El análisis de 45 asesinos en serie sexuales arroja nueva luz sobre la oscura psicología de estos criminales
Un nuevo análisis psicológico de 45 asesinos en serie sexuales nos descubre que detrás de su aparente frialdad coexiste una mezcla explosiva de vulnerabilidad y grandiosidad narcisista. El estudio desmonta mitos arraigados y ofrece claves científicas para comprender la mente de los criminales más sádicos.
Andréi Chikatilo, conocido como el Carnicero de Rostov, fue un asesino en serie soviético que entre 1978 y 1990 asesinó y mutiló a más de 50 mujeres, niños y adolescentes. Actuaba en bosques y estaciones rurales, combinando violencia sexual, tortura y canibalismo. Fue detenido en 1990 y ejecutado en 1994.
Por Enrique Coperías
Durante décadas, los asesinos en serie han ocupado un lugar incómodo en la imaginación colectiva, desde Peter Kürten (el Vampiro de Düsseldorf) y Richard Ramírez (el Merodeador Nocturno) hasta Henry Lee Luca y Andréi Chikatilo (el Carnicero de Rostov). Se les ha retratado como monstruos, genios del mal o depredadores incomprensibles.
Pero detrás de esas imágenes, alimentadas por el cine y los titulares de prensa, persiste una pregunta fundamental: ¿qué ocurre realmente en la mente de quienes matan una y otra vez movidos por el deseo sexual?
Un equipo de psicólogos de las universidades de Bamberg, en Alemania, y Essex, en el Reino Unido, ha analizado en profundidad las confesiones, entrevistas y documentos policiales de 45 asesinos en serie varones, todos ellos motivados sexualmente, para arrojar luz sobre esa cuestión. Su objetivo: entender cómo se manifiestan las distintas dimensiones del narcisismo en este tipo de criminales, un enfoque hasta ahora poco explorado.
El estudio, publicado en el Journal of Police and Criminal Psychology, propone una lectura menos caricaturesca y más matizada de estos delincuentes, a partir de dos grandes ejes: el narcisismo grandioso y el vulnerable.
Del monstruo al individuo: un cambio de mirada
Las tipologías de asesinos en serie —visionarios, misioneros, sádicos sexuales, buscadores de emoción o controladores— han orientado la criminología durante décadas. Pero cada vez más especialistas sostienen que estas categorías se quedan cortas: muchos rasgos psicológicos se solapan y no encajan en compartimentos estancos.
Por eso, los autores de este estudio optan por un enfoque dimensional. En lugar de preguntar qué tipo de asesino es cada uno, preguntan qué rasgos psicológicos muestra, y hasta qué punto esos rasgos coexisten. Para ello se centran en dos modelos teóricos de amplio uso en el académico:
1️⃣ NARC (Concepto de admiración y rivalidad narcisista), que distingue la cara más expansiva del narcisismo (búsqueda de admiración, autoensalzamiento) de su lado más competitivo y hostil (rivalidad, devaluación de otros).
2️⃣ VIEC (Concepto de aislamiento vulnerable y enemistad), que aborda su vertiente frágil: aislamiento, hipersensibilidad al rechazo, hostilidad defensiva.
Ambos modelos permiten captar un fenómeno bien conocido por los psicólogos, pero todavía poco asimilado fuera de ese campo: el narcisismo tiene dos caras, y estas no son contradictorias, sino complementarias.
Una muestra inédita: 45 asesinos y cientos de fragmentos analizados
El estudio parte de una base de datos de más de mil asesinos en serie, pero solo pudieron analizarse en profundidad 45 casos para los que existían confesiones completas o entrevistas policiales extensas. Los investigadores obtuvieron documentos de agencias como el FBI, departamentos de Justicia estatales y archivos policiales, muchos de ellos mediante solicitudes FOIA (Freedom of Information Act), que permiten pedir acceso a registros del Gobierno estadounidense.
Se trata de hombres de entre 15 y 48 años, con una media de más de ocho víctimas cada uno. La mayoría eran asesinos orientados al control, al sadismo o al placer, categorías asociadas a motivaciones sexuales según la literatura forense.
Las declaraciones fueron analizadas frase por frase con software especializado, lo que permitió generar 662 segmentos de texto codificados según las dimensiones del narcisismo. Un proceso minucioso, sometido a doble evaluación para asegurar la fiabilidad del análisis.
Ted Bundy fue uno de los asesinos en serie más notorios de Estados Unidos, activo en los años setenta. Carismático y manipulador, secuestró, violó y asesinó al menos a 30 jóvenes, aunque se sospecha que fueron muchas más. Escapó dos veces de la custodia policial antes de ser detenido definitivamente. Fue ejecutado en 1989.
La sorpresa: el narcisismo vulnerable domina el paisaje criminal
Aunque la cultura popular ha retratado a estos asesinos como seres arrogantes y seguros de sí mismos, una imagen alimentada por individuos como Ted Bundy, que secuestró, violó y asesinó a decenas de mujeres jóvenes durante la década de 1970, los datos muestran una realidad más compleja.
El rasgo más frecuente de todos fue la enemistad vulnerable, presente en el 84% de los casos. Se trata de un tipo de hostilidad defensiva: resentimiento, paranoia, sensación de agravio constante, percepción de que los demás les atacan o humillan. No se expresa necesariamente como ira abierta, sino como un malestar latente que fermenta durante años.
Otro rasgo vulnerable común fue el aislamiento: retraimiento social, sensación de no encajar, miedo al rechazo. Apareció en un 58% de los sujetos.
El cuadro general sugiere que estos asesinos en serie no son solo depredadores fríos, sino personas que se sienten profundamente agraviadas, vulnerables y desconectadas del mundo. Esa mezcla, según la literatura, puede convertirse en combustible para la violencia sexual cuando se combina con fantasías de control y poder.
Grandiosos, sí… pero no como imaginábamos
Eso no significa que la dimensión grandiosa estuviera ausente. Al contrario:
✅ La admiración grandiosa, es decir, la búsqueda de reconocimiento o autosuperioridad, apareció en el 76% de los casos.
✅ La rivalidad grandiosa, la cara más agresiva y competitiva, en el 71%.
En otras palabras, muchos de estos asesinos sexuales querían sentirse especiales, únicos, por encima de los demás. Pero, a diferencia de la imagen cinematográfica del psicópata carismático, esa grandiosidad convivía con una profunda inseguridad. Un equilibrio precario entre sentirse superior y sentirse atacado.
Según los investigadores, este doble narcisismo podría explicar por qué algunos agresores oscilan entre la necesidad de ser admirados o temidos y la sensación de que el mundo les ningunea. Una combinación que puede alimentar tanto la fantasía de poder como el resentimiento acumulado.
Cómo se mezclan estas dos caras del narcisismo
El estudio revela una convivencia constante entre los rasgos.
Las parejas más frecuentes fueron:
✅ Enemistad vulnerable + aislamiento vulnerable (presente en el 63% de quienes mostraban enemistad).
✅ Admiración grandiosa + rivalidad grandiosa (combinación dominante en el 60% de la muestra).
Estas asociaciones no son anecdóticas. Para los autores, apuntan a dos núcleos psicológicos muy potentes:
1️⃣ Un polo vulnerable, dominado por el resentimiento y el retraimiento.
2️⃣ Un polo grandioso, que transita entre el deseo de ser admirado y la necesidad de imponerse.
Ambos polos pueden coexistir en el mismo individuo y activarse en diferentes momentos. Y, en algunos casos extremos, reforzarse mutuamente: la vulnerabilidad alimenta la fantasía de poder; la grandiosidad compensa la sensación de inferioridad.
Más allá de la ficción: implicaciones para la criminología
Estos hallazgos ofrecen una lectura renovada —y quizá más realista— de los asesinos en serie sexuales. No se trata de justificar sus actos, sino de comprender las dinámicas internas que pueden anticipar y explicar comportamientos extremos.
Entre las aplicaciones potenciales, los autores del trabajo destacan estas tres:
1️⃣ Mejoras en el perfil criminal: detectar una combinación de retraimiento profundo, hipersensibilidad al rechazo y fantasías de superioridad puede ofrecer pistas más finas en investigaciones de agresores seriales. Pero los autores advierten de que muchos rasgos narcisistas están presentes en personas sin conductas violentas. No pueden usarse como diagnósticos o predictores aislados.
2️⃣ Revisión de los programas de intervención: para los criminales condenados, comprender este doble narcisismo podría afinar terapias que aborden simultáneamente la hostilidad defensiva y las necesidades de autoafirmación.
3️⃣ Nuevas líneas de investigación: los autores proponen estudiar cómo interactúan estos rasgos con la psicopatía, el sadismo o la impulsividad, elementos también presentes en muchos asesinos múltiples.
Albert Fish, el Vampiro de Brooklyn, fue un asesino en serie estadounidense activo a principios del siglo XX, conocido por combinar tortura, abuso sexual, desmembramiento y canibalismo en sus crímenes. Enviaba cartas a las familias describiendo sus actos con detalle. Fue detenido en 1934 y ejecutado en la silla eléctrica en 1936.
Romper el mito: ni genios del mal ni locos aislados
Quizá la enseñanza más relevante de este estudio es que no existe el perfil único del asesino en serie sexual. No son demonios inhumanos, ni tampoco sujetos excepcionalmente brillantes o extraordinarios en ningún sentido. Son hombres que combinan:
✅ Una fragilidad extrema.
✅ Un resentimiento acumulado.
✅ Una necesidad de afirmarse.
✅ Unas fanntasías de control.
✅ Y, en algunos casos, impulso sexual desviado.
Una mezcla que, en individuos muy raro , se convierte en un cóctel explosivo. La gran mayoría de personas con rasgos narcisistas jamás se acercará a la violencia extrema. Pero entender estas dinámicas ayuda a desmontar mitos y a afinar herramientas preventivas y forenses.
Una mirada más profunda a la oscuridad
Como recuerdan los autores, el objetivo último no es crear nuevas etiquetas, sino comprender la complejidad psicológica de quienes cometen los crímenes más difíciles de asimilar socialmente.
Porque en esa comprensión reside la posibilidad —aunque sea remota— de anticiparlos o de intervenir antes de que sea demasiado tarde.
El estudio, al examinar la doble cara del narcisismo en 45 asesinos en serie sexuales, nos invita a apartar la mirada del monstruo para observar al ser humano real, con sus heridas y sus delirios. Y en esa mirada, quizá, esté la clave para entender la violencia extrema más allá del mito. ▪️
Fuente: Ioannidi, E., Gauglitz, I., Sherretts, N. et al. Narcissistic Traits in Sexually Motivated Serial Killers. Journal of Police and Criminal Psychology (2025). DOI: https://doi.org/10.1007/s11896-025-09780-4

