Cómo la personalidad y la inteligencia marcan tu forma de apostar tras ganar
Después de una buena racha, no todos apostamos igual: tu cerebro, tu carácter y hasta tu cociente intelectual pueden empujarte a arriesgar más de lo que crees. Un estudio masivo revela cómo ciertos rasgos psicológicos disparan —o frenan— la temida euforia del ganador.
Por Enrique Coperías
Ganar hoy no solo incrementa la alegría, sino que también cambia la manera en que decidimos mañana. Pero no todos reaccionamos igual. La extraversión nos impulsa, la consciencia nos frena y la inteligencia nos protege, según un nuevo estudio. Imagen generada con Copilot
Ganar hoy para arriesgar mañana: cómo la personalidad y la inteligencia moldean nuestras apuestas
En el universo del juego online y las apuestas, una máxima tan sencilla como seductora se repite una y otra vez: cuando uno gana, se vuelve más valiente. En casinos, casas de apuestas o inversiones financieras, los seres humanos tendemos a arriesgar más cuando venimos de una buena racha.
Es el llamado efecto del dinero de la casa o house money effect, bautizado así por los economistas Richard Thaler y Eric Johnson para describir ese fenómeno psicológico por el cual un jugador, después de ganar, siente que apuesta con dinero de la banca, no con el suyo. Pero ¿somos todos igual de vulnerables a este sesgo cognitivo? ¿O depende, quizá, de quiénes somos?
Un estudio masivo de investigadores finlandeses ofrece una respuesta poco habitual en este tipo de literatura: sí, depende. Y mucho. La propensión a apostar más —y más pronto— tras una victoria no es universal, sino que varía según rasgos psicológicos como la inteligencia, la personalidad, la consciencia y la extraversión.
La investigación, publicada en el Journal of Research in Personality, se basa en una base de datos extraordinaria: el cruce de más de 11.000 apostadores reales, sus registros de apuestas, sus puntuaciones de personalidad y sus resultados en test de inteligencia realizados décadas atrás durante el servicio militar obligatorio en Finlandia.
El resultado es un retrato inédito de cómo los rasgos psicológicos influyen en una de las decisiones económicas más básicas en un entorno real, con consecuencias reales, lejos del laboratorio artificial: arriesgar dinero.
Un laboratorio natural con 11.220 apostadores
Jussi Palomäki, del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar, Departamento de Salud Pública y Bienestar, en Helsinki, y sus colegas combinaron tres fuentes de información únicas para recabar información para el estudio:
1️⃣ Los registros completos de apuestas online de Fintoto/Veikkaus, la empresa pública finlandesa encargada del juego online de carreras de caballos.
2️⃣ Los datos del registro poblacional finlandés, con información socioeconómica detallada.
3️⃣ Los test de inteligencia y personalidad del Ejército finlandés.
Gracias a esta combinación de fuentes, los investigadores consiguieron construir un grupo final de 11.220 hombres, de entre 36 y 54 años, que habían apostado al menos una vez durante los 364 días analizados. El objetivo estaba en comprobar si ganar un día llevaba a apostar más al día siguiente, y si ese efecto guardaba alguna relación con la inteligencia o la personalidad.
Este tipo de análisis con dicho enfoque rara vez es factible, ya que la mayoría de estudios psicológicos se basan en experimentos artificiales con pequeñas cantidades de dinero. Aquí, las apuestas son reales, y también las pérdidas o ganancias.
Después de cosechar una victoria, las personas apostadoras más extrovertidas son las que luego arriesgan más dinero. Foto de Pavel Danilyuk
Sí, ganar eyer aumenta cuánto y cuándo apostamos hoy
Los resultados del ensayo confirman de manera contundente el efecto del dinero de la casa. Cuando un jugador había acabado el día previo en positivo, apostaba un 45 % más al día siguiente que cuando venía de perder.
Y no solo eso: volvía a apostar en un plazo de tiempo mor. Tras una victoria, los jugadores tardaban un 16 % menos en regresar. Es decir: ganar activa un patrón de mayor riesgo y mayor frecuencia de apuestas.
El tamaño de la ganancia no importaba; lo determinante era haber ganado. Esta percepción de dinero psicológico desencadena un cambio en la conducta. Pero lo más interesante es que este sesgo no afecta igual a todo el mundo.
Extravertidos: los que más se lanzan
En palabras de Palomäki, quienes puntúan alto en extraversión, esto es, los jugadores más sociables, activos y sensibles a la recompensa, son los más vulnerables al sesgo.
Después de cosechar una victoria, las personas apostadoras más extrovertidas:
✅ Aumentaban sus apuestas hasta un 58 %.
✅ Volvían a jugar más rápido.
Esta relación entre extraversión, búsqueda de sensaciones, dopamina y toma de decisiones arriesgadas ya había sido descrita por la literatura científica. Aquí aparece en un contexto real de apuestas deportivas.
Conscientes: los más resistentes al sesgo
En el polo opuesto está la consciencia, asociada al autocontrol, la planificación y la gestión responsable del dinero.
Los individuos con alta consciencia, esto es, con mayor conocimiento reflexivo de las cosas:
✅ Aumentan mucho menos la cantidad de dinero en sus apuestas tras una victoria.
✅ Tardan más en volver a jugar.
Su estilo psicológico más prudente actúa como un escudo frente a la euforia del momento, reduciendo la probabilidad de comportamientos impulsivos.
La inteligencia: menos impulsividad, menos sesgo
El papel de la inteligencia es otro de los hallazgos clave del estudio. A mayor cociente intelectual, menor vulnerabilidad al efecto del dinero de la casa, sostienen los autores del estudio.
Los individuos con un IQ alto, a partir de 120, aumentan su apuesta un 35 % tras ganar, mientras que los jugadores con un IQ bajo, por debajo de 85, casi un 60 %.
La explicación apunta a la capacidad de activar procesos de pensamiento analítico, controlar impulsos y evaluar riesgos con mayor distancia. En otras palabras: la inteligencia amortigua la tendencia a arriesgar más por la euforia de una victoria reciente.
Tres rasgos, un patrón: quién se deja llevar y quién no
El análisis del estudio deja un mensaje claro y matizado: ciertas combinaciones de rasgos psicológicos hacen a algunas personas más vulnerables a apostar más tras una victoria. No es una fórmula rígida, pero sí un patrón reconocible. Quienes suman una mayor extraversión, una menor consciencia y un nivel más bajo de inteligencia tienden a mostrar una susceptibilidad significativamente mayor al llamado house money effect, ese impulso casi instintivo que lleva a arriesgar más cuando la suerte ha sonreído en la jugada anterior.
Los investigadores insisten en que no se trata de destinos predeterminados, sino de tendencias, inclinaciones que influyen, sin dictar completamente, nuestra manera de reaccionar ante un golpe de suerte. Son diferencias individuales que emergen en situaciones reales de riesgo y que, acumuladas, pueden marcar la diferencia entre mantener el control o dejarse llevar, según Niko Suhonen, coautor del estudio de la Universidad de Finlandia Oriental.
En la práctica, estos tres rasgos funcionan como fuerzas psicológicas en tensión:
✅ La extraversión empuja hacia la búsqueda de estímulos y la confianza en el resultado.
✅ La consciencia actúa como un freno interno que modera el impulso y prioriza la prudencia.
✅ La inteligencia introduce una capa de análisis que ayuda a evaluar las probabilidades con más distancia.
El equilibrio entre estas fuerzas define, en buena medida, cómo cada persona decide su siguiente apuesta cuando la anterior ha salido bien.
Un estudio que desafía al laboratorio
Los autores del ensayo destacan que la mayoría de investigaciones sobre sesgos cognitivos se realizan en entornos experimentales poco realistas. Aquí, los datos provienen de un laboratorio natural donde hay dinero real, riesgo real y emociones reales.
Los efectos no son enormes, algo habitual en psicología, pero en contextos de decisiones repetidas, como las apuestas o las inversiones, pueden acumularse hasta tener un papel decisivo.
Además, que los test de personalidad e inteligencia se hayan realizado décadas antes subraya la estabilidad de estos rasgos y su capacidad predictiva.
La propensión a apostar más —y más pronto— tras una victoria no es universal, sino que varía según rasgos psicológicos como la inteligencia, la personalidad, la consciencia y la extraversión. Imagen generada con Gemini
Más allá del juego: compras, inversiones y vida cotidiana
Aunque la investigación se centra en el mundo de las apuestas hípicas, sus conclusiones trascienden con facilidad ese ámbito y se proyectan sobre escenarios mucho más amplios. Los mismos patrones psicológicos observados en los jugadores aparecen también en la inversión financiera, el trading, el comportamiento del consumidor o cualquier decisión económica que tomamos bajo el impulso de una experiencia positiva previa.
El efecto del dinero de la casa, esa mezcla de euforia tras una ganancia, sensación de que el riesgo disminuye y percepción de que se está jugando con dinero extra, no es exclusivo de los hipódromos ni de las plataformas de apuestas. Es un mecanismo humano profundamente arraigado que puede activarse después de un buen negocio, una compra afortunada o cualquier situación en la que creemos haber salido ganando.
Por eso, los autores sugieren que este sesgo podría estar operando silenciosamente en muchas decisiones cotidianas, desde cómo invertimos nuestro dinero hasta cómo consumimos, evaluamos oportunidades o afrontamos nuevos riesgos. Entenderlo no solo ayuda a interpretar mejor el comportamiento de los apostadores, sino también el nuestro fuera del juego.
Un recordatorio de que los sesgos no afectan a todos por igual
El estudio finlandés muestra algo crucial: los sesgos cognitivos no son iguales para todos. Los seres humanos compartimos patrones, pero también diferencias relevantes que moldean cómo reaccionamos ante el riesgo económico.
✅ Los extravertidos se dejan llevar.
✅ Los conscientes se frenan.
✅ Los más inteligentes se protegen mejor.
Comprender estas diferencias es esencial para la regulación del juego, la educación financiera y el diseño de productos económicos responsables.
Sin duda laguna, ganar hoy no solo incrementa la alegría, sino que cambia la manera en que decidimos mañana. Pero no todos reaccionamos igual. La extraversión nos impulsa, la consciencia nos frena y la inteligencia nos protege.
Este estudio, basado en datos masivos y reales, muestra cómo nuestra personalidad y nuestra capacidad cognitiva moldean nuestras decisiones en contextos de riesgo. Un recordatorio de que la economía no es solo cuestión de números, sino también de psicología. ▪️
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Fuente: Jussi Palomäki, Michael Laakasuo, Sari Castrén, Tuomo Kainulainen, Jani Saastamoinen, Niko Suhonen. Intelligence, conscientiousness and extraversion moderate the house money effect in real-life financial decision-making. Journal of Research in Personality (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.jrp.2025.104669.

