¿Las experiencias extracorporales son un trastorno mental o una estrategia psicológica?

¿Sentirse fuera del cuerpo es una señal de «locura» o una forma de sanar? Un nuevo estudio desafía décadas de estigmas y reinterpreta las experiencias extracorporales desde la ciencia.

Por Enrique Coperías

Una representación visual de una experiencia extracorporal: el protagonista observa su propio cuerpo desde fuera, una vivencia reportada por miles de personas.

Una representación visual de una experiencia extracorporal: el protagonista observa su propio cuerpo desde fuera, una vivencia reportada por miles de personas y que, según un nuevo estudio, podría estar más relacionada con mecanismos de afrontamiento que con una patología mental. Imagen generada con DALL-E

Sentir que uno se desprende de su propio cuerpo y observa el mundo desde fuera de sí mismo es una experiencia tan desconcertante como profundamente significativa para quien la vive.

Estas llamadas experiencias extracorporales han sido durante décadas interpretadas como signos de trastornos mentales, alimentando así un estigma persistente tanto en la medicina como en la sociedad. Pero ¿es realmente así?

Una nueva investigación científica liderada por la psiquiatra Marina Weiler, de la Universidad de Virginia, junto con Alexander Moreira-Almeida, de la Universidad Federal de Juiz de Fora, en Brasil, y Martin M. Monti, de la Universidad de California en Los Ángeles, ha querido poner a prueba esa suposición. El estudio, publicado en la revista Personality and Individual Difference, ofrece una mirada mucho más matizada y, en cierto modo, revolucionaria sobre estos fenómenos.

«Siempre me ha fascinado la conciencia, y más recientemente, las experiencias fuera del cuerpo —ha declarado Weiler—. En mis conversaciones con muchas personas que han tenido experiencias extracorporales, he comprobado de primera mano cómo estas vivencias son frecuentemente estigmatizadas por la sociedad y el ámbito médico. Muchas de ellas prefieren guardar silencio por miedo a ser consideradas enfermas mentales o tildadas de locas”.

¿Qué son las experiencias extracorporales?

Estas sensaciones, a veces llamadas proyecciones astrales o viajes astrales, son fenómenos en los que una persona percibe que su yo o conciencia se separa de su cuerpo físico. Suelen describirse como vivencias vívidas e inolvidables, y a menudo vienen acompañadas de ¡una fuerte carga emocional o espiritual.

Las experiencias extracorporales pueden ocurrir en distintos contextos:

✅ Durante el sueño o episodios de parálisis del sueño.

✅ En situaciones traumáticas, como accidentes o cirugías.

✅ Bajo meditación profunda o prácticas espirituales.

✅ Inducidas por sustancias psicodélicas o estados alterados de conciencia

Objetivo del estudio

Antes de profundizar en esta enigmática experiencia, el equipo de investigación se planteó la siguiente pregunta: ¿pueden las experiencias extracorporales ser entendidas como fenómenos normales, incluso potencialmente positivos, más que como síntomas de enfermedad mental?

Planteado el asunto, se pusieron manos a la obra. Reclutaron a más de 500 adultos a través de redes sociales, comunidades interesadas en estos fenómenos y plataformas de participación científica. Dividieron a los participantes en dos grupos:

✅ Voluntarios que reportaron al menos una experiencia extracorporal a lo largo de su vida.

✅ Voluntarios que jamás habían experimentado esta vivencia.

A todos ellos se les aplicó una batería de pruebas psicológicas estandarizadas para evaluar su salud mental, nivel de disociación, ajuste social, historial de trauma infantil y percepción general de salud.

La hipótesis inicial era contraintuitiva: que quienes han tenido una experiencia extracorporal podrían presentar, incluso, mejor salud mental que el grupo de control, a la luz de numerosos testimonios que describen estas experiencias como transformadoras y enriquecedoras.

¿Patología o estrategia de supervivencia?

Los resultados, sin embargo, no son unívocos. Si bien los voluntarios que habían tenido un viaje astral puntuaron más alto en indicadores de malestar psicológico y trastornos disociativos, el análisis revela un patrón más complejo.

El grupo de las experiencias extracorporales mostró también una mayor prevalencia de traumas infantiles, como negligencia, abuso físico y abuso emocional, un hallazgo que, lejos de señalar este tipo de sensación de abandono corporal como causa de enfermedad, sugiere lo contrario: podría ser una respuesta adaptativa ante situaciones de sufrimiento extremo.

«Nuestros resultados sobre trauma infantil apuntan a que las experiencias extracorporales podrían ser, más que una fuente de malestar, un mecanismo psicológico para afrontarlo, una forma de tomar distancia emocional ante experiencias traumáticas», sostiene Weiler.

Esta interpretación encaja con un cuerpo creciente de literatura que sugiere que algunas experiencias anómalas —como las experiencias extracorporales, las visiones y ciertos estados alterados de conciencia— no son necesariamente patológicas. De hecho, muchos participantes describen sus vivencias como profundamente significativas: casi la mitad dijo que el viaje astral cambió su vida, y más del 70% afirmó haber obtenido beneficios duraderos, según estudios previos citados por el equipo.

Durante décadas, las experiencias fuera del cuerpo han sido vinculadas a diagnósticos clínicos como el trastorno de identidad disociativo, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad o la despersonalización.

Durante décadas, las experiencias fuera del cuerpo han sido vinculadas a diagnósticos clínicos como el trastorno de identidad disociativo, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad o la despersonalización, alimentando un estigma que hoy comienza a ser cuestionado por la ciencia. Imagen generada con Gemini

Una experiencia extraordinaria con muchas caras

A nivel clínico, el estudio no fue concluyente en cuanto a si las diferencias estadísticas observadas tienen un impacto real en la vida diaria de quienes han tenido la sensación de estar flotando en el aire proyectado fuera del cuerpo. Por ejemplo, el grupo de personas que reportaron haber tenido al menos una tuvo un promedio de 7,6 puntos en un cuestionario sobre síntomas psiquiátricos, frente a los 6,7 del grupo de control. Se trata de una diferencia significativa, pero no necesariamente clínicamente relevante.

Además, el análisis mostró que cuanto más reciente fue la primera experiencia extracorporal, mayor era la probabilidad de presentar síntomas psicológicos. Esto sugiere que el momento vital en que se produce esta vivencia influye, y que podría estar ligada a periodos de estrés o vulnerabilidad emocional. En cambio, ni la frecuencia de las experiencias extracorporales ni la edad a la que ocurrieron predijeron por sí solas un mayor malestar psicológico.

Weiler subraya que hay un elemento clave ausente en muchos estudios sobre experiencias extracorporales: el contexto. No es lo mismo una experiencia espontánea durante el sueño que una vivida en medio de una meditación profunda, bajo el efecto de sustancias psicodélicas o durante un episodio clínico grave. «El significado psicológico puede cambiar radicalmente según el entorno en el que ocurre la experiencia», señala Weiler.

Contra el prejuicio, el peso del estigma

Uno de los aspectos más importantes del estudio, según su autora principal, es el esfuerzo por romper con una visión estigmatizante que ha marcado históricamente este tipo de vivencias.

«En la literatura médica, las experiencias extracorporales han sido descritas muchas veces como fenómenos marcados por la alienación, el desapego, una especie de aplanamiento emocional o incluso como síndromes de despersonalización autoinducida», denuncia Weiler.

En palabras de esta especialista del Departamento de Psiquiatría y Ciencias Neuroconductuales, «este tipo de caracterización ha hecho que muchos oculten sus experiencias incluso a su familia cercana. Quería entender si realmente estamos ante un síntoma de patología, o ante algo completamente distinto».

Los datos respaldan la idea de que, aunque algunas experiencias extracorporales puedan estar asociadas a trastornos psicológicos, no todas deben leerse bajo esa clave. La experiencia extracorporal parece pertenecer a una zona gris del funcionamiento mental: no es ni una alucinación ni necesariamente una señal de disfunción. Es, en palabras de los investigadores, una experiencia «anómala pero no patológica» que podría tener funciones psicológicas valiosas, como estas:

Aplacar el miedo a la muerte.

✅ Facilitar el procesamiento de un trauma.

✅ Generar nuevas perspectivas sobre uno mismo.

✅ Aumentar la empatía y la autoaceptación

El valor de una mente abierta

El trabajo de Weiler y su equipo es una invitación a ampliar la mirada sobre la mente humana. En lugar de patologizar de entrada aquello que no comprendemos, proponen una aproximación más abierta, que tenga en cuenta el sufrimiento, la funcionalidad, el contexto y, sobre todo, la propia vivencia subjetiva de quien atraviesa estas experiencias.

En un mundo donde la salud mental todavía arrastra prejuicios y simplificaciones, este tipo de estudios son clave para abrir espacios de comprensión.

Porque entender cómo se experimenta la conciencia —en todas sus formas, incluso las más extraordinarias— es, en última instancia, una manera de entender mejor lo que significa ser humano.▪️

  • Fuente: Marina Weiler, Alexander Moreira-Almeida, Martin M. Monti. Are out-of-body experiences indicative of an underlying psychopathology? Personality and Individual Differences (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.paid.2025.113292

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