¿Por qué Marte perdió su habitabilidad? La clave podría estar en los carbonatos hallados por el róver Curiosity
Marte alguna vez en el pasado tuvo ríos y lagos, pero hoy es un desierto helado. Un nuevo estudio sugiere que Marte se deshidrató a sí mismo, sellando de este modo su inhóspito destino.
Por Enrique Coperías
El róver Curiosity de la NASA captó esta imagen mientras ascendía el monte Sharp, en Marte. Un nuevo estudio propone por qué, a pesar de su parecido con la Tierra, el planeta rojo terminó convertido en un desierto estéril. Crédito: NASA/JPL-Caltech/MSSS
Uno de los grandes misterios de la ciencia planetaria moderna está escrito, literalmente, en la superficie de Marte. Las huellas de antiguos ríos y lagos talladas en su terreno indican que el planeta rojo tuvo alguna vez un clima lo suficientemente cálido como para albergar agua líquida. ¿Cómo pasó de ese pasado aparentemente húmedo y potencialmente habitable a ser el desierto helado que conocemos hoy?
Una nueva investigación científica, publicada en la prestigiosa revista Nature, propone una respuesta tan elegante como inquietante: Marte se habría autoinducido a su propia desertificación a través de un ciclo de retroalimentación climática impulsado por la formación de carbonatos.
En otras palabras, la propia química del planeta habría secuestrado el dióxido de carbono (CO₂) necesario para mantener su efecto invernadero, congelando con ello su capacidad de albergar vida en la superficie.
¿Por qué la Tierra sigue siendo habitable y Marte no?
El equipo de investigación, liderado por el científico planetario Edwin Kite, de la Universidad de Chicago y participante del equipo de la misión Curiosity de la NASA, ha desarrollado un modelo climático que sugiere que los periodos de habitabilidad marciana fueron excepcionales y efímeros, no la norma.
En contraste con la Tierra, que ha mantenido condiciones estables para la vida durante más de 3.500 millones de años, Marte parece haber estado atrapado en una dinámica climática que le empujaba inexorablemente hacia la aridez y la inhabitabilidad.
«Durante años, hemos tenido esta gran incógnita planeando sobre nuestras cabezas: ¿por qué la Tierra ha logrado conservar su habitabilidad y Marte no? —señala Kite—. Nuestros modelos sugieren que los periodos habitables en Marte fueron la excepción, y que el planeta tiende a autorregularse como un mundo desértico».
El perverso ciclo autolimitante del clima marciano
A lo largo de la historia del Sistema Solar, el Sol ha ido aumentando muy lentamente su brillo —aproximadamente un 8% cada mil millones de años—. Según el modelo de Kite y su equipo, este incremento de luminosidad habría bastado para generar periodos de deshielo en Marte, activando así el flujo de agua líquida en su superficie.
Sin embargo, esa misma agua líquida habría reaccionado con minerales presentes en el suelo marciano, formando carbonatos que secuestraban el CO₂ de la atmósfera.
Y aquí está el giro crucial: al eliminarse ese CO₂, el efecto invernadero se debilitaba, la atmósfera se enfriaba de nuevo y Marte regresaba al frío y a la sequía. Sin la actividad volcánica suficiente como para reponer el dióxido de carbono, como sí ocurre en nuestro planeta, este ciclo se interrumpe. Y con él, la posibilidad de que Marte mantenga condiciones estables para la vida.
«A diferencia de la Tierra, donde siempre hay volcanes activos, Marte es actualmente volcánicamente inactivo y su tasa media de emisión de CO₂ es muy baja —explica Kite en un comunicado de la Universidad de Chicago. Y añade—: Así que no hay un verdadero equilibrio entre el dióxido de carbono atmosférico que entra y el que sale. En cuanto tienes un poco de agua líquida, se empieza a retirar CO₂ de la atmósfera a través de la formación de carbonato».
Curiosity resuelve el misterio: ¿dónde fue a parar la atmósfera de Marte?
La clave para desarrollar esta teoría fue un descubrimiento reciente del róver Curiosity, parte de la misión Mars Science Laboratory de la NASA. En abril de 2025, se anunció que este todoterreno había encontrado, por primera vez de manera inequívoca, rocas con alta concentración de minerales carbonatados en las capas del monte Sharp, dentro del cráter Gale.
Estas rocas, con entre un 5% y un 11% de carbonatos en su composición, sugieren que el dióxido de carbono marciano fue efectivamente atrapado en el subsuelo.
«Durante años, la gran pregunta era la siguiente: si Marte tuvo una atmósfera espesa que permitía la existencia de agua líquida, ¿dónde está ahora ese carbono? —pregunta Kite. Y añade—: La explicación más simple es que fue secuestrado en las rocas, como en la Tierra, pero no encontrábamos los carbonatos necesarios. Hasta que el róver Curiosity se topó con ellos».
Carbonatos: el «cementerio» del dióxido de carbono marciano
Este hallazgo resolvió una pieza clave del rompecabezas. Hasta ahora, los análisis orbitales y los primeros datos de misiones de superficie no habían detectado estas concentraciones de carbonatos, lo que ponía en duda su papel en el cambio climático de Marte.
Pero al ascender por las capas sedimentarias del monte Sharp, el róver Curiosity encontró finalmente los registros minerales del antiguo ciclo del carbono en Marte.
«Realmente, es algo que no puedes saber con certeza hasta que tienes un róver sobre el terreno —dice Benjamin Tutolo, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Calgary. Y continúa—: Las mediciones químicas y mineralógicas que proporciona son esenciales para comprender cómo y por qué algunos planetas permanecen habitables y otros no».
¿Marte tuvo agua? Sí, pero en forma de oasis intermitentes
El modelo computacional desarrollado por el equipo de Kite simula la evolución del clima marciano durante los últimos 3.500 millones de años, incorporando factores como el brillo solar, la inclinación del eje marciano, la formación de carbonatos y la pérdida de atmósfera hacia el espacio.
Los resultados indican que Marte habría experimentado periodos muy breves de presencia de agua líquida —de hasta 100.000 años— intercalados con extensos lapsos de sequía que duraban hasta cien millones de años. Estas ventanas de habitabilidad habrían sido poco frecuentes, geográficamente limitadas y efímeras.
En lugar de ríos y lagos duraderos, Marte habría albergado oasis dispersos y temporales, dependientes de las condiciones orbitales y estacionales.
Esta intermitencia explicaría por qué, a pesar de que hay evidencias claras de agua pasada, las rocas marcianas no muestran signos de una meteorización sostenida como la que ocurre en la Tierra. El modelo predice que estos oasis se ubicaban principalmente en zonas ecuatoriales y de baja altitud, como el cráter Gale, donde las temperaturas y presiones atmosféricas favorecían breves deshielos.
«Afortunadamente, Marte preserva una traza de esa catástrofe ambiental en las rocas de su superficie —explica Kite—. Y hoy estamos en una edad de oro de la ciencia marciana, con dos róveres nucleares explorando el terreno y una flota internacional de sondas en órbita que nos permite investigar estas huellas con gran detalle».
Si los niveles de carbonato hallados por Curiosity —arriba—son representativos de todo Marte, implicarían que las rocas atraparon suficiente CO₂ como para haber secado el planeta por completo. Cortesía: NASA/JPL-Caltech/MSSS
¿Es Marte un mundo que ya no se puede recuperar?
Una implicancia inquietante del estudio es que, si el modelo es correcto, Marte ya no tiene los mecanismos necesarios para recuperar su antigua habitabilidad. Sin actividad volcánica sostenida ni tectónica de placas que recicle el carbono, como sucede en la Tierra, el planeta rojo ha quedado atrapado en un estado climático sin salida.
Además, si los niveles de carbonato encontrados por el Curiosity se confirman como representativos del conjunto del planeta, significaría que la cantidad de CO₂ secuestrado en las rocas es suficiente para haber secado al planeta por completo. En cambio, si futuras perforaciones muestran una proporción mucho menor de carbonatos, el modelo se derrumbaría como un castillo de naipes.
«Este modelo es falsable. Si no hay suficiente carbonato, significa que nuestra teoría es incorrecta», confiesa Kite.
Kite y su equipo destacan que aún quedan muchas preguntas abiertas, especialmente sobre el periodo anterior a los 3.500 millones de años, cuando Marte tuvo una red de ríos y lagos más integrada. ¿Por qué no se formaron tantos carbonatos entonces? Una hipótesis es que la presencia de gases ácidos, como el dióxido de azufre, o condiciones más ácidas inhibieron su formación en esa etapa temprana.
Mirando más allá del planeta rojo
El trabajo no solo arroja luz sobre la historia del clima marciano, sino que también ofrece pistas fundamentales para la búsqueda de vida en otros planetas. Comprender por qué un planeta con condiciones similares a las de la Tierra perdió su habitabilidad puede ayudarnos a refinar los criterios con los que buscamos exoplanetas potencialmente habitables.
«Este tipo de investigaciones nos acercan a responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?», se pregunta Tutolo. Y concluye—: Para ello, primero debemos entender por qué algunos mundos permanecen acogedores, mientras que otros, como Marte, se secan hasta el olvido». ▪️
Información facilitada por la Universidad de Chicago
Fuente: Kite, E .S., Tutolo, B. M., Turner, M. L. et al. Carbonate formation and fluctuating habitability on Mars. Nature (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-025-09161-1