¿Los gatos reconocen a sus dueños por el olor? Un estudio muestra cómo usan su olfato para identificarnos
Un estudio de la Universidad de Agricultura de Tokio, publicado en PLOS ONE, demuestra que los gatos no solo detectan olores humanos, sino que pueden distinguir entre personas conocidas y desconocidas basándose únicamente en el olfato.
Por Enrique Coperías
A pesar de su fama de observadores silenciosos, los gatos confían intensamente en su olfato: lo usan para reconocer a otros gatos, explorar su entorno e incluso diferenciar a las personas por su olor. Foto: Pietro Schellino
Durante siglos, los gatos domésticos han sido compañeros silenciosos en nuestros hogares, observadores discretos de nuestra rutina diaria. Aunque su mundo sensorial ha sido motivo de fascinación, aún guarda secretos.
Uno de ellos es su capacidad para reconocer a los seres humanos a través del olfato, una habilidad que ha permanecido prácticamente inexplorada hasta ahora, ya que asumíamos que estos felinos son animales visuales. Pero un estudio reciente arroja nueva luz sobre esta cuestión, y los resultados pueden sorprender incluso a los dueños más atentos a la conducta de su minino.
La investigación, publicada en la revista PLOS ONE, fue dirigida por Yutaro Miyairi y un equipo de científicos de la Universidad de Agricultura de Tokio, en Japón, y sugiere que los gatos son capaces de distinguir entre personas conocidas y desconocidas solo por el olor. Es más, los felinos parecen mostrar un especial interés por los olores nuevos, y pasan más tiempo olisqueando a extraños que a los humanos con los que convive.
Gatos y olfato: una capacidad infravalorada
Aunque se suele pensar que los gatos dependen principalmente de la vista y el oído, lo cierto es que su olfato es una de sus herramientas más sofisticadas. Lo emplean para identificar a otros gatos, detectar feromonas, explorar el territorio y, como ahora se confirma, también para percibir diferencias entre seres humanos.
Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre la percepción humana por parte de los gatos se habían centrado en la voz o la dirección de la mirada. Sabemos, por ejemplo, que los gatos pueden reconocer la voz de su dueño e incluso interpretar señales visuales para encontrar comida escondida. Sin embargo, la dimensión olfativa había sido poco explorada.
«Sabemos que los gatos usan el olfato en su comunicación con otros gatos, pero queríamos confirmar si también lo aplican para identificar a personas”, explica Miyairi.
El experimento: olores de dueños vs. desconocidos
Para llevar a cabo el estudio, el equipo seleccionó treinta gatos domésticos de diferentes edades, sexos y personalidades. A cada uno se le presentaron tres tubos plásticos que contenían algodones con diferentes tipos de estímulos:
✅ Un algodón con el olor de su dueño.
✅ Un algodón con el olor de una persona desconocida.
✅ Un algodón sin olor humano (control).
Los olores fueron obtenidos de tres zonas del cuerpo humano ricas en glándulas sudoríparas: detrás de la oreja, la axila y entre los dedos del pie.
En el experimento, 30 gatos fueron expuestos a tres olores distintos impregnados en algodones, que se depositaron en tres tubos: el de su dueño, el de un desconocido y un control sin olor, para analizar cómo reaccionaban ante cada estímulo olfativo. Cortesía: Hidehiko Uchiyama et al
Resultado clave: los gatos olfatean más a los desconocidos
Lo más notable de los resultados del test fue que los gatos pasaron más del doble de tiempo olfateando el tubo con el olor de una persona desconocida en comparación con el de su dueño.
Esta diferencia sugiere no solo que los gatos pueden percibir olores humanos con claridad, sino que además discriminan entre ellos.
«No fue simplemente curiosidad, sino una exploración activa —señala Miyairi. Y añade—: El hecho de pasar más tiempo al olor desconocido indica que los gatos no solo reconocen el olor familiar, sino que se interesan particularmente por lo novedoso».
¿Cómo procesan los gatos los olores? Lateralización cerebral
El estudio también reveló algo fascinante sobre cómo los mininos gestionan la información olfativa: al igual que ocurre en otros animales, como perros, caballos e incluso peces, los gatos parecen usar hemisferios cerebrales distintos para tareas diferentes.
En concreto, los gatos tendieron a usar más su fosa nasal derecha al olfatear por primera vez un olor nuevo. A medida que se familiarizaban con él, cambiaban a la fosa izquierda.
Este patrón, conocido como lateralización sensorial, indica que el hemisferio derecho del cerebro —controlado por la fosa nasal derecha— podría estar implicado en la evaluación de estímulos novedosos o potencialmente importantes. Dicho comportamiento ya se había observado en perros cuando olfatean alimentos o estímulos emocionales, y en caballos, al detectar olores de otros animales.
«Nuestro hallazgo sugiere que los gatos también muestran lateralización cerebral en la percepción olfativa, lo cual es un indicio de procesamiento cognitivo avanzado», añade el investigador.
Rubbing: el frotamiento como conducta posolfativa
Tras el olfateo, muchos gatos realizaron un gesto característico: se frotaron la cara contra el tubo que acababan de olfatear. Este comportamiento, conocido como frotamiento facial o head rubbing, es una forma de marcaje olfativo. Al hacerlo, los gatos dejan su propio olor mediante glándulas situadas en sus mejillas, frente y barbilla, lo cual puede servir tanto para señalar territorio como para expresar afinidad.
Este gesto no fue aleatorio. El estudio observó que los gatos tendían a frotar la misma mejilla que correspondía a la fosa nasal que habían usado para oler. Por ejemplo, si olfateaban un tubo con la fosa nasal izquierda, era más probable que se frotaran con el lado izquierdo de la cara.
El equipo también identificó relaciones entre este comportamiento y ciertos rasgos de personalidad felina. Gatos con puntuaciones altas en impulsividad, según el cuestionario Feline Five, equivalente felino de los Big Five de los humanos, mostraron más episodios de frotamiento tras el olfateo.
A su vez, aquellos con una relación más estrecha con sus dueños también realizaron más marcajes frente a los tubos con olor conocido.
La personalidad del gato, influye
Para entender mejor el papel de la personalidad felina en este tipo de conductas, los dueños completaron dos cuestionarios: uno sobre la relación con su gato (CORS) y otro sobre la personalidad de los gatos.
Entre los resultados más interesantes, destaca que los gatos machos mostraron una mayor relación entre su comportamiento olfativo y su personalidad. Por ejemplo, los machos con altos niveles de neuroticismo olían repetidamente los tubos de forma intensa, mientras que los más afables lo hacían de forma pausada. En cambio, en las hembras no se detectaron diferencias significativas.
Los investigadores también se toparon con una relación entre la personalidad y el orden en que los gatos decidían oler los tubos. Los más extravertidos tendían a acercarse primero al olor conocido, mientras que los más neuróticos preferían comenzar con el tubo vacío. Este hallazgo sugiere que los gatos podrían ser capaces de detectar señales olfativas incluso antes de acercar físicamente el hocico al tubo.
Tras oler un estímulo, muchos gatos se frotaron la cara contra él en un gesto conocido como frotamiento facial o head rubbing, una forma de marcaje olfativo que sirve para dejar su olor y mostrar afinidad o reclamar territorio. Foto: Yerlin Matu
¿Y el vínculo con los humanos?
Una de las preguntas más intrigantes del trabajo nipón era si el vínculo emocional entre gato y el ser humano influía en el comportamiento olfativo. Sorprendentemente, los investigadores no encontraron una correlación directa entre la calidad de la relación —según la escala CORS— y el tiempo o la forma en que los gatos olieron el olor de su dueño.
Esto sugiere que el reconocimiento olfativo podría ser una conducta más automático o instintivo, no necesariamente modulado por la experiencia afectiva. Aun así, la investigación no descarta que el vínculo emocional influya en otros aspectos del comportamiento social felino.
Aunque el estudio demuestra que los gatos distinguen entre personas conocidas y desconocidas por el olor, no se puede afirmar aún que sean capaces de identificar a un individuo específico solo con estímulos olfativos.
«Es necesario seguir investigando si los gatos son capaces de reconocer a una persona concreta exclusivamente por el olor, sin apoyo visual o auditivo», advierten los autores.
Un paso para conocer mejor a las mascotas bigotudas
Para ello, proponen combinar estímulos de diferentes modalidades —voz, rostro, olor— en futuros experimentos, y aplicar lo que se conoce como paradigmas multimodales cruzados, usados en estudios cognitivos con otras especies.
Recordemos que los paradigmas multimodales cruzados son métodos de investigación que evalúan si un animal —o una persona— son capaces de reconocer un mismo estímulo usando diferentes sentidos. Por ejemplo, si un gato ve una cara y luego reconoce a esa persona solo por el olor, estaría cruzando información visual con olfativa. Se usan para estudiar la integración sensorial y la representación mental de individuos o cosas.
Lo que sí parece claro es que los gatos, lejos de ser distantes o ajenos, están percibiendo su entorno humano con una sofisticación sensorial que apenas estamos comenzando a comprender.
Como concluyen los investigadores, «Sugerimos que los gatos usan su olfato para el reconocimiento de seres humanos. Además, registramos un comportamiento característico de marcaje tras el olfateo, lo que indica que oler podría ser una fase exploratoria previa al marcado con olor. Esta relación merece ser estudiada con más profundidad, así como la teoría de si los gatos pueden reconocer a una persona específica mediante pistas olfativas».
Fuente: Yutaro Miyairi, Yuichi Kimura, Koji Masuda, Hidehiko Uchiyama. Behavioral responses of domestic cats to human odor. PLOS ONE (2025). DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0324016