Descubierta la evidencia más antigua de mestizaje entre «Homo sapiens» y neandertales
Un fósil infantil hallado en una cueva del monte Carmelo, en Israel, revela que nuestra especie y los neandertales ya se cruzaban hace 140.000 años. El descubrimiento, el más antiguo conocido, reescribe la historia del mestizaje humano.
Por Enrique Coperías
Hace 140.000 años, un hombre nenadertal y una mujer de nuestra especie, o viceversa, tuvieron un bebé en la cueva israelí de Skhul. Cortesía: Tel Aviv University
El cruce más antiguo conocido entre nuestros ancestros Homo sapiens y los neandertales (Homo neanderthalensis) no ocurrió en Europa, como se pensaba, sino en Oriente Próximo hace unos 140.000 años.
Un equipo internacional de investigadores ha encontrado en Israel la primera prueba fósil de hibridación entre ambas poblaciones humanas: el esqueleto de un niño de unos cinco años hallado en la cueva de Skhul, en el monte Carmelo, famoso por haberse aparecido allí la Virgen del Carmen. El pequeño presenta una sorprendente mezcla de rasgos de las dos especies.
El equipo de investigación, dirigido por Israel Hershkovitz, de la Universidad de Tel Aviv, y Anne Dambricourt-Malassé, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), ha identificado en el cráneo y la mandíbula del menor señales inequívocas de este mestizaje temprano.
El profesor Israel Hershkovitz sujeta en sus manos el cráneo del niño de Skhul, fruto del mestizaje entre neandertales y nuestros remotos tatarabuelos. Cortesía: Tel Aviv University
Una prueba fósil única en el mundo
En su forma general, la bóveda craneal recuerda a la de un Homo sapiens, mientras que la irrigación cerebral —el conjunto de vasos sanguíneos que llevan sangre al cerebro—, la mandíbula inferior y la estructura del oído interno son típicamente neandertales. Los resultados, publicados en la revista l’Anthropologie, constituyen la evidencia física más antigua en el mundo de relaciones biológicas y sociales entre ambos grupos.
«Sabíamos por estudios genéticos que Homo sapiens y neandertales intercambiaron genes entre 60.000 y 40.000 años atrás, y que aún conservamos entre un 2% y un 6% de ADN neandertal en nuestro genoma —explica Hershkovitz en un comunicado de la Universidad de Tel Aviv. Y añade—: Pero este fósil es 80.000 años más antiguo que esos cruces tardíos y demuestra que el contacto comenzó mucho antes».
Durante décadas, se pensó que los neandertales eran originarios de Europa y que llegaron al actual Israel hace unos 70.000 años, empujados por las glaciaciones. Sin embargo, en 2021 el mismo equipo demostró que neandertales primitivos vivían en la región hace al menos 400.000 años, en lo que denominaron Homo de Nesher Ramla. Aquella población coincidió con los primeros Homo sapiens que salían de África hace unos 200.000 años, y el niño de Skhul sería el testimonio de esos encuentros prolongados, donde la convivencia incluyó también la reproducción.
La mandíbula inferior del niño Skhul muestra rasgos característicos de los neandertales. Cortesía: Universidad de Tel Aviv
Un fósil analizado con nuevas tecnologías
El fósil había sido descubierto hace casi un siglo, pero solo ahora ha podido analizarse en detalle gracias a nuevas tecnologías de imagen. Los investigadores sometieron el cráneo y la mandíbula a microtomografías computerizadas en 3D, que revelaron estructuras invisibles a simple vista, como el interior del oído o los vasos sanguíneos que rodean al cerebro.
Este exhaustivo análisis comparativo con otras poblaciones humanas confirmó el carácter híbrido del pequeño.
La importancia del hallazgo se entiende mejor al situarlo en perspectiva. Hasta ahora, el único fósil infantil con mezcla de rasgos sapiens y neandertales era el llamado niño del valle de Lapedo, encontrado en Portugal en 1998 y datado en unos 28.000 años. El caso de Skhul retrocede ese primer contacto documentado en más de 100.000 años.
Los autores concluyen que la población neandertal de la región acabó diluyéndose en la de nuestros antepasados recién llegados, un destino similar al de sus parientes europeos, que desaparecerían miles de años después. El niño de Skhul, sepultado en una cueva frente al Mediterráneo, encarna así un momento decisivo en la historia de la humanidad: el inicio de un mestizaje que todavía llevamos en nuestros genes. ▪️
Información facilitada por la Universidad de Tel Aviv
Fuente: Bastien Bouvier, Anne Dambricourt Malassé, Marcel Otte, Michael Levitzky, Israël Hershkovitz. A new analysis of the neurocranium and mandible of the Skhūl I child: Taxonomic conclusions and cultural implications. L’Anthropologie (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.anthro.2025.103385.