Solucionado el enigma genético de los gatos naranjas: descubren el gen que explica por qué casi todos son machos
Durante décadas, los gatos naranjas han sido un misterio genético: ¿por qué casi todos son machos? Ahora, la ciencia ha dado caza al gen que lo explica.
Por Enrique Coperías
Los gatos calicós (arriba) y careys son el ejemplo clásico de inactivación del cromosoma X, en el que una variante de color naranja o de color negro de un gen del cromosoma X está activa en las células de la piel, dando lugar a manchas naranjas y negras. Foto: Daniel Tuttle
Desde Tama, la icónica gata calicó que oficiaba como jefa de estación en Japón, hasta el irreverente y glotón Garfield, los gatos de pelaje naranja se han ganado un lugar en el imaginario popular.
Pero detrás de sus llamativos colores hay un misterio genético que ha desconcertado a la ciencia durante décadas. ¿Qué gen está detrás de esta particular coloración? ¿Y por qué los gatos calicós y careyes, con su característico mosaico de parches negros y anaranjados, son casi exclusivamente hembras, y la mayoría de los gatos atigrados naranjas son machos?
Este patrón apunta a un gen naranja desconocido en el cromosoma X, pero los científicos llevan décadas sin identificarlo.
¿Por qué algunos mininos son naranjas y otros no?
Hoy, ese rompecabezas cuenta por fin con una pieza clave para resolverlo. Un equipo de investigadores de la Universidad de Kyūshū, en Japón, ha identificado la mutación genética responsable del pelaje naranja en los gatos domésticos. Su descubrimiento, publicado en Current Biology, no solo arroja luz sobre la coloración felina, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre cómo se regulan los genes en los mamíferos.
Hace más de sesenta años, la genetista británica Mary Lyon propuso que los parches de color en los gatos careyes o gatos tortuga, que se caracteriza por una coloración desordenada de pelaje anaranjado y pelaje negro, eran el resultado de un fenómeno llamado inactivación aleatoria del cromosoma X.
De forma sencilla, podemos decir que cada célula de una gata decide cuál de sus dos cromosomas X quiere apagar, y esta decisión queda fijada para todas sus células hijas. Si uno de esos cromosomas lleva un gen que produce pelaje naranja y el otro uno que produce pelaje negro, el resultado es un mosaico de células, y por tanto de colores.
Un «crowdfunding» para analizar el ADN gatuno
Este fenómeno, que se enseña hoy en cualquier curso de genética, tenía, sin embargo, una incógnita crucial: ¿cuál era exactamente el gen responsable del color naranja? «La identificación de ese gen ha sido un sueño largamente perseguido», explica el profesor Hiroyuki Sasaki, genetista y autor principal del estudio, quien también se declara amante de los gatos. Y añade—: Y es una alegría inmensa haberlo logrado por fin».
Gracias a una campaña de crowdfunding o micromecenazgo, que consiguió el apoyo de cientos de personas entusiastas del mundo felino— el equipo de Sasaki pudo emprender una investigación ambiciosa.
Él y sus colegas analizaron el ADN de dieciocho mininos: diez con pelaje naranja, que incluían gatos calicós, cuyo pelaje es tricolor, con parches de pelaje generalmente blanco, negro y anaranjado, y careyes, y ocho ejemplares carentes de coloración naranja.
El gen ARHGAP36: la clave del color naranja en gatos
La pista apareció pronto: todos los gatos con parches naranjas compartían una deleción genética, esto es, una pérdida de material genético, de 5,1 kilobases en el gen ARHGAP36, que se halla ubicado en el cromosoma X. Ninguno de los gatos sin zonas naranjas mostró esa mutación.
Esta asociación se confirmó en 49 gatos adicionales, utilizando datos del consorcio internacional 99 Lives Cat Genome Project, que incluye gatos de Europa, América y Medio Oriente. Todos los gatos naranjas compartían esa misma deleción, lo que sugiere un único origen evolutivo para esta mutación, que se expandió por todo el planeta durante siglos.
Lo curioso del hallazgo es que esta deleción no afecta a la parte codificante del gen, o sea, que no altera la función de la proteína que sintetiza, la ARHGAP36, sino una región reguladora. «Esto es clave —subraya Sasaki—. El gen ARHGAP36 es importante para el desarrollo, y una mutación que cambiara la estructura de su proteína probablemente sería perjudicial para el animal».
¿Qué hace exactamente la mutación?
La deleción parece eliminar una secuencia que normalmente suprime la actividad del gen. Sin ese freno genético, ARHGAP36 permanece activo. Para entender sus efectos, los investigadores estudiaron tejido cutáneo de gatas calicós, y encontraron que el gen ARHGAP36 se expresaba mucho más en las zonas naranjas del pelaje que en las zonas negras o blancas.
Pero, ¿qué diablos hace este gen cuando se activa? Según el estudio, ARHGAP36 suprime genes clave del proceso de melanogénesis —la producción de pigmentos en la piel y el pelo—, especialmente aquellos relacionados con la síntesis de eumelanina, el pigmento oscuro.
Al inhibir este camino, el cuerpo felino favorecería la producción de feomelanina, el pigmento más claro que da lugar al característico tono naranja.
El profesor Hiroyuki Sasaki, genetista de la Universidad de Kyūshū que siente debilidad por los gatos, se hizo muy amigo de uno de los gatos calicós de un refugio local mientras buscaba el gen del pelaje naranja. Crédito: Hiroyuki Sasaki / Universidad de Kyūshū
¿Afecta el pelaje a la personalidad del gato?
Aún no se sabe con precisión cómo se produce esta desviación bioquímica. Sin embargo, el estudio vincula esta expresión genética con vías moleculares bien conocidas como son la hedgehog y la PKA, ambas implicadas en el desarrollo del folículo piloso y la pigmentación. Curiosamente, el gen ARHGAP36 también se expresa en tejidos humanos relacionados con procesos del sistema nervioso, glándulas endocrinas y desarrollo del folículo piloso.
Uno de los comentarios más entrañables de Sasaki aborda un viejo mito entre los amantes de los gatos: que el color del pelaje está relacionado con la personalidad.
«Muchos dueños de gatos creen que hay un vínculo entre el carácter y el color —bromea Sasaki. Y añade—: No hay evidencia científica de eso… todavía. Pero es una idea intrigante que me encantaría explorar».
Una pista «de color» para la medicina humana
El hallazgo del gen ARHGAP36 no solo es relevante para la biología felina. El mismo gen existe en los seres humanos, y está asociado con afecciones como ciertos tipos de cáncer de piel y pérdida de cabello. Por eso, Sasaki cree que este descubrimiento podría tener aplicaciones médicas a largo plazo.
En este sentido, su próximo objetivo es estudiar el funcionamiento molecular del gen utilizando cultivos celulares felinos, incluidas células madre inducidas (iPS), que podrían simular las condiciones de los folículos pilosos y ayudar a entender cómo la deleción altera la pigmentación.
Otro de los sueños del investigador es rastrear el origen histórico de esta mutación. «Una idea es estudiar pinturas egipcias antiguas o incluso analizar el ADN de gatos momificados», propone este investigador. Y añade—: Resulta muy ambicioso, pero me emociona intentarlo».
Una lección de epigenética
El trabajo japonés también refuerza lo que se sabía sobre la inactivación del cromosoma X. Analizando la metilación del ADN —una marca química que indica si un gen está activo o inactivo—, el equipo de Sasaki comprobó que ARHGAP36 es uno de esos genes que se silencian al azar en hembras, tanto en gatos, como en seres humanos y ratones. Así se explica por qué las gatas con una copia del gen mutado —y otra silvestre— desarrollan patrones de color: cada parche de pelaje refleja qué versión del gen está activa en ese grupo de células.
No cabe duda de que este descubrimiento marca un hito no solo en la genética felina, sino en la comprensión de cómo los genes pueden tener efectos complejos y específicos, activados o desactivados según el contexto epigenético. La belleza de los gatos calicós y careyes, admirada durante generaciones, ahora tiene una explicación molecular detallada, que conecta biología evolutiva, genética del desarrollo y mecanismos epigenéticos.
En palabras de Sasaki, «el gen que tanto tiempo buscamos estaba escondido en un lugar inesperado, y solo se reveló cuando miramos más allá de la proteína y pensamos en cómo se regulan los genes. Es una lección importante para toda la biología moderna». ▪️
Información facilitada por la Universidad de Kyūshū
Fuente: Toh, Hidehiro et al. A deletion at the X-linked ARHGAP36 gene locus is associated with the orange coloration of tortoiseshell and calico cats. Current Biology (2025). DOI: 10.1016/j.cub.2025.03.075