Implosión de microtubos con cuchillas (BMI): el innovador método japonés para generar campos magnéticos extremos con láser y sin imanes
Físicos nipones descubren cómo generar campos magnéticos extremos, comparables a los de una estrella de neutrones, sin usar imanes. El secreto: microtubos con cuchillas y pulsos láser que hacen girar el plasma como un torbellino.
Por Enrique Coperías
Ilustración conceptual de la implosión de microtubos con cuchillas (BMI). Las cuchillas interiores en forma de diente de sierra del objetivo cilíndrico inducen flujos cargados fuera del eje bajo irradiación láser ultraintensa, impulsando fuertes corrientes de bucle y generando campos magnéticos submegatesla. Cortesía: Masakatsu Murakami
En un avance que podría reescribir las reglas del juego en la física de plasmas, científicos de la Universidad de Osaka, en Japón, han desarrollado una técnica revolucionaria para generar campos magnéticos ultrafuertes —del orden de cientos de kiloteslas e incluso acariciando al escurridizo régimen del megatesla— utilizando simplemente luz láser, microestructuras y geometría ingeniosa.
Sin imanes, sin bobinas, sin campos preexistentes. Solo luz, plasma y un diseño que rompe la simetría.
El nuevo método, denominado implosión de microtubos con cuchillas (BMI, por sus siglas en inglés), ha sido descrito recientemente en un artículo publicado en la revista Physics of Plasmas y complementado por una nota de prensa emitida por la propia universidad.
La propuesta no solo establece un nuevo récord en lo que es la generación de campos magnéticos compactos, o sea, de alta densidad mediante dispositivos de pequeño tamaño, sino que abre la puerta a una nueva era de experimentos de astrofísica en el laboratorio y aplicaciones potenciales en fusión nuclear, aceleración de partículas y exploración de física cuántica en condiciones extremas.
Cuchillas de luz, la base del ingenio
En el corazón del hallazgo se encuentra un ingenioso diseño estructural: un cilindro microscópico hueco, de apenas unas micras de diámetro, cuyas paredes internas están talladas en forma de cuchillas o dientes de sierra. Estas cuchillas no tienen una función mecánica sino física: están pensadas para romper la simetría del sistema y generar un desequilibrio direccional en el plasma cuando este es activado por pulsos láser ultracortos y ultraintensos.
Cuando los investigadores dirigen haces de luz láser con intensidades del orden de 10²¹ W/cm hacia esta microestructura, se genera un estallido de electrones calientes con energías relativistas (del orden de los megaelectronvoltios). Estos electrones penetran hacia el interior del cilindro y crean un campo eléctrico que arrastra consigo a los iones del material hacia el eje central.
Sin embargo, debido a las cuchillas, los iones no implosionan de manera radialmente simétrica: se desvían ligeramente, lo que provocan flujos en espiral que inducen una corriente circular alrededor del centro.
Y es esa corriente circular —una suerte de remolino de plasma— la que genera, desde cero, un campo magnético axial de una intensidad que rivaliza con algunos de los objetos más extremos del universo, como las magnetoestrellas y los jets relativistas en galaxias activas.
Un nuevo paradigma de magnetismo sin imanes
Lo verdaderamente asombroso es que este campo magnético no requiere una semilla inicial. A diferencia de los métodos tradicionales de compresión magnética, como el Z-pinch o el uso de bobinas en experimentos de fusión, aquí no se parte de ningún campo preexistente. Todo se genera de forma espontánea gracias al diseño geométrico del blanco y la interacción láser-plasma.
«El enfoque rompe con los esquemas tradicionales —explica el profesor Masakatsu Murakami, líder del equipo de investigación.Y añade—: No necesitamos campos magnéticos iniciales ni dispositivos de compresión. El campo se genera desde cero y se refuerza a sí mismo. Es como una dinamo microscópica que se enciende con luz láser».
Este mecanismo se basa en una retroalimentación positiva: las corrientes de partículas inducen el campo magnético, el campo comprime aún más el flujo de partículas, lo que refuerza la corriente, y así sucesivamente, hasta alcanzar un estado de saturación. En las simulaciones, este proceso logra campos de hasta 500 kiloteslas en una región central de apenas 1–2 micras, lo que se aproxima a la barrera del megatesla (un millón de teslas).
Simulaciones numéricas
Para validar la idea, el equipo utilizó simulaciones computacionales basadas en el código relativista EPOCH, ejecutadas en el superordenador SQUID de la Universidad de Osaka. Estas simulaciones bidimensionales capturaron con gran precisión el comportamiento del plasma durante los primeros cientos de femtosegundos después del impacto láser.
Los investigadores observaron cómo la interacción con las cuchillas del microtubo inducía flujos de iones y electrones en direcciones opuestas, lo que daba lugar a la formación de un bucle de corriente en sentido antihorario.
Este bucle de corriente —de una intensidad equivalente a petaamperios por centímetro cuadrado— generaba un campo magnético axial localizado y extremadamente potente.
Comparativa: BMI vs. métodos tradicionales
Característica | BMI (Nuevo) | Z-pinch / bobinas (Tradicional) |
---|---|---|
¿Requiere campo inicial? | ❌ No | ✅ Sí |
Tamaño del dispositivo | 🧪 Mesa de laboratorio | 🏗️ Instalaciones grandes |
Intensidad de campo alcanzado | ⭐ Hasta 500+ kT | 🚫 Usualmente menor |
Tipo de confinamiento | 💫 Autoinducido | 🔁 Por corriente externa |
Escalabilidad | ✅ Alta | El modelo analítico Adicionalmente, los autores desarrollaron un modelo analítico que describe el fenómeno y proporciona una ley de escalado simple para predecir la intensidad del campo magnético en función de parámetros como la densidad del plasma y la temperatura electrónica. Según esta ley, el campo escala aproximadamente como Bc ~ √(ni Te), donde ni es la densidad iónica y Te la temperatura de los electrones, la cual a su vez depende del láser usado. El modelo también predice que el número de cuchillas óptimo para maximizar el campo es ocho, un resultado confirmado por las simulaciones. Con menos cuchillas, la simetría no se rompe suficientemente; con más, el flujo de plasma se fragmenta y pierde coherencia. Aplicaciones potenciales del BMI Aunque el trabajo está en una etapa teórica y computacional, su impacto potencial es enorme. Según el equipo, las aplicaciones van mucho más allá de la física del plasma convencional: ✅ Astrofísica de laboratorio. Se podrían recrear en el laboratorio condiciones similares a las de jets relativistas, núcleos estelares magnetizados o magnetoestrellas, lo que ayudaría a validar teorías en entornos que, de otro modo, solo pueden estudiarse indirectamente a través de telescopios. ✅ Fusión láser avanzada. En particular, la técnica podría contribuir a esquemas como el fast ignition, donde haces de protones o electrones requieren ser guiados y confinados por campos magnéticos intensos. El BMI permitiría generar estos campos en el momento y lugar precisos, mejorando la eficiencia energética del proceso. ✅ Física cuántica en campos extremos. Con campos de esta intensidad, se abre la posibilidad de estudiar fenómenos de electrodinámica cuántica no lineal (QED), como la polarización del vacío y la producción espontánea de pares electrón-positrón. «El BMI proporciona un puente experimental entre los plasmas de laboratorio y el universo astrofísico —señala Murakami—. Hasta ahora, muchos de estos fenómenos eran inaccesibles fuera de la teoría. Ahora podemos empezar a explorarlos de manera controlada en un laboratorio óptico».Una plataforma compacta y escalable Una de las ventajas clave del método es su compacidad. A diferencia de otros sistemas generadores de campos extremos que requieren instalaciones del tamaño de edificios, el BMI cabe literalmente en una mesa de laboratorio. Las estructuras de los microtubos se pueden fabricar con tecnologías de microfabricación láser o litografía avanzada, y los láseres ultracortos necesarios ya existen en centros de investigación de todo el mundo. Además, al no requerir campos magnéticos externos ni grandes sistemas de contención, el enfoque es más escalable y menos costoso. En términos de física experimental, se trata de un experimento de mesa con potencia de astrofísica. BMI podría facilitar el estudio en el laboratorio de la física de los magnétares o magnetoestrellas —arriba—, un tipo de estrella de neutrones con un campo magnético extremadamente fuerte. Fuente: ESO / L. Calçada Próximos pasos: de 2D a 3D y más allá A pesar de los avances, el equipo es consciente de los retos que quedan por delante. Las simulaciones realizadas hasta ahora son bidimensionales y deben extenderse a modelos tridimensionales para capturar completamente la dinámica real del plasma. En particular, hay interés en explorar estructuras helicoidales o con torsión, que podrían estabilizar el campo magnético generado. En estudios anteriores de confinamiento por láser y Z-pinches, se ha observado que la falta de helicidad puede provocar inestabilidades en el eje, lo que lleva a la pérdida de plasma (efecto chorro o squirting out). Por eso, el equipo ya planea realizar simulaciones 3D con cuchillas dispuestas en espiral, imitando los diseños helicoidales que estabilizan los jets cósmicos. También será necesario explorar la reproducibilidad experimental y la variabilidad de los campos generados dependiendo de los parámetros del láser, la densidad del blanco y el número exacto de cuchillas. Sin embargo, la robustez observada en simulaciones sugiere que incluso variaciones geométricas no óptimas podrían seguir generando campos intensos. Una nueva frontera para la ciencia de laboratorio La técnica de BMI representa una confluencia de disciplinas: física de plasmas, óptica láser, astrofísica, ciencia de materiales y tecnología de microfabricación. Y aunque aún se encuentra en fase teórica y simulacional, su potencial experimental es palpable. «Lo más emocionante es que esto no es solo teoría bonita —concluye Murakami—. Con la tecnología que ya existe, podríamos estar a muy pocos años —quizás meses— de ver estos campos magnéticos gigantescos generados en laboratorio. El campo magnético más intenso jamás producido sin un solo imán».Si esto se confirma, estaríamos ante un nuevo paradigma: campos del universo generados en una mesa de laboratorio, no por cables ni bobinas, sino por cuchillas de luz.▪️
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