Un diente demuestra que los mosasaurios gigantes también vivían en ríos
Un diente hallado junto a restos de un Tyrannosaurus rex en Dakota del Norte muestra que los mosasaurios gigantes no eran solo depredadores marinos. Análisis químicos sugieren que estos reptiles de hasta 11 metros de longitud vivieron en ríos de agua dulce en los últimos compases del Cretácico, antes de la caída del meteorito.
Por Enrique Coperías
Recreación artística del llamado mosasaurio de Hell Creek, un gigantesco reptil tradicionalmente considerado marino que, según nuevos estudios, también habría habitado ríos de agua dulce poco antes de su extinción. Crédito: IA-DALL-E-RexMolón-Producciones
Desde que sus primeros restos fósiles fueron hallados en una cantera de calizas de los Países Bajos, en 1764, los mosasaurios han sido el símbolo por excelencia del dominio marino en el Cretácico Tardío. Reptiles gigantes, parientes lejanos de los varanos actuales, con cuerpos hidrodinámicos y mandíbulas repletas de dientes diseñados para capturar presas en mar abierto.
Su imagen está asociada a océanos cálidos y poco profundos, no a ríos ni a llanuras aluviales. Sin embargo, un hallazgo tan modesto como un diente aislado encontrado en Dakota del Norte (Estados Unidos) obliga ahora a replantear esa idea tan arraigada.
La pieza dental apareció en 2022 en la Formación Hell Creek, uno de los yacimientos más célebres del planeta por preservar los últimos ecosistemas antes de la extinción de los dinosaurios, hace 66 millones de años. Allí se han encontrado restos de Tyrannosaurus rex, Triceratops y otros iconos reptilianos del final del Cretácico. Pero el contexto del descubrimiento era distinto al habitual para un reptil marino: un sedimento de barro rico en materia orgánica, formado en una llanura de inundación, sin rastro de fósiles marinos. Rodeado de dientes de cocodrilos, fragmentos de dinosaurios terrestres y restos de agua dulce, el diente de mosasaurio parecía fuera de lugar.
Un mosasaurio fuera de su hábitat
Lejos de descartarlo como un fósil arrastrado desde el océano, un equipo internacional de investigadores decidió investigar a fondo su historia. El resultado, publicado en la revista BMC Zoology, es una de las evidencias más sólidas hasta la fecha de que algunos mosasaurios no solo visitaron ambientes de agua dulce de forma puntual, sino que pudieron vivir en ellos durante largos periodos.
🗣️ «Las señales isotópicas indicaban que este mosasaurio había habitado este entorno fluvial de agua dulce —explica Melanie During, una de las autoras principales del estudio que trabaja en el Departamento de Biología de Organismos de la Universidad de Uppsala (Suecia). Y añade—: Cuando analizamos otros dos dientes de mosasaurio encontrados en yacimientos cercanos de Dakota del Norte, ligeramente más antiguos, observamos firmas de agua dulce similares. Estos análisis muestran que los mosasaurios vivieron en ambientes fluviales durante el último millón de años antes de extinguirse».
A primera vista, el diente, catalogado como la pieza NDGS 12217, encaja sin dudas en el grupo de los mosasaurios. Su tamaño, de casi tres centímetros de altura, y su textura superficial, marcada por finas arrugas en forma de venas, lo sitúan dentro de la tribu Prognathodontini, un linaje de grandes depredadores marinos capaces de superar los diez metros de longitud. No es un juvenil ni una especie pequeña adaptada a aguas someras: todo indica que perteneció a un adulto de gran tamaño.
El diente de mosasaurio hallado en 2022 en la zona de Bismarck, en Dakota del Norte, cuya composición química revela que estos grandes reptiles también vivieron en ambientes fluviales de agua dulce. Cortesía: Melanie During
Los isótopos que revelan su vida en agua dulce
La clave, sin embargo, no está solo en la forma, sino en la química. Los dientes funcionan como archivos biológicos que registran el ambiente en el que se formaron y crecieron. A través del análisis de isótopos estables —variantes de elementos químicos como el oxígeno, el carbono y el estroncio— los científicos pueden reconstruir si un animal creció en agua salada, salobre o dulce, y hasta inferir aspectos de su dieta y del clima.
En este caso, el equipo aplicó un enfoque múltiple poco habitual en los estudios de mosasaurios. Analizaron tres señales independientes:
✅ Los isótopos de oxígeno y carbono en el esmalte.
✅ Los isótopos de oxígeno del fosfato, considerados especialmente resistentes a alteraciones posteriores.
✅ La proporción de estroncio, un marcador muy fiable del tipo de agua ingerida.
Los resultados coincidieron de forma contundente: el diente se formó en un entorno de agua dulce.
🗣️ «Los isótopos de carbono en los dientes reflejan generalmente lo que comía el animal —señala During. Y añade—: Muchos mosasaurios presentan valores bajos de carbono-13, porque buceaban a gran profundidad. El diente de mosasaurio encontrado junto al diente de un Tyrannosaurus rex, en cambio, tiene un valor de carbono-13 más alto que el de todos los mosasaurios, dinosaurios y cocodrilos conocidos, lo que sugiere que no buceaba profundamente y que quizá se alimentaba en ocasiones de dinosaurios ahogados».
Las proporciones isotópicas del oxígeno se parecen mucho más a las de cocodrilos y dinosaurios terrestres del mismo yacimiento que a las de tiburones o ammonites marinos analizados como comparación. El estroncio, por su parte, está muy por debajo de los valores característicos del océano del Cretácico Tardío. Todo apunta a que el animal respiraba aire en la superficie y bebía agua dulce, no marina.
La contundente firma del esmalte dental
Este dato es crucial, ya que descarta una explicación alternativa frecuente: que el diente procediera de un cadáver arrastrado río arriba tras morir en el mar. El esmalte dental se forma cuando el animal está vivo, de modo que la señal química refleja su hábitat real, no el lugar donde terminó enterrado. En otras palabras, el mosasaurio estaba allí en vida.
El hallazgo se suma a otros indicios dispersos que, desde hace décadas, sugerían una mayor flexibilidad ecológica en estos reptiles. En Hungría se describió hace años el Pannoniasaurus, un mosasauroide de agua dulce; y en Canadá y África se han documentado especies con adaptaciones para estuarios y ambientes costeros.
Sin embargo, la mayoría de estos ejemplos correspondían a animales relativamente pequeños. Lo novedoso del diente de Hell Creek es que demuestra que incluso los grandes mosasaurinos, los reyes del océano, podían adentrarse en ríos y sistemas fluviales.
Melanie During, doctora por la Universidad de Uppsala y actualmente junior docent en Ciencias de la Tierra en la Vrije Universiteit de Ámsterdam, prepara el diente de mosasaurio de agua dulce para su análisis. Cortesía: Richard Terborg
Cuando el mar interior se convirtió en río
El contexto geológico ayuda a entender este comportamiento. Durante los últimos millones de años del Cretácico, el gran mar interior que dividía América del Norte en dos —el Mar Interior Occidental— estaba en retirada. El aumento de las lluvias, la aportación masiva de agua dulce y el progresivo aislamiento del océano provocaron una disminución de la salinidad. En ese escenario cambiante, las fronteras entre mar y río se difuminaron.
Los paleontólogos proponen que los mosasaurios aprovecharon esta transición. Algunos podrían haber seguido a sus presas río arriba; otros, explorar nuevos nichos ante la competencia en el mar. La presencia de una posible haloclina, una capa de agua dulce flotando sobre agua más salada, habría permitido que animales marinos convivieran con fauna fluvial sin necesidad de adaptarse de golpe a un ambiente completamente distinto.
🗣️ «Para comparar con los dientes de mosasaurio, también medimos fósiles de otros animales marinos y encontramos una diferencia clara —explica Per Ahlberg, coautor del estudio y compañero de During. Y continúa—: Todos los animales que respiraban por branquias presentaban señales isotópicas asociadas a aguas salobres o saladas, mientras que todos los animales que respiraban aire carecían de esas señales. Esto demuestra que los mosasaurios, que necesitaban subir a la superficie para respirar, habitaban la capa superior de agua dulce y no la inferior, donde el agua era más salina».
Depredadores gigantes en ecosistemas fluviales
Este comportamiento no es ajeno a la naturaleza actual. Tiburones toro, rayas y ciertos peces marinos penetran hoy cientos de kilómetros en ríos tropicales. Los cocodrilos marinos alternan entre mar abierto y agua dulce con facilidad.
👉 La idea de un mosasaurio remontando ríos ya no parece tan extravagante.
El estudio también tiene implicaciones más amplias. Sugiere que la capacidad de adaptación ecológica de los mosasaurios fue mayor de lo que se pensaba, justo antes de su extinción hace 66 millones de años. Lejos de estar confinados a un único entorno, estos reptiles podrían haber sido oportunistas, capaces de explotar ecosistemas diversos en un mundo sometido a rápidos cambios climáticos y ambientales.
🗣️«A diferencia de la compleja adaptación necesaria para pasar de ambientes de agua dulce a marinos, la adaptación inversa suele ser más sencilla», apunta During.
Paradójicamente, esa flexibilidad no los salvó del impacto del asteroide que puso fin al Cretácico. Pero sí revela una historia evolutiva más compleja y matizada, en la que los límites entre mar y tierra eran más permeables. Un simple diente, enterrado entre barro y huesos de dinosaurio, ha bastado para abrir una grieta en la imagen clásica de los mosasaurios.
«El tamaño significa que este animal rivalizaría con las mayores orcas actuales, lo que lo convierte en un depredador extraordinario de encontrar en entornos fluviales que hasta ahora no se asociaban con reptiles marinos tan gigantes», concluye Ahlberg.
En paleontología, como en la ciencia en general, los grandes cambios de perspectiva no siempre llegan con esqueletos espectaculares. A veces basta una pieza pequeña, analizada con las herramientas adecuadas, para obligarnos a repensar cómo era la vida en un planeta que ya no existe.▪️
Fuente: During, M .A. D., Van Vranken, N. E., Boyd, C. A. et al. “King of the Riverside”, a multi-proxy approach offers a new perspective on mosasaurs before their extinction. BMC Zoology (2025). DOI: https://doi.org/10.1186/s40850-025-00246-y

