Un monstruo marino del pasado delata los orígenes de la complejidad en los artrópodos
Te presentamos a «Mosura fentoni», un fósil excepcional de 506 millones de años hallado en el esquisto de Burgess de Canadá. Esta pequeña criatura con branquias segmentadas pone a los paleontólogos sobre la pista de una sorprendente convergencia evolutiva con insectos, crustáceos y otros artrópodos modernos.
Por Enrique Coperías
Este pudo ser el aspecto del Mosura fentoni, una criatura que ofrece una visión directa de la transición evolutiva entre formas primitivas y los artrópodos actuales. Ilustración: Danielle Dufault / © ROM
Hace más de 500 millones de años, en los oscuros fondos marinos del Cámbrico, nadaba una criatura del tamaño de un dedo, armada con ojos saltones, garras espinosas y un cuerpo segmentado cubierto de branquias. Hoy, ese animal extinto, bautizado como Mosura fentoni, está revolucionando nuestra comprensión sobre el origen de los artrópodos, el grupo de animales más exitoso del planeta, que incluye desde mariposas hasta cangrejos.
El hallazgo fue realizado por paleontólogos del Museo de Manitoba y del Museo Real de Ontario y publicado en la revista Royal Society Open Science. Aunque diminuto, Mosura fentoni representa un hallazgo monumental: se trata de un nuevo artrópodo radiodonto —pariente extinto de Anomalocaris, el famoso terror del Cámbrico— que exhibe una complejidad anatómica insólita para su tiempo.
Con su cuerpo dividido en zonas funcionales bien diferenciadas y una inusual especialización respiratoria, este fósil aporta pistas clave sobre cómo los artrópodos adquirieron su sofisticada estructura segmentada.
Llamativo por sus 16 segmentos
Con apenas 6 centímetros de largo, Mosura fentoni comparte características con otros radiodontos: un par de garras frontales articuladas, una boca circular con dientes y un cuerpo flanqueado por aletas natatorias. Pero a diferencia de sus parientes, Mosura fentoni presenta un abdomen de dieciséis segmentos apretados, cubiertos de estructuras laminares que funcionaban como branquias.
Es la primera vez que se observa una región respiratoria tan especializada en un radiodonto que vivió hace la friolera de 506 millones de años.
«Mosura tiene dieciséis segmentos en la parte trasera del cuerpo, alineados con branquias —precisa Joe Moysiuk, autor principal del estudio y curador de paleontología y geología en el Museo de Manitoba. Y añade—: Es un ejemplo sorprendente de convergencia evolutiva con grupos modernos como los cangrejos herradura, las cochinillas de humedad y los insectos, que también tienen una batería de segmentos respiratorios en la parte posterior del cuerpo».
Convergencia evolutiva y tagmosis
Este patrón de segmentación, conocido como tagmosis, es un rasgo distintivo de los artrópodos modernos. Recordemos que el término tagmosis hace referencia a la división funcional del cuerpo en regiones especializadas, como cabeza, tórax y abdomen. Este patrón es típico en insectos y crustáceos modernos, y que aparezca en un grupo tan primitivo como los radiodontos indica que la evolución de cuerpos complejos pudo haber comenzado mucho antes de lo que se pensaba.
Debido a sus amplias aletas natatorias situadas en la parte media del cuerpo y un abdomen estrecho y segmentado, los colectores de campo bautizaron informalmente al fósil como polilla de mar. Su silueta, en efecto, recuerda, de forma vaga, a la de una polilla en vuelo. Esta asociación inspiró su nombre científico, que hace referencia al kaiju japonés de ficción también conocido como Mothra.
No obstante, Mosura no guarda una relación cercana con las polillas verdaderas, ni con los insectos, ni con las arañas, ni con los cangrejos ni con los milpiés, sino que representa una rama mucho más ancestral en el árbol evolutivo de los artrópodos, el grupo de animales más diverso del planeta.
Un cuerpo diseñado para la caza activa
Como explica Jean-Bernard Caron, coautor del estudio y curador del Museo real de Ontario, «los radiodontos fueron el primer grupo de artrópodos en diversificarse. Por eso, son clave para entender los rasgos ancestrales del grupo entero. Esta nueva especie refuerza la idea de que incluso estos primeros artrópodos ya eran sorprendentemente diversos y evolucionaban de forma similar a sus parientes modernos».
El cuerpo de Mosura fentoni se divide claramente en cuatro regiones: una cabeza pequeña con tres ojos prominentes —incluido uno central, poco común en fósiles de este tipo—, un cuello, un mesotronco con aletas natatorias, y el singular posterotronco respiratorio.
En concreto, la presencia de tres ojos ha llamado especialmente la atención de los investigadores. «Podemos ver trazas de nervios en los ojos que habrían participado en el procesamiento de imágenes, igual que ocurre en los artrópodos vivos. Los detalles son asombrosos», afirma Caron.
Esquema anatómico de Mosura fentoni, que muestra detalles conservados del sistema nervioso (en morado), del sistema digestivo (en verde) y del sistema circulatorio (en naranja). Ilustración: Danielle Dufault / © ROM
Un depredador ágil del Cámbrico
La hipótesis más plausible es que Mosura era un cazador activo en la columna de agua. Sus espinas frontales, largas y curvas, carecen de los apéndices finos necesarios para filtrar partículas, lo que sugiere que se alimentaba de presas relativamente grandes.
Además, su cuerpo aerodinámico y aletas amplias habrían permitido una natación ágil, muy diferente del estilo de vida bentónico —cerca del fondo— de otros radiodontos, como es el caso de Cambroraster falcatus. Este era un animal de hasta 30 cm de longitud —grande para su época— protegido por un caparazón dorsal en forma de herradura y que presumiblemente se alimentaba tamizando el sedimento con sus placas dentales bien desarrolladas y sus apéndices frontales cortos con espinas ganchudas.
Incluso la forma y disposición de su ojo medio podría haber permitido a Mosura orientarse durante maniobras rápidas, similar al papel que cumple un ojo central especializado en las libélulas modernas. La combinación de una buena visión, unos apéndices prensiles y un cuerpo hidrodinámico pinta el retrato de un eficaz depredador del Cámbrico.
Una máquina de respirar
Pero lo más peculiar de Mosura es su sistema respiratorio. La zona posterior del cuerpo, compuesto por segmentos estrechos y casi sin aletas, está completamente cubierta por bandas de branquias. Este patrón, inédito entre los radiodontos, parece indicar una especialización de esa región únicamente dedicada a la respiración, mientras que las aletas del mesotronco se encargaban de la locomoción.
Este tipo de organización, donde una zona del cuerpo se encarga casi exclusivamente de una función, es típica de los artrópodos modernos. Se ve, por ejemplo, en el abdomen de los insectos o en los apéndices laminares de los cangrejos herradura.
«La especialización funcional de estructuras repetidas como los segmentos permite optimizarlas y liberarse de restricciones evolutivas. Esto ha sido fundamental para la diversificación de los artrópodos», aseguran los autores del estudio.
Además, los fósiles de Mosura muestran un sistema circulatorio abierto, que se caracteriza por grandes cavidades internas o lacunas por donde fluía la sangre, en lugar de vasos como nuestras arterias y venas. Estas lacunas están excepcionalmente preservadas en los fósiles como manchas brillantes en el cuerpo y las aletas, y ayudan a identificar estructuras similares observadas en otros fósiles, cuya interpretación había sido debatida durante años.
Dónde se encontró y quién dio con él
«El estado de preservación de las lacunas en Mosura nos permite interpretar mejor rasgos similares en otros fósiles del Cámbrico. Confirma que este tipo de sistema circulatorio ya existía hace más de 500 millones de años», explica Moysiuk.
De los 61 fósiles analizados, todos menos uno fueron recolectados por paleontólogos del Museo Real de Ontario entre los años 1975 y 2022 en los Parques Nacionales Yoho y Kootenay, en las Montañas Rocosas canadienses.
Una de las muestras más antiguas, inédita hasta ahora, fue recolectada hace más de un siglo por el paleontólogo Charles Walcott, el pionero que descubrió el esquisto de Burgess o, más correctamente, las lutitas de Burgess. Esta es una formación geológica del citado Parque Nacional Yoho, célebre por sus fósiles de invertebrados del período Cámbrico Medio.
Espécimen fósil de Mosura fentoni, hallado en la zona de Marble Canyon. La cabeza está a la izquierda y las protuberancias oscuras y tridimensionales representan minerales que sustituyen a las branquias y lagunas circulatorias. Cortesía: Jean-Bernard Caron / © ROM
De los cajones del museo a las vitrinas
«Mucha gente piensa que ya lo hemos visto todo, pero los cajones de los museos son un tesoro inagotable. Basta con abrir uno para descubrir algo nuevo», dice Moysiuk.
Gracias a su excepcional estado de conservación, los yacimientos de esquisto de Burgess son considerados una ventana única al pasado más remoto de la vida compleja en la Tierra. De hecho, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980, y siguen ofreciendo fósiles a la ciencia que cambian nuestra visión de la evolución.
El Museo Real de Ontario en Toronto alberga la colección más grande de esquisto de Burgess del mundo, y muchos radiodontos pueden verse en su galería permanente Dawn of Life. Este mismo año, Mosura fentoni se exhibirá por primera vez en el Museo de Manitoba, en Winnipeg.
¿Por qué es relevante «Mosura fentoni»?
El estudio de Mosura fentoni demuestra que incluso los primeros artrópodos ya estaban experimentando con formas corporales complejas y estrategias especializadas. Esta criatura minúscula, que nadó en los océanos primitivos mucho antes de los dinosaurios, revela que la diversidad y capacidad de innovación evolutiva que hoy caracteriza a los insectos, crustáceos y arácnidos, tiene raíces más antiguas y profundas de lo que imaginábamos.
Como su nombre hace suponer, Mosura fue, en efecto, un monstruo del pasado. Pero también fue un pionero: una criatura pequeña que nos habla de una gran historia evolutiva. Y ayuda a mejorar modelos sobre cómo y cuándo evolucionaron las estructuras funcionales en animales complejos. ▪️
Información facilitada por el Museo Real de Ontario
Fuente: Joseph Moysiuk and Jean-Bernard Caron. Early evolvability in arthropod tagmosis exemplified by a new radiodont from the Burgess Shale. Royal Society Open Science (2025). DOI: https://doi.org/10.1098/rsos.242122