Una nueva maniobra molecular permite que el parásito de la malaria burle a nuestro sistema inmunológico durante años
Científicos han descubierto cómo el parásito de la malaria se vuelve indetectable al sistema inmunológico humano con ayuda de un set de «genes de invisibilidad». Este hallazgo saca a la luz una nueva estrategia biológica que desafía los esfuerzos globales por erradicar el paludismo.
Por Enrique Coperías
El parásito de la malaria, Plasmodium falciparum, puede ocultarse dentro de los glóbulos rojos y evadir el sistema inmunológico durante años, según un estudio de Weill Cornell Medicine, que revela nuevos mecanismos de evasión inmunitaria. Imagen conceptual generada con DALL-E
Un descubrimiento clave en la lucha contra el paludismo
Científicos del Weill Cornell Medicine han descubierto cómo el Plasmodium falciparum, el parásito que causa la malaria o paludismo, evade el sistema inmunitario humano durante largos períodos de tiempo y se vuelve prácticamente un fantasma para nuestras defensas. La clave de su invisibilidad radica en que el parásito es capaz de desactivar un conjunto clave de genes.
«Este hallazgo aporta otra pieza del rompecabezas de por qué nos está siendo tan difícil erradicar la malaria — afirma Francesca Florini, investigadora de Microbiología e Inmunología en el Weill Cornell Medicine y codirectora del estudio.
La malaria infesta entre 300 y 500 millones de personas al año, y causa casi 600.000 muertes en todo el mundo. Los lactantes y los niños pequeños son los que siguen sufriendo la mayor mortalidad en la población; la OMS calcula que cuatro de cada cinco muertes relacionadas con el paludismo ocurridas en 2022 en la región de África correspondieron a niños menores de cinco años.
El mecanismo de invisibilidad inmunológica del parásito
Los resultados preclínicos de la nueva investigación, que han sido publicados en la revista Nature Microbiology, revelan que en las regiones donde la malaria es endémica, los adultos asintomáticos probablemente albergan parásitos indetectables que los mosquitos pueden chupar y transferir a la siguiente persona a la que piquen.
«Las campañas actuales de control del paludismo se centran en tratar a las personas que presentan síntomas, generalmente niños», explica Kirk Deitsch, catedrático de Microbiología e Inmunología del Weill Cornell Medicine y autor principal del estudio. Y añade—: «Estos hallazgos sugieren que debemos tener en cuenta a los adultos asintomáticos que pueden ser portadores de parásitos potencialmente transmisibles, lo que significa que eliminar la malaria de cualquier región geográfica va a ser más complicado de lo previsto».
Una vez dentro del cuerpo humano, el Plasmodium falciparum se cuela en los glóbulos rojos o eritrocitos para replicarse, pero debe evitar alertar al sistema inmunitario o ser eliminado por el bazo, el órgano vital del sistema linfático y sanguíneo que filtra las células sanguíneas defectuosas.
La solución del plasmodio para escapar de estos peligros potenciales depende de un conjunto de unos sesenta genes denominados var; cada gen var fabrica una proteína que puede insertarse en la superficie de los glóbulos rojos.
Cuando una hembra de mosquito Anopheles pica a un individuo con paludismo, ingiere el parásito Plasmodium con la ración de sangre que ingiere. El mosquito infectado puede propagar el parásito a otras personas a las que pique. Fotografía: James Gathany / CDC
El salvavidas del parásito: evitar el bazo a toda costa
Cuando el parásito activa uno de estos genes var, la proteína que sobresale hace que el glóbulo rojo se adhiera a la pared del vaso sanguíneo por donde circula, lo que permite al eritrocito —y a sus parásitos residentes— evitar un viaje hasta el bazo.
El único problema de esta estrategia es que, en aproximadamente una semana, el sistema inmunitario puede producir anticuerpos que reconozcan la proteína adhesiva. Para eludir este contraataque inmunitario, el parásito desactiva ese gen var y expresa otro diferente de su colección. De esta manera, vuelve a hacerse invisible y prolonga la infestación.
«El paradigma de la estrategia del parásito es que cuenta con un mecanismo de expresión estricto y mutuamente excluyente, lo que significa que siempre expresa un gen —y solo uno— a la vez —advierte el doctor Deitsch.
Pero ¿qué ocurre después de que el parásito agosta el set de genes var? Reactivar uno de los que utilizó anteriormente desencadenaría una rápida eliminación inmunitaria. Sin embargo, una infestación crónica de paludismo puede persistir durante una década o más.
Un nuevo «estado nulo», el modo sigiloso del parásito
Para resolver este enigma, la doctora Florini y el estudiante de posgrado Joseph Visone utilizaron tecnologías de secuenciación unicelular para evaluar cómo gestionan los parásitos a nivel individual la expresión de los genes var. Descubrieron que, si bien muchos activan un solo gen var a la vez, algunos ponen en funcionamiento dos o tres, mientras que otros no expresan ninguno.
Pues bien, los plasmodios que expresan un par de genes var quizá fueron sorprendidos por las células de defensa en el acto de cambiar de uno a otro. «Hay una fase transitoria en la que ambos genes están activados, y resulta que captamos el momento del cambio», explica el doctor Deitsch.
Pero los parásitos sigilosos que apagaron todos sus genes var resultaron ser una sorpresa para los investigadores. «Este estado nulo, en el que los parásitos muestran poca o ninguna expresión del gen var, habría sido imposible de identificar mediante ensayos poblacionales —dice la doctora Florini. Y añade—: Pone de relieve un nuevo aspecto de cómo la malaria escapa al reconocimiento de nuestro sistema inmunitario».
Plasmodium falciparum, el parásito de la malaria, en en su forma de merozoito, dentro de un glóbulo rojo. En esta fase de su ciclo se alimenta de la parte proteica de la hemoglobina, la proteína transportadora de oxígeno. Foto: Hospital Clínic.
Próximos pasos: trabajo de campo en África Occidental
Sin embargo, sin la expresión del gen var los Plasmodium falciparum también pierden la capacidad de adherirse a las paredes de los vasos sanguíneos, así que ¿cómo evitan el sistema de filtración del bazo?
«Sospechamos que se esconden en la médula ósea o en una bolsa expandible de glóbulos rojos no circulantes que se acumula en el centro del bazo — barrunta el doctor Deitsch. Y continúa—: Si un glóbulo rojo puede permanecer allí veinticuatro horas, es tiempo suficiente para que el parásito complete su ciclo vital».
El doctor Deitsch tiene previsto realizar un trabajo de campo en África Occidental para localizar estos reservorios anatómicos ocultos. Encontrarlos —y saber cómo aprovechan los parásitos del paludismo este mecanismo recién descubierto para escapar a la eliminación— podría aportar nuevas estrategias para abordar el problema de las infecciones crónicas de malaria. ▪️
Información facilitada por el Weill Cornell Medicine
Fuente: Florini, F., Visone, J.E., Hadjimichael, E. et al. scRNA-seq reveals transcriptional plasticity of var gene expression in Plasmodium falciparum for host immune avoidance. Nature Microbiology (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41564-025-02008-5