¿Los perros pueden detectar el párkinson? Un estudio revela que sí, gracias a su poderoso olfato
¿Y si el olfato de un perro pudiera adelantarse al diagnóstico médico? Un estudio confirma que nuestros mejores amigos pueden detectar la enfermedad de Parkinson con asombrosa precisión, solo oliendo la piel del paciente.
Por Enrique Coperías
Bumper, un golden retriever macho de dos años entrenado por el Medical Detection Dogs, huele una muestra de sebo de un voluntario durante un ensayo para detectar la marca olfativa del párkinson. Cortesía: Medical Detection Dogs
En un descubrimiento que abre nuevas posibilidades para la detección precoz del párkinson, un grupo de investigadores ha demostrado que perros entrenados en biodetección pueden identificar la enfermedad de Parkinson a través del olfato con una precisión notable.
La clave está en el sebo, una sustancia grasa que se acumula en la piel, cuyo perfil químico cambia en las personas con párkinson. Y los perros, gracias a su agudo sentido olfativo, pueden detectarlo.
La enfermedad de Parkinson, que afecta a millones de personas en el mundo, no cuenta con una prueba diagnóstica definitiva. Los síntomas motores, como el temblor o la rigidez, suelen aparecer cuando el daño neuronal ya es avanzado. Los estudios de imagen y algunas pruebas de laboratorio pueden confirmar el diagnóstico, pero no siempre están disponibles o son accesibles para todos los pacientes.
Una mujer escocesa notó que su pareja olía diferente
En este contexto, la identificación de biomarcadores tempranos —es decir, señales biológicas que indiquen la presencia de la enfermedad incluso antes de que aparezcan los síntomas clásicos— es una de las prioridades de la investigación médica actual.
Una pista clave en esta búsqueda proviene de un síntoma no motor poco conocido: la dermatitis seborreica, una condición que afecta a la piel y que se presenta en los inicios del párkinson. El sebo, una secreción oleosa de la piel, ha demostrado contener compuestos volátiles distintos en personas con esta enfermedad neurodegenerativa que en España afecta a 300.000 personas.
Esta característica fue identificada inicialmente gracias a Joy Milne, una mujer escocesa con hiperosmia —capacidad olfativa extremadamente desarrollada— que notó un cambio en el olor corporal de su esposo años antes de que recibiera el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson.
Inspirados por este caso, los investigadores se preguntaron: ¿podría entrenarse a perros, con su excepcional olfato, para detectar esta señal?
Perros como detectores biomédicos
Los perros detectores de enfermedades ya han demostrado su utilidad en estudios anteriores. Por ejemplo, han sido entrenados con éxito para reconocer olores asociados al cáncer de próstata, a la malaria y al covid-19, entre otras dolencias. En este nuevo estudio, los investigadores decidieron aplicar esa misma lógica a la enfermedad de Parkinson.
Dos perros —Bumper, un golden retriever macho de dos años, y Peanut, un cruce de labrador negro con golden retriever de tres años— fueron entrenados durante aproximadamente un año en las instalaciones del Medical Detection Dogs, en Milton Keynes (Reino Unido).
Durante su entrenamiento, los canes fueron expuestos a más de doscientas muestras de sebo de personas diagnosticadas recientemente con párkinson y controles sanos o con otras enfermedades neurológicas.
Las muestras se recolectaron mediante hisopos secos en la parte superior de la espalda de los participantes, una técnica no invasiva y fácil de aplicar. En las sesiones de entrenamiento, las muestras se colocaban sobre soportes metálicos, y los perros recibían una recompensa por identificar correctamente una muestra positiva o por ignorar con precisión una muestra negativa.
¿Qué metodología se utilizó?
La fase más importante del estudio consistió en una prueba doble ciego: ni los entrenadores ni los evaluadores sabían qué muestra era cuál. Solo una computadora conocía la ubicación exacta de las muestras positivas. En total, se utilizaron cien nuevas muestras, de las cuales cuarenta correspondían a personas con parkinson sin medicación —para evitar posibles interferencias químicas— y sesenta eran de controles.
Cada muestra se presentó en una línea de cuatro, y los perros podían revisarlas hasta cuatro veces antes de tomar una decisión. Si algún hisopo no era olido o no se tomaba una decisión clara, se reordenaban las muestras y se volvía a intentar. Este enfoque riguroso garantizó que los resultados fueran totalmente objetivos.
El desempeño de los dos peludos fue impresionante:
✅ Peanut alcanzó un 80% de sensibilidad (porcentaje de positivos detectados correctamente) y un 98% de especificidad (porcentaje de negativos correctamente ignorados).
✅ Bumper mostró un 70% de sensibilidad y un 90% de especificidad.
Peanut, un cruce de labrador negro con golden retriever de tres años, mostró un 70% de sensibilidad y un 90% de especificidad durante las pruebas olfativas. Cortesía: Cortesía: Medical Detection Dogs
Un hito en la detección precoz
«Estamos extremadamente orgullosos de decir que, una vez más, los perros pueden detectar enfermedades con gran precisión —dice Claire Guest, directora ejecutiva y científica de Medical Detection Dogs— Y añade—: Actualmente no existe una prueba temprana para la enfermedad de Parkinson, y los síntomas pueden comenzar hasta veinte años antes de que se vuelvan visibles y persistentes, lo que lleva al diagnóstico clínico».
En palabras de Guest, «un diagnóstico a tiempo resulta fundamental, ya que el tratamiento posterior podría ralentizar la progresión del Parkinson y reducir la intensidad de los síntomas».
La investigadora principal del estudio, Nicola Rooney, profesora asociada de la Universidad de Bristol, subraya la relevancia de este trabajo: «Identificar biomarcadores diagnósticos del párkinson, especialmente aquellos que pueden predecir su desarrollo o facilitar un diagnóstico temprano, es objeto de mucha investigación en curso. Los perros en este estudio lograron una alta sensibilidad y especificidad, y demostraron que existe una firma olfativa distintiva en los pacientes con la enfermedad. Estos resultados superan ampliamente el azar y muestran el potencial de los perros como herramienta no invasiva, rápida y rentable».
Por su parte, la profesora Perdita Barran, experta en espectrometría de masas en la Universidad de Manchester, vinculó esta investigación con el programa Nose2Diagnose e hizo hincapié en las implicaciones clínicas: «Es maravilloso ser parte de esta investigación inspirada por Joy Milne. Este estudio se suma a la creciente evidencia de que los hisopos cutáneos, simples y no invasivos, pueden utilizarse para diagnosticar el párkinson, y ofrecen un método más rápido y accesible para su detección precoz».
Un experimento que «huele» muy bien
Aunque el estudio utilizó únicamente dos perros en la fase final, estos resultados refuerzan la idea de que el párkinson tiene una firma química detectable. El hecho de que los animales pudieran identificar la enfermedad incluso en personas con otras afecciones médicas añade robustez al hallazgo.
Los investigadores destacan que, si bien el objetivo no es reemplazar los métodos clínicos actuales con perros, sí se abre una vía muy prometedora: utilizar a los perros como validadores de nuevas tecnologías olfativas. Equipos electrónicos que imiten el olfato canino —a veces llamados narices electrónicas— podrían calibrarse con ayuda de los resultados obtenidos por estos animales.
Además, se plantea un futuro en el que estos perros podrían participar en campañas de cribado poblacional, especialmente en regiones con acceso limitado a pruebas médicas complejas. Incluso podrían jugar un papel en estudios longitudinales que determinen si son capaces de alertar de la enfermedad antes de que se manifieste clínicamente.
Bumper y Peanut posan contentos tras superar las pruebas de detección médica. Cortesía: Medical Detection Dogs
Un futuro con más olfato clínico
El trabajo también pone de relieve las enormes capacidades de los perros como aliados en la investigación biomédica. Pero no todos los perros son adecuados para estas tareas. De los diez canes evaluados inicialmente, solo dos llegaron a completar el entrenamiento. Esto subraya la importancia de identificar animales con la aptitud adecuada y proporcionarles un entrenamiento especializado.
En definitiva, este estudio no solo abre nuevas puertas en la lucha contra el párkinson, sino que también demuestra el valor de unir ciencia, naturaleza y tecnología en la búsqueda de soluciones innovadoras. Como concluye Guest:
«Este trabajo no es solo una prueba del extraordinario olfato de los perros, sino también un ejemplo de cómo podemos usar ese talento natural para transformar vidas humanas».
En el largo camino hacia el diagnóstico precoz del párkinson, los perros no serán los protagonistas absolutos, pero sí podrían ser piezas clave de un rompecabezas que todavía estamos armando. A veces, la ciencia más avanzada comienza con una simple nariz y un ladrido certero. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Bristol
Fuente: Rooney N, Trivedi D. K., Sinclair E. et al. Trained dogs can detect the odor of Parkinson’s disease. Journal of Parkinson’s Disease (2025). DOI: 10.1177/1877718X251342485