Las ratas también buscan cannabis para afrontar el estrés, según un estudio científico

Cuando el estrés aprieta, no solo los humanos buscan alivio. Un experimento con ratas revela que los animales con mayor tensión basal tienden a consumir cannabis de forma voluntaria, una pista inesperada sobre los mecanismos biológicos que impulsan el uso de esta droga.

Por Enrique Coperías

Las ratas con mayores niveles basales de estrés tienden a autoadministrarse cannabis, un comportamiento que podría ayudar a comprender por qué humanos y animales recurren a esta sustancia para afrontar la tensión.

Las ratas con mayores niveles basales de estrés tienden a autoadministrarse cannabis, un comportamiento que podría ayudar a comprender por qué humanos y animales recurren a esta sustancia para afrontar la tensión, según un estudio de la Universidad Estatal de Washington. Crédito: IA-Grok-RexMolón-Producciones

No solo los seres humanos recurren a las drogas para sobrellevar la presión cotidiana. Las ratas también pueden buscar cannabis para sobrellevar el estrés, según un estudio de la Universidad Estatal de Washington (WSU) publicado la revista Neuropsychopharmacology.

La investigación sugiere que los animales, en este caso, las ratas, que muestran de forma natural niveles más altos de estrés tienen muchas más probabilidades de consumir cannabis de forma voluntaria que los que se sienten calmados. Se trata de un hallazgo que aporta pistas relevantes sobre los factores que predisponen al consumo de esta droga adictiva.

«Sometimos a las ratas a una exhaustiva serie de pruebas conductuales y biológicas, y lo que descubrimos fue que, al analizar todos estos factores diferentes y todas las variables que medimos, los niveles de estrés parecen ser los más importantes en lo que respecta al consumo de cannabis», afirma Ryan McLaughlin, profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria de la WSU.

Cómo se diseñó el experimento con ratas

Para llegar a esta conclusión, McLaughlin y su equipo, formado por estudiantes de grado y posgrado, sometieron a las ratas a una batería exhaustiva de pruebas conductuales y biológicas. Evaluaron rasgos que iban desde el comportamiento social y el sexo hasta la cognición, la respuesta a la recompensa y el nivel de activación.

Con esos mimbres, los investigadores elaboraron un perfil individual de cada roedor. Después, durante tres semanas, observaron a las ratas una hora al día mientras se les ofrecía la posibilidad de autoadministrarse cannabis: para hacerse con la dosis, solo tenían que introducir el hocico en vaporizador que liberaba una dosis de vapor de cannabis durante tres segundos dentro de una cámara hermética.

En ese tiempo, los investigadores contabilizaron el número de toques de nariz, y comprobaron que existía una correlación directa entre esa cifra y los niveles basales de hormonas del estrés. Al medir la corticosterona —la principal hormona del estrés en roedores, equivalente al cortisol en humanos—, el equipo constató que las ratas con niveles naturalmente más altos de ansiedad eran mucho más propensas a autoadministrarse cannabis.

Flexibilidad cognitiva y toma de decisiones

🗣️ «Si queremos simplificarlo al máximo, hay niveles básicos de hormonas del estrés que pueden predecir las tasas de autoadministración de cannabis, y creo que eso tiene sentido, dado que la razón más común por la que las personas consumen esta droga de forma habitual es para lidiar con el estrés», afirmó McLaughlin.

El investigador subraya, además, que lo relevante no es el estrés puntual. «Resulta importante señalar que lo que se asoció con la autoadministración de cannabis fueron los niveles basales de estrés en reposo, no el estrés que fluctúa en tiempo real con el ejercicio o con tareas mentalmente exigentes», aclara McLaughlin. De hecho, los niveles hormonales medidos tras exponer a las ratas a un estresor no mostraron una relación significativa con la búsqueda de cannabis.

Los investigadores también detectaron vínculos entre el consumo voluntario de cannabis y la llamada flexibilidad cognitiva, la capacidad de adaptarse a reglas cambiantes. «Los animales que eran menos flexibles a la hora de cambiar de norma, cuando los sometimos a una prueba cognitiva, tendían a mostrar índices más altos de comportamiento de búsqueda de cannabis —explica McLaughlin. Y añade—: Por lo tanto, los animales que dependen en mayor medida de las señales visuales para guiar su toma de decisiones, esas ratas, cuando evaluamos su motivación para autoadministrarse vapor de cannabis, también eran ratas muy motivadas».

Ryan McLaughlin, profesor del Departamento de Fisiología Integrativa y Neurociencia de la Washington State University, observa una cámara transparente utilizada en experimentos de autoadministración de vapor de cannabis con ratas

Ryan McLaughlin, profesor del Departamento de Fisiología Integrativa y Neurociencia de la Washington State University, observa una cámara transparente utilizada en experimentos de autoadministración de vapor de cannabis con ratas, en el marco de una investigación sobre estrés y consumo de drogas. Cortesía: Ted S. Warren / Facultad de Veterinaria.

Endocannabinoides, THC y vulnerabilidad al consumo

Además, los investigadores identificaron una relación entre niveles elevados de corticosterona matutina y bajos niveles de endocannabinoides —compuestos que el propio organismo produce para mantener el equilibrio fisiológico u homeostasis— y la autoadministración de cannabis, aunque esta asociación fue menos fuerte que la del estrés basal.

«Existe una cierta reflexión detrás de por qué las personas pueden ser más propensas a consumir cannabis, y es que tal vez el THC sirva como un sustituto razonable de los endocannabinoides en individuos que tienen niveles más bajos de estas sustancias —dice McLaughlin—. Por lo tanto, tal vez haya una mayor necesidad de complementarlo con cannabis».

Recordemos que el THC o tetrahidrocannabinol es el principal compuesto psicoactivo del cannabis y el responsable de la mayoría de sus efectos sobre el cerebro y la conducta. Actúa uniéndose a los mismos receptores que los endocannabinoides, las moléculas que produce de forma natural el organismo para regular funciones como el estado de ánimo, la respuesta al estrés, el apetito y la memoria.

Por esa razón, cuando el sistema endocannabinoide funciona por debajo de lo habitual, el THC puede imitar parcialmente ese papel regulador, alterando la percepción, reduciendo la ansiedad en algunos contextos y modulando la sensación de recompensa.

Implicaciones para la prevención del abuso de drogas

«Hay cierta reflexión detrás de por qué algunas personas podrían ser más propensas a usar cannabis, y es que quizá el THC actúa como un sustituto razonable de los endocannabinoides en individuos que tienen niveles más bajos de estas sustancias —apunta McLaughlin. Y añade—: Así que, tal vez, exista un mayor impulso a suplementar eso con cannabis».

En un contexto en el que cada vez más países despenalizan o legalizan el uso recreativo de esta droga, el investigador considera crucial comprender mejor sus efectos y los mecanismos del abuso.

«Nuestros hallazgos apuntan a posibles marcadores precoces o previos al consumo que algún día podrían respaldar estrategias de detección y prevención —afirma McLaughlin. Y concluye—: Sin duda, podría imaginar un escenario en el que la evaluación del cortisol basal pudiera proporcionar cierta información sobre si existe una mayor propensión a desarrollar patrones problemáticos de consumo de drogas más adelante en la vida». ▪️

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