El cannabis abre una nueva vía contra el cáncer de ovario: el CBD y el THC eliminan células tumorales sin dañar las sanas
Un estudio científico demuestra que una combinación de cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC) destruye células de cáncer de ovario en laboratorio sin afectar de forma significativa a las sanas. El hallazgo, aún preliminar, abre una prometedora vía de investigación frente a uno de los tumores ginecológicos más letales.
Por Enrique Coperías
El tratamiento del cáncer de ovario exige una evaluación individualizada por unidades multidisciplinares especializadas, que analizan las características celulares y moleculares del tumor y su grado de diseminación para ajustar la estrategia terapéutica. La cirugía oncológica es un pilar fundamental y suele combinarse con quimioterapia y terapias dirigidas, aunque en los casos avanzados las recidivas son frecuentes y obligan a replantear el tratamiento. Foto: Jakob Rosen
El cannabis siempre ha estado rodeado de controversia, más asociado al debate social y legal que a los laboratorios de investigación biomédica. Sin embargo, en los últimos años, la ciencia ha comenzado a desentrañar con mayor rigor el potencial terapéutico de algunos de sus compuestos.
Un nuevo estudio científico publicado ahora en l revista Frontiers in Pharmacology aporta una pieza más a este apasionante rompecabezas: una combinación de dos de los principales derivados del cannabis, el cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC), logra destruir células de cáncer de ovario en el laboratorio sin dañar de forma significativa a las células sanas.
El hallazgo, aunque todavía preliminar, abre una prometedora vía para explorar nuevos tratamientos contra el cáncer de ovario, más selectivos y menos tóxicos frente a uno de los tumores ginecológicos más letales.
«El cáncer de ovario sigue siendo uno de los tumores ginecológicos más mortales, y se caracteriza por un diagnóstico tardío, altas tasas de recaída y opciones de tratamiento eficaces muy limitadas», explica en un comunicado de Frontiers el doctor Siyao Tong, profesor de la Universidad de Khon Kaen (Tailandia), e investigador principal del estudio.
Un tumor considerado «agresivo»
En España, en 2024 se diagnosticaron 3.582 nuevos casos de cáncer de ovario en mujeres, según datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer. Es el décimo tipo de cáncer en incidencia en la población femenina en nuestro país. Aunque no es un tumor de los más frecuentes, se le considera agresivo, por la dificultad de diagnosticarlo en fase precoz (estadio I), que es cuando la supervivencia a cinco años es más alta (aproximadamente del 90%).
El cáncer de ovario es una enfermedad más frecuente en las mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años (la media está alrededor de los 63 años).
Por otro lado, este cáncer gonecológico es una enfermedad heterogénea que se origina en los diferentes tejidos que conforman los ovarios. Existen tres tipos de cáncer de ovario:
1️⃣ Carcinoma epitelial: es el más común, ya que representando aproximadamente el 90% de los casos. Se origina en las células que recubren la superficie del ovario y a su vez tiene varios subtipos. El más frecuente es el seroso de alto grado.
2️⃣ Tumores de células germinales: se desarrollan en las células que producen los óvulos y son más frecuentes en mujeres jóvenes y adolescentes.
3️⃣ Tumores del estroma: se originan en las células que producen las hormonas en el ovario.
Un cáncer con pocas opciones terapéuticas
El cáncer de ovario sigue siendo un enemigo difícil de combatir. Se diagnostica tarde en la mayoría de los casos, cuando la enfermedad ya se ha diseminado, y presenta altas tasas de recaída incluso después de cirugía y quimioterapia. A nivel mundial, provoca cientos de miles de muertes cada año. Los tratamientos actuales, basados principalmente en cirugía y fármacos derivados del platino, han mejorado la supervivencia, pero también generan importantes efectos secundarios y, con frecuencia, pierden eficacia debido a la resistencia de las células tumorales.
En este contexto, la búsqueda de terapias alternativas o complementarias que ataquen al cáncer sin castigar al organismo se ha convertido en una prioridad científica.
🗣️ «Nuestro objetivo es encontrar fármacos alternativos que puedan mejorar la eficacia y, potencialmente, reducir la toxicidad, aportando en última instancia una nueva esperanza para las pacientes que se enfrentan a esta enfermedad tan compleja», señala Tong.
Imagen de microscopía que muestra linfocitos CAR-NKT derivados de células madre de la paciente (en azul) atacando una célula humana de cáncer de ovario (en magenta). Crédito: Lili Yang Lab / UCLA
Por qué el CBD y el THC interesan a la biomedicina
El estudio, realizado por un equipo internacional de científicos con sede en la citada Universidad de Khon Kaen, se centra en dos compuestos del cannabis bien conocidos:
✅ El cannabidiol (CBD), que no es psicoactivo, ya se utiliza en algunos países para tratar epilepsias resistentes y otros trastornos neurológicos.
✅ El tetrahidrocannabinol (THC), responsable del colocón asociado al consumo recreativo de la marihuana, ha sido tradicionalmente más polémico, aunque también ha mostrado propiedades analgésicas y antiinflamatorias.
Ambos principios habían demostrad por separado efectos antitumorales en distintos tipos de cáncer. La novedad de este trabajo radica en estudiar su acción combinada y, sobre todo, en desentrañar los mecanismos celulares implicados en su posible virtud terapéutica.
Un efecto selectivo: atacar el tumor sin dañar las células sanas
Los investigadores trabajaron con dos líneas celulares de cáncer de ovario humano —una sensible a la quimioterapia y otra resistente— y las compararon con células epiteliales ováricas sanas. El objetivo no era otro que comprobar si los cannabinoides atacan selectivamente al tumor o si, por el contrario, dañan indiscriminadamente cualquier célula. Los resultados fueron llamativos.
En efecto, tanto el CBD como el THC redujeron la viabilidad de las células cancerosas de forma dependiente de la dosis, pero apenas afectaron a las células sanas. La combinación de ambos compuestos, además, resultó mucho más potente que cada uno por separado, incluso utilizando concentraciones más bajas.
Este efecto combinado no es simplemente aditivo, sino sinérgico: los dos compuestos se potencian mutuamente. Mediante un método matemático ampliamente utilizado en farmacología, el equipo demostró que ciertas proporciones de CBD y THC logran un efecto anticancerígeno superior al esperado si se sumaran sus acciones individuales.
Curiosamente, esta sinergia se observó sobre todo en las células tumorales, mientras que en las células sanas la combinación tendía a ser menos eficaz, una diferencia clave desde el punto de vista terapéutico. «Cabe destacar que el efecto inhibidor fue más pronunciado cuando el CBD y el THC se utilizaron en una proporción 1:1», subraya el investigador.
Qué ocurre dentro de la célula cancerosa
Pero ¿qué sucede exactamente dentro de la célula cuando entra en contacto con estos compuestos? Para responder a esta pregunta, los científicos analizaron varios procesos celulares clave para la supervivencia del cáncer. Uno de ellos es el ciclo celular, el mecanismo que controla la división de las células.
El tratamiento con CBD y THC, especialmente en combinación, bloqueó el ciclo celular de las células cancerosas en una fase temprana e impidió que siguieran multiplicándose. Al mismo tiempo, se activaron mecanismos de apoptosis, una forma de muerte celular programada que permite eliminar células dañadas sin provocar inflamación. En las células tumorales, la tasa de apoptosis se disparó; en las sanas, apenas aumentó.
Otro hallazgo relevante se produjo a nivel de las mitocondrias, las centrales energéticas de la célula. La combinación de cannabinoides alteró el potencial de la membrana mitocondrial en las células cancerosas, un signo clásico de estrés celular que precede a la apoptosis. Además, Tong y su equipo observaron un aumento significativo de especies reactivas de oxígeno, moléculas altamente reactivas que, en exceso, dañan las estructuras celulares y empujan a la célula hacia la muerte. De nuevo, este efecto fue mucho más marcado en las células tumorales que en las sanas.
La clave molecular: la vía PI3K/AKT/mTOR
Sin embargo, el núcleo del descubrimiento está en una vía molecular muy importante en oncología. Hablamos de la ruta PI3K/AKT/mTOR, un sistema de señalización que actúa como un acelerador del crecimiento celula. Este está sobreactivado en muchos cánceres, incluido el cáncer de ovario. Los investigadores comprobaron que la combinación de cannabidiol y tetrahidrocannabinol inhibe de forma contundente esta vía, al reducir la activación de varias proteínas especçificas que permiten a la célula tumoral crecer, sobrevivir y resistir a la quimioterapia.
Aún más interesante fue el efecto sobre el PTEN, un gen supresor tumoral que funciona como freno natural de la vía PI3K/AKT/mTOR. En muchos cánceres, el gen PTEN está inactivo o alterado. El tratamiento con cannabinoides no solo aumentó los niveles de esta proteína, sino que también favoreció su forma activa, lo que restauró de manera parcial su función protectora.
En términos sencillos, los compuestos del cannabis no solo quitan el pie del acelerador del cáncer, sino que también refuerzan los frenos internos de la célula.
El cáncer de ovario es una enfermedad heterogénea que puede originarse en distintos tejidos del ovario; el carcinoma epitelial es el tipo más frecuente y representa alrededor del 90% de los casos, frente a los tumores de células germinales y los del estroma, mucho menos comunes. Crédito: IA-Gemini-RexMolón-Producciones
Resultados prometedores cosechado solo en cultivos celulares
Los autores de esta investigación subrayan que estos resultados se han obtenido exclusivamente en cultivos celulares. No se trata, por tanto, de un tratamiento listo para su uso clínico. Antes de pensar en ensayos con pacientes, será necesario comprobar si estos efectos se reproducen en modelos animales y, a renglón seguido, evaluar la seguridad, la dosis adecuada y la forma de administración en humanos.
Además, el comportamiento del organismo completo es mucho más complejo que el de una placa de laboratorio: la absorción, el metabolismo y la distribución de los cannabinoides pueden alterar su eficacia.
🗣️ «Aunque nuestro estudio es todavía preliminar, establece una base importante para futuras investigaciones sobre las posibles aplicaciones del CBD y el THC en el tratamiento del cáncer de ovario —afirma Tong. Y añade—: Al confirmar su actividad anticancerígena e identificar mecanismos moleculares clave, esperamos que nuestros hallazgos impulsen nuevas investigaciones preclínicas».
Aun así, el estudio aporta una prueba sólida de concepto. Demuestra que una combinación bien ajustada de cannabidiol y tetrahidrocannabinol puede atacar selectivamente a las células de cáncer de ovario, activando múltiples mecanismos de muerte celular y dejando relativamente indemnes a las células sanas. En un campo donde muchos tratamientos fallan precisamente por su toxicidad, esta selectividad terapéutica es una virtud enorme.
Qué falta antes de llegar a los pacientes
La investigación también invita a replantear la imagen del cannabis en medicina. Lejos de ser una panacea o un simple remedio alternativo, sus componentes pueden convertirse, bajo el escrutinio científico adecuado, en herramientas terapéuticas de precisión. Como advierten los propios autores del estudio, la clave estará en el detalle: la dosis, la proporción entre compuestos y el tipo de tumor marcarán la diferencia entre un efecto beneficioso y uno ineficaz.
«Si futuros estudios confirman estos efectos, la terapia combinada de cannabidiol y tetrahidrocannabinol podría contribuir, en última instancia, al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas», señala Tong.
En el largo camino hacia tratamientos más eficaces y humanos contra el cáncer de ovario, los cannabinoides no son todavía una solución, pero sí una pista prometedora. Una pista que, esta vez, no surge del imaginario popular, sino del rigor del laboratorio. «Aunque los resultados son alentadores, se necesitan más estudios antes de que estos hallazgos puedan aplicarse al tratamiento de las pacientes», concluye Tong.▪️
Información facilitada por Frontiers
Fuente: Tong Siyao , Loilome Watcharin , Namwat Nisana , Klanrit Poramate , Wangwiwatsin Arporn , Win Zar Zar , Koyabuth Preeya , Chumworathayi Bandit. Selective anti-cancer effects of cannabidiol and Δ9-tetrahydrocannabinol via PI3K/AKT/mTOR inhibition and PTEN restoration in ovarian cancer cells. Frontiers in Pharmacology (2025). DOI: 10.3389/fphar.2025.1693129

