Descubren un planeta enano más allá de Neptuno que desafía la teoría del Planeta 9
Un equipo de astrónomos ha descubierto un nuevo planeta enano en los confines del Sistema Solar, con una órbita tan amplia y excéntrica que cuestiona la existencia del hipotético Planeta 9. El objeto, denominado provisionalmente 2017 OF201, ha sido detectado más allá de la órbita de Neptuno, en una región que bordea la nube de Oort.
Por Enrique Coperías
Recreación artística de 2017 OF201, el posible planeta enano descubierto más allá de Neptuno, con una superficie rojiza cubierta de cráteres y bañada por la tenue luz del Sol a más de 90 unidades astronómicas de distancia. Imagen generada con DALL-E
Un nuevo cuerpo celeste descubierto más allá de la órbita de Neptuno reabre el debate sobre la existencia del hipotético noveno planeta del Sistema Solar. El objeto, llamado provisionalmente 2017 OF201, es un candidato a planeta enano de unos 700 kilómetros de diámetro que orbita al Sol en una trayectoria extraordinariamente alargada, alejándose hasta 1.600 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
El hallazgo ha sido realizado por un equipo de astrónomos liderado por Sihao Cheng, investigador del Institute for Advanced Study de Princeton, en Estados Unidos, a partir del análisis de imágenes del telescopio Víctor M. Blanco, en Chile. Los detalles del descubrimiento han sido publicados en el servidor de preimpresiones arXiv.
2017 OF201 se encuentra actualmente a unos 13.541 millones de kilómetros del Sol, es decir, noventa veces más lejos de lo que lo está la Tierra. En comparación, Plutón orbita a unos 5.834 millones de kilómetros. Aunque pequeño en relación con los planetas mayores, su tamaño lo sitúa en el rango de los planetas enanos, categoría que incluye cuerpos como Eris, Haumea y el propio Plutón.
«2017 OF201 es lo suficientemente grande como para que la gravedad haya modelado su forma en algo cercano a una esfera», explican los autores en arXiv.
La órbita de 2017 OF201: 25.000 años para dar una vuelta al Sol
Lo que realmente distingue a este objeto es su órbita: un viaje de ida y vuelta a la frontera del Sistema Solar que dura unos 25.000 años. En su punto más cercano al Sol, se aproxima a unos 6.732 millones de kilómetros, pero en el más lejano alcanza los 239.357 millones de kilómetros, más allá incluso del límite teórico de influencia directa de los planetas gigantes.
Para los astrónomos, esto lo sitúa en una zona de transición entre el disco disperso, una región situada más allá del cinturón de Kuiper, poblada por objetos helados con órbitas muy alargadas e inclinadas; y la nube de Oort, la zona más remota del Sistema Solar.
Esta órbita extrema fue reconstruida gracias a diecinueve observaciones recopiladas entre 2011 y 2018, muchas de ellas procedentes del Telescopio Canadá-Francia-Hawái (CFHT). Su trayectoria se ha podido determinar con notable precisión mediante el tiempo transcurrido entre las observaciones, lo que ha permitido calcular incluso la velocidad radial del objeto.
«Es un descubrimiento fascinante —ha declarado Kevin Napier, astrónomo de la Universidad de Míchigan, no vinculado al estudio—. Este objeto se aleja tanto del Sistema Solar que puede estar tan influido por la gravedad de otras estrellas como por los planetas del propio Sistema Solar».
¿Dónde está el Planeta 9? El caso de 2017 OF201 plantea nuevas dudas
Desde hace casi una década, una parte de la comunidad astronómica defiende la hipótesis del Planeta 9: un supuesto mundo aún no observado, de varias veces la masa terrestre, que orbitando a cientos de unidades astronómicas (una UA equivale aproximadamente a 149.597.870,7 kilómetros) explicaría el extraño alineamiento orbital de algunos objetos transneptunianos extremos (TNO, por sus siglas en inglés).
La idea es que su gravedad los mantiene agrupados en una misma orientación, como un perro pastor que guía un rebaño invisible.
Sin embargo, 2017 OF201 no encaja en ese patrón. Su perihelio —el punto de la órbita de un cuerpo celeste en el que está más cerca del Sol— se sitúa en una dirección distinta a la de la mayoría de los objetos agrupados, lo que lo convierte en una excepción llamativa. «El afelio del objeto —el punto de la órbita más alejado del Sol— es más de 1.600 veces el de la órbita de la Tierra», explica Cheng. Y añade—: Por su parte, el perihelio es 44,5 veces mayor que la órbita de la Tierra, similar a la órbita de Plutón».
Para investigar este aspecto, el equipo de Cheng realizó simulaciones de su evolución orbital en dos escenarios: uno con un Planeta 9 de las características propuestas por otros estudios y otro sin él.
El resultado fue rotundo: con el Planeta 9 presente, 2017 OF201 era expulsado del Sistema Solar en apenas 100 o 200 millones de años. Sin él, su órbita se mantenía estable durante más de mil millones de años. «Sin duda, esto no aporta evidencia a favor del Planeta 9», admite Napier.
No obstante, los autores del estudio subrayan que un solo objeto no basta para refutar una hipótesis: «Ojalá exista el Planeta 9, porque eso sería más interesante», anhela Cheng, sin cerrar del todo la puerta.
¿Cuántos objetos como 2017 OF201 hay en el Sistema Solar?
La rareza de 2017 OF201 no solo está en su órbita, sino en su visibilidad. Según los cálculos, este objeto solo es observable durante el 1% de su larguísima órbita: el breve periodo en que se acerca lo suficiente al Sol como para reflejar luz detectable desde la Tierra. El resto del tiempo, desaparece en la oscuridad exterior.
Esto implica una consecuencia notable: podrían existir centenares de objetos transneptunianos similares que aún no han sido detectados. Su observación resulta extremadamente difícil, no solo por su distancia, sino porque se mueven lentamente y apenas reflejan luz. Los investigadores estiman que la masa combinada de esta población podría equivaler al 1% de la masa de la Tierra, un valor comparable al del cinturón de Kuiper.
El telescopio que puede cambiar las reglas del juego será el observatorio Vera C. Rubin, en Chile, que comenzará a operar próximamente. Este nuevo instrumento contará con una cámara de 3.200 megapíxeles y será capaz de cartografiar todo el cielo visible cada pocos días. Los astrónomos implicados en el proyecto espera que detecte miles de nuevos TNO, muchos de ellos tan lejanos como 2017 OF201, y que ayude a comprobar si el Planeta 9, también conocido como Planeta X, existe realmente.
Imagen compuesta que muestra los cinco planetas enanos reconocidos por la Unión Astronómica Internacional, junto al recién descubierto objeto transneptuniano 2017 OF201. Cortesía: NASA / JPL-Caltech / Sihao Cheng et al
Cómo pudo formarse 2017 OF201: de Neptuno a la nube de Oort
La dinámica orbital de 2017 OF201 también ha sido objeto de estudio. Según los autores del estudio, su trayectoria sugiere que fue expulsado hacia las afueras del Sistema Solar por una interacción con Neptuno u otro planeta gigante, en una etapa temprana de su existencia.
Una vez allí, la influencia gravitatoria de la propia galaxia —la llamada marea galáctica— habría elevado su perihelio, desconectando su órbita de la región planetaria.
Este mecanismo, que ya ha sido propuesto para otros objetos como Sedna, descubierto en noviembre de 2003 desde el observatorio Palomar de Estados Unidos, explicaría cómo estos mundos helados logran órbitas tan excéntricas y estables. Los modelos por ordenador muestran que este tipo de evolución orbital es coherente con la trayectoria actual del objeto.
Un planeta enano con historia
Aunque su descubrimiento es reciente, 2017 OF201 ya había pasado cerca del Sol en el pasado. Su último perihelio tuvo lugar en 1930, el mismo año en que el astrónomo estadounidense Clyde Tombaugh descubrió Plutón. En ese momento, llegó a brillar con una magnitud visual de 20,1, cuatro veces más débil que Plutón, pero aún detectable con telescopios modernos.
Su color rojizo, parecido al de Sedna, sugiere que 2017 OF201 está cubierto de materiales orgánicos complejos. Y la ausencia de variabilidad en su brillo indica que probablemente es esférico y carece de grandes irregularidades en su superficie.
En términos de masa, se estima que 2017 OF201 pesa unos 3 × 10²⁰ kilogramos, unas 20.000 veces menos que la Tierra. Puede parecer poco, pero como parte de una población mayor —hasta ahora invisible— su presencia cobra gran relevancia.
Un nuevo actor en el misterio del Sistema Solar exterior
El hallazgo de 2017 OF201 añade una nueva pieza al rompecabezas del Sistema Solar exterior, esto es, la región que se extiende más allá de la órbita de Júpiter y que incluye a los planetas gigantes, el cinturón de Kuiper, el disco disperso y la nube de Oort.
Su órbita sugiere una historia dinámica compleja, su visibilidad abre la puerta a una población aún desconocida de mundos helados, y su trayectoria plantea serias dudas sobre una de las hipótesis más comentadas de la astronomía contemporánea.
La detección de este objeto transneptuniano también demuestra el poder de la ciencia abierta. «Todos los datos que utilizamos para identificar y caracterizar este objeto son datos de archivo que están a disposición de cualquiera, no solo de los astrónomos profesionales —afirma Jiaxuan Li, coautor del estudio. Y añade—: Esto significa que los descubrimientos revolucionarios no se limitan a quienes tienen acceso a los mayores telescopios del mundo. Cualquier investigador, estudiante o incluso científico ciudadano con las herramientas y los conocimientos adecuados podría haber realizado este descubrimiento, lo que pone de relieve el valor de compartir los recursos científicos».
Quizá no haya un Planeta 9 escondido entre las sombras del cosmos. O tal vez sí, pero de naturaleza y efectos distintos a los hasta ahora imaginados. Sea como fuere, este pequeño planeta enano nos recuerda que el sistema solar todavía guarda secretos por descubrir —y que a veces basta con mirar con otros ojos, incluso en los archivos de telescopios ya olvidados, para encontrar nuevos mundos. ▪️
Información facilitada por el Institute for Advanced Study
Fuente: Sihao Cheng, Jiaxuan Li, Eritas Yang. Discovery of a dwarf planet candidate in an extremely wide orbit: 2017 OF201. arXiv (2025). DOI:
https://doi.org/10.48550/arXiv.2505.15806