¿Cómo el tabaquismo deja una huella permanente en tus dientes?

Tus piezas dentales guardan más secretos de los que imaginas: incluso décadas después, revelan si fuiste fumador. Un nuevo estudio científico demuestra que el tabaco deja una huella permanente en la raíz dental, visible siglos después de la muerte.

Por Enrique Coperías

Un investigador examina al microscopio un diente extraído, cuya raíz conserva las marcas invisibles del tabaquismo.

Un investigador examina al microscopio un diente extraído, cuya raíz conserva las marcas invisibles del tabaquismo, en esta imagen conceptual. El cemento dental, como muestran los últimos estudios, registra de forma permanente los efectos del consumo de tabaco, incluso décadas después de haberlo dejado. Imagen generada con DALL-E

Por primera vez, un grupo de investigadores científicos ha logrado detectar señales permanentes del daño que el tabaquismo deja en los dientes humanos, incluso muchos años después de que una persona haya dejado de fumar.

Lo más sorprendente del trabajo es que estas huellas también están presentes en restos arqueológicos de individuos fallecidos hace más de dos siglos. Estamos pues ante un descubrimiento que no solo aporta nuevas herramientas al ámbito forense y a la bioarqueología, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre cómo los hábitos de vida se graban literalmente en nuestro cuerpo.

La investigación, encabezada por expertos de la Universidad de Northumbria en colaboración con la Universidad de Leicester y otras instituciones europeas, ha revelado cómo el tabaco altera de manera visible, profunda y persistente la estructura del cemento dental, el tejido que recubre la raíz de los dientes.

El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista científica PLOS ONE, y podría abrir nuevas vías en la identificación de restos humanos, la reconstrucción de biografías históricas y el análisis de hábitos de consumo en el pasado.

¿Qué es el cemento dental y qué revela?

Los dientes humanos están compuestos por tres tejidos principales:

🦷 El esmalte: la capa más externa y dura del diente; protege su estructura interna frente al desgaste, las bacterias y los ácidos.

🦷 La dentina: el tejido intermedio del diente, ubicado debajo del esmalte y encima de la pulpa. Es menos dura que el esmalte y transmite sensaciones como el dolor o la temperatura.

🦷 El cemento: na capa delgada y dura que recubre la raíz del diente. Su función principal es anclar el diente al hueso mediante el ligamento periodontal.

Este último, aunque menos conocido, es clave para el anclaje del diente en el hueso maxilar. En particular, el cemento extrínseco acelular crece a lo largo de la vida de una persona formando anillos de crecimiento que se depositan anualmente, como los anillos en un tronco de árbol.

Un registro desde la edad hasta el tabaquismo

Esta característica convierte al cemento extrínseco acelular en una especie de libro de registro biológico, que puede revelar información como la edad de la persona, así como eventos fisiológicos significativos:

✅ Embarazos

✅ Enfermedades crónicas

✅ Eventos traumáticos

Y ahora también: el tabaquismo

La disciplina que estudia estos anillos se llama cementocronología, y se ha utilizado en antropología forense para estimar la edad en el momento del fallecimiento. Pero esta es la primera vez que se emplea para detectar rastros de consumo de tabaco, lo que representa un avance significativo en su aplicación.

Una investigación con dientes del presente y del pasado

El equipo examinó un total de 88 dientes humanos, setenta de ellos procedían de pacientes vivos que se sometían a tratamientos dentales y que proporcionaron información detallada sobre su historial de salud y tabaquismo), y los 18 restantes, de restos arqueológicos, hallados en un antiguo cementerio de Coventry, en el Reino Unido, que datan de entre 1776 y 1890.

Los dientes modernos fueron recolectados de forma ética en centros dentales de Italia y el Reino Unido, mientras que los antiguos pertenecían a esqueletos bien documentados, algunos con placas funerarias que incluían edad, sexo y fecha de fallecimiento.

En varios casos, los dientes arqueológicos presentaban manchas oscuras y muescas de pipa, indicios clásicos del uso de tabaco de pipa en los siglos XVIII y XIX.

Ejemplo del daño causado por el consumo de tabaco en un diente arqueológico. La imagen ampliada de la derecha muestra variaciones en los anillos de cemento del diente causadas por el tabaquismo.

Ejemplo del daño causado por el consumo de tabaco en un diente arqueológico. La imagen ampliada de la derecha muestra variaciones en los anillos de cemento del diente causadas por el tabaquismo. Cortesía: Northumbria University

¿Qué descubrieron los investigadores?

Durante el análisis de las muestras, los científicos descubrieron que los anillos de cemento no siempre mantenían su patrón regular. En los dientes de fumadores actuales y exfumadores, las capas mostraban alteraciones visibles: zonas desorganizadas, de aspecto granuloso, donde los anillos estaban ausentes o interrumpidos. Estas áreas fueron denominadas por el equipo como smoking damage o daño por fumar.

El contraste con los dientes de no fumadores era claro. Solo un 3% de ellos mostraba alguna alteración, frente al 33% en fumadores activos y nada menos que el 70% en exfumadores. Un hallazgo que sorprendió incluso a los propios investigadores.

«El cemento dental es un tejido que no se remodela una vez formado, y por eso guarda un registro permanente de su historia”, explica Ed Schwalbe, profesor de Ciencias Aplicadas en la Universidad de Northumbria. Y añade—: Encontramos que el patrón normal de crecimiento se interrumpía precisamente en aquellos que habían fumado, y que esas alteraciones permanecían incluso años después de haber dejado el tabaco».

Además, los dientes de exfumadores presentaban un cemento más grueso, una posible consecuencia de la reanudación del depósito normal de capas tras el abandono del tabaco, lo que provoca un engrosamiento encima del tejido dañado. Es decir, el daño no desaparece, pero el cuerpo sigue depositando nuevas capas encima, generando una especie de cicatriz permanente en la estructura dental.

Fechando el tabaquismo con precisión

Uno de los hallazgos más impactantes del estudio fue la posibilidad de fechar con precisión el inicio y el fin del daño por fumar. En uno de los casos, un donante de 58 años informó que había fumado entre los 28 y los 38 años. El análisis de su diente permitió estimar que el daño en el cemento extrínseco acelular ocurrió entre los 22 y los 41 años, una coincidencia casi exacta con su historial personal.

Sin duda alguna, este tipo de concordancia abre nuevas posibilidades en el uso de la cementocronología como herramienta forense.

«Al contar los anillos desde la superficie hacia el centro del diente, podemos estimar cuántos años pasaron desde la aparición del daño, y así determinar el momento en que ocurrió», explica Valentina Perrone, investigadora de la Universidad de Leicester y autora principal del estudio.

En palabras de Perrone, «esto tiene un potencial enorme en la identificación de restos humanos y en la reconstrucción de la historia personal de individuos desaparecidos».

Los dientes de hace dos siglos cuentan la misma historia

Quizá el hallazgo más fascinante sea que los dientes de personas fallecidas hace más de doscientos años mostraban exactamente los mismos tipos de alteraciones en el cemento dental que los dientes actuales de fumadores y exfumadores.

«Esto demuestra que el tabaco, en cualquiera de sus formas, deja un impacto biológico medible y permanente en los tejidos dentales —dice Sarah Inskip, arqueóloga y responsable del proyecto Tobacco, Health and History. Y añade—: La identificación del daño por fumar en dientes arqueológicos abre una nueva vía para estudiar cómo el consumo prolongado de tabaco ha afectado la salud humana a lo largo de la historia»

En algunos dientes antiguos incluso fue posible estimar la edad a la que comenzaron a fumar sus dueños: entre los 18 y los 25 años, una cifra coherente con estudios previos sobre el uso del tabaco en la Inglaterra industrial.

Una herramienta forense y bioarqueológica de gran valor

Los autores destacan la relevancia del estudio para la antropología forense, ya que el método puede aportar datos en casos donde no hay información genética disponible.

También puede utilizarse en estudios poblacionales para reconstruir los patrones de consumo de tabaco en distintas culturas o periodos históricos, especialmente en combinación con otras evidencias como pipas, manchas dentales o documentos históricos.

«Gracias a este enfoque, podríamos, por ejemplo, analizar restos hallados en fosas comunes o campos de batalla y obtener información sobre sus hábitos de vida, lo que nos ayudaría a reconstruir su identidad —añade Schwalbe—. También podríamos estudiar cómo cambió el consumo de tabaco a lo largo del tiempo, e incluso compararlo entre entornos rurales y urbanos».

Aunque se conocen bien los efectos del tabaco en la salud bucal —como la periodontitis o la pérdida dental—, el daño por fumar queda grabado en la estructura interna del diente y persiste incluso tras años sin consumir tabaco.

Aunque se conocen bien los efectos del tabaco en la salud bucal —como la periodontitis o la pérdida dental—, el daño por fumar queda grabado en la estructura interna del diente y persiste incluso tras años sin consumir tabaco. Foto: Quang Tri NGUYEN

Tabaquismo, salud oral y daño invisible

Los efectos del tabaco en la salud bucodental han sido ampliamente documentados: incremento de la placa bacteriana, retraso en la cicatrización, periodontitis y mayor riesgo de pérdida dental.

Pero esta investigación aporta una novedad: por primera vez se muestra que el daño causado por fumar se conserva en la estructura íntima de los dientes humanos, incluso después de años de abstinencia.

«El cemento dental depende del ligamento periodontal, un tejido muy sensible a la inflamación provocada por el tabaco —explica Perrone. Y continúa—: El tabaquismo altera la regulación hormonal, la absorción de calcio y afecta a tejidos conectivos. Todo esto se refleja en el patrón de crecimiento del cemento».

Nuevas preguntas para futuras investigaciones

El estudio también plantea múltiples interrogantes, como estos: ¿El vapeo deja un rastro similar? ¿Qué ocurre con el uso de tabaco sin combustión, como el rapé y el tabaco de mascar? ¿El daño depende de la frecuencia o de la forma de consumo? ¿Qué papel juega la contaminación ambiental en los patrones observados?

Los investigadores sugieren ampliar el estudio a una muestra más diversa y analizar también el impacto del medio ambiente, especialmente en poblaciones que vivieron en contextos de alta polución industrial.

Más allá de su función masticatoria, el diente humano emerge aquí como una auténtica cápsula del tiempo. Este estudio demuestra que los hábitos de vida —en particular el tabaquismo— quedan inscritos en nuestros tejidos de forma duradera y legible. Una historia escrita, literalmente, en capas microscópicas de cemento dental.

En un momento en el que el uso de técnicas forenses y bioarqueológicas es clave para entender nuestro pasado y afrontar los desafíos del presente, esta investigación ofrece una nueva herramienta que une biología, historia y medicina. ▪️

  • Información facilitada por la Universidad de Northumbria

  • Fuente: Valentina Perrone, Anna M Davies-Barrett, Mario Migliario, Patrick Randolph-Quinney, Sarah A. Inskip, Edward C. Schwalbe. Reconstructing smoking history through dental cementum analysis - a preliminary investigation on modern and archaeological teeth. PLOS ONE (2025). DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0323812

Anterior
Anterior

La misteriosa pisada humana que reescribe la historia del poblamiento de América

Siguiente
Siguiente

¿Por qué los sonidos de los coches eléctricos son difíciles de localizar? Un estudio alerta sobre riesgos de seguridad vial