Cómo ver bailar activa nuestros cerebros

Observar una coreografía no es un acto pasivo: nuestro cerebro se llena de actividad, anticipa movimientos y une música y gesto en una misma red sensorial. Un nuevo estudio muestra cómo la danza despierta procesamientos tan complejos como los de la emoción, la estética y la predicción.

Por Enrique Coperías

Ver bailar activa una compleja red cerebral capaz de integrar música y movimiento para anticipar cada gesto, según un estudio en Nature Communications.

Ver bailar activa una compleja red cerebral capaz de integrar música y movimiento para anticipar cada gesto, según un estudio en Nature Communications. Image by Pexels from Pixabay

En el laboratorio, las luces están apagadas y la única acción ocurre en la pantalla del escáner cerebral. Catorce personas, algunas bailarinas expertas, otras sin más bagaje que mover las caderas en alguna fiesta o boda, observan a decenas de intérpretes ejecutar rutinas de street dance y jazz en vídeos de pocos segundos. No tienen que mover un músculo: solo mirar. Pero su cerebro no se queda quieto.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications demuestra que ver bailar activa una red cerebral compleja, que integra en tiempo real lo que ven los ojos y lo que escuchan los oídos para anticipar el siguiente paso. Y lo más llamativo: un modelo de inteligencia artificial especializado en generar movimiento aprende a representar la danza de forma tan parecida al cerebro humano que permite simular cómo respondería nuestro córtex o corteza cerebral ante una coreografía concreta.

La investigación, liderada por Yu Takagi y un equipo de las universidades japonesas de Tokio y Kobe, ofrece una mirada inédita a cómo procesamos un arte que ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes. El baile, escriben los autores, es «un estímulo multimodal, dinámico y emocionalmente expresivo», ideal para estudiar el cerebro tal y como funciona en situaciones naturales, lejos de los experimentos clásicos con destellos, sonidos puros o esquemas simplificados.

El cerebro ante el baile: percepción, integración sensorial y emoción

Hasta ahora, las investigaciones sobre la percepción del baile solían pecar de minimalistas: vídeos sin sonido, movimientos aislados, figuras de puntos o estímulos muy controlados que poco se parecen a un waacking real o a una coreografía de jazz. Pero la experiencia humana de la danza es justamente lo contrario: un flujo complejo de música y movimiento sincronizados.

Para captar esa riqueza, el equipo japonés recurrió a una base de datos excepcional: AIST Dance DB, un archivo de más de 14.000 vídeos de alta calidad grabados con múltiples cámaras. De allí seleccionaron 1.163 clips, desde popping y krump hasta ballet jazz, que los participantes observaron durante casi cinco horas dentro del escáner de resonancia magnética funcional (fMRI).

Mientras los voluntarios veían a las bailarinas y bailarines moverse, los investigadores registraron su actividad cerebral a razón de una imagen por segundo. Después, alimentaron esos datos a un modelo matemático capaz de predecir cómo responde cada región del cerebro ante características específicas del estímulo.

El objetivo: averiguar qué tipo de información de la danza —el movimiento, la música o la combinación de ambos— explica mejor la actividad encefálica.

Mapas cerebrales que muestran qué zonas participan al ver danza y cómo distintas características del movimiento y la música contribuyen a esa actividad.

Mapas cerebrales que muestran qué zonas participan al ver danza y cómo distintas características del movimiento y la música contribuyen a esa actividad. Los colores resaltan las áreas con mayor precisión predictiva en cada modelo. Los valores representan el peso medio de cada señal en diferentes regiones del cerebro. Cortesía: Takagi, Y., Shimizu, D., Wakabayashi, M. et al.

Un modelo de IA que piensa la danza como el cerebro

Aquí entra en escena el EDGE, un modelo de inteligencia artificial diseñado para generar danza a partir de música. Se trata de un sistema avanzado que aprende a predecir el movimiento usando de forma conjunta la pista de audio y la secuencia previa de poses. Para ello, combina redes de tipo Transformer, muy usadas en modelos como ChatGPT, con técnicas de difusión generativa similares a las que permiten crear imágenes artificiales.

Esa arquitectura convierte a EDGE en un cerebro artificial de el baile, esto es, una maquinaria que integra ritmo, dinámica, estilo y progresión del movimiento, y sintetiza todos esos elementos en una representación cruzada de audio y movimiento.

Cuando los investigadores compararon las características extraídas por EDGE con la actividad cerebral real, surgió el hallazgo clave del estudio:

👉 Las representaciones cruzadas de música y movimiento predicen la actividad del cerebro humano mejor que las características puramente visuales o auditivas.

Es decir: nuestro cerebro no procesa por separado lo que oye y lo que ve, sino que integra ambos canales en un sistema unificado, anticipa lo que vendrá después y responde de forma coordinada.

Las regiones en las que esa integración fue más evidente incluyen áreas visuales de alto nivel, el surco temporal superior, el precúneo y partes del lóbulo parietal. Un mapa cerebral sorprendentemente extenso para una tarea aparentemente simple como mirar danza.

Dinamismo, estética y aburrimiento: los tres grandes marcadores neuronales

Contemplar gente bailando no es una actividad neutral. Un locking rápido y rítmico despierta sensaciones muy distintas a una pieza lenta y suave. Para entender cómo se relacionan esas impresiones subjetivas con el cerebro, el equipo recurrió a otra fuente: 250 personas que calificaron miles de fragmentos de danza según 42 conceptos emocionales, desde admiración y elegancia hasta tensión y aburrimiento.

Luego, los investigadores compararon esas valoraciones con la actividad cerebral estimada mediante el modelo. Los resultados revelaron que tres conceptos sobresalían por encima del resto:

1️⃣ Dinamismo: cuanto más energética, viva y cambiante era la danza, más se activaban regiones del córtex medial y el precúneo, nodos clave de la red por defecto implicada en la percepción emocional.

2️⃣ Apreciación estética: esta categoría activaba tanto áreas visuales básicas como áreas más abstractas de evaluación estética.

3️⃣ Aburrimiento: mostraba el patrón opuesto al dinamismo, con una reducción marcada de la actividad en varias regiones.

La danza, concluyen los autores, moviliza una mezcla compleja de percepción sensorial, evaluación estética y emociones.

Expertos y novatos: distintas formas de percibir el movimiento

Aunque expertos y principiantes mostraron activaciones generales similares, el estudio encontró dos diferencias llamativas:

Los expertos muestran más voxeles significativos. Es decir, su cerebro se deja modelar mejor por las características de movimiento y por las representaciones cruzadas: procesan la danza de forma más rica y distribuida.

Pero las respuestas entre expertos son menos parecidas entre sí.

Paradójicamente, cada experto ve el baile de una manera más personal, quizá porque su experiencia aporta matices propios de su formación, técnica o estilo. Los novatos, en cambio, presentan patrones mucho más homogéneos. Esta diversidad interna sugiere que la práctica prolongada no solo afina la percepción, sino que la hace más compleja y personalizada.

Cuando música y movimiento no encajan: qué detecta el cerebro

Como ejercicio final, el equipo de investigación probó algo que cualquier bailarina detecta al instante: combinar una secuencia de movimiento con música equivocada. EDGE permite hacerlo con facilidad: basta sustituir la pista original por otra de género distinto.

Al comparar la actividad cerebral estimada para las versiones reales y las artificiales, apareció un patrón curioso:

✅ Los pares reales activaban más las áreas sensoriales.

✅ Los pares artificiales activaban más zonas frontales, vinculadas al control cognitivo y a la detección de incongruencias.

El cerebro nota cuando algo no encaja.

El estudio muestra que el cerebro responde mejor a combinaciones de música y movimiento que a señales solo visuales o solo sonoras.

El estudio muestra que el cerebro responde mejor a combinaciones de música y movimiento que a señales solo visuales o solo sonoras. Nuestro sistema nervioso integra lo que oye y lo que ve en un mismo circuito para anticipar el siguiente gesto y reaccionar de forma coordinada. Foto: Drew Dizzy Graham

Hacia un simulador cerebral de la danza

El estudio no se queda en observar: propone una herramienta capaz de predecir cómo reaccionaría el cerebro ante cualquier baile, incluso si no existe aún en el mundo real. Un simulador que podría servir para:

✅ Explorar cómo distintas músicas afectan a una misma secuencia de movimiento.

✅ Estudiar fenómenos emocionales sin necesidad de escáneres.

✅ Mejorar herramientas de creación coreográfica con inteligencia artificial.

✅ Comprender el papel de la expectativa en la percepción artística.

Takagi y su equipo hablan de un primer paso hacia una neurociencia de la coreografía.

Qué nos revela este estudio sobre nosotros

La danza, ese gesto universal que aparece en todas las culturas, resulta ser una ventana privilegiada al funcionamiento profundo de nuestro cerebro. Verla —sin mover el cuerpo— basta para activar:

✅ Los sistemas de reconocimiento de movimiento

✅ La integración audiovisual.

✅ La evaluación estética.

✅ La percepción emocional.

✅ La predicción de acciones futuras.

Lejos de ser un entretenimiento periférico, el baile es un lenguaje completo que el cerebro entiende con gran sofisticación.

Como resume el estudio, la danza «clarifica cómo movimiento, música y experiencia moldean conjuntamente la vivencia estética y emocional». Dicho de otro modo: cuando vemos bailar, también baila el cerebro.▪️

Preguntas & Respuestas: Baile y cerebro

💃 ¿Qué áreas del cerebro se activan al ver bailar?
Regiones visuales de alto nivel, el surco temporal superior, el precúneo, la corteza parietal y áreas de integración audiovisual.

💃 ¿Puede la inteligencia artificial predecir cómo vemos la danza?
Sí. El modelo EDGE genera representaciones que se alinean sorprendentemente bien con la actividad cerebral real registrada por fMRI.

💃 ¿Qué emociones despierta el baile en el cerebro según la ciencia?
Dinamismo, apreciación estética y aburrimiento son los conceptos que mejor correlacionan con la actividad cerebral.

💃 ¿Ven el baile de forma distinta expertos y principiantes?
Los expertos muestran más áreas activas y más variabilidad individual, lo que sugiere una percepción más rica y matizada.

💃 ¿Qué ocurre cuando la música no coincide con el movimiento?
El cerebro detecta la incongruencia y aumenta la actividad en áreas frontales asociadas a control cognitivo y predicción.

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