Sanadores de la selva: los chimpancés de Uganda que curan heridas… y cuidan a sus compañeros
En la selva de Budongo, en Uganda, chimpancés salvajes aplican hojas, algunas usadas en la medicina tradicional, en sus heridas y ayudan a sanar a sus compañeros. Un hallazgo revolucionario que conecta la medicina animal con nuestras raíces evolutivas.
Por Enrique Coperías
Ilustración de un chimpancé adulto aplica cuidadosamente hojas sobre la herida de otro miembro del grupo en la selva de Budongo, en Uganda. Este comportamiento, observado por científicos, revela una sorprendente capacidad de cuidado y uso de recursos medicinales en la naturaleza. Imagen generada con DALL-E
Comportamientos médicos en chimpancés: un descubrimiento revelador
En el corazón del Bosque Budongo, en el noroeste de Uganda, un grupo de chimpancés está haciendo que los científicos reescriban lo que creían saber sobre el cuidado de la salud en el mundo animal.
En un estudio pionero publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, un equipo internacional de investigadores ha documentado cómo estos primates no solo tratan sus propias heridas con medios naturales, sino que también cuidan de otros miembros de su grupo, incluso cuando no están emparentados con ellos.
Este comportamiento, tan sorprendente como revelador, podría ofrecer pistas clave sobre cómo nuestros antepasados comenzaron a desarrollar prácticas de sanación y cuidado que más tarde derivarían en complejos sistemas de salud como los generados por el ser humano.
«Nuestra investigación ayuda a iluminar las raíces evolutivas de la medicina humana y de los sistemas de atención sanitaria — explica Elodie Freymann, investigadora de la Universidad de Oxford y autora principal del estudio. Y añade—: Al documentar cómo los chimpancés identifican y utilizan plantas medicinales y cómo cuidan a otros, obtenemos una visión más clara de las bases cognitivas y sociales de nuestros propios comportamientos médicos».
El escenario: dos comunidades de «chimpas» y una amenaza común
El equipo estudió dos comunidades de chimpancés de Budongo: Sonso y Waibira. Ambas viven en un entorno donde las amenazas a la integridad física son constantes: peleas dentro del grupo, encuentros con otros animales... y trampas colocadas por los lugareños bípedos. De hecho, cerca del 40% de los chimpancés de la comunidad de Sonso presenta heridas visibles causadas por lazos de alambre diseñados para cazar antílopes, pero que a menudo atrapan a estos primates por accidente.
Durante dos periodos de observación directa, de cuatro meses cada uno, los científicos siguieron a los chimpancés de ambas comunidades. También consultaron una vasta base de datos de vídeos, registros de campo que abarcan tres décadas, y encuestas a primatólogos que han presenciado comportamientos de autocuración o cuidado entre chimpancés.
En ese tiempo, se registraron doce heridas en Sonso —todas por conflictos internos— y cinco en Waibira, una de ellas causada por una trampa. Curiosamente, Sonso mostró muchos más comportamientos de cuidado, algo que Freymann atribuye a varios factores: «Esto probablemente se deba a diferencias en la estabilidad jerárquica o a que los chimpancés de Sonso están más habituados a la presencia humana, lo que nos da más oportunidades de observar conductas poco frecuentes».
Autocuidado con recursos naturales
En total, los investigadores documentaron 41 casos de atención sanitaria: 34 de autocuidado y siete de cuidado hacia otros individuos. Entre las técnicas registradas están el lamido directo de heridas, que podría servir para limpiar y aplicar propiedades antimicrobianas de la saliva; el lamido de dedos seguido de presión sobre la herida; la aplicación de hojas masticadas; y el uso de friegas con hojas recogidas del entorno.
Para Freymann, «estos comportamientos a menudo se combinan en un mismo episodio, lo que podría indicar que los chimpancés usan distintos métodos para tratar diferentes aspectos de una misma herida, o simplemente que siguen sus propias preferencias personales».
«Todos los chimpancés documentados mostraron recuperación tras aplicar estas técnicas sanadoras, aunque no podemos saber si se habrían curado del mismo modo sin intervención alguna», advierte Freymann.
Qué especies de plantas aplican y para qué las usan
El estudio también describe prácticas de higiene con posible valor medicinal: chimpancés limpiándose los genitales con hojas tras el apareamiento o el ano tras defecar. Conductas similares ya se habían observado en otros lugares, pero nunca con este nivel de detalle y contexto botánico.
Y es que los investigadores también identificaron las plantas utilizadas. Varias de ellas, pertenecientes a géneros como Acalypha, que incluye vegetales como las acalifas, y a especies como la Alchornea floribunda y la Pseudospondias microcarpa.
Estas plantas tienen propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias o analgésicas conocidas en la medicina tradicional humana. Sin ir más lejos, las hojas y raíces de la Alchornea floribunda se emplea en la medicina tradicional africana principalmente para tratar heridas, afecciones cutáneas, como el eccema y la tiña, dolores corporales, enfermedades estomacales, diarrea y problemas hepáticos. También se le atribuyen efectos afrodisíacos, y es por ello por lo que los chamanes recurren a ella en algunos contextos rituales.
Usan plantas, limpian heridas y ayudan a otros: ¡chimpancés sanadores! Vídeos cortesía: Elodie Freymann et al. / Frontiers
Ayudan a otros chimpancés del grupo, incluso sin parentesco
Lo más llamativo del estudio, sin embargo, son los casos de cuidado prosocial. Freymann y su equipo documentaron cuatro episodios de atención a heridas ajenas, dos de asistencia en la retirada de trampas, y uno en el que un chimpancé ayudó a otro a limpiarse tras el apareamiento.
En varios casos, los chimpancés utilizaron las mismas técnicas que en el autocuidado: lamido de heridas, aplicación de hojas o presión con los dedos. Y, contrariamente a lo que podría esperarse, estos gestos no estaban limitados a madres y crías.
«En cuatro de los siete casos, la ayuda se ofreció a individuos sin relación genética conocida con el cuidador —subraya Freymann. Y añade—: Estos comportamientos refuerzan la idea de que los chimpancés reconocen el sufrimiento ajeno y actúan deliberadamente para aliviarlo, incluso cuando no hay una ventaja genética directa».
En uno de los episodios más conmovedores, una joven chimpancé imitó a su madre al tratar una herida aplicándole hojas masticadas. En otro, un macho adulto ayudó a una hembra a liberarse de una trampa de nailon.
«Lo que estamos viendo puede considerarse una forma temprana de atención médica comunitaria», dice esta investigadora.
Implicaciones evolutivas: ¿cómo nació la medicina?
El descubrimiento de estas conductas no es anecdótico: representa una pieza clave en el rompecabezas de la evolución del cuidado. Si los chimpancés son capaces de identificar recursos medicinales, aplicarlos correctamente y, además, ayudar a otros individuos sin un beneficio inmediato, eso sugiere que las bases del comportamiento médico humano podrían tener orígenes mucho más antiguos de lo que se pensaba.
«Estos hallazgos ofrecen una ventana a cómo pudo empezar la medicina en nuestras propias especies ancestrales— explica Freymann. Y continúa—: En lugar de surgir de golpe con el Homo sapiens, es posible que nuestras prácticas sanitarias se construyeran a partir de una serie de conductas como estas: observar, experimentar, recordar y compartir».
No obstante, los investigadores también subrayan las limitaciones del estudio. La diferencia de habituación entre las comunidades puede haber afectado a la frecuencia con la que se observaron ciertas conductas. También hacen falta más análisis farmacológicos para confirmar con certeza las propiedades curativas de las plantas utilizadas.
Acicalamiento social entre dos chimpancés en el bosque de Budongo. Crédito: Elodie Freymann
En la senda de la empatía
El equipo científico llama a ampliar la investigación sobre el contexto social y ecológico de estos comportamientos: ¿Quién ayuda y quién recibe ayuda? ¿Influye el estatus dentro del grupo? ¿Qué papel juegan las experiencias previas, el aprendizaje y la observación?
También plantea que la alta incidencia de heridas por trampas humanas en Budongo podría fomentar una mayor empatía y cooperación entre los individuos. En otras palabras, las amenazas compartidas podrían estar reforzando los lazos sociales y favoreciendo conductas de cuidado mutuo entre los chimpancés.
«Aunque las conductas prosociales en chimpancés salvajes son poco frecuentes, eso no significa que sean irrelevantes —advierte Freymann. Y concluye en un comunicado de Frontiers—: Son ventanas privilegiadas a procesos cognitivos complejos, y entenderlos puede ayudarnos no solo a conocer mejor a nuestros parientes evolutivos, sino a comprendernos a nosotros mismos». ▪️