¿Qué comían realmente los neandertales? Hallan en un yacimiento en Alemania una «fábrica de grasa» de hace 125.000 años

Un equipo de paleontólogos ha descubierto que un grupo de neandertales montó en Alemania lo que hoy llamaríamos una «fábrica de grasa». El hallazgo revela una sorprendente capacidad para planificar, procesar alimentos y sobrevivir con inteligencia en la Europa prehistórica.

Por Enrique Coperías

Reconstrucción artística de un grupo de neandertales en Neumark-Nord (Alemania), hace 125.000 años, procesando huesos de grandes mamíferos para extraer grasa.

Reconstrucción artística de un grupo de neandertales en Neumark-Nord (Alemania), hace 125.000 años, procesando huesos de grandes mamíferos para extraer grasa. El hallazgo arqueológico sugiere una actividad especializada y organizada, comparable a una fábrica de grasa prehistórica. Imagen generada con DALL-E

Por primera vez, un equipo internacional de arqueólogos ha documentado de forma concluyente que los neandertales europeos extraían de forma intensiva nutrientes grasos del interior de los huesos —concretamente médula ósea y grasa trabecular— hace nada menos que 1.250 siglos.

El hallazgo, realizado en el yacimiento de Neumark-Nord, en este de Alemania, cuestiona ideas previas sobre las capacidades cognitivas y las estrategias de subsistencia de esta especie humana, el Homo neanderthalensis, y adelanta miles de años el inicio conocido de una práctica energética clave: la producción y consumo de grasa de hueso.

Un debate recurrente —y acalorado— entre los paleoarqueólogos es si los neandertales eran simples carnívoros oportunistas o si, por el contrario, poseían un conocimiento sofisticado de la anatomía animal y aprovechaban los recursos con una eficiencia similar a la de los cazadores-recolectores más recientes.

Ahora, este estudio, publicado en la revista Science Advances, ofrece pruebas inequívocas sobre las habilidades alimentarias de esta especie extinta que compartió especio y tiempo con el Homo sapiens: miles de fragmentos óseos minúsculos, herramientas de percusión, restos de combustión y un claro patrón de selección de partes anatómicas revelan que estos grupos humanos prehistóricos organizaron en este enclave germano una auténtica fábrica de grasa a orillas de un pequeño lago.

Por qué es tan importante la grasa ósea para la supervivencia

Recordemos que la grasa es un nutriente esencial para los cazadores-recolectores, especialmente en contextos donde la dieta paleolítica se basa mayoritariamente en carne.

Cuando se consume demasiada proteína animal sin acompañamiento de grasa o carbohidratos, el cuerpo humano puede sufrir lo que los exploradores llamaron inanición del conejo o nanición cunicular, una forma de intoxicación por exceso de proteínas. De ahí que la grasa, especialmente la contenida dentro de los huesos —más estable y accesible que la de los músculos o vísceras—, se convierta en una fuente calórica crucial.

En este contexto, la explotación de médula ósea o tuétano está bien documentada desde hace cientos de miles de años. Lo que no estaba tan claro era si los neandertales llevaban esta práctica un paso más allá: la producción sistemática de grasa a través del machaqueo y calentamiento de huesos trabeculares —más esponjosos— para liberar los lípidos almacenados en su interior.

Esta actividad, que exige gran esfuerzo y conocimientos técnicos, solo se había confirmado en poblaciones del Paleolítico superior.

Neumark-Nord: una ventana arqueológica excepcional

El yacimiento de Neumark-Nord cambia esa historia. Situado a unos 10 kilómetros de Halle, en el estado alemán de Sajonia-Anhalt, el área de Neumark-Nord es una antigua cuenca lacustre que se formó durante el último interglacial, hace entre 126.000 y 115.000 años. La zona fue intensamente investigada entre los años 2004 y 2008, y reveló una acumulación sorprendentemente bien conservada de restos arqueológicos en una pequeña área de apenas 50 metros cuadrados.

En ese espacio, el equipo de investigación, dirigido por Lutz Kindler, del MONREPOS Archaeological Research Centre and Museum for Human Behavioural Evolution (LEIZA), en Alemania, hallaron más de 118.000 fragmentos óseos pertenecientes a un mínimo de 172 grandes mamíferos —entre ellos caballos, bisontes y ciervos—, así como más de 16.000 piezas de sílex y casi sesenta herramientas de percusión (martillos y yunques de piedra). El 80% de los huesos medía menos de tres centímetros, y muchos presentaban fracturas frescas, marcas de corte, impactos de martillo e incluso señales de exposición al calor.

La densidad y distribución del material en el yacimiento de Neumark-Nord sugiere que no se trata de un basurero acumulado durante generaciones, sino de un evento —o una serie muy breve de eventos— en el que se procesaron de forma intensiva los huesos de decenas de animales para extraerles su valiosa grasa interna.

Fracturas por percusión en huesos largos del yacimiento de Neumark-Nord: impactos en tibias y húmeros de Bos primigenius y Equus sp., causados al extraer grasa ósea por parte de neandertales. Cortesía: Lutz Kindler et al.

Evidencia de procesamiento sistemático: una «factoría de grasa» prehistórica

El análisis zooarqueológico del conjunto reveló patrones consistentes:

✅ Las partes del cuerpo con alto contenido de médula ósea —como fémures, tibias o mandíbulas— estaban sobrerrepresentadas, mientras que otras más cárnicas pero menos ricas en grasa, como las costillas y las vértebras, eran más escasas.

✅ Los huesos de pies y falanges —de bajo valor nutricional— apenas aparecían. Todo apunta a una estrategia deliberada: transportar solo las partes más útiles y desechar el resto en el lugar del descuartizamiento original.

Pero el equipo fue más allá: usando modelos etnográficos y experimentales, calcularon que las correlaciones más fuertes en la selección de huesos no se explicaban por su facilidad de conservación ni por la cantidad de carne que contenían, sino por su contenido en grasa.

La presencia de huesos expuestos al fuego y la identificación de fragmentos calcinados menores de dos centímetros reforzaron esta interpretación: los neandertales no solo comían tuétano, sino que producían activamente grasa líquida, probablemente hirviendo los huesos en recipientes orgánicos —como pieles o cortezas— cerca del lago.

¿Qué otros alimentos consumían los neandertales en este entorno?

Aunque el estudio se centra en el uso de huesos, también se recuperaron restos carbonizados de plantas comestibles, como:

Avellanas (Corylus avellana).

Bellotas (Quercus).

Endrinas (Prunus spinosa).

Además, el paisaje ofrecía acceso a raíces, frutos silvestres, semillas de gramíneas —relacionadas con trigo y cebada— y otras fuentes de carbohidratos, lo que refuerza la idea de una dieta mixta y flexible, lejos del estereotipo de neandertal carnívoro.

Todo un taller prehistórico

Esta actividad culinaria no fue un simple recurso ocasional. Todo indica que el lugar fue acondicionado con ese fin: había agua disponible, acceso fácil a piedra local para fabricar herramientas de percusión y zonas con abundante leña. La disposición espacial de los hallazgos muestra áreas de trabajo diferenciadas, donde se agrupaban herramientas, fragmentos óseos y señales de fuego.

En palabras de Kindler y su equipo, se trata de una «zona especializada para el procesamiento de nutrientes intraóseos», una especie de taller alimentario de la Edad de Piedra.

La hipótesis más sugerente del equipo es que los huesos no se procesaban inmediatamente tras la caza, sino que se almacenaban en distintos puntos del paisaje en forma de cachés —una práctica conocida entre los inuit y otros grupos de forrajeadores— y luego se transportaban al lugar elegido para la extracción de grasa, en un esfuerzo organizado y colectivo.

El paleontólogo Lutz Kindler es el autor principal de este estudio, que desmiente definitivamente la imagen de los neandertales como simples depredadores oportunistas.

El paleontólogo Lutz Kindler es el autor principal de este estudio, que desmiente definitivamente la imagen de los neandertales como simples depredadores oportunistas. Cortesía: Wil Roebroeks / Leiden University

Qué revela este hallazgo sobre la inteligencia y cultura de los neandertales

El descubrimiento de Neumark-Nord desmiente definitivamente la imagen de los neandertales como simples depredadores oportunistas. No solo poseían un conocimiento profundo del cuerpo de los animales que cazaban, sino que planificaban su explotación, organizaban tareas especializadas y ejecutaban procesos técnicamente complejos.

La producción de grasa ósea requiere tiempo, esfuerzo, herramientas específicas y, probablemente, recipientes resistentes al calor. Todo ello implica niveles de cooperación, transmisión de conocimientos y adaptación al entorno que hasta ahora solo se atribuían a Homo sapiens en épocas más recientes.

Además, la presencia de huesos de oso y lobo con marcas de corte en la misma zona sugiere que también se aprovechaban sus pieles, quizá en otoño, cuando el pelaje era más grueso. Junto a restos vegetales carbonizados, como las citadas avellanas, bellotas y endrinas, y la rica diversidad de plantas comestibles documentada en el entorno, los datos pintan un retrato complejo de la dieta neandertal, mucho más variada y rica de lo que durante décadas se había supuesto.

Un vistazo único al pasado

Lo que hace excepcional al yacimiento no es tanto el comportamiento registrado, sino la oportunidad única de observarlo con una resolución arqueológica tan alta. Las condiciones de conservación del sitio, sellado rápidamente por sedimentos finos en un entorno lacustre tranquilo, permiten reconstruir con precisión actividades que, en otros contextos, habrían desaparecido sin dejar rastro.

El estudio subraya la importancia de no generalizar a partir de yacimientos aislados o incompletos y reivindica una visión más matizada y ecológica de los neandertales: lejos de ser brutos cavernícolas, eran humanos adaptados, eficientes, y con una notable capacidad para extraer el máximo partido de su entorno.

A juzgar por la sofisticación de este taller culinario prehistórico, los neandertales sabían muy bien lo que hacían cuando quebraban huesos junto a la orilla del lago.▪️

Fuente: Lutz Kindler et al. Large-scale processing of within-bone nutrients by Neanderthals, 125,000 years ago. Science Advances (2025). DOI:10.1126/sciadv.adv1257

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