Primera detección confirmada de una explosión gigante en una estrella cercana

Una explosión estelar sin precedentes podría cambiar nuestra visión sobre dónde puede surgir la vida en el cosmos. La detección, confirmada por la ESA, muestra que los planetas de las enanas rojas podrían ser menos hospitalarios de lo que se pensaba.

Por Enrique Coperías

Recreación artística de la gigantesca erupción detectada por XMM-Newton y LOFAR en una estrella a 40 años luz

Recreación artística de la gigantesca erupción detectada por XMM-Newton y LOFAR en una estrella a 40 años luz. Cortesía: ESA

Astrónomos europeos han confirmado por primera vez la existencia de una gigantesca erupción estelar fuera del Sistema Solar. Gracias al observatorio espacial XMM-Newton, de la Agencia Espacial Europea (ESA), y al radiotelescopio LOFAR, un equipo internacional de investigadores ha observado cómo una estrella cercana expulsaba al espacio una inmensa nube de material: una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) tan violenta que podría arrancar la atmósfera de cualquier planeta que se cruzara en su camino.

En el Sol este tipo de fenómenos son habituales. Las eyecciones de masa coronal lanzan enormes cantidades de plasma y campos magnéticos al espacio, lo que provoca tormentas solares que pueden afectar a los satélites y a las comunicaciones terrestre, así como dar lugar a maravillosas auroras. Sin embargo, hasta ahora nunca se había confirmado un evento de este tipo en otra estrella.

«Los astrónomos llevamos décadas intentando observar una CME fuera del Sol— explica en un comunicado de la ESA Joe Callingham, investigador del Instituto Holandés de Radioastronomía (ASTRON) y autor principal del estudio, que ha sido publicado en la revista Nature. Y añade—: Antes solo habíamos tenido indicios: señales que sugerían su existencia, pero sin pruebas de que el material hubiera escapado realmente al espacio. Ahora lo hemos conseguido por primera vez».

La señal fue detectada a unos 40 años luz de la Tierra, una distancia modesta en términos cósmicos. Se trata de un destello de ondas de radio breve e intenso, generado cuando la eyección estelar atraviesa las capas externas de la estrella y produce una onda de choque. Ese destello es, según Callingham, la huella inequívoca de una CME:

🗣️ «Una señal así no podría existir si el material no hubiera abandonado por completo la burbuja magnética de la estrella —dice Callingham—. En otras palabras: es la firma de una eyección de masa coronal».

Una enana roja con un campo magnético extremo

La estrella en cuestión es una enana roja, un tipo de astro mucho más pequeño, frío y débil que el Sol, pero con una actividad magnética mucho más intensa. En este caso, su campo magnético es unas trescientas veces más potente y su rotación, veinte veces más rápida. Se estima que la eyección viajaba a 2.400 kilómetros por segundo, una velocidad extrema que solo alcanza una de cada veinte eyecciones de masa coronal solares.

«Una erupción de esa magnitud sería capaz de despojar completamente de su atmósfera a cualquier planeta cercano», advierte David Konijn, estudiante de doctorado en ASTRON y coautor del trabajo.

El hallazgo tiene implicaciones directas para la búsqueda de vida fuera de la Tierra. En efecto, la mayoría de los exoplanetas conocidos orbitan precisamente a enanas rojas, pero estas estrellas son muy activas y emiten potentes radiaciones y erupciones que pueden esterilizar sus mundos cercanos, incluso cuando se encuentran dentro de la llamada zona habitable, donde podría existir agua líquida.

🗣️ «Este descubrimiento abre una nueva frontera para estudiar el clima espacial en otras estrellas —señala Henrik Eklund, investigador de la ESA en el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (ESTEC), en Países Bajos. Y añade—: Ya no dependemos de extrapolar lo que sabemos del Sol. Parece que en las estrellas más pequeñas, las tormentas espaciales pueden ser aún más extremas, lo que tiene consecuencias cruciales para la habitabilidad de sus planetas».

Una eyección de masa coronal proveniente del Sol, registrada el 27 de mayo de 2024.

Una eyección de masa coronal proveniente del Sol, registrada el 27 de mayo de 2024. Cortesía: ESA

El papel de XMM-Newton en la exploración del universo

El descubrimiento fue posible gracias a una nueva técnica de procesamiento de datos desarrollada por Cyril Tasse y Philippe Zarka, del Observatorio de París. Con ella, el radiotelescopio LOFAR pudo captar la débil señal de radio de la erupción. Paralelamente, el observatorio espacial XMM-Newton midió la temperatura, la rotación y el brillo en rayos X de la estrella, parámetros esenciales para confirmar que la emisión correspondía realmente a una eyección de masa coronal.

🗣️ «Necesitábamos la sensibilidad y el rango de frecuencias del LOFAR para detectar las ondas de radio —explica Konijn—. Y sin el XMM-Newton no habríamos podido determinar el movimiento de la eyección de masa coronal ni compararla con las solares. Ningún instrumento por sí solo habría bastado: los dos eran necesarios».

La investigación también enriquece nuestra comprensión del clima espacial, un campo en el que la ESA mantiene una larga trayectoria con misiones como la SOHO, la Solar Orbiter y la Swarm.

🗣️ «XMM-Newton está ayudando a descubrir cómo varían las CME según el tipo de estrella —comenta Erik Kuulkers, científico del proyecto en la ESA—. Esto no solo mejora nuestro conocimiento del Sol y de la evolución estelar, sino que también es fundamental en la búsqueda de mundos habitables. Además, demuestra el enorme valor de la colaboración científica: este hallazgo es el resultado de un esfuerzo conjunto que resuelve una búsqueda de décadas».

Lanzado en 1999, el XMM-Newton ha explorado los rincones más energéticos del universo, desde los núcleos galácticos hasta las inmediaciones de los agujeros negros. Ahora, dos décadas después, el veterano observatorio espacial sigue ofreciendo descubrimientos que ayudan a comprender cómo se comportan las estrellas... y cómo esas explosiones titánicas podrían decidir el destino de otros mundos. ▪️

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