Electroencefalografía subcutánea: así se detecta la epilepsia en la vida real con un implante bajo la piel

Un pequeño implante bajo la piel está revolucionando el seguimiento de la epilepsia: detecta crisis que los pacientes no perciben, revela patrones ocultos y promete cambiar la forma en que se diagnostica y trata esta enfermedad. Además es precisa, bien aceptada y capaz de transformar la vida de quienes conviven con epilepsia resistente.

Por Enrique Coperías

El sistema de electroencefalografía subcutánea (sqEEG) tiene aproximadamente el tamaño de una moneda de una libra esterlina y cuenta con un pequeño cable de 10 cm.

El sistema de electroencefalografía subcutánea (sqEEG) tiene aproximadamente el tamaño de una moneda de una libra esterlina y cuenta con un pequeño cable de 10 cm. Cortesía: UNEEG™ medical A/S

En el manejo de la epilepsia, especialmente en los casos resistentes a fármacos, hay una dificultad que lleva décadas lastrando el diagnóstico y el tratamiento: saber con certeza cuántas crisis epilépticas sufre realmente un paciente.

El método más habitual —el diario de crisis, un registro de la fecha y la hora en la que el paciente tuvo una crisis epiléptica— es subjetivo y poco fiable. Las personas con epilepsia pueden olvidar anotar episodios, confundir síntomas o registrar eventos que no son crisis reales.

Este problema es particularmente grave en la epilepsia resistente al tratamiento, que afecta a cerca de un tercio de los epilépticos y en la que la precisión en el recuento de crisis es clave para ajustar la terapia para la epilepsia.

Qué es la electroencefalografía subcutánea

Un equipo internacional, liderado por investigadores del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, en colaboración con la Clínica Mayo y la empresa danesa UNEEG Medical, ha puesto a prueba una solución innovadora: la electroencefalografía subcutánea (sqEEG). Se trata de un sistema mínimamente invasivo que permite registrar la actividad cerebral de manera continua durante meses, incluso años, en la vida diaria del paciente.

El estudio, denominado SUBER y financiado por la Epilepsy Foundation of America, es la investigación prospectiva más larga realizada hasta ahora con esta tecnología: 15 meses de seguimiento, 10 adultos con epilepsia resistente y casi 72.000 horas de registro cerebral en condiciones reales, con un total de 754 crisis confirmadas.

Los resultados, publicados en la revista Epilepsia, apuntan a que el sistema electroencefalografía subcutánea es factible, bien tolerada y mucho más precisa que los diarios de epilepsia tradicionales.

Un especialista ajusta el grabador externo del sistema de sqEEG en una paciente epiléptica.

Un especialista ajusta el grabador externo del sistema de sqEEG en una paciente epiléptica. Cortesía: UNEEG™ medical A/S

Un dispositivo del tamaño de una moneda

La tecnología consiste en un pequeño electrodo subcutáneo, de tamaño similar a una moneda de un euro, unido a un cable de 10 cm. Bajo anestesia local, se implanta detrás de la oreja, por debajo del cuero cabelludo, y el cable se orienta hacia la región cerebral donde se espera una mayor actividad epiléptica, según estudios previos del paciente.

El implante del sistema de sqEEG se comunica de forma inalámbrica con una grabadora externa —colocada con un adhesivo y fijado con imán o clip— que alimenta el dispositivo y almacena los datos. Esta grabadora se conecta a su vez a la nube, desde donde médicos e investigadores pueden acceder a la información.

En este estudio, los participantes debían llevar la grabadora encendidas el mayor número de horas posible, salvo en actividades con agua. Además, registraban sus crisis en una aplicación móvil y utilizaban pulseras de actividad para monitorizar sueño y ejercicio.

Una base de datos sin precedentes

La adherencia al dispositivo fue notable: durante un periodo medio de 433 días, los pacientes grabaron una mediana de 18,8 horas diarias; cinco de ellos superaron las veinte horas al día. El total: 71.984 horas de EEG en la vida real. No se observó pérdida de adherencia con el tiempo, algo poco común en estudios de dispositivos médicos.

La aceptación fue alta: la mayoría describió el sistema como poco limitante y discreto, aunque la mitad reconoció que hacía más visible su condición de paciente crónico.

En cuanto a seguridad, los efectos adversos fueron en su mayoría leves (dolor temporal tras la cirugía). Hubo dos complicaciones relevantes: un caso de protrusión del electrodo que obligó a retirarlo y otro de cefalea persistente que motivó el abandono.

El espejo objetivo frente al diario

El contraste entre el registro con el sistema de sqEEG y los diarios de crisis fue contundente: más de la mitad de las crisis (52%) detectadas por el dispositivo no estaban registradas en el diario, incluidas tres convulsiones.

Por el lado contrario, un 27% de los episodios anotados no tenían correlato en el EEG subcutáneo, en su mayoría crisis con conciencia preservada, difíciles de confirmar incluso con el EEG convencional.

El grado de coincidencia entre lo que anotaban los pacientes en su diario y lo que registraba el dispositivo, medido con la métrica F1 (que combina precisión y exhaustividad), fue muy variable: en algunos casos la coincidencia fue casi nula (0,06) y en otros prácticamente perfecta (0,98).

Tipos de crisis y precisión diagnóstica

Las crisis epilépticas se clasifican en tres grandes grupos:

  1. No convulsivas con conciencia preservada.

  2. No convulsivas con conciencia alterada.

  3. Convulsivas (como las crisis tónico-clónicas).

El estudio mostró que la electroencefalografía subcutánea no solo contaba mejor las crisis, sino que identificaba su tipo de crisis epiléptica con más precisión que los propios pacientes, una información crucial para el tratamiento de la epilepsia.

Patrones ocultos: agrupamientos y ritmos

Uno de los puntos más interesantes fue la detección de patrones temporales individuales. Algunos pacientes presentaban agrupamientos de crisis (varias en veinticiatro horas) que en ciertos casos superaban el 80% de sus episodios; otros mostraban patrones más regulares.

También se identificaron ritmos circadianos de crisis epilépticas: muchos pacientes tenían picos predecibles de actividad (por la mañana, por la tarde o durante la noche), lo que podría servir para ajustar medicación mediante cronoterapia o activar sistemas preventivos.

En algunos casos, los diarios de epilepsia sugerían un ciclo que el equipo de sqEEG desmentía, revelando lagunas de autoseguimiento.

La paciente duerme con el sistema de electroencefalografía subcutánea (sqEEG).

La paciente duerme con el sistema de electroencefalografía subcutánea (sqEEG). Cortesía: UNEEG™ medical A/S

La voz de los expertos

El profesor Mark Richardson, catedrático de Epilepsia en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres y autor senior, destacó la relevancia clínica del hallazgo:

«Es vital que las personas con epilepsia resistente tengan acceso a la mejor atención posible. Esto se complica mucho cuando los médicos dependen del relato del paciente para saber cuándo han ocurrido las crisis. Nuestro estudio ofrece una alternativa viable: un pequeño rastreador bajo la piel que detecta crisis con mucha más precisión que el propio paciente».

Para el doctor Pedro Viana, neurólogo e investigador principal, el impacto va más allá de la mera cuantificación:

«Poder monitorizar las crisis en el mundo real, recogiendo con precisión el tipo y el momento en que ocurren, será una herramienta valiosísima para los clínicos y debería influir de forma significativa en cómo abordamos el tratamiento de esta enfermedad potencialmente mortal. El siguiente paso es realizar ensayos más grandes que validen esta tecnología y nos permitan ofrecerla a todos los que la necesiten».

El doctor Benjamin Brinkmann, de la Clínica Mayo, resaltó el valor a largo plazo:

«Estos resultados demuestran que los dispositivos de EEG subcutáneo pueden aportar información objetiva sobre las crisis y la actividad cerebral durante largos periodos. Esta tecnología podría dar a médicos y pacientes nuevas perspectivas sobre patrones a largo plazo y ayudar a optimizar el tratamiento de la epilepsia».

Desde UNEEG Medical, Jonas Duun-Henriksen, director de IA y Ciencia, subrayó la relevancia industrial y la retroalimentación del estudio:

«Este estudio es un hito importante para nuestra empresa. Aunque llevamos tiempo recibiendo comentarios positivos de pacientes y médicos, esta es la primera vez que un estudio con más de un año de grabaciones continuas de EEG confirma esas experiencias. Hemos obtenido valiosos datos cuantitativos y ya estamos incorporando las sugerencias de los clínicos para aumentar el valor de la solución».

Automatización y retos futuros

Para procesar el enorme volumen de datos, los investigadores usaron un algoritmo de detección automática de crisis epilépticas. Su rendimiento fue variable: sensibilidad mediana del 70,5% y falsos positivos dispares entre pacientes.

En casos con buena precisión, ahorró mucho tiempo de revisión; en otros, la inspección manual fue inevitable.

Los investigadores señalan que, en el futuro, los algoritmos de detección de crisis deberán adaptarse a las huellas electroencefalográficas específicas de cada paciente, lo que mejoraría su rendimiento.

Potencial clínico y desafíos

El sistema de electroencefalografía subcutáne no solo cuenta crisis con mayor exactitud, sino que:

  • Diferencia tipos de crisis epilépticas dentro de un mismo paciente.

  • Detecta episodios nocturnos y crisis sin testigos.

  • Identifica patrones temporales de crisis útiles para personalizar terapias.

  • Aporta pruebas objetivas en diagnósticos dudosos.

Los autores ven un beneficio especial para pacientes con epilepsia focal resistente, crisis detectables por EEG y registros poco fiables por amnesia postictal, crisis nocturnas o ausencia de testigos.

Sin embargo, quedan retos por afrontar. Entre ellos, estos tres:

✅ La revisión de datos requiere tiempo y personal especializado.

✅ Falta definir cómo y con qué frecuencia se comunicará la información a pacientes y médicos.

Coste y logística deben optimizarse para un uso generalizado.

La experiencia del estudio SUBER muestra que es factible registrar la actividad cerebral de personas con epilepsia en su vida diaria durante más de un año, con alta aceptación y valiosa precisión.

Si los próximos ensayos clínicos confirman estos hallazgos, el EEG subcutáneo podría transformar el seguimiento y tratamiento de la epilepsia, y ofrecer un mapa continuo y objetivo de la enfermedad, bajo la piel y lejos de la imprecisión del papel y el bolígrafo.▪️

  • Información facilitada por el King’s College de Londres

  • Fuente: Pedro F. Viana, Jonas Duun-Henriksen, Andrea Biondi, Joel S. Winston, Dean R. Freestone, Andreas Schulze-Bonhage, Benjamin H. Brinkmann, Mark P. Richardson. Real-world epilepsy monitoring with ultra-long-term subcutaneous electroencephalography: A 15-month prospective study. Epilepsia (2025). DOI: https://doi.org/10.1111/epi.18566

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