Los flamencos crean tornados de agua para atrapar a sus presas
Bajo su elegante silueta y aparente quietud, los flamencos esconden una estrategia de caza sorprendente: generan remolinos con su pico y patas para atrapar a sus presas. Un nuevo estudio revela que son depredadores hidrodinámicos, no simples filtradores pasivos.
Por Enrique Coperías
Los flamencos se alimentan arrastrando sus picos aplanados por el fondo de los lagos poco profundos. Para aumentar la eficacia de la alimentación, zapatean para agitar el fondo, crean un vórtice ascendente con la cabeza y dan palmadas constantes con el pico para llevarse a la boca el alimento, como las sabrosas artemias. Crédito: Aztli Ortega
Los flamencos, con su inconfundible plumaje rosado y su silueta esbelta, suelen ser vistos como criaturas tranquilas, inmóviles, que se alimentan pacientemente en lagos salinos. Su imagen con la cabeza sumergida y patas alzadas parece la de un ser contemplativo y casi meditativo.
Pero, bajo la superficie, estos animales esconden una sorprendente estrategia de caza digna de una película de ciencia ficción: crean remolinos con su cuerpo para atrapar a sus presas.
Un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y liderado por el biólogo mexicano Víctor Ortega Jiménez, desmonta el mito del flamenco como simple filtrador pasivo. Según el equipo, estas aves son cazadoras activas que generan trampas de agua en movimiento —vórtices— para capturar crustáceos como las artemias (Artemia) y otros invertebrados acuáticos que se mueven velozmente.
«Los flamencos son en realidad depredadores —explica Ortega Jiménez, profesor de Biología Integrativa, en un comunicado de la Universidad de California en Berkeley. Y añade—: Están buscando activamente animales que se mueven en el agua, y el problema al que se enfrentan es cómo concentrar a esos animales, agruparlos y alimentarse».
En otras palabras: los flamencos no cazan con redes, como los humanos, ni con telarañas, como las arañas, pero hacen algo análogo: usan el agua como una herramienta de captura.
Una maquinaria de recolección natural
El estudio es fruto de un complejo trabajo interdisciplinar que combinó observaciones directas de flamencos vivos en el zoológico de Nashville, modelos físicos impresos en 3D y simulaciones por dinámica de fluidos computacional (CFD). Los resultados de este interesante trabajo revelan que estas aves acuáticas neognatas despliegan una serie de comportamientos coordinados para modificar su entorno líquido y maximizar la captura de alimento.
Todo comienza con las patas, que terminan en cuatro dedos, los tres delanteros unidos por una membrana interdigital y el posterior muy pequeño. Lejos de simplemente caminar por el fondo, los flamencos realizan lo que podría definirse como un baile de pisoteo: alternan pasos firmes y rítmicos que agitan el sedimento. Sus pies palmeados, que se abren al descender y se pliegan al ascender, generan torbellinos horizontales que remueven partículas y organismos del lecho acuático.
Ortega Jiménez diseñó pies mecánicos inspirados en esta anatomía y comprobó que los modelos flexibles, al igual que los reales, son mucho más eficaces generando vórtices útiles que los modelos rígidos, que solo crean turbulencia caótica.
«Cuando el flamenco pisa, impulsa remolinos de sedimento hacia adelante. Luego, al levantar la cabeza rápidamente, como un desatascador, genera minitornados que succionan esos sedimentos —y sus presas— hacia el pico», detalla el investigador.
Mientras mantiene la cabeza sumergida boca abajo, el flamenco realiza un movimiento rítmico de apertura y cierre del pico conocido como chattering.
El secreto está en el pico en L y los dedos palmeados
El pico del flamenco es una de las piezas clave del rompecabezas. Su forma en L, única entre las aves, permite una alimentación boca abajo extremadamente especializada. Cuando el flamenco retrae su cabeza con rapidez (hasta 40 cm por segundo), esa peculiar forma actúa como una pala que arrastra partículas mediante vórtices verticales.
Además, los flamencos chasquean su pico de forma asimétrica unas doce veces por segundo en un movimiento conocido como chattering. En contra de lo que podría esperarse, este movimiento no expulsa agua, sino que crea un flujo dirigido hacia el interior del pico, que genera un minirremolino que arrastra a las presas justo hacia la trampa bucal. En experimentos de laboratorio, este chasquido aumentó en siete veces la tasa de captura de artemias.
Este fenómeno fue comprobado al acoplar un pico real de flamenco a un actuador y añadir una bomba que simulaba la lengua-pistón del ave, la cual succiona el agua cargada de alimento. «El chasquido aumentó siete veces el número de artemia que pasaban por el tubo [del ingenio] —afirma Ortega Jiménez. Y añade—: Así que está claro que este comportamiento mejora significativamente la cantidad de presas que captura el pico».
Skimming: rozado de superficie con efecto Kármán
Otra técnica clave es el skimming o rozado de superficie. A diferencia de otros animales filtradores, como ballenas o peces, que enfrentan la corriente para capturar alimento, los flamencos nadan a favor de ella. Al empujar la cabeza con su largo cuello en forma de S, generan un tipo de vórtice conocido como calle de Von Kármán, una serie de remolinos simétricos que atrapan partículas flotantes justo donde el pico hace contacto con el agua.
«Es un truco de la dinámica de fluidos —explica Ortega Jiménez. Y añade—: Observamos que, al colocar un modelo 3D del pico en un canal de flujo para imitar este skimming , se generan vórtices simétricos en los costados del pico que recirculan las partículas en el agua, de forma que terminan entrando en la boca».
Este mecanismo de rozado de superficie resulta especialmente útil para capturar huevos de artemias, que flotan en la superficie de lagos hipersalinos como los que habita el flamenco chileno o austral (Phoenicopterus chilensis).
Evolución y especialización extrema
La morfología extrema del flamenco no es casualidad. Desde el pico en L hasta sus pies flexibles y su largo cuello, todo en su cuerpo parece estar diseñado para manipular el agua a su favor.
El estudio también plantea hipótesis evolutivas. Los fósiles de los antecesores de los flamencos, como el Harrisonavis croizeti, muestran picos más rectos. Es probable que la evolución hacia una curvatura pronunciada haya coincidido con la adopción de estas estrategias hidrodinámicas de captura de presas móviles.
De hecho, los flamencos juveniles, que nacen con picos rectos, dependen para su alimentación de una leche secretada por los padres en los primeros meses de vida, lo que sugiere una transición funcional progresiva.
Aplicaciones en tecnología e ingeniería inspirada en la biología
Los hallazgos de este estudio abren la puerta a soluciones tecnológicas basadas en biomimética:
✅ Sistemas de filtración auto-limpiables inspirados en el chasquido del pico.
✅ Robots caminadores sobre lodo, con pies que imiten el colapso palmeado de los flamencos.
✅ Técnicas de recolección de microplásticos utilizando vórtices dirigidos.
«Las patas del flamenco evitan el efecto de succión al caminar en barro. Es una solución natural que podría aplicarse en robótica», sugiere Ortega Jiménez.
De observador curioso a pionero biomecánico
El interés de Ortega Jiménez por los flamencos comenzó de forma casual, durante una visita familiar al zoológico de Atlanta antes de la pandemia de covid-19. Observó las ondas en la superficie del agua mientras las aves se alimentaban, pero se dio cuenta de que nadie sabía realmente qué ocurría debajo. Esa pregunta lo llevó a convertir a los flamencos en objeto central de sus investigaciones.
«No sabemos qué está pasando ahí dentro. Esa fue mi duda —recuerda Ortega Jiménez. Y continúa—: Me veo como un naturalista darwiniano moderno. Estudio cómo los animales interactúan con el entorno, ya sea aire, agua o campos electromagnéticos».
Desde Georgia hasta Maine, y luego a California, su carrera ha seguido el rastro de estas aves hipersalinas para revelar secretos de su comportamiento invisibles a simple vista.
Cuando los flamencos pisan fuerte, generan vórtices en forma de tornado que agitan pequeños animales del fondo, como las artemias, lo que les ayuda a concentrar el alimento para comer.
Una nueva imagen del flamenco: depredador fluido
Este estudio no solo transforma la forma en que entendemos a los flamencos, sino que también revaloriza su complejidad ecológica y biomecánica. Ya no son solo aves coloridas que caminan grácilmente en aguas salobres. Son cazadores especializados que han aprendido a manipular el agua como una herramienta precisa, generando auténticas redes líquidas en forma de remolinos.
«Los flamencos son animales superespecializados para la alimentación por filtración —dice Ortega Jiménez. Y concluye—: No es solo la cabeza, también el cuello, las patas, los pies y todos los comportamientos que utilizan para capturar de forma eficaz a estos organismos tan pequeños y ágiles».
En sus aparentemente serenos movimientos bajo el agua, los flamencos esconden una danza mecánica y fluida, una coreografía evolutiva diseñada para cazar con elegancia… y con ciencia. ▪️
Información facilitada por la Universidad de California en Berkeley
Fuente: Victor M. Ortega-Jiménez, Tien Yeed, Pankaj Rohilla, Benjamin Selebe, Jake Belairf and Saad Bhamla. Flamingos use their L-shaped beak and morphing feet to induce vortical traps for prey capture. PNAS (2025). DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2503495122