Confirmado: los famosos «cachorros» de la Edad de Hielo eran lobeznos y no perros
Un análisis genético confirma que los famosos «cachorros de Tumat», momificados en el permafrost hace más de 14.000 años, eran lobos y no perros domesticados, como se había pensado hasta ahora.
Por Enrique Coperías
El permafrost ha conservado los cachorros de lobo del Pleistoceno, hasta el punto de que ha permitido a los científicos extraer ADN y conocer cuál fue su última cena, Cortesía: Sergey Fedorov / NEFU
En 2011 y 2015, en el remoto y gélido norte de Siberia, cerca del pueblo de Tumat, dos cachorros sorprendentemente bien conservados emergieron del suelo helado, el conocido como permafrost. Sus cuerpos intactos, con el pelaje aún visible, despertaron el entusiasmo de la comunidad científica. ¿Serían estos los dos primeros perros domesticados? ¿Una evidencia tangible del inicio de la milenaria relación entre humanos y cánidos?
Hoy, más de una década después del hallazgo, un nuevo estudio dirigido por la Universidad de York, en el Reino Unido, ha desmontado esa hipótesis inicial. Tras un minucioso análisis genético y químico de sus restos, los investigadores han confirmado que los llamados cachorros de Tumat eran, en realidad, lobos.
Así es, lobos prehistóricos, hermanas de dos meses de edad, que murieron poco después de ingerir un bocado insólito: carne de rinoceronte lanudo.
¿Qué comían los lobos del Pleistoceno?
Los investigadores analizaron no solo el ADN de los animales, sino también las huellas químicas presentes en sus huesos, dientes, tejidos blandos e incluso en el contenido estomacal. Allí encontraron restos de plantas, huesos de aves –incluyendo un pequeño pájaro llamado lavandera– y, de forma sorprendente, fragmentos aún sin digerir de piel de rinoceronte lanudo, una presa prehistórica descomunal para unos cachorros.
«Lo más probable es que se tratase de una cría de rinoceronte cazada por el grupo de adultos y repartida entre los miembros de la manada», explica Anne Kathrine Runge, autora principal del estudio.
A pesar del tamaño atípico de la presa, la dieta de los cachorros mostraba una variedad similar a la de los lobos actuales: carne, sí, pero también materia vegetal. En sus estómagos aparecieron microfósiles de plantas, hojas de plantas del Dryas, perteneciente a la familia de las rosáceas, y ramitas de sauce, lo que apunta a un entorno ecológico diverso.
Uno de los lobeznos descubiertos cerca de Tumat. Cortesía: Mietje Germonpré Royal Belgian Institute of Natural Sciences
Una muerte repentina y sin violencia
Los cuerpos no muestran heridas ni signos de ataque. Todo indica que murieron de forma repentina, probablemente aplastados dentro de su madriguera por un desprendimiento de tierra. Su último banquete quedó atrapado con ellos, preservado en el hielo durante milenios.
Estos detalles, junto con la cercanía de huesos de mamut con marcas de corte —probablemente manipulados por seres humanos—, habían hecho pensar en una posible relación con los humanos prehistóricos de la época. Incluso su pelaje oscuro fue interpretado como un rasgo asociado a perros domesticados.
Pero los nuevos resultados genéticos desmontan también esta pista: el color negro del pelaje podría haber estado presente en poblaciones extintas de lobos, sin ningún vínculo con los perros modernos.
¿Qué nos enseñan los cachorros de Tumat sobre la evolución del lobo?
Los análisis genéticos indican que estos lobos antiguos pertenecían a una línea evolutiva que no dejó descendencia y que no contribuyó al linaje del perro doméstico. Es más: no hay indicios de que los cachorros consumieran carne de mamut, lo que debilita la teoría de que convivieran estrechamente con los seres humanos.
«No deja de ser fascinante lo mucho que podemos saber de ellos: eran hermanas, comían una dieta mixta, vivían en una zona rica en fauna y vegetación, y eran criadas en madrigueras como los lobos actuales», señala el arqueólogo Nathan Wales, coautor del estudio.
En palabras de Wales, «incluso es probable que tuvieran más hermanos, que escaparon de la tragedia o que aún estén enterrados bajo el permafrost siberiano».
Recreación artística de los dos cachorros de Tumat, en la entrada de la guarida, que la genética ha descartado de que se traten de perros domesticados. Imagen generada con DALL-E
¿Dónde y cuándo se domesticó el primer perro?
El hallazgo es relevante no solo por lo que arroja luz sobre los lobos del Pleistoceno, sino por lo que no resuelve: el origen del perro doméstico sigue siendo un misterio.
Si los cachorros de Tumat no eran perros, ¿cuándo y dónde comenzó realmente la domesticación del perro? Y, aún más intrigante, ¿cómo identificar con certeza a los primeros perros, si incluso rasgos como el color del pelaje pueden haber surgido antes de la domesticación?
Con la colaboración de científicos de Rusia, Alemania, Canadá, Suecia, Dinamarca y Bélgica, el estudio ha sido publicado en la revista Quaternary Research. Mientras tanto, bajo las capas del hielo siberiano, tal vez sigan esperando nuevas pistas que ayuden a reconstruir esa vieja historia entre humanos y lobos, que algún día se convirtió en la amistad entre humanos y perros. ▪️
Información facilitada por la Universidad de York
Fuente: Runge A.K.W., Niemann J., Germonpré M. et al. Multifaceted analysis reveals diet and kinship of Late Pleistocene ‘Tumat Puppies’. Quaternary Research (2025). DOI: 10.1017/qua.2025.10