Células del estómago que producen insulina: un paso hacia la cura biológica de la diabetes
Científicos han logrado que células humanas del estómago se transformen en productoras de insulina capaces de controlar la glucosa. El hallazgo, materializado en ratones, abre una nueva vía hacia tratamientos personalizados que podrían acabar con la dependencia de la insulina en la diabetes de tipo 1.
Por Enrique Coperías
Corte transversal de un organoide gástrico de ratón. Un equipo internacional de científicos ha logrado que estos miniestómagos sinteticen insulina. Crédito de la imagen: Yasmin Nouri.
La ciencia médica vuelve a desafiar los límites de lo que considerábamos posible. Un equipo internacional de investigadores ha logrado que células humanas del estómago se transformen en productoras de insulina y que, una vez trasplantadas en ratones diabéticos, regulen el azúcar en sangre.
El avance, publicado en la revista Stem Cell Reports por científicos de Harvard, la Universidad de Pekín y la Weill Cornell Medicine, abre una nueva vía para desarrollar terapias personalizadas contra la diabetes de tipo 1 sin necesidad de trasplantes de páncreas ni inmunosupresión crónica.
Desde hace años, el sueño de los investigadores en medicina regenerativa es fabricar células productoras de insulina capaces de sustituir a las pancreáticas destruidas por el sistema inmunitario en las personas con diabetes de tipo 1.
¿Qué es la diabetes mellitus de tipo 1?
Recordemos que la diabetes mellitus de tipo 1 (DM1) es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario del propio cuerpo destruye por error las células beta del páncreas, responsables de producir insulina, la hormona que permite que la glucosa entre en las células y se transforme en energía. Al faltar insulina, el azúcar se acumula en la sangre, lo que provoca hiperglucemia y complicaciones graves a largo plazo en órganos como los riñones, el corazón y los ojos.
A diferencia de la diabetes de tipo 2, no está relacionada con el estilo de vida ni la obesidad, sino con una predisposición genética y factores ambientales aún poco comprendidos. Las personas con este tipo de diabetes dependen de la administración externa de insulina de por vida, aunque la investigación actual , como la reprogramación celular o los trasplantes de islotes del páncreas— busca restaurar la producción natural de la hormona y acercarse a una cura biológica.
En relación a los trasplantes de islotes pancreáticos, que contienen las preciadas células beta, han demostrado que la idea funciona, pero su aplicación está limitada por la escasez de donantes y por la necesidad de mantener al paciente bajo fuertes fármacos inmunosupresores, con riesgo de infecciones y cáncer. El nuevo estudio propone una alternativa radicalmente distinta: reprogramar las propias células del cuerpo para que produzcan insulina.
Del estómago al páncreas: un origen común que cambia el tratamiento de la diabetes
El hallazgo se apoya en una observación intrigante: las células del estómago y del páncreas comparten un origen embrionario común. En experimentos previos con ratones, el equipo de Qiao Zhou, uno de los científicos pioneros de esta línea de investigación, ya había demostrado que ciertas células gástricas podían transformarse en productoras de insulina al activar un trío de genes clave: el NEUROG3, el PDX1 y el MAFA, conocidos en su conjunto como los genes NPM. El reto pendiente era comprobar si ese proceso podía reproducirse en células humanas dentro de un entorno biológico complejo.
Para ello, los científicos crearon miniestómagos humanos a partir de células madre. Estos organoides gástricos humanos (hGO, por sus siglas en inglés) son pequeñas estructuras tridimensionales que reproducen la arquitectura y el comportamiento celular del estómago real, con sus capas epiteliales, glándulas y células secretoras. Mediante técnicas de edición genética, Zhou y sus colegas insertaron en estas células una copia controlable de los genes NPM. Cuando las expusieron a la molécula inductora doxiciclina, los genes se activaron y las células comenzaron a producir insulina.
En cultivos de laboratorio, los organoides tratados mostraron una transformación parcial: alrededor de un tercio de las células activadas comenzaron a producir insulina y otros marcadores propios de las células beta pancreáticas. Lo más sorprendente es que estas nuevas células no solo fabricaban insulina, sino que la liberaban al detectar un aumento de glucosa, imitando el comportamiento fisiológico de las células pancreáticas humanas.
Ilustración conceptual de un corte transversal del estómago humano que muestra células del epitelio gástrico reprogramadas para producir insulina (en azul brillante) y liberarla hacia los vasos sanguíneos cercanos. El trabajo, realizado por equipos de Harvard, Weill Cornell y la Universidad de Pekín, demuestra que el estómago podría convertirse en una fuente natural de insulina para tratar la diabetes de tipo 1. Imagen generada con DALL-E
Organoides humanos trasplantados que curan la diabetes en ratones
El paso decisivo fue comprobar si este fenómeno podía mantenerse dentro de un organismo vivo. Los investigadores trasplantaron los organoides modificados en ratones inmunodeficientes, donde permanecieron estables durante más de seis meses. Una vez integrados, los animales recibieron doxiciclina en el agua, lo que activó los genes NPM dentro de los organoides. Al cabo de pocas semanas, las células del miniestómago comenzaron a secretar insulina humana a un nivel que podía ser detectada en la sangre de los ratones.
Para poner a prueba su eficacia, los científicos indujeron diabetes experimental en los animales mediante el fármaco estreptozotocina, que destruye las células beta del páncreas. Los ratones tratados con los organoides activados recuperaron rápidamente el control glucémico: sus niveles de azúcar en sangre descendieron de manera sostenida y mostraron una mejor tolerancia a la glucosa, mientras que los animales de control siguieron hiperglucémicos.
En otras palabras, los organoides trasplantados funcionaron como un páncreas alternativo que producía insulina humana capaz de normalizar el metabolismo del animal.
Los análisis histológicos revelaron que las nuevas células productoras de insulina se habían integrado en la estructura de los organoides y estaban rodeadas de vasos sanguíneos, un detalle crucial para su funcionamiento. Además, expresaban proteínas clave de las células beta humanas —como la PCSK1, la NKX2-2, la MAFB y la PAX6— y respondían de manera coherente a los cambios de glucosa. Aunque la proporción y distribución de estas células variaba entre organoides, su actividad fue suficiente para revertir los síntomas diabéticos.
Un nuevo modelo de terapia personalizada y regeneración pancreática
La relevancia del estudio va más allá de su éxito experimental, según Zhou. Por primera vez, se demuestra que el tejido gástrico humano puede ser reprogramado in vivo para producir insulina funcional, una posibilidad que podría desembocar en terapias personalizadas de regeneración pancreática.
En teoría, bastaría con obtener una pequeña muestra de tejido del propio paciente —por ejemplo, mediante una endoscopia—, cultivarla como organoide, introducir los factores de reprogramación y trasplantarla de nuevo en el organismo. El resultado sería un microórgano productor de insulina hecho a medida, compatible con el sistema inmunitario del paciente.
Los autores reconocen que el camino hacia una aplicación clínica es largo. «En futuros estudios, esperamos que los factores genéticos puedan administrarse directamente al estómago humano mediante inyecciones de ARN mensajero o vectores virales, y evitar así el trasplante», escriben en Stem Cell Reports. La idea sería inducir la conversión de células gástricas en productoras de insulina dentro del propio cuerpo, lo que reduciría costes y eliminaría la necesidad de manipulación ex vivo. Aun así, advierten de que incluso una terapia autóloga podría necesitar algún tipo de protección frente a la autoinmunidad que caracteriza a la diabetes de tipo 1.
Los organoides gástricos humanos modificados (hGO-NPM) generan células que producen insulina tras ser trasplantados, mostrando su potencial como fuente terapéutica en la diabetes tipo 1. Cortesía: Hyunkee Kim.
Retos, límites y próximos pasos en la investigación
Como todo avance de frontera, el estudio tiene ciertas limitaciones. Los experimentos se realizaron con una única línea de células madre embrionarias, por lo que será necesario repetirlos con células pluripotentes inducidas (iPS) de distintos donantes para evaluar la viabilidad real de la técnica en pacientes.
Además, los organoides no formaron estructuras organizadas de islotes pancreáticos, sino que las células productoras de insulina aparecieron dispersas en el epitelio gástrico. Es posible que con más tiempo o con señales adicionales, estas células puedan agruparse de forma más eficiente, como sucede en el páncreas.
Otra cuestión abierta es la estabilidad funcional a largo plazo: los ratones mantenían niveles de glucosa normales durante semanas, pero no está claro si las células inducidas conservarían su capacidad secretora durante meses o años. Tampoco se sabe si este tipo de reprogramación podría desencadenar respuestas inmunes o proliferaciones indeseadas en humanos.
A pesar de estas incógnitas, el estudio aporta una prueba de principio contundente de que el estómago humano puede ser una fuente viable de células productoras de insulina. «Nuestro trabajo sienta las bases para desarrollar terapias autólogas e in situ para la diabetes de tipo 1», concluyen los autores.
El estómago como nueva frontera en la medicina regenerativa
La investigación se inscribe en una tendencia médica más amplia: el intento de reemplazar las células destruidas por la enfermedad en lugar de limitarse a suplir su función con fármacos. En los últimos años, varias compañías biotecnológicas han iniciado ensayos clínicos con islotes pancreáticos derivados de células madre, con resultados prometedores pero todavía dependientes de inmunosupresión.
La posibilidad de inducir células beta a partir de tejidos propios podría revolucionar el tratamiento de la diabetes, reduciendo costes, riesgos y barreras éticas.
👉 Más allá de la insulina, la capacidad de reprogramar tejidos humanos in vivo abre la puerta a un nuevo paradigma en medicina regenerativa: convertir órganos accesibles como el estómago o el intestino en fábricas de células terapéuticas. El estómago, con su enorme superficie y su capacidad de regeneración, podría convertirse en un aliado inesperado en la lucha contra la diabetes.
A modo de resumen, podemos afirmar que el estudio demuestra que el cuerpo humano podría albergar, en su propio estómago, la solución a uno de los mayores desafíos médicos de nuestro tiempo: restaurar la producción natural de insulina. No es aún una cura, pero sí una ventana abierta hacia una forma de tratamiento más biológica, personalizada y, quizás algún día, definitiva. ▪️
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Información facilitada por la International Society for Stem Cell Research (ISSCR)
Fuente: Lu, Jiaqi et al. Modeling in vivo induction of gastric insulin-secreting cells using transplanted human stomach organoids. Stem Cell Reports (2025). DOI: 10.1016/j.stemcr.2025.102708

