Cómo el «Homo sapiens» conquistó el mundo gracias a su adaptabilidad ecológica en África
Antes de salir del continente africano, los «Homo sapiens» ampliaron su nicho ecológico. Esta flexibilidad fue clave para su éxito global, afirma un estudio en la revista Nature.
Por Enrique Coperías
Un grupo de Homo sapiens avanza en un paisaje africano árido hace unos 50.000 años, equipados con una flexibilidad ecológica sin precedentes que les permitió adaptarse a entornos extremos y emprender con éxito la migración fuera de África. Imagen generada con DALL-E
Hoy en día, todas las personas fuera de África comparten un ancestro común: un pequeño grupo de humanos modernos que salió del continente hace aproximadamente 50.000 años.
Ese éxodo humano desde África marcó el comienzo de la expansión global del Homo sapiens, pero también dejó una gran pregunta sin respuesta: ¿por qué este grupo fue exitoso cuando otros intentos anteriores de migración humana fracasaron sin dejar rastro genético en las poblaciones actuales?
Una nueva investigación, publicada en la prestigiosa revista Nature, ha arrojado luz sobre este enigma de la evolución humana que ha intrigado durante décadas a genetistas, paleoantropólogos y arqueólogos.
El estudio, liderado por la profesora Eleanor Scerri del Instituto Max Planck de Geoantropología, en Alemania, y el profesor Andrea Manica, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, revela que la clave estuvo en una transformación ecológica radical de nuestros ancestros: antes de su expansión global, los humanos modernos aprendieron a sobrevivir en una variedad sin precedentes de hábitats dentro de África.
¿Qué paso hace 70.000 años?
Esta flexibilidad ecológica fue, según el equipo, la ventaja evolutiva decisiva que permitió a los Homo sapiens adaptarse a los desafíos ambientales fuera de África, donde antes otras poblaciones humanas habían fracasado.
«El ser humano moderno no conquistó el mundo de la noche a la mañana —explica la doctora Emily Hallett, de la Universidad Loyola de Chicago y una de las autoras principales del estudio. Y añade—: Lo que descubrimos es que hubo un periodo previo, iniciado hace unos 70.000 años, en el que nuestros ancestros comenzaron a habitar entornos muy diversos dentro del continente africano, desde selvas húmedas hasta desiertos áridos».
Este cambio en el uso de hábitats fue medido a través de un extenso análisis de casi medio millar de yacimientos arqueológicos africanos con fechas precisas que abarcan los últimos 120.000 años. El equipo aplicó herramientas propias de la ecología —específicamente modelos de distribución de especies— para estudiar cómo variaban las condiciones ambientales en los lugares ocupados por los Homo sapiens a lo largo del tiempo.
La clave evolutiva: el nicho ecológico expandido
«El resultado es contundente —afirma Michela Leonardi, del Museo de Historia Natural de Londres y también coautora principal del estudio. Y continúa—: Detectamos una expansión significativa del nicho ecológico humano a partir de hace 70.000 años, coincidiendo con un aumento en la ocupación de hábitats que hasta entonces eran poco utilizados, como los bosques densos de África Occidental y los desiertos del norte».
Esta expansión del nicho no se debió a simples cambios climáticos, sino a una transformación activa en la forma en que los seres humanos interactuaban con su entorno.
Al comparar diferentes modelos, los investigadores pudieron demostrar que no solo se trató de un clima más favorable, sino de una verdadera ampliación de las capacidades adaptativas de nuestra especie.
Los humanos aprendieron a prosperar en diversos entornos africanos, como las zonas boscosas, antes de su exitosa expansión hacia Eurasia hace unos 50.000 años. Cortesía: Ondrej Pelanek and Martin Pelanek
Humanos generalistas: una nueva ventaja evolutiva
La idea de que los Homo sapiens eran generalistas especializados cobra nueva fuerza con este estudio. Lejos de depender exclusivamente de ambientes óptimos, los humanos modernos desarrollaron la capacidad de vivir y prosperar en paisajes cada vez más diversos, un rasgo que no se había visto antes en otras especies de homininos.
«Los intentos anteriores de salir de África, hace más de 100.000 años, ocurrieron durante periodos climáticos favorables, cuando el cinturón del desierto saharo-arábigo se volvió más verde y permitió la migración a través de corredores húmedos», dice el profesor Manica.
Sin embargo, el éxodo exitoso hace unos 50.000 años se produjo en un momento en que esas rutas estaban más áridas y desafiantes. «Y, aun así, funcionó. ¿Por qué? Porque esos humanos ya estaban preparados ecológicamente para enfrentarse a climas extremos», explica el profesor Manica.
Innovación, paso a paso
La innovación no fue una nueva herramienta ni un avance cognitivo repentino, como se ha propuesto en otras teorías. «No hay evidencias arqueológicas claras de que hubiese una revolución tecnológica o cultural justo antes de la dispersión exitosa —señala la profesora Scerri. Y precisa— Lo que sí vemos es un cambio progresivo en la capacidad de adaptación ambiental, que probablemente surgió gracias a un aumento del contacto entre diferentes grupos humanos, redes sociales más extensas y una mayor movilidad dentro de África».
Este tipo de interacción habría servido como catalizador: al moverse entre distintos hábitats y compartir conocimientos, los seres humanos fueron acumulando estrategias adaptativas que les permitirían sobrevivir en entornos hasta entonces inaccesibles.
Cuando África se convirtió en un campo de entrenamiento
El estudio ofrece una visión profundamente africana de los orígenes de nuestra expansión global. Antes de conquistar el mundo, el Homo sapiens conquistó África en toda su diversidad ecológica. Esa formación ecológica fue lo que permitió la posterior expansión planetaria.
Los investigadores identificaron dos grandes fases de expansión del nicho ecológico humano:
✅ La primera comenzó hace unos 70.000 años, con una notable ampliación en la ocupación de regiones como África Occidental, Central y el desierto del Sáhara.
✅ La segunda tuvo lugar hace unos 29.000 años, cuando la humanidad ya ocupaba prácticamente todos los ecosistemas africanos.
La fórmula: adaptación ecológica
En este proceso no solo se amplió el rango geográfico de ocupación, sino que también se diversificaron las estrategias de subsistencia, aunque no de forma homogénea ni universa. Estas incluyen :
❇️ Tecnologías para almacenar agua.
❇️ Tecnologías para gestionar el fuego.
❇️ Tecnologías para explotar recursos dispersos.
Estas y otras innovaciones adaptativas no fueron, según el equipo, el detonante del cambio, sino más bien manifestaciones de una capacidad ya en desarrollo: la adaptación ecológica.
La sabana fue uno de los campos de entrenamiento que le dio las herramientas necesarias a nuestros ancestros para colonizar los paisajes extremos de Eurasia. Cortesía: Ondrej Pelanek and Martin Pelanek
¿Por qué fracasaron las migraciones humanas anteriores?
Una de las grandes aportaciones del estudio es que da respuesta a por qué migraciones anteriores desde África, registradas por fósiles en Asia Occidental y otros lugares, no prosperaron.
La respuesta, dicen los autores, es que esos grupos no contaban con la misma plasticidad ecológica que los Homo sapiens posteriores. Eran poblaciones que dependían de condiciones ambientales favorables, y cuando esas condiciones cambiaban —por ejemplo, al volver la aridez— desaparecían o se replegaban.
En cambio, los humanos que salieron de África hace 50.000 años ya estaban entrenados para sobrevivir en condiciones climáticas muy variadas. Su experiencia en los desiertos africanos, las selvas tropicales y las sabanas les dio las herramientas necesarias para colonizar los paisajes extremos de Eurasia: desde las llanuras heladas de Siberia hasta las junglas del sudeste asiático.
Una revolución silenciosa
Para los investigadores, esta historia cambia el enfoque tradicional sobre la evolución humana. No hubo un momento eureka que desencadenó la expansión global, sino un proceso acumulativo, silencioso y gradual. Un proceso que se inició dentro del continente africano, donde surgieron las bases de nuestra versatilidad ecológica.
El profesor Manica lo resume así: «Los humanos que salieron de África hace 50.000 años no eran más inteligentes ni mejor armados que los que lo intentaron antes. Lo que tenían era experiencia. Habían vivido y aprendido en entornos tan variados que, cuando se enfrentaron a los desafíos de Eurasia, estaban listos».
«Este estudio pone el foco en África como el escenario donde se forjó la capacidad que define a nuestra especie: la de adaptarnos a casi cualquier entorno —dice la profesora Scerri. Y concluye—: La historia de la humanidad, en ese sentido, no comienza cuando salimos del continente, sino mucho antes, cuando aprendimos a vivir en todos los rincones de él».
Una historia que sigue escribiéndose
Los autores reconocen que quedan muchas preguntas por responder. Por ejemplo, qué grupos culturales específicos protagonizaron esta expansión del nicho ecológico, o cómo influyeron factores sociales y demográficos en el proceso.
Lo que está claro es que la historia de cómo los humanos llegaron a dominar el planeta tiene raíces profundas en la diversidad ecológica de África.
Este nuevo estudio sobre la evolución del Homo sapiens no solo reescribe un capítulo clave de nuestra historia evolutiva, sino que también nos ofrece una poderosa lección contemporánea: la capacidad de adaptación no es solo una estrategia de supervivencia, sino el motor de las grandes transformaciones humanas. ▪️
Información facilitada por el Instituto Max Planck de Geoantropología
Fuente: Hallett, E. Y., Leonardi, M., Cerasoni, J. N. et al. Major expansion in the human niche preceded out of Africa dispersal. Nature (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-025-09154-0