Captan por primera vez un planeta en formación esculpiendo el disco de su estrella anfitriona

Un planeta recién nacido ha sido sorprendido dando forma en tiempo real a los brazos espirales de gas y polvo que rodean a su estrella. Por primera vez, los astrónomos han detectado directamente su luz mientras se cincela, a 440 años luz de la Tierra.

Por Enrique Coperías

Imagen del VLT de ESO con el instrumento ERIS, donde se observa el disco espiral que rodea a la joven estrella HD 135344B.

Imagen captada por el Very Large Telescope (VLT) de ESO con el instrumento ERIS, donde se observa el disco espiral que rodea a la joven estrella HD 135344B. El círculo blanco señala la ubicación de un posible planeta en formación que estaría esculpiendo las estructuras del disco. El área oscura central corresponde al coronógrafo, que bloquea la luz estelar para revelar detalles sutiles del entorno. Crédito: ESO / F. Maio et al.

Por primera vez, un grupo internacional de astrónomos ha logrado capturar indicios directos de un planeta en formación esculpiendo el disco de gas y polvo que lo rodea, alrededor de una estrella joven a 440 años luz de la Tierra.

La observación, realizada con el telescopio VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile, podría confirmar una predicción largamente sostenida por la comunidad científica: que las espirales en los discos protoplanetarios son moldeadas por planetas bebés aún en fase de gestación.

«Nunca seremos testigos de la formación de la Tierra, pero aquí podemos estar viendo el nacimiento de un planeta en tiempo real», explica Francesco Maio, autor principal del estudio y doctorando en la Universidad de Florencia. El hallazgo se ha publicado en la revista Astronomy & Astrophysics y representa un avance significativo en la comprensión de cómo se forman los planetas.

¿Cómo se detectó el planeta en formación?

El protagonista de este hallazgo es un posible planeta con el doble de tamaño que Júpiter, que orbita la estrella HD 135344B, situada en la constelación de Lupus, entre las constelaciones de Centaurus y Scorpius. El exoplaneta parece estar ubicado en una zona equivalente a la distancia entre Neptuno y el Sol, y está incrustado dentro de una espiral de gas y polvo, lo que sugiere que está modelando activamente su entorno mientras se desarrolla.

Es la primera vez que se detecta un candidato a planeta justo en el punto donde nacen estas estructuras espirales, como predicen los modelos teóricos.

Ya se habían observado antes estas complejas espirales en HD 135344B con el instrumento SPHERE del VLT, pero hasta ahora ningún equipo había conseguido identificar directamente un planeta en el lugar donde se suponía que debía estar el causante del fenómeno. La clave del nuevo descubrimiento ha sido ERIS, un instrumento recientemente instalado en el mismo telescopio, capaz de ofrecer imágenes astronómicas y espectros de alta resolución con una capacidad muy superior a la de generaciones anteriores.

Un posible compañero planetario en el disco de la estrella V960 Mon.

Un posible compañero planetario en el disco de la estrella V960 Mon. La estrella, ubicada a más de 5000 años luz de distancia, está rodeada por un disco con intrincadas características. Un análisis previo del disco mostró que contiene cúmulos de material inestable que podrían colapsar para formar un objeto compañero. Crédito: ESO / A. Dasgupta / ALMA (ESO/NAOJ/NRAO) / Weber et al.

Otro sistema estelar con señales de formación planetaria

«Lo que hace que esta detección sea tan prometedora es que podemos observar directamente la señal del protoplaneta, que todavía está muy incrustado en el disco protoplanetario —señala Maio, también afiliado al Observatorio Astrofísico de Arcetri del INAF, el Instituto Nacional de Astrofísica de Italia. Y añade—: Esto nos da mucha más confianza en la existencia del planeta, porque estamos viendo su propia luz».

La detección no solo valida décadas de modelos sobre formación planetaria, sino que inaugura una nueva etapa en la capacidad de los astrónomos para observar procesos de nacimiento planetario casi en directo. Y no es el único avance reciente en este campo.

En un segundo estudio, publicado el 18 de julio en la revista The Astrophysical Journal Letters, otro equipo utilizó ERIS para observar la estrella V960 Mon, otra estrella joven rodeada por un disco protoplanetario con brazos espirales. En este caso, los científicos encontraron un objeto brillante y compacto que podría tratarse de un planeta recién formado o una enana marrón. Esta es un cuerpo más grande que un planeta, pero que no alcanza la masa suficiente para iniciar la fusión nuclear y brillar como una estrella.

Una nueva era para el estudio de la formación de planetas

«Sabíamos por observaciones anteriores que había material inestable alrededor de V960 Mon —explica Anuroop Dasgupta, autor principal de este segundo estudio y doctorando en ESO y la Universidad Diego Portales de Chile. Y continúa—: Lo que queríamos encontrar era algún indicio de que el colapso del material había dado lugar a un objeto compacto, y lo hallamos».

Ese tipo de formación, llamada inestabilidad gravitatoria, es una de las vías propuestas para el nacimiento de planetas gigantes o enanas marrones.

Aunque la naturaleza exacta del objeto aún debe confirmarse, podría representar la primera evidencia clara de un cuerpo formado por este proceso en un entorno protoplanetario. De ser así, añadiría una pieza crucial al rompecabezas sobre cómo nacen los mundos.

Los hallazgos apuntan a un futuro prometedor en la exploración de los primeros momentos de la vida planetaria, gracias a tecnologías de observación cada vez más sofisticadas. Con instrumentos como el ERIS, los astrónomos pueden ahora asomarse a escenas que, hasta hace poco, pertenecían exclusivamente a la simulación teórica. Y, en el proceso, entender mejor cómo comenzó también la historia de nuestro propio sistema solar. ▪️

Anterior
Anterior

Las células inmunitarias se convierten en «mini-Hulks» para abrirse paso por los tejidos del cuerpo

Siguiente
Siguiente

Hacia una leche sin vacas: logran producir caseína funcional en bacterias