Dinero cuántico infalsificable: la primera «tarjeta de débito» ultrafría ya es real
Un equipo de físicos de la Sorbona ha logrado almacenar dinero cuántico en una memoria óptica de átomos ultrafríos, abriendo de esta manera el camino hacia sistemas financieros imposibles de falsificar por los ciberdelincuentes.
Por Enrique Coperías
Una versión cuántica de una tarjeta de débito podría mantener tu dinero a salvo. Foto: Viktor Forgacs
En un laboratorio parisino, un grupo de físicos ha logrado lo que hasta hace poco sonaba a ciencia ficción: almacenar dinero cuántico en una especie de tarjeta bancaria hecha de átomos ultrafríos.
Este avance tecnológico, publicado en la revista Science Advances, supone un paso decisivo hacia sistemas financieros imposibles de falsificar gracias a las leyes más fundamentales de la física.
El concepto, conocido como dinero cuántico, fue ideado en los años setenta por Stephen Wiesner, un físico teórico formado en Columbia y amigo de Charles Bennett, uno de los padres de la criptografía cuántica. Wiesner imaginó billetes que, además de números de serie, contuvieran partículas cuánticas en estados imposibles de clonar.
De este modo, ningún falsificador podría copiarlos sin ser detectado. Durante décadas, la idea quedó en los márgenes de la investigación: era brillante, pero irrealizable. Ahora, medio siglo después, un equipo francoaustríaco ha demostrado que la utopía empieza a ser viable.
El avance: una memoria cuántica como tarjeta de débito
El experimento, dirigido por Julien Laurat, profesor de Física en el Laboratoire Kastler Brossel de la Universidad de la Sorbona, en Francia, ha conseguido por primera vez integrar un sistema de memoria cuántica óptica en un protocolo de dinero cuántico. ¿Qué significa esto en términos sencillos? Hasta ahora, las pruebas de concepto se limitaban a billetes o fichas en vivo: se emitían, se usaban y se verificaban en el acto, sin posibilidad de guardarlos. Era como recibir una tarjeta de prepago que caducaba instantáneamente.
La innovación del nuevo trabajo es que el dinero puede almacenarse temporalmente en un soporte físico estable: un enjambre de átomos de cesio enfriados con láseres hasta casi el cero absoluto (-273,15 ºC). Estos átomos funcionan como un banco ultrafino donde se depositan los bits cuánticos (cúbits) que contienen la clave secreta emitida por el banco central.
👉 La tarjeta no tiene chip ni banda magnética, sino un sistema de almacenamiento de información basado en fenómenos como la transparencia electromagnéticamente inducida. Dicho de otro modo: una nube helada de átomos hace de caja fuerte.
La analogía con las tarjetas de débito es útil pero incompleta. Lo que el equipo ha creado no es un objeto de bolsillo, sino un prototipo de laboratorio. La tarjeta cuántica mide varios centímetros y necesita láseres, bobinas magnéticas y una cámara de vacío. Sin embargo, su principio es escalable. Igual que los primeros ordenadores ocupaban habitaciones enteras y hoy caben en un teléfono, es concebible que en unas décadas el dinero cuántico pueda portarse en un dispositivo compacto.
Esquema del protocolo de dinero cuántico con memoria intermedia: las memorias ópticas permiten almacenar y recuperar información a demanda, una pieza clave para redes cuánticas futuras y sistemas de dinero imposible de falsificar, aunque exigen una eficiencia muy alta y un nivel mínimo de ruido para garantizar la seguridad. Cortesía: Hadriel Mamann et al.
El secreto está en no poder copiar
La fuerza de este sistema reside en un teorema fundamental de la física cuántica: el teorema de no clonado. A diferencia de un archivo digital o un billete de euro, que pueden reproducirse sin pérdida, un estado cuántico no puede copiarse exactamente. Cada cúbit que forma parte del dinero cuántico se emite en una base aleatoria —lineal o circular, horizontal o vertical— y solo el banco emisor conoce la secuencia.
Cuando el cliente quiere gastar su dinero cuántico, extrae la información de la memoria y la entrega al comerciante. Este realiza una medición aleatoria y envía el resultado al banco. Si los datos coinciden con la clave original, la transacción es válida. Si no, queda claro que alguien ha intentado duplicar o manipular el billete.
El gran reto era guardar esos cúbits sin que se degradaran. La información cuántica es extremadamente frágil: basta un pequeño ruido, una vibración o una interacción con el entorno para que se pierda. Por eso, la hazaña del equipo francoaustríaco es notable, ya que ha logrado una eficiencia del 77% en la recuperación de los cúbits almacenados y una fidelidad de polarización superior al 99%.
¿Por qué es importante este avance?
El dinero cuántico no es una curiosidad académica. Podría convertirse en el núcleo de sistemas financieros y de ciberseguridad absolutamente resistentes al fraude y a la piratería digital.
👉 En un mundo en el que los ciberataques cuestan miles de millones de euros cada año y donde incluso las criptomonedas basadas en blockchain son vulnerables a errores humanos o robos de claves privadas, disponer de un mecanismo físicamente infalsificable supondría una revolución.
Además, los avances en memorias cuánticas son relevantes mucho más allá de las finanzas. Son piezas críticas para construir la futura internet cuántica, una red de comunicaciones seguras que funcionará con qubits en lugar de bits. En este contexto, el trabajo demuestra que las memorias no solo sirven para distribuir entrelazamiento a larga distancia, sino también para habilitar protocolos criptográficos prácticos.
Del laboratorio a la vida real
El experimento se llevó a cabo con una cadena de veintiocho estados cuánticos de polarización, codificados en pulsos de luz extremadamente débiles. Estos pulsos se almacenaron en la nube de cesio y se recuperaron tras un microsegundo de almacenamiento.
Aunque ese tiempo parece ínfimo, es suficiente para probar que la idea funciona. El límite actual es de unos 6 microsegundos antes de que la señal se degrade demasiado. Esto equivale a transmitir la información a través de 1,2 kilómetros de fibra óptica.
La cifra puede parecer modesta, pero los investigadores recuerdan que existen técnicas para prolongar la vida de las memorias cuánticas hasta escalas de segundos. Si esas mejoras se incorporan al sistema, el dinero cuántico almacenado sería práctico para transacciones reales en redes de telecomunicaciones.
El desafío de la seguridad
Laurat y sus colegas realizaron también un análisis teórico exhaustivo de la tolerancia a errores. En un mundo ideal, cualquier discrepancia en la verificación sería prueba de falsificación. En el mundo real, los dispositivos introducen ruido y pérdidas inevitables.
Un protocolo práctico debe admitir cierto margen de error sin comprometer la seguridad.
El equipo calculó los umbrales en función del número medio de fotones por pulso y de la eficiencia de la memoria. Por debajo de un error del 1% y con eficiencias superiores al 50%, el sistema se mantiene seguro. Sus resultados experimentales encajaron perfectamente en esa franja, lo que valida la viabilidad de la propuesta.
Cuándo podremos disfrutar del dinero cuántico
Por ahora, el dinero cuántico sigue siendo un prototipo. Requiere refrigeración criogénica, sistemas ópticos delicados y un entorno aislado de interferencias. Nadie podrá llevarlo en la cartera en un futuro inmediato. Pero los investigadores subrayan que lo importante es haber demostrado el principio de almacenaje y recuperación segura.
El siguiente paso será trabajar con memorias multimodo, capaces de almacenar muchos más qubits en paralelo. Esto permitiría guardar billetes completos en lugar de secuencias cortas y realizar transacciones a gran escala. También se exploran arquitecturas híbridas, donde diferentes nodos de memoria se conectan entre sí para formar redes financieras cuánticas distribuidas.
El trabajo de la Sorbona se inscribe en una carrera internacional por desarrollar tecnologías cuánticas aplicadas a la seguridad. China ya ha demostrado billetes cuánticos en condiciones de laboratorio, mientras que grupos en Viena y Shanghái trabajan en versiones prácticas de fichas y tarjetas cuánticas. La Unión Europea financia proyectos como QIA (Quantum Internet Alliance) y QSN (Quantum Secure Network) con el mismo objetivo.
En paralelo, empresas emergentes intentan encontrar aplicaciones inmediatas, como tokens cuánticos de acceso para proteger los servidores o sistemas de autenticación imposibles de falsificar para instituciones militares y gubernamentales.
El nuevo avance en el mundo cuántico abre la puerta a una economía en la que la falsificación de dinero, las estafas digitales y los duplicados de tarjetas sean imposibles. Foto: Aleksandrs Karevs
Entre el entusiasmo y la cautela
Aunque el avance es indudable, los especialistas mantienen cierta cautela. «El dinero cuántico es un concepto fascinante, pero aún estamos lejos de verlo en cajeros automáticos» advierte Eleni Diamanti, coautora del estudio y experta en criptografía cuántica.
Según ella, el mayor reto será miniaturizar la tecnología y garantizar que funcione fuera del laboratorio, en condiciones reales y con millones de usuarios.
Otros recuerdan que el simple hecho de que algo sea teóricamente infalsificable no lo hace inmune a fallos de implementación. Igual que el protocolo SSL que protege las transacciones en internet es matemáticamente sólido, pero puede romperse por errores en el software, el dinero cuántico necesitará auditorías rigurosas y sistemas de redundancia.
Un paso en la carrera global por el dinero cuántico
El experimento de París y Viena es, en cierto modo, la primera tarjeta de débito cuántica de la historia, aunque esté guardada en un laboratorio criogénico. Abre la puerta a una economía en la que la falsificación de dinero, las estafas digitales y los duplicados de tarjetas sean imposibles.
Más allá del dinero, lo realmente trascendente es que demuestra que las memorias cuánticas han alcanzado un grado de madurez que permite usarlas en protocolos complejos, no solo en pruebas de concepto. Esto anticipa una década en la que la computación y la comunicación cuánticas dejarán de ser promesas lejanas para empezar a configurar infraestructuras críticas.
Cuando Stephen Wiesner soñó con el dinero cuántico, escribió su idea en un manuscrito rechazado por varias revistas. Décadas más tarde, sus intuiciones se han convertido en experimentos tangibles que podrían transformar la forma en que entendemos la confianza, la seguridad y el valor.
Quizá falten años —o incluso décadas— para pagar un café con un billete cuántico. Pero el paso dado hoy es tan sólido que permite imaginar un futuro donde los fraudes financieros, tal como los conocemos, se conviertan en reliquias del pasado. ▪️
Preguntas & Respuestas: Dinero Cuántico
💳 ¿Qué diferencia hay entre dinero cuántico y criptomonedas?
Las criptomonedas dependen de matemáticas y blockchain, mientras que el dinero cuántico es infalsificable por leyes físicas, no solo por algoritmos.
💳 ¿Cuándo podremos pagar con dinero cuántico?
Aún faltan años o décadas. Hoy la tecnología requiere laboratorios especializados, pero el principio ya está demostrado.
💳 ¿Se podrá falsificar alguna vez?
No. Según la mecánica cuántica, los qubits no pueden clonarse. Lo único vulnerable son los dispositivos que los implementan, no el concepto en sí.
💳 ¿Qué aplicaciones tendrá además de las finanzas?
Seguridad digital, defensa, redes de telecomunicaciones cuánticas, autenticación imposible de falsificar.
💳 ¿Quién lidera la carrera del dinero cuántico?
Europa, China y Estados Unidos compiten con proyectos de memorias cuánticas y billetes experimentales.
Fuente: Hadriel Mamann et al. Quantum cryptography integrating an optical quantum memory. Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adx3223