La tecnología infrarroja saca a la luz los tatuajes « muy especiales» de una antigua momia de hielo siberiana

Un estudio pionero con imágenes infrarrojas de altísima resolución permite identificar las técnicas, las herramientas y el modo de trabajar de los artistas de la Edad del Hierro que tatuaron hace más de dos mil años a los habitantes de la cultura pazyryk, en el corazón del macizo de Altái.

Por Enrique Coperías

Modelo 3D de la momia tatuada. La imagen superior muestra la textura obtenida con luz visible, mientras que la inferior revela detalles captados mediante fotografía en infrarrojo cercano, invisible al ojo humano.

Modelo 3D de la momia tatuada. La imagen superior muestra la textura obtenida con luz visible, mientras que la inferior revela detalles captados mediante fotografía en infrarrojo cercano, invisible al ojo humano. Cortesía: M. Vavulin

Por primera vez, la arqueología ha conseguido mirar bajo la piel del pasado. Literalmente. Un equipo internacional de investigadores ha logrado analizar con un nivel de detalle sin precedentes los tatuajes que decoran los cuerpos momificados de la cultura pazyryk, una sociedad de pastores guerreros que habitó el macizo de Altái, cerca de las actuales fronteras de China, Kazajistán y Mongolia, durante la Edad del Hierro.

Gracias al uso de tecnología fotográfica de infrarrojo cercano con resolución submilimétrica, los científicos han podido descifrar no solo los motivos y estilos de estos tatuajes, sino también cómo se realizaron, con qué herramientas y cuántas personas los tatuaron, ya que se ha reconocido la intervención de más de un autor.

Los resultados de esta apasionante investigación, publicados en la revista científica Antiquity, no solo revelan la existencia de una notable sofisticación técnica en la práctica del tatuaje prehistórico, sino que también devuelven protagonismo a los individuos concretos que participaron en este arte corporal, desde los tatuados hasta los tatuadores.

Por primera vez en décadas de estudio sobre las célebres momias de hielo del Altái, como la princesa de Ukok —una momia de una mujer del siglo V a. C., encontrada en 1993 — la arqueología logra hablar de autoría, de aprendizaje, de estilo personal, y no solo de iconografía simbólica.

Un arte conservado bajo cero

La historia arranca hace más de dos milenios, cuando los pueblos de la estepa eurasiática enterraban a sus muertos en túmulos (kurganes) excavados en el permafrost. Las bajas temperaturas preservaron cuerpos y artefactos de forma excepcional, lo que ha permitido que los arqueólogos modernos estudien no solo huesos, sino también tejidos, ropas, comida y piel humana.

Fue en los años 40 cuando el arqueólogo ruso Serguéi Rudenko desenterró los primeros cuerpos momificados con tatuajes visibles en los túmulos de esta cultura pastoril nómada y ecuestre, en el macizo del Altái. Desde entonces, se han documentado siete individuos tatuados, todos pertenecientes a la cultura pazyryk y datados entre los siglos IX y II a. C.

Los tatuajes de estos cuerpos, realizados en un impresionante estilo animalista propio de los escitas, han fascinado a investigadores durante décadas. Figuras de ciervos, tigres, felinos alados, caballos y aves se extienden por hombros, brazos, manos y piernas. Sin embargo, la información sobre cómo se realizaron estas marcas —las técnicas, los instrumentos, el proceso— no ha sido fácil de resolver.

Las representaciones gráficas en blanco y negro utilizadas tradicionalmente para ilustrar los tatuajes no captaban los detalles técnicos ni permitían diferenciar la autoría. Hasta ahora.

Los cortes en la piel, suturados tras la muerte, atraviesan los tatuajes sin respetarlos, lo que sugiere que estas marcas no tenían un papel ritual en el entierro y que posiblemente perdieron su significado tras el fallecimiento de su dueño.

Los cortes en la piel, suturados tras la muerte, atraviesan los tatuajes sin respetarlos, lo que sugiere que estas marcas no tenían un papel ritual en el entierro y que posiblemente perdieron su significado tras el fallecimiento de su dueño. Cortesía G. Caspari y M. Vavulin.

Tecnología infrarroja: una nueva forma de leer la piel

El nuevo estudio, dirigido por Gino Caspari, del Instituto Max Planck de Geoantropología, en Alemania, se centra en una de las momias más célebres: la mujer del túmulo 5 de Pazyryk. Su cuerpo, conservado en el Museo del Hermitage de San Petersburgo (Rusia), fue sometido a una detallada digitalización tridimensional que incluyó imágenes tanto en el espectro visible como en el infrarrojo cercano, un tipo de luz invisible al ojo humano que está justo más allá del espectro visible.

Las cámaras modificadas y los focos con una longitud de onda de 850 nm permitieron revelar pigmentos ocultos y detalles imperceptibles al ojo humano. Con esta información, se creó un modelo digital en alta resolución que permite observar los tatuajes en todo su esplendor y complejidad.

El equipo comparó los resultados con un estudio experimental reciente, en el que un investigador se tatuó la pierna con técnicas antiguas; en concreto, usó ocho herramientas de tatuaje diferentes. Estas pruebas sirvieron como base para identificar patrones técnicos específicos en las momias: el grosor de las líneas, los acabados de los motivos, las interrupciones del trazo, etc.

Diferencias de autoría: ¿dos tatuadores en un mismo cuerpo?

El hallazgo más sorprendente es que, en el cuerpo de esta mujer, los tatuajes de los antebrazos izquierdo y derecho fueron realizados por artistas diferentes. Así lo sugiere la notable disparidad en el estilo, la destreza y las técnicas empleadas:

✅ El antebrazo derecho muestra una composición compleja, con animales estilizados —un felino central, un ungulado, un tigre— colocados con sentido del movimiento y aprovechando la anatomía del cuerpo. Las líneas son limpias y uniformes, con detalles en perspectiva y un dominio evidente del espacio y el diseño.

✅ En cambio, el tatuaje del antebrazo izquierdo es más sencillo, con menor calidad anatómica, líneas menos definidas y una colocación menos intencionada.

El análisis técnico también revela que se utilizaron al menos dos tipos de herramientas: una multípunto, para trazar líneas gruesas de forma homogénea; y otra de una sola punta, para detalles finos como astas o garras. Este nivel de precisión y planificación indica sesiones múltiples y un alto grado de especialización. Incluso se observan zonas donde el artista tuvo que interrumpir el trazo para reponer pigmento o cambiar de posición.

Tatuaje en el antebrazo izquierdo de la momia: A) estado actual de conservación; B) imagen corregida digitalmente para compensar la desecación y recrear la cabeza del ungulado según el estilo Pazyryk; C) interpretación artística idealizada.

Tatuaje en el antebrazo izquierdo de la momia: A) estado actual de conservación; B) imagen corregida digitalmente para compensar la desecación y recrear la cabeza del ungulado según el estilo Pazyryk; C) interpretación artística idealizada. Ilustraciones: D. Riday

Las huellas de una práctica especializada

Uno de los aspectos más relevantes del estudio es que permite identificar la técnica concreta utilizada: la del punteado manual (hand poking), en la que se inserta pigmento bajo la piel pinchando con herramientas puntiagudas, sin incisión ni sutura. Esta técnica es la más extendida en el mundo antes de la invención de las máquinas de tatuar eléctricas, y tiene presencia histórica en todos los continentes, salvo Australia y la Antártida.

En el caso de la cultura pazyryk, los investigadores descartan el uso de tatuaje por incisión o subdérmico, técnicas que implican cortar la piel o insertar pigmento por debajo del tejido mediante agujas enhebradas. La uniformidad de las líneas y la ausencia de marcas de costura apuntan claramente al punteado superficial con herramientas de varias puntas.

Sin embargo, el hallazgo también plantea un enigma: hasta el momento, no se han hallado herramientas multípunto en los contextos arqueológicos de la región. La hipótesis es que los instrumentos eran de materiales perecederos como hueso o madera, o simplemente no se han conservado.

Qué función tenían los tatuajes en la cultura pazyryk

Pero ¿qué significaban estos tatuajes para los pazyryk? Aunque el estudio no entra en especulaciones simbólicas, algunos indicios invitan a la reflexión. Por ejemplo, se han documentado cortes post mortem cosidos que atraviesan los tatuajes, lo que sugiere que no existía una preocupación especial por conservarlos en la muerte.

Esto contrasta con otras culturas donde los tatuajes eran clave en el tránsito al más allá. Para los pazyryks, parece que su función estaba ligada exclusivamente a la vida: identidad, estatus, afiliación y quizá protección, pero no necesariamente tenían connotaciones funerarias.

El uso de pigmento a base de hollín o carbón vegetal —confirmado en otras momias de la región— también conecta estas prácticas con tradiciones globales de tatuaje, desde los inuit hasta los pueblos amazónicos. Este tipo de tinta, sencilla pero duradera, produce un negro intenso que sobrevive milenios cuando las condiciones de conservación lo permiten.

Poner nombre a las manos anónimas

Más allá del análisis técnico, el estudio marca un hito en la arqueología: permite devolver protagonismo a los individuos, tanto al tatuado como al tatuador, en un campo donde suele hablarse de culturas antiguas en términos abstractos.

Las diferencias de estilo, los errores, las mejoras, las elecciones estéticas, todo ello sugiere historias personales de aprendizaje, de práctica, de estilo propio.

«El hecho de poder distinguir la mano de un artista en un tatuaje de hace 2.500 años es emocionante —confiesa Caspari, autor principal del estudio—. “Por primera vez podemos hablar de autores, no solo de motivos. Esto humaniza nuestra comprensión del pasado».

Tatuajes realizados en las manos; el pájaro, la cruz y el adorno con forma de pez se encuentran en la mano izquierda, mientras que el adorno floral está en la mano derecha

Tatuajes realizados en las manos; el pájaro, la cruz y el adorno con forma de pez se encuentran en la mano izquierda, mientras que el adorno floral está en la mano derecha: A) estado actual; B) enderezado, alisando los pliegues de la piel y compensando el proceso de desecación; C) representación artística idealizada. Ilustraciones: D. Riday

La arqueología se alía con la tinta

En palabras de Caspari, este estudio no habría sido posible sin una colaboración interdisciplinar poco habitual: arqueólogos, museólogos, especialistas en imagen digital y tatuadores profesionales. La convergencia de saberes tradicionales y tecnología punta ha permitido abrir una nueva etapa en el estudio de la modificación corporal antigua.

Las herramientas de fotogrametría, modelado 3D e infrarrojo cercano ofrecen un nivel de detalle que transforma la forma en que se documenta, analiza y difunde el patrimonio corporal.

Los autores esperan que este enfoque sirva de modelo para futuros estudios sobre tatuajes antiguos en otras partes del mundo. En un contexto de cambio climático que amenaza los yacimientos de permafrost, la documentación precisa y detallada se vuelve aún más urgente. Lo que estas pieles narran, antes de desvanecerse para siempre, es una historia de identidad, arte y humanidad. ▪️

  • Fuente: Caspari G., Deter-Wolf A., Riday D., Vavulin M., Pankova S. High-resolution near-infrared data reveal Pazyryk tattooing methods. Antiquity (2025). DOI: 10.15184/aqy.2025.10150

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