Las orcas fabrican herramientas con algas para acicalarse en pareja: un descubrimiento único en mamíferos marinos

Las orcas del Pacífico no solo se comunican y cazan en grupo: ahora sabemos que también se acicalan en pareja usando «cepillos» fabricados con algas. Un hallazgo fascinante que redefine la inteligencia y cultura de los mamíferos marinos.

Por Enrique Coperías

Dos orcas residentes del sur protagonizan una escena inspirada en el comportamiento real de allokelping, documentado por primera vez en la naturaleza: un ritual cooperativo donde se acicalan mutuamente utilizando herramientas hechas con algas, revelando la complejidad social y cultural de estos mamíferos marinos. Imagen generada con DALL-E

Las orcas fascinan por igual a los zoólogos y al gran público por su gran inteligencia, sus complejas estructuras sociales y su impresionante capacidad de aprendizaje cultural.

Ahora, un descubrimiento reciente eleva aún más el listón: un grupo de orcas del Pacífico noroeste ha sido observado fabricando herramientas con algas marinas para acicalarse mutuamente en pareja, en una práctica cooperativa y cuidadosamente coreografiada que hasta ahora no se había documentado en ningún mamífero marino.

El hallazgo, publicado en la revista científica Current Biology, representa un hito en el estudio del comportamiento animal. «Descubrimos que las orcas residentes del sur —un icono de la Costa Oeste— usan con regularidad fragmentos de alga Nereocystis luetkeana durante interacciones sociales, aparentemente como herramienta para acicalarse unas a otras —explica Michael Weiss, investigador del Center for Whale Research en Friday Harbor (Washington, EE UU) y autor principal del estudio. Y añade—: Fue increíblemente emocionante comprobar que no solo estaban usando herramientas, sino también fabricándolas, y que además lo hacían de una manera nunca antes vista en mamíferos marinos».

¿Qué es el «allokelping»?

El comportamiento de estos cetáceos, también conocidos como ballenas asesinas, ha sido bautizado como allokelping, una combinación de allo, otro, y kelping, juego con algas, y se documentó mediante grabaciones aéreas con drones entre abril y julio de 2024 en el estrecho de Salish, una zona compartida por las costas de Columbia Británica y el estado de Washington.

Lo que las imágenes revelaron dejó perplejos a los científicos. Las orcas seleccionaban cuidadosamente tallos o estipes completos del alga parda conocida vulgarmente como kelp cola de toro (Nereocystis luetkeana), los sujetaban con los dientes por su base y, ayudándose del arrastre del agua y sus propios movimientos, separaban segmentos más manejables.

Luego, con ese trozo de alga ya preparado, se acercaban a otra orca, colocaban el alga sobre su hocico y la presionaban contra el cuerpo del compañero. Juntas, las dos orcas se frotaban con el alga entre sus cuerpos, realizando torsiones y giros sincronizados, a veces en forma de S invertida.

Dos orcas participan en un allokelping.

Dos orcas participan en un allokelping. Dn color amarillo, aparecen fragmentos del alga usada para frotarse con ella mutuamente. Cortesía: Center for Whale Research, NMFS NOAA Permit 27038.png

La función higiénica del allokelping

Este frotamiento mutuo duraba entre treinta segundos y más de doce minutos, y se observó en treinta episodios distintos durante solo doce días de vuelos con dron. Más aún: el comportamiento no estaba limitado a un sexo o edad específicos, sino que se detectó en ejemplares jóvenes, adultos y ancianos, tanto machos como hembras, y pertenecientes a los tres grandes grupos sociales de esta población: las manadas J, K y L.

Lo que diferencia el allokelping de otros juegos en cetáceos, como el lanzamiento de objetos y las persecuciones lúdicas, es su carácter cooperativo y deliberado. A lo largo de los episodios observados, las orcas no mostraron signos de juego competitivo ni intentaron quedarse con el alga como si fuera un trofeo. Al contrario, intercambiaban los roles de forma fluida: en el 66% de los casos, ambos individuos tomaron la iniciativa en algún momento de la interacción.

Weiss y su equipo también analizaron si el comportamiento estaba relacionado con la higiene corporal. Y encontraron indicios sólidos: las orcas con niveles más altos de muda o piel muerta eran más propensas a participar en sesiones de allokelping.

«Sospechamos que el allokelping cumple una función de mantenimiento dérmico, al igual que lo hacen otras especies de ballenas cuando se frotan contra rocas o arena», indica el investigador. En este caso, sin embargo, la exfoliación se realiza en pareja y con herramientas fabricadas por ellas mismas.

El cometido social y cooperativo del allokelping

El estudio también revela que este singular comportamiento no solo tiene una función higiénica, sino también social. Las interacciones de allokelping se daban con mayor frecuencia entre orcas emparentadas por vía materna y con edades similares, un patrón que coincide con otros comportamientos afiliativos descritos en esta población, como el contacto corporal o las vocalizaciones.

«Lo que más me impresiona es que, a pesar de ser aparentemente un comportamiento común —lo vemos casi cada vez que volamos el dron sobre estas orcas—, no se había descubierto hasta ahora, después de casi cincuenta años de observaciones sistemáticas», señala Weiss.

En palabras de Weiss, «esto demuestra no solo el poder de las nuevas tecnologías de observación, sino también lo mucho que aún desconocemos sobre estos animales».

Los investigadores creen que el allokelping puede considerarse un comportamiento cultural: una práctica aprendida socialmente y transmitida de generación en generación. Ya se sabe que las orcas poseen culturas propias, que se manifiestan en sus dialectos, sus dietas específicas o sus técnicas de caza.

Ahora, esta nueva conducta se suma al repertorio y podría ser exclusiva de esta población, lo que acentúa su singularidad ecológica y genética.

Una herramienta muy especial

El descubrimiento también plantea nuevos retos a nuestra concepción del uso de herramientas en el reino animal. Hasta ahora, los ejemplos más conocidos procedían de primates, como chimpancés que usan ramitas para capturar termitas; algunas aves, como los córvidos, que fabrican ganchos; y los elefantes que emplean ramas para espantarse moscas.

En el mar, los casos son escasos y centrados en la alimentación: delfines que se protegen con esponjas al excavar el fondo marino o nutrias que rompen moluscos con piedras. Pero el comportamiento observado aquí es inédito en varios sentidos: es cooperativo, no está vinculado a la alimentación, implica una herramienta fabricada y manipulada no con extremidades, sino con el cuerpo entero.

«Esto podría ser el primer caso de uso de herramientas en animales no humanos que beneficia simultáneamente a dos individuos, y también el primero en que se manipula una herramienta con el cuerpo central —afirma Weiss—. Nos obliga a replantearnos cómo entendemos la cognición, la cooperación y la cultura en especies marinas».

Una pareja de orcas, una de ellas con algas  kelp cola de toro (Nereocystis luetkeana) en la boca.

Una pareja de orcas, una de ellas con algas kelp cola de toro (Nereocystis luetkeana) en la boca. Cortesía: Center for Whale Research, NMFS NOAA Permit 27038

Las orcas y sus algas, en peligro

Pero este hallazgo fascinante llega con una nota de urgencia: las orcas residentes del sur están en peligro crítico de extinción. Con menos de ochenta individuos confirmados, su supervivencia está amenazada por la escasez de alimento, el tráfico marítimo y la contaminación. Y ahora, también, por la pérdida de su hábitat cultural.

El alga utilizada en el allokelping, la kelp cola de toro, está en declive en la región debido al aumento de las temperaturas oceánicas. Si esta desaparece, podría perderse también esta práctica cultural antes siquiera de entenderla del todo.

«Este hallazgo pone en evidencia, una vez más, lo importante que es recuperar y conservar la población de orcas residentes del sur», advierte Weiss.

La experiencia de la conducta de frotamiento en playas, propia de las orcas residentes del norte y ya protegido por su valor cultural, ofrece un precedente. Los investigadores sugieren que el allokelping podría merecer una protección similar, no solo por su rareza científica, sino porque es una expresión única de la cultura de estos animales.

Un espejo de la inteligencia social no humana

El estudio se enmarca en un esfuerzo mayor por comprender las relaciones sociales de las orcas y cómo estas se ven reflejadas en sus acciones diarias. Durante más de cinco años, el equipo ha monitorizado la población de estos cetáceos con herramientas de última generación, como drones con cámaras de alta resolución, para documentar tanto su conducta alimentaria como sus interacciones sociales.

Este nuevo descubrimiento demuestra que el océano aún guarda sorpresas. Como señala Weiss, «este tipo de hallazgos no solo nos revela cosas nuevas sobre las orcas, sino que también nos recuerda que hay muchas formas de inteligencia, cultura y vida social fuera de la humana».

En un mundo donde la pérdida de biodiversidad amenaza incluso a las especies más carismáticas, reconocer y proteger no solo su biología, sino también su cultura, puede ser clave para su futuro. Porque quizá, en el fondo, el ritual de las orcas con sus algas no es tan distinto de nuestras propias rutinas de cuidado, conexión y afecto. ▪️

  • Fuente: Weiss, Michael N. et al. Manufacture and use of allogrooming tools by wild killer whales. Current Biology (2025). DOI: 10.1016/j.cub.2025.04.021

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