Descubren cómo los orangutanes aprenden a construir sus camas en la selva
Los orangutanes no nacen sabiendo fabricar sus camas en lo alto de los árboles: aprenden observando a sus madres y practicando durante casi una década, en un proceso que revela una sorprendente transmisión cultural, según informa un fascinante estudio.
Por Enrique Coperías
El hallazgo en las selvas de Sumatra sugiere que el aprendizaje por observación y la transmisión cultural de cómo se hace una cama entre las ramas de un árbol son mucho más antiguos de lo que se creía, y que los orangutanes constituyen una ventana viva a los orígenes de nuestra cultura. Ilustración generada con Gemini
En las selvas de Sumatra, cada tarde se repite un ritual que pasa desapercibido para quien no presta atención: los orangutanes construyen sus camas. Entre las ramas más altas, a veces a más de veinte metros de altura, estos grandes simios levantan un nido nuevo cada noche.
Se trata de nidos de orangután que no solo deben soportar su peso —hasta 80 kilos en los adultos—, sino también proporcionar comodidad, aislamiento térmico y protección contra insectos y depredadores.
A primera vista podría parecer un acto instintivo, tan natural como respirar. Sin embargo, una investigación científica publicada en la revista Communications Biology por un equipo de la Universidad de Warwick, en el Reino unido, y el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, en Alemania, demuestra que la construcción de estas camas es, en realidad, una habilidad aprendida socialmente.
En efecto, los jóvenes orangutanes no nacen sabiendo levantar estas estructuras: aprenden observando, imitando y practicando, en un proceso que puede prolongarse durante más de ocho años.
Arquitectos del dosel forestal
Los nidos de orangután son auténticas obras de ingeniería natural. Existen dos tipos principales de camas:
✅ Los nidos diurnos, más sencillos y funcionales, utilizados como plataformas de descanso.
✅ Los nidos nocturnos, mucho más complejos. Estos últimos incluyen elementos de confort que recuerdan a los accesorios de un dormitorio humano: colchones de hojas y ramas, almohadas vegetales, mantas de hojas e incluso techos trenzados que funcionan como paraguas contra la lluvia.
«Construir un buen nido es fundamental para la supervivencia de los orangutanes —explica Ani Permana, psicóloga de la Universidad de Warwick y autora principal del estudio. Y añade—: No solo les da un lugar seguro para dormir, sino que también los protege del frío, de los mosquitos y de los depredadores. Y, sin embargo, hasta ahora había recibido muy poca atención científica».
De forma resumida, los orangutanes construyen estas camas cada noche por cuatro motivos bien definidos:
🛏️ Supervivencia: los nidos los protegen de depredadores y caídas.
🛏️ Bienestar: proporcionan comodidad y descanso tras largas jornadas.
🛏️ Salud: ciertas hojas tienen propiedades repelentes de mosquitos.
🛏️ Regulación térmica: ayudan a mantener el calor durante la noche en la selva húmeda.
Aprendizaje social, el secreto detrás de las camas de los orangutanes
El estudio, avalado por diecisiete años de observaciones en la estación de Suaq Balimbing, en Indonesia, confirma que la clave del aprendizaje es un comportamiento conocido como peering: observar de manera deliberada y atenta la conducta de otro individuo, generalmente la madre orangután. Cuando los jóvenes orangutanes miraban a su progenitora trenzar ramas y hojas, la probabilidad de que intentaran practicar ellos mismos se disparaba. En cambio, cuando estaban cerca pero distraídos, apenas se registraban intentos de construcción.
«Nuestros datos muestran que no basta con la proximidad física: hay que mirar con atención —resume Permana—. Esto prueba que el aprendizaje es observacional y social, no simplemente el resultado de estar expuestos al comportamiento de los adultos».
La investigación también reveló que los jóvenes dirigen su atención sobre todo hacia las fases más complicadas de la construcción de los nidos: añadir un forro, crear un nido multinacional apoyado en varios árboles o manipular ramitas con la boca. «Es como si supieran qué partes son las más difíciles y necesitaran fijarse más en ellas», añaden los autores.
De la madre apara la comunidad
El proceso de aprendizaje sigue un patrón claro. Durante los primeros años, los pequeños dependen casi exclusivamente de sus madres orangutanes: imitan no solo la técnica de construcción, sino también la selección de los árboles en los que hacer los nidos. Esto es crucial, porque no todas las especies sirven: algunas proporcionan ramas más resistentes, hojas más suaves o incluso sustancias químicas que repelen insectos.
«Además de aprender el cómo, los orangutanes aprenden el qué —señala Caroline Schuppli, investigadora del Instituto Max Planck y coautora principal del estudio. Y continúa—: Las crías que observan a sus madres tienden a usar los mismos árboles que ellas. Más tarde, en la adolescencia, amplían su círculo de modelos y empiezan a experimentar con las especies de árboles utilizadas por otros individuos».
La comparación con los seres humanos resulta inevitable:
«Del mismo modo que nuestros adolescentes buscan nuevos referentes fuera del hogar, los orangutanes jóvenes exploran distintas técnicas y materiales a medida que se independizan», explica Schuppli.
Curiosamente, muchos adultos terminan regresando a las especies de árboles que aprendieron con sus madres en la infancia, quizá reconociendo la eficacia de esos métodos probados por generaciones.
Aprendizaje, juego y práctica
Los primeros intentos de configurar un nido aparecen a edades muy tempranas. A los seis meses, las crías de orangután ya juegan con ramas y hojas. A partir del año comienzan a ensayar pequeños nidos diurnos, rudimentarios e inestables. Entre los tres y cuatro años la práctica se intensifica, pero los nidos nocturnos —los más complejos— no se dominan hasta los ocho.
La habilidad completa se alcanza en paralelo al inicio de la independencia, que en esta especie ocurre entre los ocho y nueve años.
«Hay una base instintiva en la tendencia a construir nidos —admite Permana—. Pero los detalles, la técnica, la secuencia de pasos y la elección de materiales son fruto del aprendizaje social. Aprenden mirando, practicando y equivocándose, exactamente igual que nosotros cuando adquirimos un oficio».
Cultura en las copas de los árboles
El estudio aporta evidencias de que la construcción de nidos no es solo una destreza individual, sino un rasgo cultural en orangutanes, según Schuppli. Las poblaciones de orangutanes muestran variaciones en las técnicas y en la elección de especies de árboles, del mismo modo que los humanos desarrollan estilos arquitectónicos regionales. Estas diferencias se transmiten socialmente y se perpetúan de generación en generación.
«Encontramos que las hembras emparentadas comparten elecciones de árboles más similares que las no emparentadas —explica Schuppli en un comunicado de la Universidad de Warwick. Y añade—: Eso sugiere que los conocimientos culturales se transmiten dentro de las familias y linajes. Si estas poblaciones desaparecen, se perderán también sus tradiciones culturales”.
Y no cabe duda de que la importancia de este descubrimiento va más allá del mundo de los orangutanes. Hasta ahora, la mayoría de estudios de aprendizaje social en primates se habían centrado en el uso de herramientas, como palillos para pescar termitas. La construcción de nidos por parte de los orangutanes, en cambio, es un comportamiento mucho más antiguo en la evolución de los simios, presente ya en ancestros que vivieron hace millones de años.
«El hecho de que habilidades tan críticas para la supervivencia se transmitan socialmente nos indica que el aprendizaje por observación es una capacidad muy antigua en la evolución de los grandes simios —subraya Permana—. Eso la convierte en una pieza clave para entender cómo surgió nuestra propia cultura».
Una madre orangután y su cría exploran juntas la selva. Cortesía: Guilhem Duvot / Proyecto SUAQ
Proteger a los orangutanes es proteger su cultura
Obtener estas conclusiones no ha sido sencillo. El estudio se apoya en más de diecisiete años de datos, recogidos por 59 observadores distintos y basados en 44 orangutanes seguidos desde la infancia hasta la independencia.
Documentar cada mirada, cada intento de nido y cada elección de árbol exigió una dedicación paciente en un entorno selvático complicado. Pero gracias a esa perseverancia, hoy podemos reconstruir paso a paso el camino por el que los orangutanes se convierten en arquitectos de la selva.
Más allá del interés científico, los resultados subrayan la urgencia de conservar a los orangutanes y sus hábitats. «Estas poblaciones no solo guardan un valor biológico, sino también cultural —recuerda Schuppli—. Si se extinguen, no solo perderemos individuos, sino también tradiciones transmitidas durante generaciones».
👉 La investigación añade así un argumento más a favor de la conservación de los orangutanes: preservar a los grandes simios de Sumatra significa también proteger una herencia cultural única, hecha de camas tejidas con ramas y hojas en las copas de los bosques tropicales.
Los orangutanes aprenden a construir sus camas como nosotros aprendemos a cocinar, escribir o tocar un instrumento: observando, practicando y corrigiendo errores. Primero imitan a sus madres, luego amplían su repertorio observando a otros individuos, y finalmente se convierten en constructores autónomos. Pero incluso en esa independencia, muchos adultos regresan a las lecciones iniciales aprendidas en la infancia, perpetuando tradiciones culturales que se transmiten de generación en generación.
Como resume Permana, «este es el primer estudio que demuestra en simios salvajes que el aprendizaje de la construcción de nidos depende del aprendizaje social observacional. Es una prueba de que la cultura animal, lejos de ser un rasgo exclusivamente humano, florece también en las copas de los bosques de Sumatra». ◾️
Información facilitada por la Universidad de Warwick
Fuente: Permana, A. L., Permana, J. J., Nellissen, L. et al. Observational social learning of “know-how” and “know-what” in wild orangutans: evidence from nest-building skill acquisition. Communications Biology (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s42003-025-08217-2