Los orangutanes usan estructuras vocales complejas que se creían exclusivas de los seres humanos

Un nuevo estudio asegura que los orangutanes salvajes organizan sus vocalizaciones con una complejidad estructural similar a la del lenguaje humano. Este descubrimiento desafía la idea de que la llamada recursividad es exclusiva de nuestra especie y aporta nuevas pistas sobre el origen evolutivo del lenguaje.

Por Enrique Coperías

Una hembra de orangután de Sumatra emite una llamada de alarma desde la espesura de la selva, mientras su cría observa con atención.

Una hembra de orangután de Sumatra emite una llamada de alarma desde la espesura de la selva, mientras su cría observa con atención. Estudios recientes revelan que estas vocalizaciones siguen patrones rítmicos complejos organizados en niveles jerárquicos, desafiando la idea de que la recursividad es exclusiva del lenguaje humano. Imagen generada con DALL-E

¿Pueden los orangutanes hablar en estructuras similares al lenguaje humano? Durante décadas, la ciencia ha considerado que una de las capacidades más exclusivas del ser humano es la recursividad lingüística, esto es, la habilidad de insertar ideas dentro de otras de forma jerárquica, como si fueran muñecas rusas del pensamiento.

Es esta propiedad la que nos permite construir frases complejas, como, por ejemplo, esta:

«Este es el perro que persiguió al gato que mató a la rata que se comió el queso»

Se trata de una secuencia sencilla pero que encierra una sofisticación estructural asombrosa. En efecto, cada cláusula gramatical se inserta dentro de otra para crear un mensaje jerárquico con profundidad semántica. Esta propiedad es esencial para la gramática, la sintaxis y el pensamiento abstracto.

Hasta ahora, se consideraba una habilidad única del Homo sapiens. Sin embargo, un nuevo estudio científico publicado por la Universidad de Warwick y la Universidad de Turín desafía esta idea profundamente arraigada entre los lingüistas y primatólogos.

¿Cómo se comunican los orangutanes? Hallazgos clave del estudio

En una investigación pionera publicada en la revista Annals of the New York Academy of Sciences, un equipo internacional de investigadores liderado por la doctora Chiara De Gregorio ha descubierto que los orangutanes salvajes también utilizan estructuras vocales con múltiples niveles de anidamiento. Dicho de otro modo, con una estructura jerárquica donde unos elementos están contenidos dentro de otros, como si estuvieran encajados o dentro de capas.

Específicamente, las hembras de orangután de Sumatra (Pongo abelii) organizan sus llamadas de alarma mediante una recursividad de tercer orden, algo que hasta ahora se pensaba que solo el lenguaje humano podía lograr.

La recursividad, en términos lingüísticos, consiste en repetir estructuras similares dentro de otras, generando así una jerarquía de significados. Esta habilidad permite construir mensajes complejos a partir de un repertorio limitado de elementos. En el caso del estudio, los investigadores descubrieron que las llamadas de alarma de los orangutanes de Sumatra no se producían al azar, sino que estaban organizadas en tres niveles estructurales:

✅ Primer nivel: sonidos individuales emitidos en rápidas combinaciones.

✅ Segundo nivel: esas combinaciones se agrupaban en unidades mayores llamadas bouts (episodios).

✅ Tercer nivel: los episodios formaban secuencias aún más largas, llamadas series.

Cada uno de estos niveles mantenía en los orangutanes un ritmo interno regular (isocronía). Es decir, los sonidos no solo estaban organizados jerárquicamente, sino que además seguían patrones temporales constantes, una especie de métrica musical interna.

«Al analizar los datos vocales de las llamadas de alarma de las hembras de orangután de Sumatra, descubrimos que la estructura rítmica de los sonidos emitidos se autointegraba en tres niveles», explica la doctora De Gregorio, autora principal del estudio.

En palabras de esta experta en comunicación de primates, «se trata de una impresionante recursividad de tercer orden. El hallazgo de esta característica en la comunicación de los orangutanes desafía la idea de que la recursividad es exclusivamente humana».

Las llamadas de alarma de los orangutanes de Sumatra siguen una sorprendente estructura jerárquica.

Las llamadas de alarma de los orangutanes de Sumatra siguen una sorprendente estructura jerárquica: sonidos individuales (primer nivel) se combinan en episodios llamados bouts (segundo nivel), que a su vez forman largas secuencias vocales llamadas series (tercer nivel). Un hallazgo que revela una complejidad rítmica comparable a la del lenguaje humano. Cortesía: Kabir Bakie

Contexto, ritmo y significado: cómo se adapta la vocalización a cada situación

Lejos de ser simples chillidos ante el peligro, los orangutanes modulan estas estructuras según el contexto. Cuando se enfrentan a una amenaza real, como la presencia de un tigre, sus llamadas se vuelven más rápidas, regulares y urgentes. En cambio, cuando perciben algo potencialmente peligroso pero ambiguo, como un humano disfrazado con una tela de colores, el ritmo cambia: los sonidos se vuelven más lentos y menos regulares.

Esto demuestra que los orangutanes no solo producen estructuras rítmicas complejas, sino que además codifican información significativa, adaptando su comunicación vocal a diferentes tipos de amenazas.

«Esta capacidad de adaptar los ritmos vocales a los distintos peligros demuestra que los orangutanes no solo hacen ruido, sino que utilizan la recursividad vocal estructurada para transmitir información significativa sobre el mundo exterior», subraya De Gregorio.

Implicaciones evolutivas: ¿es la recursividad un rasgo ancestral?

El estudio también aporta evidencia empírica al debate evolutivo sobre el origen del lenguaje. Desde los años 50, tras las teorías del lingüista Noam Chomsky, se ha discutido si la recursividad surgió de forma repentina en nuestra especie por una mutación única (visión saltacionista), o si se desarrolló gradualmente a partir de estructuras cognitivas ya presentes en otros primates. Esta investigación apoya decididamente la segunda hipótesis.

El equipo, formado también por Adriano R. Lameira, de la Universidad de Warwick, y Marco Gamba, de la Universidad de Turín, ya había identificado una recursividad de segundo orden en los llamados de larga distancia de los machos de orangután de Borneo (Pongo pygmaeus).

El nuevo estudio no solo confirma esos hallazgos en otra especie, esto es, el Pongo abelii, sino que además amplía el fenómeno a otro sexo —las hembras—, s otro comportamiento —llamadas de alarma— y otro contexto —respuesta a depredadores—.

La lección de los orangutanes

Este conjunto de evidencias satisface cuatro condiciones clave para considerar la recursividad como un rasgo evolutivamente relevante en homínidos:

✅ Diversidad de especies: no está restringida a un solo tipo de orangután.

✅ Diversidad de sexo: aparece tanto en machos como en hembras.

✅ Diversidad de comportamiento: no se limita a un solo tipo de vocalización.

✅ Diversidad de contexto: se emplea en distintas situaciones y responde a estímulos del entorno.

«Este descubrimiento demuestra que las raíces de uno de los rasgos más distintivos del lenguaje humano —la recursividad— ya estaban presentes en nuestro pasado evolutivo —asevera De Gregorio. Y continúa—: Los orangutanes nos están ayudando a entender cómo las semillas de la estructura del lenguaje podrían haber empezado a crecer hace millones de años».

El cerebro detrás del lenguaje: ¿una arquitectura neuronal recursiva?

Pero ¿cómo logran los orangutanes generar estas estructuras tan complejas? Una hipótesis que plantean los autores es que la arquitectura cerebral recursiva de los primates podría ser responsable. Así como sus cerebros están organizados en capas funcionales interconectadas, sus producciones vocales podrían reflejar esa misma organización jerárquica.

De hecho, estudios neurológicos recientes indican que las redes lingüísticas humanas funcionan también a través de capas interdependientes que procesan información a distintas escalas temporales.

Este paralelismo sugiere que la recursividad vocal podría no ser una invención cultural ni un salto genético, sino una manifestación natural de una mente con una organización compleja, compartida con nuestros parientes evolutivos.

Orangután de Sumatra en Bukit Lawang (Indonesia). Los autores del estudio afirman que esta especie de orangután nos está ayudando a entender cómo las semillas de la estructura del lenguaje podrían haber empezado a crecer hace millones de años.

Orangután de Sumatra en Bukit Lawang (Indonesia). Los autores del estudio afirman que esta especie de orangután nos está ayudando a entender cómo las semillas de la estructura del lenguaje podrían haber empezado a crecer hace millones de años. Cortesía: Thorsten Bachner

Parentesco con la música: ritmos complejos y pausas largas

Uno de los descubrimientos más sorprendentes del estudio fue, como ya hemos avanzado, la presencia de isocronía en intervalos de tiempo muy largos, superiores a los 10 segundos. Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre ritmos animales se había centrado en escalas de tiempo mucho más breves, en concreto, de uno a cinco segundos). Esta nueva perspectiva invita a ampliar el zoom en los estudios sobre comunicación animal.

Al igual que algunas piezas musicales clásicas o tradicionales, como los ostinatos del Bolero de Ravel o los ciclos rítmicos africanos, los orangutanes parecen organizar sus vocalizaciones con patrones que solo emergen en una escala temporal más extendida.

Aunque la comparación con la música humana es solo ilustrativa, resulta evocadora: ambos sistemas parecen capaces de estructurar la información en capas temporales y jerárquicas.

Un nuevo capítulo en la historia evolutiva del lenguaje

La investigación de las universidades de Warwick y Turín no solo aporta nueva luz sobre el comportamiento de los orangutanes, sino que también reconfigura nuestra comprensión del lenguaje humano. Si estos grandes simios ya utilizan formas primitivas de recursividad vocal, es plausible pensar que nuestros ancestros compartidos con ellos también lo hacían.

Así, el lenguaje humano podría no haber nacido de la nada, sino ser el resultado de un proceso evolutivo largo y continuo, en el que la recursividad fue perfeccionándose gradualmente, hasta llegar a las complejidades sintácticas del habla moderna.

A veces, comprender de dónde venimos implica escuchar con atención lo que otros primates aún tienen por decir. O, mejor dicho, por vocalizar. Y en lo profundo de la selva de Sumatra, los orangutanes llevan millones de años diciéndolo con ritmo, capas y una estructura que ahora empieza a revelarse. ▪️

  • Información facilitada por la Universidades de Warwick

  • Fuente: Chiara De Gregorio, Marco Gamba, Adriano R. Lameira. Third-order self-embedded vocal motifs in wild orangutans, and the selective evolution of recursion. Annals of the New York Academy of Sciences (2025). DOI: https://doi.org/10.1111/nyas.15373

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