La misteriosa pisada humana que reescribe la historia del poblamiento de América
Un nuevo estudio liderado por el geólogo y arqueólogo Vance Holliday confirma que los primeros humanos llegaron a Norteamérica hace más de 20.000 años, miles de años antes de lo que se creía.
Por Enrique Coperías
Las huellas humanas del Parque Nacional de White Sands, en Nuevo México, de las que se informó en 2021, muestran que la actividad humana se produjo en América hace 23.000 años, unos 10.000 años antes de lo que se pensaba. Un nuevo estudio de la Universidad de Arizona corrobora los hallazgos de 2021. Cortesía: David Bustos / White Sands National Park
Hace más de una década, el arqueólogo y geólogo Vance Holliday aceptó una invitación para estudiar las dunas de arena blanca compuestas de cristales de yeso de White Sands, en el oeste de Alamogordo (Nuevo México), un paisaje fantasmal formado por la evaporación de antiguos mares.
Las ondulaciones del terreno, protegidas hoy como parque nacional, forman uno de los accidentes geológicos más singulares del planeta. Pero buena parte del entorno pertenece a un campo de tiro de misiles del Ejército estadounidense, lo que limita enormemente el acceso científico.
En 2012, Holliday, profesor emérito en la Universidad de Arizona, pidió entre escéptico y curioso permiso para acercarse a una zona del campo militar. «Lo siguiente que recuerdo es que estábamos en el campo de misiles», rememora este arqueólogo.
¿Qué descubrieron en White Sands?
Durante varios días, junto a un estudiante de posgrado, Holliday examinó las capas sedimentarias de unas zanjas excavadas con anterioridad por otros investigadores, sin saber que, a menos de 100 metros, yacían ocultas bajo el yeso unas huellas humanas que cambiarían el relato sobre la llegada del ser humano a América.
Esas pisadas fueron desenterradas en 2019 por investigadores del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos y de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido), y publicadas dos años después en un estudio que provocó un intenso debate científico.
Las huellas apuntaban a una presencia humana entre hace 23.000 y 21.000 años, varios milenios antes de lo que hasta ahora sostenía el consenso académico, basado en hallazgos en Clovis, otro enclave de Nuevo México, con una datación de unos 13.000 años.
El nuevo estudio de 2025: datación por radiocarbono de lodo antiguo
Holliday no participó en la excavación inicial, pero fue incorporado como coautor del estudio de 2021 gracias a los datos estratigráficos que había recopilado años antes. Desde entonces, sin embargo, los resultados han sido puestos en duda por otros expertos, que señalaban que las dataciones se basaban en semillas y granos de polen, materiales considerados poco fiables en determinados contextos geológicos.
Ahora, un nuevo estudio dirigido por el propio Holliday y publicado en la revista Science Advances aporta una tercera línea de evidencia: restos de lodo antiguo, datados por radiocarbono en un laboratorio independiente, sitúan las huellas entre hace 20.700 y 22.400 años. Un rango que respalda las estimaciones iniciales.
«Es un registro extraordinariamente coherente —afirma Holliday, que ha dedicado casi cinco décadas al estudio del poblamiento humano en América. Y añade—: Se llega a un punto en el que es realmente difícil explicar todo esto. Como digo en el artículo, sería serendipia en extremo tener todas estas fechas que te dan una imagen consistente que está en error».
Recreación artística de los primeros humanos que habitaron América hace más de 20.000 años, cruzando las dunas de yeso de White Sands (Nuevo México), donde se hallaron huellas que desafían la teoría tradicional del poblamiento del continente. Imagen generada con DALL-E
Huellas bajo una montaña de arena
Las pisadas, preservadas en el lecho de un antiguo arroyo que desembocaba en un lago desaparecido, afloraron en una zona donde las condiciones de conservación son excepcionales. Durante miles de años, la erosión eólica transformó la zona en el actual desierto de yeso. «La erosión destruyó parte de la historia, así que esa parte ha desaparecido —explica Holliday—. El resto está enterrado bajo el mayor montón de arena de yeso del mundo».
En las campañas de 2022 y 2023, Holliday volvió al lugar acompañado de Jason Windingstad, doctorando en Ciencias Ambientales, para excavar nuevas zanjas y estudiar los depósitos lacustres con mayor precisión. Windingstad ya había trabajado allí como geoarqueólogo para otros equipos, pero esta vez se implicó directamente en el análisis.
«Es una sensación extraña cuando vas allí y observas las huellas y las ves en persona —cuenta Windingstad—. Te das cuenta de que básicamente contradice todo lo que te han enseñado sobre el poblamiento de Norteamérica».
¿Por qué no se han hallado artefactos humanos?
Uno de los principales argumentos de los críticos no ha sido aún refutado: la ausencia de artefactos o señales de asentamiento que acompañen las huellas. Holliday admite que todavía no puede ofrecer una respuesta concluyente. Pero señala que algunas de las pisadas parecen formar parte de senderos que sólo habrían llevado segundos recorrer. En ese contexto, sostiene, es razonable que los primeros pobladores no dejaran atrás herramientas u objetos.
«Estas personas viven de sus artefactos, y estaban muy lejos de donde pueden conseguir material de reemplazo. No arrojan artefactos al azar —explica Holliday—. No me parece lógico que se vaya a ver un campo de escombros».
Aunque confiaba en los resultados originales, Holliday celebra disponer ahora de un conjunto más robusto de datos. «Realmente no tuve ninguna duda desde el principio porque la datación que teníamos ya era consistente —asegura este arqueólogo. Y concluye—: Tenemos datos directos del terreno, y muchos ahora». ▪️
Información facilitada por la Universidad de Arizona
Fuente: Vance T. Holliday et al. Paleolake geochronology supports Last Glacial Maximum (LGM) age for human tracks at White Sands, New Mexico. Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adv4951