La cultura podría estar impulsando un cambio evolutivo sin precedentes en la humanidad
La genética ya no sería el motor principal de nuestra especie: según nuevos estudios, la cultura estaría reescribiendo las reglas de la evolución humana. Este giro podría transformar no solo cómo sobrevivimos, sino también lo que significa ser verdaderamente humanos.
Por Enrique Coperías
La evolución humana ya no se explica solo por los genes: la cultura, con sus tecnologías, instituciones y conocimientos, podría estar marcando el rumbo de nuestra especie hacia una transición sin precedentes. Imagen generada con DALL-E
Un grupo de investigadores de la Universidad de Maine, en Estados Unidos, sostiene que los seres humanos podríamos estar atravesando una transformación evolutiva decisiva, no guiada por los genes, sino por la cultura.
En un artículo publicado en la revista BioScience, de la Universidad de Oxford, Timothy M. Waring, profesor de Economía y Sostenibilidad, y Zachary T. Wood, investigador en Ecología y Ciencias Ambientales, argumentan que la cultura ha empezado a superar a la genética como la principal fuerza que modela nuestra evolución humana.
«La evolución humana parece estar cambiando de marcha —afirma Waring en un comunicado de la Universidad de Maine. Y añade—: Cuando aprendemos de los demás habilidades, instituciones o tecnologías, heredamos prácticas culturales adaptativas. La evidencia muestra que la cultura resuelve problemas mucho más rápido que la evolución genética. Eso indica que nuestra especie está en medio de una gran transición evolutiva».
Por qué la cultura evoluciona más rápido que los genes
Las prácticas culturales —desde los métodos agrícolas hasta los sistemas legales— se transmiten y transforman con una rapidez inalcanzable para los genes, lo que permite a las sociedades humanas adaptarse a entornos cambiantes y afrontar problemas inéditos con una flexibilidad imposible para la biología por sí sola.
Según los investigadores, este proceso de transición se inició hace milenios, se está acelerando y podría definir el destino humano durante los próximos siglos.
«En la carrera de la adaptación, la cultura deja a la genética muy atrás», asegura Wood.
Ejemplos claros: medicina, tecnología y sociedad
En el entorno actual, los sistemas culturales evolucionan con tanta rapidez que llegan a anular la adaptación genética. El ejemplo es evidente en tecnologías médicas como las gafas o la cirugía, que corrigen problemas de visión que antes quedaban en manos de la selección natural. Las cesáreas o los tratamientos de fertilidad permiten la supervivencia y reproducción de personas que, de otro modo, habrían quedado fuera del proceso biológico.
Estas soluciones culturales reducen el papel de los genes y refuerzan la dependencia de estructuras como hospitales, escuelas o gobiernos.
«Pregúntate: ¿qué pesa más en tu vida, los genes con los que naciste o el país en el que vives? —plantea Waring—. Cada vez nuestra salud y bienestar dependen menos de la biología individual y más de los sistemas culturales que nos rodean: la comunidad, la nación, la tecnología. Y la importancia de la cultura no deja de crecer porque acumula soluciones adaptativas con enorme rapidez».
De consolidarse esta dinámica, la supervivencia humana y la reproducción dependerían menos de las características genéticas individuales y más de la fortaleza de las sociedades y sus infraestructuras culturales.
Evolución de grupo: la cultura como fenómeno colectivo
La cultura, al ser esencialmente compartida, genera soluciones colectivas. Con datos de la antropología, la biología y la historia, los investigadores sostienen que la adaptación cultural grupal ha marcado el rumbo humano desde hace milenios, con hitos como la expansión de la agricultura o la formación de los estados modernos.
Hoy, los avances en salud, longevidad y supervivencia se deben sobre todo a sistemas colectivos como la medicina científica, las medidas de higiene y la educación, más que a la inteligencia individual o a la variación genética.
Si estamos evolucionando hacia una dependencia cada vez mayor de la cultura, también lo hacemos hacia formas de vida más colectivas. Eso implicaría una redefinición de lo que significa ser humano.
El ADN entrelazado con libros, ciencia, arte y tecnología simboliza cómo la cultura se ha convertido en una fuerza evolutiva tan decisiva como la biología. Imagen generada con DALL-E
Un cambio en la individualidad
En la historia de la vida han ocurrido transiciones evolutivas radicales que han redefinido la noción de individuo: cuando células aisladas dieron lugar a organismos multicelulares o cuando los insectos sociales evolucionaron hacia colonias cooperativas. Muchos biólogos se han mostrado escépticos sobre la posibilidad de un cambio de esta magnitud en nuestra especie, pero Waring y Wood sugieren que el predominio de la cultura podría estar reorganizando nuestra individualidad en torno al grupo.
«La organización cultural hace a los grupos más cooperativos y eficaces, y los grupos más grandes se adaptan con mayor rapidez —indica Waring—. Es un sistema que se refuerza a sí mismo, y los datos sugieren que se está acelerando».
La ingeniería genética es un buen ejemplo: supone un control cultural sobre el material biológico, pero solo es posible dentro de sociedades complejas. A largo plazo, si esta transición evolutiva llega a completarse, nuestros descendientes podrían dejar de ser individuos biológicamente evolucionados para convertirse en superorganismos sociales, cuya evolución se guíe principalmente por el cambio cultural.
Lo que está por venir
Waring y Wood subrayan que su teoría es comprobable, y ya trabajan en modelos matemáticos y de simulación para medir la velocidad de este proceso evolutivo, así como en la puesta en marcha de un proyecto de datos a largo plazo. Eso sí, advierten contra la tentación de interpretar la evolución cultural como progreso inevitable.
«No estamos sugiriendo que unas sociedades sean mejores que otras por tener más riqueza o tecnología —apunta Wood—. La evolución puede producir soluciones beneficiosas, pero también resultados brutales. Creemos que esta perspectiva puede ayudar a la humanidad a evitar los peores escenarios».
Este trabajo se enmarca en una línea de investigación más amplia del Applied Cultural Evolution Laboratory de la Universidad de Maine, que busca comprender los patrones de evolución humana para promover cambios sociales positivos.
Aun así, las preguntas que abre son tan inquietantes como inspiradoras. «Si la herencia cultural continúa dominando, nuestro destino como individuos y como especie dependerá cada vez más de la fortaleza y adaptabilidad de nuestras sociedades —sostiene Waring. Y concluye—: La próxima fase de la evolución humana quizá no se escriba en el ADN, sino en las historias, sistemas e instituciones que creamos juntos». ▪️
Cultura y Evolución: Preguntas & Respuestas
📚 ¿Está la cultura sustituyendo a la genética en la evolución humana?
Sí, la cultura se adapta y transmite más rápido que los genes, influyendo hoy más en nuestra evolución.
📚 ¿Qué ejemplos muestran que la cultura supera a la biología?
La medicina, las gafas, las cesáreas o la educación resuelven problemas que antes dependían de la selección natural.
📚 ¿Qué significa que los humanos se conviertan en superorganismos sociales?
Que nuestra supervivencia depende cada vez menos de rasgos individuales y más de la cooperación grupal.
📚 ¿Cómo puede la evolución cultural afectar a la supervivencia de la humanidad?
Fortaleciendo sociedades e instituciones, pero también generando riesgos si esas estructuras fallan.
📚 ¿Es la evolución cultural un progreso inevitable?
No; avanza rápido, pero puede producir tanto soluciones positivas como resultados brutales.
Información facilitada por la Universidad de Maine
Fuente: Timothy M Waring and Zachary T Wood. Cultural inheritance is driving a transition in human evolution. BioScience (2025). DOI: https://doi.org/10.1093/biosci/biaf094