Astrónomos y estudiantes le miran la cola al cometa interestelar 3I/ATLAS en un experimento educativo global desde Chile
El raro visitante cósmico 3I/ATLAS, apenas descubierto en julio, mostró una cola en expansión ante los ojos de astrónomos y estudiantes conectados en directo con el telescopio Gemini South en Chile. La sesión combinó ciencia de vanguardia y educación, y acercó al público a la observación real de un cometa interestelar.
Por Enrique Coperías
Imagen del cometa 3I/ATLAS. Cortesía: Gemini Observatory/NSF/AURA
El pasado 27 de agosto, un cometa llegado desde fuera del Sistema Solar se convirtió en el protagonista de una sesión de observación astronómica compartida en tiempo real por astrónomos y estudiantes conectados desde tres continentes.
El visitante, bautizado 3I/ATLAS, dejó ver una cola en crecimiento y una brillante coma gaseosa gracias a nuevas imágenes astronómicas obtenidas con el telescopio Gemini South, en Cerro Pachón (Chile).
Las observaciones astronómicas, realizadas con el espectrógrafo GMOS (Gemini Multi-Object Spectrograph), captaron en detalle una cola que se extiende en el cielo unos 1/120 de grado, el equivalente a una pequeñísima fracción del ancho de un dedo meñique con el brazo extendido. La cola del cometa apunta en dirección contraria al Sol, como es típico en los cometas activos, y se ha vuelto más visible que en imágenes previas, lo que indica un aumento en la liberación de polvo cósmico y gases a medida que el objeto se calienta en su acercamiento al Sol.
Ciencia y educación en directo
El encuentro se enmarcó en el programa educativo Shadow the Scientists, organizado por NOIRLab, de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF). Durante dos horas, decenas de estudiantes de Hawái, Chile, Europa y Oceanía siguieron por Zoom el trabajo de los astrónomos en la sala de control de Gemini. De este modo disfrutaron de la oportunidad de lanzar preguntas a los especialistas y de aprender en directo cómo se construye el conocimiento científico a partir de datos astronómicos.
«Los objetivos principales de la experiencia eran medir los colores del cometa, que ofrecen pistas sobre la composición y el tamaño de las partículas de polvo de la coma, y obtener espectros astronómicos para estudiar su química —explica Karen Meech, investigadora de la Universidad de Hawái y responsable de la campaña, en un comunicado de NOIRLab. Y confiesa—: Nos emocionó comprobar cómo crecía la cola respecto a las imágenes anteriores y, además, obtuvimos nuestro primer vistazo a la química del objeto».
Un mensajero de otras estrellas
El análisis inicial sugiere que el polvo y el hielo de 3I/ATLAS no difieren mucho de los cometas del Sistema Solar. Una conclusión que resulta reveladora: a pesar de proceder de otra estrella, los ingredientes básicos parecen ser los mismos.
Bin Yang, astrofísica de la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile, lo resume de esta manera: «Cada longitud de onda registrada en el espectro astronómico nos cuenta qué moléculas están presentes. Es como descifrar el idioma químico de un cometa interestelar que se formó alrededor de otra estrella, quizá hace miles de millones de años».
Los cometas interestelares son extremadamente raros. 3I/ATLAS es solo el tercero confirmado junto a ʻOumuamua, detectado en 2017, y Borisov, cazado en 2019. A diferencia de los cometas del Sistema Solar, su trayectoria es una órbita hiperbólica: entró desde el espacio interestelar, se calentará al pasar cerca del Sol y volverá a perderse para siempre en la oscuridad de la galaxia.
Este breve tránsito representa, para la ciencia, una ocasión irrepetible. «Cada cometa interestelar es un mensajero de otro sistema estelar —señala Bryce Bolin, investigador de Eureka Scientific— Al analizar su luz y su color empezamos a comprender la diversidad de mundos más allá del nuestro».
Secuencia en time-lapse del cometa interestelar 3I/ATLAS cruzando el cielo nocturno, captada con el espectrógrafo GMOS del telescopio Gemini South, en Cerro Pachón (Chile), parte del Observatorio Internacional Gemini operado por NSF NOIRLab y financiado en parte por la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos.
Impacto educativo y futuro seguimiento
Más allá del impacto científico, la experiencia tuvo también un fuerte componente social y educativo. Decenas de estudiantes de secundaria de La Serena, a pocos kilómetros de Cerro Pachón, pudieron preguntar a los astrónomos en tiempo real cómo se programa un telescopio de 8,1 metros de diámetro, cómo se calibran las imágenes astronómicas o por qué la espectroscopía es una herramienta tan poderosa.
«Lo fascinante es que no solo obtuvimos datos científicos de vanguardia, sino que los compartimos con quienes quizá serán los científicos del futuro», reflexiona Meech.
El paso de 3I/ATLAS seguirá ofreciendo oportunidades. En noviembre de 2025, cuando el cometa reaparezca tras su ocultación por el Sol, el programa Shadow the Scientists organizará una nueva sesión desde el telescopio gemelo Gemini North, en Hawái. Será, probablemente, una de las últimas veces que los telescopios terrestres logren observarlo antes de que retome su viaje hacia el espacio interestelar.
Meech subraya la trascendencia de esta fugaz visita: «Esta imagen astronómica es a la vez un hito científico y una fuente de asombro. Nos recuerda que nuestro sistema solar es solo una pieza de una galaxia vasta y dinámica, y que incluso los visitantes cósmicos más breves pueden dejarnos una huella duradera».▪️
Información facilitada por NOIRLab