El primer hígado de cerdo funcional en un humano: un salto histórico, pero aún con límites

Por primera vez, un hígado de cerdo modificado genéticamente funcionó dentro de un cuerpo humano, produciendo bilis y proteínas vitales. El experimento chino abre una era nueva en los trasplantes, pero también revela los límites biológicos y éticos del xenotrasplante.

Por Enrique Coperías

El equipo de cirujanos de Beicheng Sun llevan a cabo el xenotrasplante en un quirófano del Hospital Universitario de Anhui, en Hefei (China).

El equipo de cirujanos de Beicheng Sun llevan a cabo el xenotrasplante en un quirófano del Hospital Universitario de Anhui, en Hefei (China).

El 14 de mayo de 2024, un quirófano del Hospital Universitario de Anhui (China) fue escenario de un acontecimiento que podría cambiar el futuro de la medicina: la implantación de un hígado de cerdo genéticamente modificado en un ser humano vivo. El paciente, un hombre de 71 años con cirrosis hepática y un tumor hepático de grandes dimensiones, recibió el órgano como última opción terapéutica.

El injerto, diseñado con diez ediciones genéticas, consiguió no solo sobrevivir durante más de un mes dentro del cuerpo humano, sino también realizar funciones hepáticas esenciales como producir bilis, sintetizar albúmina y generar factores de coagulación. El paciente vivió 171 días tras la operación.

El caso, publicado en la revista Journal of Hepatology por el equipo de Beicheng Sun y Hong-Jiang Wei, se ha convertido en un referente mundial. Es la primera vez que un hígado porcino demuestra funcionalidad metabólica real en un ser humano vivo. El editorial científico de la revista, firmado por cuatro de los hepatólogos más influyentes de Europa, lo describe como «un hito clínico histórico», aunque advierte que debe interpretarse con «optimismo prudente»: la proeza abre la puerta al futuro, pero también expone los enormes retos inmunológicos, fisiológicos y éticos que quedan por resolver .

De la escasez de órganos a la biología sintética

Cada año, miles de personas mueren en lista de espera de un trasplante de hígado. La falta de órganos humanos es, desde hace décadas, uno de los cuellos de botella más dramáticos de la medicina moderna. Solo en China, cientos de miles de personas sufren cada año fallo hepático, pero en 2022 apenas unas 6.000 recibieron un trasplante de hígado. Y en Europa, el año pasado más de 22.000 personas esperaban un trasplante de hígado, pero solo la mitad logró recibirlo, mientras que más de 2.300 murieron antes de que llegara su turno.

Es por ello por loe que el xenotrasplante —trasplante entre especies— se concibió como una posible solución a la demanda de órganos, y los avances en edición genética han convertido esa utopía en una posibilidad tangible.

En los últimos tres años, equipos estadounidenses han logrado trasplantes de corazón y riñón de cerdo a humano con supervivencias que alcanzaron semanas o incluso meses. Pero el hígado era otro nivel: la fisiología de esta glándula es infinitamente más compleja. No solo filtra toxinas y metaboliza fármacos; también regula el equilibrio hormonal, inmunitario y de coagulación.

«Trasplantar un hígado no es solo conectar vasos; es intentar integrar un laboratorio bioquímico vivo en otro organismo», explica Sun.

El diseño genético del cerdo donante

El equipo chino empleó cerdos miniatura de la raza Diannan, modificados con las herramientas de cortapega genético CRISPR/Cas9 y PiggyBac para eliminar tres genes responsables de provocar rechazo inmediato —GGTA1, CMAH y B4GALNT2— y añadir siete genes humanos que mejoran la compatibilidad: hCD46, hCD55, hCD59, hCD39, hTBM, hEPCR y hCD47.

El resultado fue un animal cuya superficie celular se asemeja a la humana en los puntos clave que activan el sistema inmunitario y la coagulación. Como señaló el editorial del Journal of Hepatology, «estos cerdos representan una nueva frontera de la biología sintética, al incorporar de forma heredable múltiples genes humanos en su genoma».

Los cerdos fueron criados en instalaciones libres de agentes patógenos y sometidos a exhaustivos análisis para descartar virus porcinos —como los PERV—, una de las grandes preocupaciones de seguridad. El editorial subraya que la eliminación completa de todos los subtipos virales (A, B y C) es una condición indispensable antes de plantear ensayos clínicos más amplios.

Una operación sin precedentes

El paciente padecía cirrosis avanzada por hepatitis B y un carcinoma hepatocelular de 15 centímetros. Su hígado restante tras la resección no hubiera bastado para mantenerlo con vida, y no era candidato a recibir un órgano humano. Ante el riesgo inminente de ruptura del tumor, el equipo recurrió al trasplante porcino como recurso de uso compasivo.

El hígado de cerdo, de poco más de medio kilo, fue implantado como órgano auxiliar; los cirujanos conservaron parte del hígado original. Esa decisión, explica el editorial, «fue clave para la supervivencia inicial y para evaluar la interacción funcional entre el injerto y el hígado humano remanente».

Durante los primeros 31 días, los signos clínicos fueron esperanzadores: el órgano secretaba bilis (hasta 400 ml diarios), generaba albúmina y factores de coagulación porcinos detectables en sangre humana, y mantenía la función metabólica sin rechazo agudo ni infección. Por primera vez, un hígado animal funcionaba dentro de un ser humano.

El cerdo modificado genéticamente que sirvió como donante del hígado.

El cerdo modificado genéticamente que sirvió como donante del hígado. Cortesía: Nature

El talón de Aquiles: la microangiopatía trombótica

El milagro médico, sin embargo, se quebró en el día 31. El paciente empezó a mostrar signos de microangiopatía trombótica asociada al xenotrasplante (xTMA), una complicación que destruye los capilares y provoca fallos multiorgánicos. Los análisis revelaron una explosión de activación del sistema del complemento —uno de los componentes fundamentales de la conocida respuesta inmunitaria defensiva ante un agente hostil—, caída de plaquetas y trombos microscópicos.

A pesar del tratamiento con eculizumab, un potente inhibidor del complemento, la situación empeoró. El día 38 se decidió retirar el hígado porcino, que en ese momento mostraba trombos generalizados y depósitos de proteínas inmunes humanas (C4d, C5b-9). El hígado remanente del paciente había crecido lo suficiente para mantener la función, y su recuperación fue inicial.

El editorial del Journal of Hepatology destaca este episodio como la gran barrera biológica actual: «La xTMA se ha convertido en el obstáculo principal para traducir el xenotrasplante hepático en una terapia fiable; exige estudios mecanísticos urgentes sobre la interacción entre endotelio, plaquetas y factores de coagulación entre especies» .

Una muerte anunciada que no borra el éxito

Tras la explantación del órgano, el paciente se estabilizó. Su nivel de alfa-fetoproteína, marcador del tumor, cayó de más de 100 000 ng/ml a menos de 20 ng/ml, y no hubo signos de metástasis. Sin embargo, meses después sufrió repetidas hemorragias digestivas por varices gástricas y falleció el día 171.

Para los editores de la revista, el desenlace «no desmerece el logro científico». El hígado de cerdo genéticamente modificado no pretendía curar el cáncer, sino servir como puente funcional mientras el hígado humano se regeneraba.

En ese sentido, la experiencia demostró que un injerto porcino puede proporcionar soporte metabólico real y temporal, la meta que persigue el campo desde hace medio siglo.

Qué significa este avance para la medicina

El editorial sitúa este caso junto al precedente de marzo de 2025, cuando el equipo de Kefei Dou logró mantener durante diez días un hígado porcino modificado en un paciente con muerte cerebral —sin rechazo, pero con funcionalidad limitada—. La nueva intervención va mucho más allá: el órgano se integró en el sistema circulatorio humano y produjo proteínas activas durante más de un mes, sin inmunosupresores experimentales ni rechazo hiperagudo.

Los autores del editorial subrayan varios puntos cruciales:

✅ Prueba de concepto: se demuestra que un hígado porcino puede injertarse, funcionar y sostener la síntesis hepática en un ser humano vivo, al menos de forma transitoria.

✅ Limitaciones clínicas: la supervivencia sigue siendo corta y las complicaciones hematológicas graves.

✅ Debate ético: el uso compasivo en un paciente con carcinoma avanzado «abrirá discusiones sobre la selección de candidatos y las indicaciones apropiadas».

✅ Estrategia futura: el xenotrasplante hepático debe considerarse, por ahora, «una herramienta de apoyo temporal» para casos de insuficiencia hepática aguda o postquirúrgica, no una terapia definitiva.

Los editores advierten de que «esta operación no abre todavía la puerta a un uso clínico generalizado», pero sí establece una nueva referencia técnica y conceptual para el xenotrasplante.

Los grandes retos científicos que quedan

El editorial enumera una lista de cuestiones abiertas que marcarán los próximos años de investigación:

1️⃣ Qué modificaciones genéticas son realmente esenciales. Los diez cambios introducidos en este caso —tres eliminaciones y siete inserciones humanas— son un punto de partida, pero no necesariamente la combinación definitiva. Será necesario optimizar la expresión de transgenes en tipos celulares concretos del hígado (hepatocitos, endotelio, células de Kupffer).

2️⃣ Compatibilidad inmunológica y control del complemento. La activación incontrolada del complemento fue el desencadenante del xTMA. Mejorar los genes que regulan esta cascada o desarrollar terapias combinadas es prioritario.

3️⃣ Interacción hematológica. Las plaquetas humanas parecen reconocer proteínas porcinas como extrañas. Modificar factores como el Von Willebrand o el receptor GPIb podría reducir el riesgo de trombosis y consumo plaquetario.

4️⃣ Regeneración hepática. El injerto podría interferir con el crecimiento del hígado remanente; entender esa interacción será clave para futuros diseños.

5️⃣ Seguridad viral y bioética. Aun con los controles actuales, la vigilancia frente a virus endógenos porcinos y zoonosis debe mantenerse como prioridad absoluta.

6️⃣ Elección de pacientes. Dado que un injerto auxiliar no cura tumores, estos procedimientos deberán restringirse a pacientes sin alternativas y con posibilidad de recuperación hepática.

David Ayares, de la biotecnológica Revivicor, sostiene un lechón con diez genes modificados, diseñado para futuros trasplantes entre especies. Cortesía: J. Cohen/Science

Ética, cultura y aceptación social

Más allá de lo técnico, los editores piden una discusión ética, cultural y social sobre el xenotrasplante de órganos animales en humanos.

“La aceptación social será tan importante como los avances científicos”, señalan. Involucrar a pacientes, autoridades sanitarias y comunidades religiosas será esencial para que el uso de órganos animales no reproduzca desigualdades ni temores infundados.

El debate no es nuevo: en 1990, el trasplante de un corazón de babuino a un bebé (Baby Fae) ya provocó controversia. Pero hoy, con herramientas de edición genética avanzada y controles sanitarios más estrictos, el escenario es radicalmente distinto.

Un punto de inflexión en la hepatología moderna

La comunidad científica coincide en que el estudio chino y el editorial que lo acompaña marcan un punto de inflexión en la hepatología moderna. «Puede ser el inicio de una nueva era de estrategias de apoyo hepático —escriben los editores— o quizá solo una tormenta en una taza de té». Sea como fuere, nadie duda de que el trabajo de Sun y Wei ha redefinido los límites de lo posible.

«Este caso demuestra que un hígado de cerdo modificado genéticamente puede funcionar en un ser humano durante un periodo prolongado», explica el doctor Sun. Y añade—: Se trata de un avance fundamental que demuestra tanto el potencial como los obstáculos que aún quedan por superar, en particular en lo que respecta a la desregulación de la coagulación y las complicaciones inmunitarias».

El desafío ahora es transformar esta demostración de viabilidad en una terapia reproducible y segura. La próxima etapa serán los ensayos clínicos aprobados por la FDA para conectar hígados porcinos a pacientes con fallo hepático agudo durante 72 horas, como soporte extracorpóreo.

Si esos estudios confirman beneficios, el salto hacia injertos auxiliares temporales podría ser cuestión de pocos años.

Ciencia, cautela y esperanza

La historia de este hígado de cerdo que funcionó en un ser humano no es un cuento de éxito absoluto, pero sí de esperanza razonada. Muestra el potencial de la biotecnología aplicada al trasplante de órganos para abordar uno de los mayores problemas de la medicina moderna, y recuerda que cada avance significativo llega acompañado de nuevas preguntas.

«Este informe es un hito en la hepatología —comenta Heiner Wedemeyer, doctor en Medicina, coeditor de la revista Journal of Hepatology y miembro del Departamento de Gastroenterología, Hepatología, Enfermedades Infecciosas y Endocrinología de la Facultad de Medicina de Hannover (Alemania), en un editorial adjunto. Y añade—: Demuestra que un hígado porcino modificado genéticamente puede injertarse y desempeñar funciones hepáticas clave en un receptor humano. Al mismo tiempo, pone de relieve los retos biológicos y éticos que siguen existiendo antes de que estos enfoques puedan traducirse en un uso clínico más amplio».

En palabras de Wedemeye, «el xenotrasplante puede abrir caminos completamente nuevos para los pacientes con insuficiencia hepática aguda, insuficiencia hepática aguda sobre crónica y carcinoma hepatocelular. Ha comenzado una nueva era en la hepatología de trasplantes».

Como concluye el editorial del Journal of Hepatology, «la innovación, incluso cuando es imperfecta, puede iluminar caminos insospechados».

El corazón late, los riñones filtran y, ahora, los hígados de cerdo comienzan a funcionar en humanos. El futuro de la hepatología —y quizá de los trasplantes de órganos— acaba de abrir una puerta que nadie se atreve ya a cerrar.▪️

  • Fuentes:

    -Zhang W. et al. Genetically engineered pig-to-human liver xenotransplantation. Journal of Hepatology (2025). DOI: 10.1016/j.jhep.2025.08.044

    -Wedemeyer H. et al. The first human xenogeneic liver transplantation – A landmark event, but what does it mean for hepatology? Journal of Hepatology (2025). DOI: 10.1016/j.jhep.2025.09.015

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