Microplásticos y salud ósea: cómo estas partículas invisibles dañan los huesos

Los microplásticos, presentes en el aire, el agua y los alimentos, ya no solo amenazan al medioambiente: también podrían estar debilitando nuestros huesos. Un nuevo estudio muestra cómo estas partículas invisibles alteran la salud de los huesos y aumentan el riesgo de sufrir fracturas óseas.

Por Enrique Coperías

Los microplásticos son diminutas partículas de plástico, de menos de 5 milímetros, que se generan al fragmentarse objetos plásticos más grandes o al fabricarse intencionalmente en ese tamaño. Se encuentran en el aire, el agua y los alimentos, y pueden entrar en el cuerpo humano por ingestión, inhalación o contacto con la piel. Foto: Marc Newberry

¿Qué son los microplásticos y cómo llegan al cuerpo humano?

La producción masiva de plásticos, que supera los 400 millones de toneladas al año, no solo ha dejado huella en playas, ríos y en los fondos marinos más profundos —hasta 11.000 metros bajo el nivel del mar—, sino que también se ha convertido en una amenaza invisible para la salud humana.

A los ya conocidos efectos del plástico sobre el clima, con la emisión de 1.800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero anuales, se suman ahora nuevas evidencias: las diminutas partículas de microplásticos que desprenden estos materiales podrían estar dañando nuestros huesos.

Cortinas, muebles, prendas de vestir y objetos de plástico liberan microplásticos que flotan en el aire, se disuelven en el agua, se adhieren a los alimentos y terminan entrando en contacto con el organismo al ser inhalados, ingeridos o absorbidos por la piel. Ya se han detectado en la sangre, el cerebro, la placenta, la leche materna e incluso en tejidos óseos.

Lo que se degrada por lo que se regenera

Un estudio científico publicado en la revista Osteoporosis International y vinculado a un proyecto financiado por la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP) analizó 62 trabajos y concluyó que los microplásticos alteran la salud ósea. Uno de los hallazgos más relevantes es que estos materiales pueden interferir en el funcionamiento de las células madre de la médula ósea, lo que favorece la proliferación de osteoclastos, las células encargadas de degradar el tejido en un proceso conocido como resorción ósea.

Recordemos que Lla resorción ósea es un proceso natural en el que los osteoclastos degradan y eliminan tejido óseo viejo o dañado. Forma parte del ciclo normal de renovación de los huesos, que se mantienen sanos gracias al equilibrio entre la resorción o destrucción de hueso) y la formación ósea o creación de nuevo tejido.

Cuando ese equilibrio se rompe y la resorción supera a la formación, los huesos se vuelven más frágiles, aumentando el riesgo de osteoporosis y fracturas.

Los científicos saben que el ejercicio físico, una dieta equilibrada y los tratamientos farmacológicos ayudan a mantener la salud de los huesos, pero aún hay un vacío de conocimiento respecto a la influencia de los microplásticos en enfermedades óseas. Foto: National Institute of Allergy and Infectious Diseases

Impacto de los microplásticos en los huesos

«El posible impacto de los microplásticos en los huesos no es un asunto menor —advierte Rodrigo Bueno de Oliveira, coordinador del Laboratorio de Estudios Minerales y Óseos en Nefrología de la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP). Y añade—: Estudios in vitro con células de tejido óseo muestran que reducen la viabilidad celular, aceleran el envejecimiento celular, modifican la diferenciación celular y promueven inflamación».

El especialista añade que experimentos con animales han revelado un efecto aún más preocupante: la aceleración del envejecimiento de los osteoclastos puede comprometer la microestructura del hueso, dar lugar a displasias óseas, debilitar los huesos, provocar deformidades e incluso fracturas patológicas.

«En estos estudios, los efectos adversos [de los microplásticos] culminaron, alarmantemente, en la interrupción del crecimiento esquelético de los animales”, señala Bueno de Oliveira.

Microplásticos y envejecimiento de la población

Aunque todavía no se comprenden por completo los efectos de los microplásticos sobre la mecánica ósea, los datos apuntan a que su presencia en la sangre puede comprometer la salud de los huesos. «Lo más llamativo es que múltiples investigaciones sugieren que los microplásticos pueden penetrar en tejidos profundos, como la médula ósea, y alterar su metabolismo», añade Bueno de Oliveira.

El equipo de la UNICAMP ha iniciado ahora un proyecto experimental para confirmar lo que la teoría ya anticipa: la relación entre la exposición a microplásticos y el agravamiento de enfermedades metabólicas óseas. A través de modelos animales, estudiarán cómo estas partículas afectan la resistencia de los fémures de roedores.

La preocupación se suma a un escenario ya complejo. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), la incidencia de fracturas relacionadas con la osteoporosis está aumentando a escala global debido al envejecimiento de la población, y se prevé que para 2050 el número de fracturas se incremente un 32%.

«Mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de fracturas óseas es una prioridad —dice Bueno de Oliveira. Y concluye—: Sabemos que el ejercicio físico, una dieta equilibrada y los tratamientos farmacológicos ayudan mucho, pero aún hay un vacío de conocimiento respecto a la influencia de los microplásticos en enfermedades óseas. Si logramos demostrar que son un factor ambiental controlable, podríamos explicar parte del aumento en las proyecciones de fracturas y, lo más importante, actuar para reducir el impacto de los microplásticos en la salud ósea». ▪️

Preguntas & Respuetas: Microplásticos y Huesos

🦴 ¿Los microplásticos llegan realmente a los huesos?
Sí. Estudios recientes han detectado su presencia en médula ósea y otros tejidos profundos.

🦴¿Qué enfermedades óseas podrían empeorar con los microplásticos?
Entre ellas, la osteoporosis, la displasia ósea y el riesgo de fracturas patológicas.

🦴¿Qué se puede hacer para proteger los huesos?
Seguir hábitos saludables (ejercicio, dieta, tratamientos médicos) y reducir la exposición a plásticos en el entorno cotidiano.

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