Avatares inclusivos en el metaverso: cómo las personas con discapacidad viven la inclusión y el acoso en la realidad virtual

Un estudio pionero con 81 personas con discapacidad revela cómo los avatares inclusivos generan inclusión, empatía y también acoso en el metaverso. Entre la inclusión y el acoso, el metaverso se convierte en un espacio que amplifica tanto las oportunidades como las sombras de la vida digital.

Por Enrique Coperías

Personas con discapacidad han explorado el metaverso mediante avatares que muestran explícitamente su condición: un entorno capaz de ofrecer inclusión y crecimiento personal, pero también de exponerlas a la burla, la invisibilización y el acoso

Personas con discapacidad han explorado el metaverso mediante avatares que muestran explícitamente su condición: un entorno capaz de ofrecer inclusión y crecimiento personal, pero también de exponerlas a la burla, la invisibilización y el acoso. Imagen generada con Copilot

Por primera vez, un estudio académico de largo alcance se ha sumergido en una pregunta incómoda y urgente: ¿cómo viven las personas con discapacidad su presencia en el metaverso cuando utilizan avatares inclusivos que representan explícitamente su discapacidad?

La respuesta, recogida en más de quinientas sesiones de uso y decenas de entrevistas, muestra una paradoja luminosa y oscura a la vez. El metaverso, puede ser un espacio de aceptación, conexión y crecimiento personal, pero también un caldo de cultivo para la burla, la invisibilización y el acoso.

Recordemos que el metaverso es un conjunto de mundos digitales tridimensionales, persistentes y conectados entre sí, donde los usuarios interactúan mediante avatares y pueden trabajar, socializar, asistir a eventos, jugar o simplemente explorar. No se trata de un único lugar, sino de un ecosistema de plataformas que funcionan en tiempo real y que combinan tecnologías como la realidad virtual, la realidad aumentada y la inteligencia artificial. En este entorno inmersivo, la identidad —cómo uno se presenta y cómo es percibido— adquiere un papel central, lo que convierte la representación digital en un asunto tan social como tecnológico.

El nuevo trabajo, realizado por investigadoras e investigadores de la Universidad de Stuttgart, la Universidad Estatal de California y el Instituto Max Planck, parte de una premisa tan obvia como olvidada: más de mil millones de personas viven con alguna discapacidad, y casi todas las personas la experimentarán, temporal o permanentemente, a lo largo de su vida . Aun así, los mundos virtuales que prometen redefinir el trabajo digital y la interacción social siguen sin estar diseñados para ellas.

Una brecha digital que se replica en lo virtual

Aunque las grandes empresas experimentan con oficinas virtuales, teletrabajo inmersivo y dinámicas laborales en entornos digitales, desde Walmart hasta GitLab o la Oficina de Patentes de Estados Unidos, las tecnologías inmersivas siguen reproduciendo una vieja fractura: la falta de accesibilidad y de representación de las personas con discapacidad.

La investigación recuerda que los mundos virtuales, incluidos los basados en realidad virtual (VR), ofrecen muy pocas opciones para representar de forma realista y respetuosa la diversidad funcional. Esto provoca que muchos usuarios no puedan mostrar su identidad tal y como es, incluso si quisieran hacerlo.

El resultado habitual es una tensión entre dos tendencias opuestas: quienes prefieren ocultar su discapacidad mediante avatares normativos y quienes desean mostrarla como parte de su identidad, pero temen la reacción del entorno .

Los avatares inclusivos funcionaron en algunos casos como conexión con otras personas con discapacidad.

Los avatares inclusivos funcionaron en algunos casos como conexión con otras personas con discapacidad. No pocos participantes descubrieron que su avatar funcionaba como un puente hacia otras personas con condiciones similares: «Hablamos de nuestros diagnósticos durante horas. Fue increíblemente reconfortante», dijo uno de los participantes. Cortesía: Katrin Angerbauer et al. / Tratmiento: Gemini

El experimento: vivir dos semanas encarnando un avatar inclusivo

Para comprender estas experiencias, el equipo pidió a decenas de personas con discapacidad que entraran en VRChat durante dos semanas usando un avatar inclusivo que incorporase un signo visible de discapacidad: una silla de ruedas, un andador, un bastón o incluso un distintivo de discapacidad invisible, como un girasol (símbolo adoptado en espacios públicos para indicar necesidades no visibles) .

En total, veintiséis personas participaron en la fase exploratoria y cincuenta en el estudio principal, lo que permitió generar más de quinientos registros de experiencias. Tras cada sesión, los usuarios anotaban si habían vivido una interacción social significativa y cómo se habían sentido.

Las imágenes del estudio muestran avatares realistas, de diferentes cuerpos y estilos, a los que se añadían los elementos de discapacidad. La elección no era trivial: suponía mostrar en público algo que muchos participantes nunca habían exhibido antes ni siquiera en entornos físicos .

La identidad como punto de partida

Una de las claves del estudio es la noción de identidad de discapacidad, es decir, hasta qué punto una persona considera que su discapacidad forma parte central de su identidad. Aparecieron dos perfiles:

1️⃣ «Mi discapacidad no soy yo»: personas que prefieren separarla de su autopercepción.

2️⃣ «Mi discapacidad es parte de quien soy»: quienes la integran en su identidad y la viven sin rechazo interno.

Este matiz resultó crucial: el modo en que cada persona se relaciona con su propia discapacidad condicionó profundamente cómo interpretó las interacciones en el metaverso y cómo gestionó las emociones derivadas de ellas .

🗣️«Nos preguntamos qué sucedería si los avatares reflejaran la discapacidad real de una persona —dice una de las protagonistas del estudio, la investigadora Ksenia Keplinger, del Max Planck Institute for Intelligent System. Y añade—: Nuestros resultados muestran que los participantes se sentían mayoritariamente cómodos con sus avatares inclusivos al interactuar en este mundo virtual. Cuanto más se identificaba un participante con su discapacidad —es decir, cuanto más la consideraba una característica esencial de sí mismo— más positivo era el feedback».

En palabras de Keplinger, «muchos avatares sin discapacidad reaccionaron ante el avatar inclusivo en silla de ruedas o con bastón con interés y apertura, buscaron la conversación y vivieron el encuentro como un momento de aprendizaje que fomentaba la comprensión y la empatía». Aunque usar un avatar inclusivo puede ser un reto, «los efectos positivos superan los desafíos, porque la representación auténtica crea visibilidad y fortalece el diálogo sobre la inclusión en el espacio digital», explica la investigadora.

Cuando el metaverso abraza

La sorpresa más positiva del estudio fue la existencia de interacciones inclusivas. Estas se manifestaron en cuatro dimensiones:

1️⃣ Aceptación y apoyo. Algunos participantes relataban, casi con asombro, cómo otros les trataban con total naturalidad, sin condescendencia, o incluso defendían su presencia cuando alguien intervenía de manera hostil:

«Otro jugador me apoyó diciendo que era genial que mi personaje tuviera un bastón». [participante 9]

2️⃣ Representación visible. Para varias personas, llevar un avatar que se parecía a ellas fue transformador. Les permitía existir en el mundo virtual con autenticidad, algo que rara vez habían experimentado:

«Es la primera vez que tengo un avatar que me representa realmente». [P9]

3️⃣ Conexión con otras personas con discapacidad. No pocos participantes descubrieron que su avatar funcionaba como un puente hacia otras personas con condiciones similares:

«Hablamos de nuestros diagnósticos durante horas. Fue increíblemente reconfortante». [P11]

4️⃣ Crecimiento personal inesperado. Algunos describieron el proceso como una suerte de terapia:

«Me hizo más fácil hablar con la gente, y eso luego me pasó también en la vida real». [P2]

Pero también hay acoso, invisibilidad y hostilidad

La cara oscura del metaverso también emergió con fuerza. Casi la mitad de las interacciones significativas descritas por los participantes fueron de comportamientos de exclusión, con tres patrones muy marcados:

Falta de apoyo o rechazo explícito.

Hiperexposición o invisibilidad.

Acoso directo.

«Me llamaron lisiado, Stephen Hawking y otras cosas. [P24, P7]

Las emociones como centro del problema —y de la solución

El hallazgo clave del estudio es que las emociones actúan como el puente entre cada interacción social y la experiencia global en el metaverso.

Una interacción inclusiva aumenta la conexión con el avatar, la satisfacción, la implicación en la tarea y la sensación de inclusión. Una interacción hostil tiene el efecto opuesto.

Por otro lado, un resultado especialmente relevante para diseñadores, empresas y entornos virtuales accesibles: las personas con una identidad de discapacidad más sólida experimentaron menos emociones negativas ante interacciones exclusionarias.

Avatares con bastón y andador utilizados por participantes del estudio, que relataron momentos de aceptación inesperada: «Otro jugador me apoyó diciendo que era genial que mi personaje tuviera un bastón». Cortesía: Katrin Angerbauer et al. / Tratmiento: Gemini

Un metaverso más inclusivo es posible, pero no ocurrirá por sí solo

El estudio concluye lanzando una recomendaciones claras:

Avatares inclusivos por defecto.

Codiseño con personas con discapacidad.

Formación contra la discriminación digital.

«Esperamos que los resultados del estudio sirvan de impulso para involucrar activamente a las personas con discapacidad en el desarrollo y diseño de la tecnología de realidad virtual, y para trabajar conjuntamente en derribar las estructuras de discriminación en el espacio virtual —comenta Katrin Angerbauer, ingeniera de la Universidad de Stuttgart, y coautora del estudio. Y continúa—: Una discapacidad no debería ser algo que deba ocultarse, sino algo que también pueda vivirse abiertamente en el espacio virtual. Las personas con discapacidad pertenecen tanto al mundo real como al digital».

Angerbauer añade un llamamiento directo: «Pedimos más valentía cuando se trata de la diversidad en el metaverso. Esto permitirá reconocer y apoyar todo el potencial de un grupo altamente cualificado dentro de la fuerza laboral».

El espejo del futuro del trabajo

A medida que las empresas incorporan estas plataformas a la formación digital, el teletrabajo inmersivo o la colaboración remota, comprender cómo las viven las personas con discapacidad no es solo una cuestión ética: es una cuestión estratégica.

Como decía una de las participantes, después de dos semanas de exposición:

“Nunca pensé que un avatar pudiera ayudarme a aceptarme más a mí misma. Pero aquí estamos”. [P16] ▪️

PREGUNTAS & RESPUESTAS: Avatares y discapacidad

👨‍🦽‍➡️¿Qué es un avatar inclusivo?

Es un avatar de realidad virtual que representa explícitamente una discapacidad visible o invisible, como un bastón, una silla de ruedas o un símbolo de discapacidad oculta.

👨‍🦽‍➡️¿Cómo afecta a una persona usar un avatar con discapacidad?

Según el estudio, aumenta la identificación personal, la autenticidad y, en muchos casos, provoca interacciones positivas basadas en la empatía.

👨‍🦽‍➡️¿Hay acoso hacia avatares con discapacidad?

Sí. Muchos participantes sufrieron acoso, insultos o invisibilización. Las emociones derivadas afectan su conexión con el avatar y su experiencia en el Metaverso.

👨‍🦽‍➡️¿Por qué es importante incluir avatares con discapacidad en el Metaverso?

Porque permiten la expresión auténtica, promueven la visibilidad y amplían la inclusión en entornos digitales, especialmente en futuros espacios laborales virtuales.

👨‍🦽‍➡️¿Influye la identidad de discapacidad en la experiencia?

Sí. Las personas que integran su discapacidad como parte de su identidad sufren menos impacto emocional negativo ante interacciones hostiles.

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