¿A qué hora es mejor hacer un examen o acudir a una entrevista de trabajo? La ciencia dice: a mediodía

¿Sabías que la hora a la que te enfrentas a un examen puede ser tan decisiva como tu preparación? Un nuevo estudio revela que el mediodía es el momento clave para aprobar… y este horario podría aplicarse también a las entrevistas laborales.

Por Enrique Coperías

Estudiantes hacen un examen al mediodía, el horario donde se registran las mayores tasas de aprobación según un estudio que analizó más de 100.000 evaluaciones en universidades italianas.

Estudiantes hacen un examen al mediodía, el horario donde se registran las mayores tasas de aprobación según un estudio que analizó más de 100.000 evaluaciones en universidades italianas. Imagen generada con DALL-E

Cuando de exámenes se trata, la preparación, los conocimientos y los nervios son los sospechosos habituales de que alguien no salga airoso de la prueba. Sin embargo, un nuevo estudio científico sugiere que hay un factor inesperado que podría estar jugando un rol silencioso pero decisivo en el rendimiento académico de los estudiantes: el reloj. Sí, la hora exacta del día a la que se realiza un examen puede marcar la diferencia entre aprobar o suspender.

Un equipo de científicos italianos y alemanes ha analizado más de 100.000 evaluaciones orales realizadas en una universidad italiana y ha encontrado una tendencia inequívoca: las probabilidades de aprobar aumentan significativamente si el examen se lleva a cabo entre las 11:00 y las 13:00 horas, y las mayores probabilidades de sacar una buena nota ocurren alrededor del mediodía.

A la inversa, las franjas horarias extremas, o sea, temprano por la mañana o avanzada la tarde, son menos propicias para acometer con éxito una evaluación académica.

¿Puede el reloj decidir tu futuro?

Publicado en Frontiers in Psychology y liderado por el profesor Carmelo Mario Vicario, del Laboratorio de Neurociencia Social-Cognitiva de la Universidad de Messina, en Italia, el trabajo tiene implicaciones que van mucho más allá del ámbito universitario. Según el propio Vicario, este patrón podría replicarse en otras situaciones evaluativas, como es el caso de las entrevistas laborales y los procesos de selección de personal.

«Mostramos que los resultados de las evaluaciones académicas varían sistemáticamente a lo largo del día, con un claro pico de aprobados hacia el mediodía —afirma Vicario—. Los estudiantes tienen más posibilidades de aprobar a media mañana que a primera hora de la mañana o que al final de la tarde».

No es un dato irrelevante que un examen realizado a las 12:00 horas tenga más probabilidades de ser aprobado que uno a las seis de la tarde. «Creemos que este patrón también podría extenderse a las entrevistas laborales o a cualquier otro proceso de evaluación programado a lo largo del día —dice Vicario—. Nos interesaría mucho investigar si las decisiones de contratación de personal también varían en equidad o resultado según la hora».

La pista que dieron los jueces

La inspiración del estudio proviene de un trabajo anterior llevado a cabo en 2011 por Shai Danziger y sus colegas de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Israel, que sugería que las resoluciones judiciales pueden verse influenciadas por variables ajenas a las leyes y los hechos que no deberían tener ninguna relación con las decisiones legales. En concreto, Danziger comprobó cómo cómo jueces tendían a emitir fallos más favorables para el acusado al inicio de sus sesiones o justo después de las pausas para comer.

La hipótesis de fondo es que los ritmos fisiológicos, el agotamiento mental y los niveles de energía condicionan nuestro juicio y rendimiento cognitivo de maneras que apenas estamos comenzando a comprender.

Pero el estudio judicial tenía una limitación: podía estar sesgado por el tipo de casos asignados en cada franja horaria. Para sortear este obstáculo, el equipo de Vicario eligió un contexto diferente: los exámenes orales universitarios, que, aunque subjetivos, son abundantes, estandarizados en su estructura horaria, y más fácilmente analizables en términos estadísticos.

Metodología: más de 100.000 exámenes bajo la lupa

Para encarar la investigación, los autores accedieron a los registros digitales de la plataforma Esse3 de la Universidad de Messina, donde constan los detalles de cada evaluación: fecha, hora de inicio y resultado (aprobado o suspenso). El período analizado abarcó desde octubre de 2018 hasta febrero de 2020, evitando así la distorsión de los exámenes online que trajo la pandemia de covid-19.

En total, se evaluaron 104.552 exámenes orales presenciales, impartidos por 680 examinadores de 1.243 asignaturas, en 78 programas de grado y posgrado. Para controlar la dificultad de cada examen, se utilizaron los créditos formativos universitarios (CFU) como medida objetiva del peso académico de cada asignatura.

Los resultados sorprendieron a los investigadores:

Solo un 57% de los estudiantes aprobó sus exámenes.

Las mejores calificaciones se concentraban en torno al mediodía, especialmente entre las 11:00 y las 13:00 horas.

Las probabilidades de aprobar eran mucho menores si el examen se hacía a primera hora de la mañana (08:00 o 09:00 horas) o ya entrada la tarde (15:00 o 16:00 horas).

Por qué el mediodía es la «hora dorada» del rendimiento

¿Por qué sucede esto? Aunque el estudio no puede confirmar una única causa, los autores apuntan a tres posibles responsables:

1️⃣ Los ritmos circadianos y rendimiento cognitivo: los ciclos biológicos que regulan nuestro estado de alerta, atención y energía podrían estar detrás del fenómeno. El cuerpo humano tiende a mejorar su rendimiento cognitivo durante la mañana, para alcanzar un punto óptimo antes del almuerzo, que es seguido por una fase de declive.

2️⃣ El cronotipo, que se refiere a si una persona es más productiva por la mañana (alondra) o por la noche (búho): los estudiantes universitarios, particularmente los jóvenes de entre dieciocho y veintinco años, suelen tener cronotipos vespertinos: son más activos por la tarde-noche y menos eficientes en las primeras horas del día. Por el contrario, los profesores, que suelen estar entre los cuarenta y los sesenta años, tienden a ser más matutinos, lo que implica que podrían estar más estrictos o vigilantes en las primeras horas, cuando los estudiantes aún están adormecidos.

«Los resultados del estudio reflejan cómo los ritmos biológicos, a menudo ignorados en contextos de toma de decisiones, pueden influir de forma sutil pero significativa en el resultado de evaluaciones de alto impacto», advierte el profesor Alessio Avenanti, de la Universidad de Bolonia y coautor del estudio.

3️⃣ La fatiga mental o el agotamiento del ego: este concepto sugiere que el esfuerzo cognitivo prolongado reduce nuestra capacidad para tomar decisiones o mantener el autocontrol. En este sentido, tanto estudiantes como docentes podrían experimentar un desgaste progresivo durante el día, que afectaría a su desempeño y juicio respectivamente.

«Los niveles de energía decrecientes a lo largo de la tarde podrían deteriorar la concentración del estudiante, y comprometer así su desempeño. Y los profesores también podrían estar experimentando fatiga decisional, lo que los lleva a evaluar con mayor severidad», explica Vicario.

De hecho, estudios previos han demostrado que, bajo condiciones de agotamiento, las personas tienden a tomar decisiones más rígidas, conservadoras o impulsivas, y tienen menos tolerancia a la ambigüedad o el esfuerzo adicional. En contextos evaluativos, eso puede traducirse en una menor disposición a pasar por alto errores menores o a dar el beneficio de la duda.

¿La mejor hora para salir airoso de una entrevista de trabajo? Entre las 11:00 y las 13:00 horas. Evitar entrevistas a primera hora del día o al final de la jornada.

¿La mejor hora para superar una entrevista de trabajo? Entre las 11:00 y las 13:00 horas. Evitar entrevistas a primera hora del día o al final de la jornada. Foto: Tim Gouw

Aplicaciones prácticas: más allá del aula

Los autores no solo han analizado el fenómeno, sino que proponen estrategias para mitigar sus efectos:

📘 En educación

  • Programar exámenes importantes entre las 10:30 horas y las 13:00 horas.

  • Evitar exámenes a primera hora o a última hora.

  • Permitir a los estudiantes elegir franjas horarias según su cronotipo.

💼 Entrevistas de trabajo

  • Evitar entrevistas a primera hora del día o al final de la jornada.

  • Considerar la fatiga cognitiva del entrevistador.

  • Evaluar candidatos en horarios consistentes para mayor equidad.

🏥 Evaluaciones clínicas y psicológicas

  • Aplicar test diagnósticos en horarios donde el paciente esté más alerta.

  • Evitar mediciones de juicio o atención durante el llamado bajón después de comer.

Limitaciones y necesidad de más investigación

Vicario reconoce que aún queda mucho por investigar. A pesar de haber controlado la dificultad de los exámenes mediante el uso de los créditos formativos universitarios, existen otras variables que no se han medido y que podrían estar influyendo, como la calidad del sueño, el nivel de estrés, la alimentación, el estado emocional e incluso factores ambientales, caso de la temperatura y el ruido en el aula.

«Aunque controlamos la dificultad de los exámenes, no podemos excluir del todo otros factores que no se han tenido en cuenta —advierte el profesor Massimo Mucciardi, también de la Universidad de Messina y coautor principal del trabajo. Y continúa—: No tuvimos acceso a datos detallados sobre los hábitos de sueño, el estrés o el cronotipo de los estudiantes y los evaluadores».

Por ello, Mucciardi y los demás autores alientan a realizar estudios complementarios que incluyan mediciones fisiológicas, como los niveles de cortisol, pruebas de reacción yo cuestionarios de somnolencia, para esclarecer los mecanismos que subyacen al fenómeno.

Además, destacan que los resultados, aunque sólidos, corresponden a un contexto académico específico. Será necesario replicar el estudio en otras universidades, países y tipos de evaluación académica, como exámenes escritos y entrevistas grupales, para determinar si este patrón es universal o depende del entorno.

Conclusión: el tiempo también evalúa

Lo que queda claro es que el tiempo importa. Y mucho más de lo que solemos asumir.

En palabras del propio Vicario, «Nuestros hallazgos muestran que procesos aparentemente objetivos como las evaluaciones académicas pueden estar influenciados por variables tan básicas como la hora del día. Comprender y adaptar nuestras prácticas a estos ritmos puede marcar una diferencia real en términos de equidad y desempeño».

La próxima vez que tengas que enfrentarte a un examen, hacer una entrevista laboral o tomar una decisión importante, no subestimes el poder del reloj biológico. Porque, al parecer, el mediodía no solo es la hora del almuerzo… también puede ser la hora del éxito. ▪️

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