Descubren en Asia las momias más antiguas del mundo

Un hallazgo en cuevas del sur de China y el Sudeste Asiático revela que los cazadores-recolectores practicaban la momificación por humo hace más de 10.000 años, miles de años antes que Egipto o Chile. Un descubrimiento que reescribe la historia de la muerte y conecta con rituales aún vivos en Oceanía.

Por Enrique Coperías

Esqueletos en cuclillas y fuertemente encogidos hallados en el sur de China y el Sudeste Asiático, como estos restos de más de 9.000 años de antigüedad, muestran las huellas de la forma más antigua de momificación conocida.

Esqueletos en cuclillas y fuertemente encogidos hallados en el sur de China y el Sudeste Asiático, como estos restos de más de 9.000 años de antigüedad, muestran las huellas de la forma más antigua de momificación conocida, según los investigadores. Cortesía: Hirofumi Matsumura, Hsiao-chun Hung, Yousuke Kaifu / PNAS

La imagen más extendida de la momificación suele llevarnos a Egipto, con sus faraones envueltos en lino, sarcófagos decorados y rituales meticulosos. Otros, más familiarizados con la arqueología americana, citarán quizá a los chinchorro del desierto de Atacama, cuyos cuerpos embalsamados de hace 7.000 años se conservan como testimonio de una de las prácticas funerarias más antiguas conocidas.

Sin embargo, un hallazgo reciente obliga a replantear esa cronología: en las cuevas y abrigos del sur de China y del Sudeste Asiático, cazadores-recolectores comenzaron a momificar a sus muertos mediante humo hace más de 10.000 años, en pleno tránsito entre el Pleistoceno y el Holoceno.

Un equipo internacional de arqueólogos liderado por Hsiao-chun Hung, de la Universidad Nacional de Australi; y Zhenhua Deng, de la Universidad de Pekín, ha analizado más de medio centenar de enterramientos preneolíticos en once yacimientos repartidos entre Vietnam, China, Malasia e Indonesia. El resultado es contundente: muchas de las osamentas, encontradas en posiciones extremadamente encogidas y a veces con signos de quemaduras, no son fruto de rituales violentos ni de cremaciones accidentales, sino de un tratamiento deliberado: el secado con humo durante semanas o meses para preservar el cuerpo antes de su enterramiento definitivo.

Se trata de un descubrimiento que adelanta en varios milenios la evidencia más antigua de momificación artificial en el mundo, y que plantea preguntas fascinantes sobre la diversidad cultural de los primeros Homo sapiens en Asia.

Qué revela el hallazgo de las momias más antiguas de Asia

La investigación se centra en un tipo de entierro muy particular: cuerpos colocados en posturas fuertemente flexionadas o en cuclillas, a menudo con los brazos y piernas sujetos al tronco. En muchos casos los huesos presentan manchas negras o fracturas propias de una exposición prolongada a humo y calor moderado, pero sin llegar a la combustión completa.

Mediante técnicas de espectroscopia infrarroja y difracción de rayos X, los investigadores detectaron cambios en la composición de los huesos compatibles con un proceso controlado de calentamiento. No eran cremaciones: las temperaturas eran bajas y localizadas, la suficiente para deshidratar los tejidos y ennegrecer la piel, pero no para destruirla.

Los arqueólogos compararon estos patrones con prácticas etnográficas documentadas en Nueva Guinea y Australia en tiempos recientes. Allí, algunos pueblos como los dani o los anga seguían, hasta mediados del siglo XX, colgando los cadáveres sobre fuegos ahumados durante meses, en chozas o refugios, hasta que el cuerpo se convertía en una momia rígida y ennegrecida. Luego, esas figuras se conservaban en viviendas o cuevas, acompañaban a los vivos en celebraciones y funcionaban como soporte físico del vínculo con los ancestros.

👉 Las similitudes son tan claras que los autores del estudio proponen una continuidad cultural de más de 10.000 años entre los cazadores-recolectores del Sudeste Asiático pre-neolítico y las poblaciones indígenas actuales de Oceanía.

Ejemplos de enterramientos humanos del Holoceno temprano y medio en el sur de China.

Ejemplos de enterramientos humanos del Holoceno temprano y medio en el sur de China. La imagen muestra seis sepulturas de los yacimientos con concheros de Huiyaotian (A: M14, B: M19, C: M20) en Nanning y Liyupo (D: M23, E: M24, F: M28) en Long’an, en la Región Autónoma de Guangxi. Todos los individuos fueron inhumados en posición flexionada, varios de ellos en posturas hiperflexionadas (A y E: varones; B–D y F: mujeres). Cortesía: Hirofumi Matsumura, Hsiao-chun Hung, Yousuke Kaifu / PNAS

Un hallazgo más antiguo que los de Egipto y Chile

Hasta ahora, los manuales situaban el inicio de la momificación artificial en Chile (cultura chinchorro, hace más de 7.000 años) y en Egipto (hace más de 6.500 años). El hallazgo asiático empuja ese umbral varios milenios atrás. Los enterramientos más antiguos documentados en este estudio rondan los 12.000 años de antigüedad, y algunos indicios sugieren que la práctica podría remontarse incluso más, a 14.000 o 15.000 años.

Lo notable es que estas comunidades vivían en un entorno radicalmente distinto: no eran agricultores asentados en valles áridos, como los egipcios, sino grupos de cazadores y recolectores en climas tropicales húmedos, donde la descomposición de los cuerpos es rápida y agresiva. La momificación por humo no era solo un ritual simbólico, sino también una solución práctica para frenar la putrefacción en un entorno hostil para la preservación.

Los investigadores apuntan que el humo no solo desecaba, sino que impregnaba los tejidos con compuestos antimicrobianos, similares a los que conservan alimentos ahumados. El resultado eran cuerpos sorprendentemente resistentes al paso del tiempo, que podían mantenerse en casas o cuevas antes de su entierro final.

Por qué los cuerpos aparecen retorcidos y mutilados

Durante décadas, muchos de estos hallazgos arqueológicos se habían interpretado como enterramientos violentos o mutilaciones rituales. En algunos esqueletos los huesos aparecían en posiciones imposibles —cráneos colocados dentro del pecho, piernas dislocadas sobre los brazos—, lo que llevó a pensar en sacrificios o desmembramientos intencionales.

La nueva lectura cambia el guion. Esas anomalías son, en muchos casos, consecuencias del proceso de momificación por humo. Cuando un cuerpo ahumado se conservaba durante meses, algunas articulaciones se aflojaban, y al ser enterrado tiempo después, los huesos podían recolocarse de manera anómala. También los cortes detectados en fémures y húmeros parecen deberse no a violencia, sino a incisiones destinadas a drenar fluidos o a facilitar la flexión post mortem.

En definitiva, lo que antes se interpretaba como ritos macabros es ahora visto como parte de una tradición compleja de respeto a los muertos, donde el humo actuaba como puente entre el cuerpo físico y la memoria colectiva.

El estudio propone un escenario para la momificación prehistórica mediante secado con humo, a partir de hallazgos arqueológicos y paralelos etnográficos en Papúa.

El estudio propone un escenario para la momificación prehistórica mediante secado con humo, a partir de hallazgos arqueológicos y paralelos etnográficos en Papúa. La ilustración muestra las distintas fases del proceso, según reconstrucción de los investigadores. Cortesía: Hirofumi Matsumura, Hsiao-chun Hung, Yousuke Kaifu / PNAS

¿Un legado de los primeros «Homo sapiens» en Asia?

El hallazgo tiene implicaciones que van más allá de la arqueología funeraria. Los estudios genéticos y craneométricos muestran que estos cazadores-recolectores del Sudeste Asiático pertenecían a lo que los especialistas llaman la primera capa de poblaciones humanas en la región: grupos descendientes de los Homo sapiens que salieron de África hace unos 60.000 años y que están emparentados con los actuales aborígenes australianos, papúes y algunos pueblos negritos del sudeste asiático.

La momificación por humo, entonces, podría ser una tradición compartida que se remonta a los inicios de esa expansión por Asia y Oceanía. Una tecnología cultural que viajaba junto a las migraciones humanas, transmitida y adaptada a lo largo de milenios en bosques tropicales, archipiélagos y mesetas montañosas.

Más allá de Egipto: una historia global de las momias

El estudio invita a repensar la historia de la momificación como fenómeno humano universal. En distintos lugares y tiempos, las comunidades encontraron maneras de conservar a sus muertos: los cuerpos congelados en los Andes, los desecados por el desierto de Atacama, los envueltos en lino de Egipto o los ennegrecidos por humo en Asia tropical.

Cada técnica respondía a un entorno ecológico y a una cosmovisión particular, pero todas revelan una misma pulsión: mantener cerca a los muertos, prolongar su presencia entre los vivos, usar sus cuerpos como anclas materiales de la memoria y la identidad colectiva.

En este sentido, las momias del sur de China y el Sudeste Asiático no son solo las más antiguas conocidas, sino también testimonio de una constante humana: el deseo de desafiar la fugacidad de la vida.

Ejemplos de momias ahumadas conservadas en hogares de Papúa (Indonesia), fotografiadas en enero de 2019. (A) Momia hiperflexionada de los dani; (B) momia flexionada del poblado de pumo.

Ejemplos de momias ahumadas conservadas en hogares de Papúa (Indonesia), fotografiadas en enero de 2019. (A) Momia hiperflexionada de los dani; (B) momia flexionada del poblado de pumo. Ambas se encuentran en Wamena (Papúa). Cortesía: Hirofumi Matsumura, Hsiao-chun Hung, Yousuke Kaifu / PNAS

El humo que une a los vivos y a los muertos

Hoy, en aldeas remotas de Nueva Guinea, todavía es posible encontrar momias ahumadas de líderes tribales sentadas en cabañas o en repisas de piedra, vigilando a los vivos. Sus descendientes les ofrecen comida simbólica, les hablan en festividades y consideran que su espíritu regresa al cuerpo por las noches.

👉 El eco de esas prácticas resuena en los restos hallados en Guangxi, Vietnam o Malasia. Aquellos cazadores-recolectores de hace 10.000 años quizá también conversaban con sus ancestros ennegrecidos por el humo, compartían historias a su lado o pedían consejo antes de tomar decisiones importantes.

Gracias a este estudio, esas voces perdidas recuperan hoy un lugar en la historia. Y nos recuerdan que la arqueología, más allá de huesos y análisis químicos, trata en última instancia de reconstruir los vínculos invisibles que los humanos tejen con sus muertos.

El hallazgo de las momias más antiguas de Asia obliga a reescribir los manuales de prehistoria y a ampliar el mapa de las tradiciones funerarias. Frente a la visión eurocéntrica que situaba a Egipto como punto de partida, los cazadores del Sudeste Asiático nos muestran que la creatividad ritual y tecnológica de la especie humana era mucho más diversa y temprana.

Más de 10.000 años después, los cuerpos ennegrecidos por el humo siguen hablando: cuentan una historia de continuidad cultural desde las selvas tropicales del Pleistoceno hasta las aldeas papúes del presente; una historia en la que la muerte no era un final abrupto, sino el inicio de una nueva fase de convivencia con los vivos. ▪️

Momias de Asia: Preguntas & Respuestas

🧟 ¿Cuál es la momia más antigua del mundo?
Las más antiguas documentadas son las momias por humo del sur de China y el Sudeste Asiático, con más de 12.000 años de antigüedad.

🧟 ¿Quiénes practicaban la momificación por humo?
Comunidades de cazadores-recolectores pre-neolíticos, relacionadas con los ancestros de papúes y aborígenes australianos.

🧟 ¿En qué se diferencian de las momias egipcias?
Mientras que Egipto usaba embalsamamiento químico, en Asia tropical se aplicaba un método de ahumado y secado para conservar los cuerpos.

🧟 ¿Por qué momificaban a los muertos?
Además de razones prácticas (frenar la putrefacción en clima húmedo), existían motivos espirituales: mantener cerca a los ancestros y reforzar el vínculo con la comunidad.

  • Fuente: Hsiao-chun Hung, Zhenhua Deng, Yiheng Liu and Hirofumi Matsumura. Earliest evidence of smoke-dried mummification: More than 10,000 years ago in southern China and Southeast Asia. PNAS (2025). DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.251510312

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