolucionario contra las élites burguesas y el imperialismo extranjero, especialmente de Estados Unidos. Maduro apela a la identidad nacional, el legado de Hugo Chávez y la defensa de la soberanía, usando un tono emocional y combativo.
Las propuestas políticas, en segundo plano
Para Van Prooijen, todos los políticos se benefician en cierta medida de resultar entretenidos. Ahora bien, en el caso de los populistas, explotan esta faceta. «Esto sugiere —dice el psicólogo— que el populismo es una forma de popcorn politics: los partidarios de candidatos populistas tienden a basar su elección más en rasgos superficiales que consideran entretenidos, que en el contenido real de las políticas propuestas».
La investigación fue rigurosamente prerregistrada, un procedimiento que obliga a los investigadores a documentar públicamente sus hipótesis, métodos y análisis antes de recolectar datos, lo que aumenta la transparencia y la credibilidad de los resultados.
No obstante, como en todo trabajo científico, existen limitaciones. La mayoría de los participantes eran estadounidenses y los políticos evaluados pertenecían a ese contexto. Dado que los movimientos populistas en otras regiones, como Europa y América Latina, a menudo combinan ideas de izquierda y derecha de formas que no encajan bien en el esquema político de Estados Unidos, sería necesario explorar si estos patrones también se replican en otros sistemas políticos.
¿Mayor efecto en la derecha o la izquierda?
Hasta ahora, sólo hemos examinado estos efectos en Estados Unidos, apunta Van Prooijen. «Pero los movimientos populistas varían enormemente en diferentes partes del mundo. Además, no hemos explorado a fondo las diferencias entre el populismo de derecha y el de izquierda. Uno de nuestros estudios sugiere tentativamente que estos efectos podrían ser más pronunciados en el populismo de derecha, pero necesitamos más investigaciones».
Otra aportación importante del estudio es subrayar que las emociones positivas también desempeñan un papel crucial en el populismo, algo que a menudo se ha pasado por alto. Mientras muchas investigaciones anteriores han centrado su atención en emociones negativas, como la rabia y el miedo, este trabajo sugiere que la esperanza, la ilusión o el simple disfrute emocional también pueden alimentar el atractivo populista.
En palabras de Van Prooijen, «nuestra investigación sugiere que la intensidad de las experiencias emocionales podría estar más estrechamente asociada al populismo que simplemente la valencia positiva o negativa de las emociones».
Mucha teatralidad
Por último, los investigadores destacan una observación crucial: muchos líderes populistas comparten rasgos llamativos, como excentricidad, capacidad de provocar conflictos, teatralidad, que rompen con la solemnidad del discurso político tradicional.
Estos rasgos, que algunos podrían considerar frívolos, parecen tener una auténtica función electoral. Como explica Van Prooijen, «estos líderes, que captan la atención y alteran el orden establecido, no solo provocan reacciones viscerales: generan un espectáculo que muchos ciudadanos encuentran irresistiblemente ameno».
En suma, el populismo contemporáneo, que más que una ideología es una forma de estructurar el relato político y de ejercer el poder, no se alimenta solo del descontento social o de la polarización política, sino también de una profunda necesidad humana de emoción, narrativa épica y espectáculo.
Los líderes populistas no solo ofrecen cambios políticos, sino también historias vibrantes de héroes y villanos, capaces de encandilar la imaginación del público. Entender esta dimensión emocional y de entretenimiento resulta fundamental para comprender la política actual, donde las fronteras entre gobernar y distraer son cada vez más difusas. ▪️
Fuente: Jan-Willem van Prooijen, Julia Kipperman, Yuxuan Li, Yifan Mo, Paul NachtweyPopcorn politics: Entertainment appraisals predict support for populist leaders. British Journal of Psychology (2025). DOI: https://doi.org/10.1111/bjop.12791