Masajear el cuello y la cara ayuda a expulsar las toxinas del cerebro

Un simple masaje en la cara y el cuello podría ser la clave para limpiar tu cerebro de desechos tóxicos. Un estudio en la revista Nature revela que este tipo de masaje linfático, realizado con un dispositivo no invasivo, mejora el drenaje cerebral y podría frenar el deterioro cognitivo y el alzhéimer.

Por Enrique Coperías

Imagen conceptual de una mujer recibiendo un suave masaje facial y cervical con un dispositivo no invasivo diseñado para estimular el drenaje del líquido cefalorraquídeo.

Imagen conceptual de una mujer recibiendo un suave masaje facial y cervical con un dispositivo no invasivo diseñado para estimular el drenaje del líquido cefalorraquídeo, una técnica experimental que podría mejorar la limpieza del cerebro y prevenir enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, según un estudio publicado en Nature. Imagen generada con DALL-E

Un masaje suave en la cara y el cuello podría convertirse en una herramienta terapéutica revolucionaria para mantener el cerebro limpio y sano. Así lo sugiere un innovador estudio publicado en Nature, donde científicos han demostrado que una estimulación mecánica no invasiva mejora significativamente el drenaje del líquido cefalorraquídeo.

Recordemos que el líquido cefalorraquídeo es un fluido claro que rodea el encéfalo y la médula espinal y que actúa como un amortiguador contra los impactos, además de regular la presión dentro del cráneo y eliminar desechos metabólicos y toxinas generadas por la actividad cerebral. Por si esto no fuera poco, también transporta nutrientes y actúa como un sistema de limpieza que ayuda a mantener el cerebro en buen estado.

El hallazgo no solo abre una puerta a nuevas terapias contra enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y otras demencias, sino que también redefine nuestro conocimiento sobre el sistema linfático cerebral. También conocido como sistema glinfático, este es una red de vasos que permite drenar el líquido cefalorraquídeo y eliminar la basura del cerebro.

El sistema glinfático, el drenaje linfático del cerebro

El cerebro, como cualquier otro órgano, produce residuos. Uno de sus sistemas de recogida de basuras más importantes es el citado líquido cefalorraquídeo, también conocido como líquido cerebroespinal.

Este fluido circula continuamente, llevándose consigo proteínas y metabolitos tóxicos, como el beta-amiloide y la tau, proteínas que se acumulan en exceso en enfermedades como el alzhéimer y el párkinson.

Hasta hace poco, se pensaba que el líquido cefalorraquídeo se reabsorbía principalmente por vías venosas. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado una red paralela: los vasos linfáticos meníngeos y cervicales, parte de lo que se ha bautizado como el sistema glinfático. Este sistema actúa como una red de drenaje que transporta el líquido cerebroespinal desde el cerebro hasta los ganglios linfáticos del cuello.

Un basurero inaccesible

El equipo dirigido por Gou Young Koh, del Korea Advanced Institute of Science and Technology (KAIST), ya había identificado anteriormente que gran parte del líquido cefalorraquídeo drena hacia los ganglios cervicales profundos. Pero había un problema: estos vasos linfáticos están ubicados en lo más profundo del cuello, lo que hacía imposible manipularlos sin cirugía.

«La inacceibilidad a los ganglios cervicales profundos limitaba cualquier intento de desarrollar terapias no invasivas para estimular el drenaje del cerebro», explica Koh.

Pero en este nuevo estudio, publicado en la revista Nature, su equipo ha encontrado una vía alternativa: una red de vasos linfáticos superficiales situada apenas a cinco milímetros bajo la piel de la cara y el cuello. Esta red, presente tanto en ratones como en monos, puede ser estimulada externamente mediante un dispositivo mecánico, sin necesidad de cirugía ni medicación.

El descubrimiento que lo cambió todo

Usando un tinte fluorescente que se mezcla con el líquido cefalorraquídeo, los investigadores lograron visualizar por primera vez esta red superficial en animales vivos. La clave, según Koh, fue cambiar el tipo de anestesia utilizado en los experimentos.

«Los estudios anteriores usaban anestesias que bloqueaban la detección de los vasos cercanos a la piel. Al utilizar una estrategia diferente, descubrimos toda una red funcional que había pasado desapercibida», precias Koh.

Este hallazgo abre la posibilidad de estimular el flujo del líquido cefalorraquídeo desde el exterior, algo que parecía inviable hasta ahora.

Los investigadores usaron macacos para comprobar la eficacia de los masajes en cara y cuello para favorecer el drenaje del líquido cerebroespinal. Emplearon un tinte fluorescente que se mezcla con este fluido para visualizar por primera vez la red superficial en animales vivos de ganglios cervicales profundos. Cortesía: Young Koh et al. / Nature

¿Cómo funciona el masaje linfático cerebral?

Para probar su hipótesis, los investigadores construyeron un sencillo dispositivo: una pequeña varilla con un algodón de un centímetro en la punta. Con él, aplicaron suaves movimientos descendentes en la cara y el cuello de ratones adultos jóvenes (de unos meses) y mayores (de dos años). Solo un minuto de masaje bastó para generar un efecto sorprendente.

«La estimulación aumentó hasta tres veces la velocidad del flujo del líquido cefalorraquídeo en el cerebro, comparado con los niveles previos al masaje», señala Koh.

Pero lo más notable del experimento fue que, en los ratones añosos, cuyo sistema de drenaje estaba deteriorado, la estimulación restauró el flujo hasta niveles comparables a los de los ratones jóvenes.

«Después de la estimulación, el flujo del líquido cerebroespinal en ratones viejos era casi idéntico al de los jóvenes que no habían sido estimulados», subraya Koh.

Este resultado es especialmente prometedor, ya que el envejecimiento reduce de forma significativa el drenaje de este fluido vital, algo vinculado a la acumulación de residuos tóxicos en el cerebro.

¿Puede aplicarse en humanos? Lo que dicen los expertos

Para verificar que este fenómeno no es exclusivo de los ratones, el equipo realizó pruebas similares en macacos cangrejo (Macaca fascicularis). En este caso, Koh y sus colegas también observaron un aumento significativo del drenaje tras la estimulación.

Además, en estudios no publicados, encontraron evidencia de vasos glinfáticos similares bajo la piel en cadáveres humanos. Esto sugiere que, con los ajustes adecuados, esta técnica podría aplicarse en personas.

Aun así, los expertos piden cautela. Como advierte Vesa Kiviniemi, de la Universidad de Oulu, en Finlandia, no vinculado al estudio, los ratones y los monos tienen diferencias anatómicas importantes respecto a los seres humanos. «Es un escenario distinto», advierte este neurorradiólogo .

Steven Proulx, del Instituto de Investigación Biomédica de la Universidad de Berna, también se muestra cauteloso, y ha declarado que «aún no está claro si mejorar el flujo del líquido cerebroespinal puede ralentizar el envejecimiento cerebral o proteger contra enfermedades como el alzhéimer.

A pesar de ello, el equipo de Koh ya está planificando experimentos en ratones con modelos genéticos de Alzheimer para evaluar los posibles efectos neuroprotectores de esta técnica.

¿Qué tiene que ver el óxido nítrico?

Uno de los hallazgos más prometedores del estudio es que, aunque los vasos superficiales del cuello conservan su capacidad de contracción con la edad, su sensibilidad al óxido nítrico —una molécula clave para regular sus pulsaciones— disminuye.

Aunque los ratones mayores fabricaban más instrucciones genéticas (ARN mensajero) para producir la enzima óxido nítrico sintetasa endotelial o eNOS, que ayuda al funcionamiento de los vasos linfáticos, en realidad terminaban fabricando menos cantidad de la enzima en sí —es decir, menos proteína activa.

Esto apunta a un deterioro de la señalización a nivel postranscripcional, lo que podría explicar en parte el declive del drenaje linfático con la edad. Sin embargo, el masaje mecánico parece compensar esta deficiencia, actuando como una ayuda externa que impulsa el drenaje donde el cuerpo ya no puede hacerlo eficientemente.

Un futuro prometedor para la neuroterapia

Los resultados abren un nuevo campo terapéutico: el de la fisioterapia linfática cerebral. Un dispositivo portátil que simule estos movimientos podría convertirse en una herramienta diaria para personas mayores o pacientes en riesgo de demencia.

«Estamos empezando a comprender que el sistema linfático del cerebro es tan esencial como el vascular, y ahora sabemos que podemos estimularlo desde fuera, de forma segura», dice Koh.

Este tipo de estimulación no solo mejoró el drenaje en el momento del masaje, sino que tuvo efectos sostenidos durante minutos, incluso horas. Además, no dañó los vasos linfáticos ni alteró sus contracciones espontáneas a largo plazo.

Posible esperanza contra la demencia

Aunque aún es pronto para afirmar que este método puede prevenir el alzhéimer, la lógica detrás del enfoque es sólida. Si el líquido cefalorraquídeo elimina toxinas que causan neurodegeneración, mejorar su circulación debería ayudar a mantener el cerebro más limpio por más tiempo.

Como señala Koh, «la posibilidad de intervenir de forma sencilla, sin fármacos ni cirugía, es muy atractiva, especialmente para condiciones donde el tratamiento farmacológico ha demostrado ser limitado».

Por ahora, el equipo continúa sus investigaciones en modelos animales de alzhéimer, y no descarta en el futuro ensayos clínicos en seres humanos. ▪️

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