¿Por qué las mujeres subestiman su inteligencia espacial? Un nuevo estudio lo explica

Aunque hombres y mujeres obtienen resultados similares en pruebas de inteligencia espacial, ellas siguen creyendo que son peores. Un nuevo estudio revela cómo los estereotipos afectan a la autopercepción femenina y alejan a muchas mujeres de las carreras STEM.

Por Enrique Coperías

Las mujeres tienen la capacidad, pero a veces dudan de ella. La inteligencia espacial, clave en carreras STEM, no muestra diferencias de rendimiento entre géneros, aunque ellas tienden a infravalorarse. Imagen generada con DALL-E

¿Son realmente los hombres más inteligentes en habilidades espaciales que las mujeres? ¿O simplemente ellos se perciben como tales? Un reciente estudio publicado en la revista científica Sex Roles desafía ideas muy arraigadas sobre las diferencias de género en la autoestima cognitiva.

Lejos de confirmar que ellos se sobrevaloran y ellas se infravaloran por igual, los resultados ofrecen una imagen más matizada y reveladora.

Investigadores de la Universidad de Graz, en Austria, liderados por Gabriela Hofer, han analizado cómo hombres y mujeres evalúan su propia inteligencia espacial, una habilidad clave para desarrollarse en profesiones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). La muestra incluyó a 208 jóvenes adultos —103 mujeres y 105 hombres— que realizaron pruebas objetivas y estimaron posteriormente su desempeño.

Contrariamente a lo esperado, los resultados mostraron que ambos géneros obtuvieron puntajes similares en los test de inteligencia espacial, esto es, la capacidad de visualizar, manipular y comprender objetos y formas en el espacio. Este tipo de inteligencia permite imaginar cómo se vería un objeto si se rotara, se moviera o se desarmara, y es fundamental para actividades como leer mapas, diseñar estructuras, resolver rompecabezas tridimensionales o interpretar planos.

A pesar de cosechar resultados parecidos, las mujeres tendieron a subestimarse sistemáticamente, mientras que los hombres ofrecieron autoevaluaciones bastante realistas. Este hallazgo contradice el clásico efecto de arrogancia-humildad, también conocido como hubris-humility effect. Este describe una tendencia observada en estudios psicológicos según la cual los hombres tienden a sobrestimar sus habilidades cognitivas, mientras que las mujeres tienden a subestimarse, incluso cuando sus rendimientos reales son parejos.

Personalidad y percepción

Hofer y sus colegas distinguieron entre dos tipos de autopercepción: la autoestima distal, que refleja la percepción general de la habilidad espacial; y la autoestima proximal, vinculada al rendimiento concreto en cada prueba. En ambos casos, las mujeres se calificaron por debajo de su rendimiento real, mientras que los hombres no mostraron diferencias significativas entre percepción y resultados. Es decir, las mujeres fueron más humildes de lo que les corresponde, pero los hombres no incurrieron en un exceso de confianza.

Para entender mejor estos sesgos, los investigadores incluyeron medidas de rasgos de personalidad, en particular la honestidad-humildad y el narcisismo grandioso, un subtipo de narcisismo caracterizado por un sentido inflado de la propia importancia, una necesidad constante de admiración y una falta de empatía por los demás.

Como era previsible, las personas más narcisistas tendieron a sobrestimar sus capacidades, mientras que quienes destacaban en honestidad-humildad ofrecían estimaciones más modestas.

La brecha vocacional y el efecto espejo

Sin embargo, incluso al controlar estos rasgos, las mujeres seguían subestimándose más que los hombres. Y aunque estos últimos puntuaron más alto en narcisismo —en línea con investigaciones previas— no hubo diferencias significativas en honestidad-humildad. Esto sugiere que los estereotipos y normas sociales de género influyen profundamente en la autopercepción cognitiva, al margen de los rasgos individuales.

Más allá del laboratorio, esta diferencia en cómo se perciben las capacidades tiene consecuencias reales. El equipo de investigación exploró también la relación entre la autoestima espacial y los intereses vocacionales en áreas STEM, acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas). Una vez más, las mujeres declararon menos interés en estas profesiones, a pesar de que su desempeño no fue inferior al de los hombres.

Lo más llamativo es que los intereses STEM estaban más correlacionados con la autopercepción que con el rendimiento real. En otras palabras, creer que se es bueno en algo influye más que serlo objetivamente. Así, si una mujer con alta capacidad espacial no se ve competente, es menos probable que considere una carrera en ciencia o ingeniería.

Creer que se es buena en algo pesa más que serlo: muchas chicas con alta inteligencia espacial no eligen carreras STEM porque no se sienten competentes, aunque lo sean.

Creer que se es buena en algo pesa más que serlo: muchas chicas con alta inteligencia espacial no eligen carreras STEM porque no se sienten competentes, aunque lo sean. Foto: Yan Krukau

Implicaciones para la igualdad de género

No cabe duda de que este hallazgo es crucial para entender la persistente subrepresentación femenina en carreras científicas. Si las mujeres no acceden a estos campos, no por falta de habilidades, sino por subestimarse sistemáticamente, se vuelve necesario revisar no solo el acceso a la formación, sino también los mensajes que refuerzan estos sesgos desde la infancia, advierte Hofer.

El estudio aporta datos valiosos para diseñar estrategias que fomenten la igualdad de género en STEM. Según los autores, trabajar en la confianza en las propias capacidades espaciales podría ser una herramienta poderosa para que más mujeres se interesen por profesiones tradicionalmente masculinas.

Asimismo, el análisis sugiere que las herramientas actuales para medir intereses vocacionales podrían estar indirectamente sesgadas por estereotipos de género, al basarse en autoevaluaciones influenciadas por estos prejuicios. Revisar estos instrumentos es clave para evitar que reproduzcan desigualdades.

Desde una perspectiva política y económica, reducir la brecha de género en estos sectores no solo es un imperativo ético. Según la Unión Europea, lograr la paridad en STEM aumentaría el empleo, reduciría la brecha salarial y fomentaría el crecimiento económico.

Más allá de los números: la cultura de la autopercepción

Este estudio no solo ofrece evidencia empírica sobre sesgos en la autoestima intelectual, sino que también invita a una reflexión cultural más profunda. La forma en que cada persona se percibe —más allá de sus capacidades reales— está fuertemente influida por las expectativas sociales, los estereotipos y la educación.

A menudo se asume que la inteligencia es una cualidad objetiva y medible. Pero esta investigación demuestra que la percepción de esa inteligencia —lo que cada quien cree que puede hacer— es igualmente relevante, y puede tener más peso en decisiones cruciales como la elección de una carrera.

En palabras de Hofer, el estudio muestra que la humildad femenina no siempre es virtud, y que el realismo masculino tampoco implica superioridad. Lo que sí se confirma es que romper con los estereotipos de género en torno a la inteligencia podría abrir las puertas a un futuro más equitativo, diverso y justo para todos.▪️

  • Fuente: Julian Kutsche, Joseph J. Taylor, Michael G. Erkkinen et al. Mapping Neuroimaging Findings of Creativity and Brain Disease Onto a Common Brain Circuit. JAMA Netw Open (2025). DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2024.59297

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