El secreto de la longevidad ovular: cómo los óvulos humanos ralentizan su metabolismo para sobrevivir durante décadas

Los óvulos humanos guardan un secreto sorprendente: enlentecen su metabolismo durante décadas para mantenerse intactos. Un nuevo estudio nos descubre cómo esta estrategia de «hibernación celular» podría redefinir nuestra comprensión de la fertilidad y el envejecimiento.

Por Enrique Coperías

Imagen coloreada de un oocito humano. Cortesía: Atlas of Human Embryology

En el complejo y silencioso universo de la biología celular, los óvulos humanos se destacan como un ejemplo fascinante de paciencia evolutiva. Estas células reproductoras femeninas no solo deben permanecer viables durante años —a menudo durante décadas—, sino que también deben preservar su integridad genética y funcional para tener la posibilidad de dar lugar a una nueva vida.

Ahora, una nueva investigación del Centro de Regulación Genómica (CRG), en Barcelona, revela el sorprendente mecanismo que permite a los ovocitos u oocitos —los precursor inmaduro del óvulo o célula huevo— resistir el paso del tiempo agazapados en los ovarios. Según el estudio, publicado en la revista The EMBO Journal, los óvulos ralentizan de forma deliberada su sistema interno de reciclaje celular, un proceso que reduce el riesgo de daño y permite conservar su viabilidad a largo plazo.

«Descubrimos una estrategia sorprendentemente minimalista que ayuda a los óvulos a mantenerse intactos durante muchos años», afirma la doctora Elvan Böke, autora principal del estudio y jefa de grupo en el CRG.

Este hallazgo no solo arroja nueva luz sobre la biología del envejecimiento ovular, sino que también podría tener implicaciones directas en el tratamiento de la infertilidad y en la optimización de los protocolos de fecundación in vitro (FIV).

¿Cómo se conservan los óvulos en los ovarios durante décadas?

Las mujeres nacen con entre uno y dos millones de óvulos inmaduros, llamados ovocitos primarios, una reserva finita que disminuye progresivamente hasta llegar a unos pocos centenares en la menopausia, se estima que las mujeres llegan a la adolescencia con entre 300.000 y 500.000 ovocitos. Pero lo realmente extraordinario no es solo su número limitado, sino su capacidad de mantenerse funcionales durante tanto tiempo.

Cada ovocito debe soportar el desgaste de hasta cinco décadas antes de tener la oportunidad de convertirse en un óvulo para ser fecundado. A diferencia de otras células del cuerpo, que se renuevan periódicamente, los óvulos permanecen en un estado de latencia prolongada y deben evitar el deterioro estructural y genético a lo largo de los años.

La nueva investigación revela un mecanismo que podría explicar este fenómeno: los óvulos reducen deliberadamente la actividad de sus sistemas internos de eliminación de residuos, como los lisosomas y los proteasomas, unidades fundamentales para el reciclaje de proteínas.

Óvulos que «hibernan» para sobrevivir

En condiciones normales, las células del cuerpo reciclan constantemente sus componentes dañados o envejecidos. Este proceso requiere energía y genera especies reactivas de oxígeno (ROS), moléculas altamente inestables que pueden dañar el ADN, las membranas y otras estructuras celulares.

En el caso de los óvulos, la situación es distinta. Al ralentizar su metabolismo y minimizar el uso de sus mecanismos de reciclaje, estas células reducen la producción de ROS al mínimo. De este modo, limitan el desgaste y aumentan sus probabilidades de mantenerse viables a largo plazo.

«Aunque no medimos directamente los niveles de ROS, todo indica que los óvulos adoptan un enfoque preventivo: al bajar la actividad metabólica, también limitan el riesgo de daño oxidativo», explica el doctor Gabriele Zaffagnini, primer autor del estudio, en un comunicado del CRG.

Esta estrategia encaja con resultados previos del mismo grupo de investigación, publicados en 2022, que mostraban cómo los ovocitos humanos omiten deliberadamente una reacción metabólica clave —el ciclo del ácido cítrico— para evitar la producción de especies reactivas de oxígeno. Ambas investigaciones convergen en la misma hipótesis: los óvulos hibernan parcialmente para preservarse a lo largo del tiempo.

Ovocito humano: las mitocondrias se muestran en naranja y el citoesqueleto de actina, en verde. El ADN aparece en azul claro. Crédito: Gabriele Zaffagnini / Centro de Regulación Genómica

Estudio a gran escala con óvulos vivos

Una de las fortalezas de esta investigación es la escala y la calidad de la muestra. El equipo analizó más de un centenar de óvulos humanos recién donados por veintiuna mujeres sanas de entre 19 y 34 años, gracias a la colaboración con la clínica de fertilidad Dexeus Mujer de Barcelona. De estos, setenta eran óvulos maduros listos para la fecundación y treinta eran ovocitos inmaduros.

Hasta la fecha, la mayoría de los estudios sobre metabolismo ovular se han realizado con óvulos madurados artificialmente en laboratorio, los cuales presentan comportamientos anómalos y se asocian a peores tasas de éxito en FIV. Por tanto, este trabajo representa un avance clave al estudiar directamente óvulos vivos, naturales y no manipulados.

Para analizar la actividad celular, los científicos utilizaron sondas fluorescentes que permiten rastrear en tiempo real el funcionamiento de lisosomas, proteasomas y mitocondrias dentro de células vivas. Los resultados fueron contundentes: los tres sistemas presentaban una actividad aproximadamente un 50 % menor que en las células somáticas que rodean al óvulo.

Además, los investigadores observaron que esta actividad disminuía aún más conforme los óvulos maduraban, lo que refuerza la hipótesis de un enfriamiento progresivo del metabolismo celular como estrategia de conservación.

Una «limpieza celular» antes de la ovulación

Una de las observaciones más sorprendentes del estudio se produjo al analizar los óvulos en las últimas horas antes de la ovulación. En ese momento crítico, las células reproductoras femenina parecen llevar a cabo una suerte de «limpieza de primavera celular»:

Los lisosomas —orgánulos celulares que actúan como el sistema de reciclaje de la célula— son expulsados activamente al líquido extracelular.

Las mitocondrias —las centrales energéticas de la célula— y proteasomas —complejos proteicos celulares que degradan proteínas dañadas o innecesarias en fragmentos más pequeños— migran hacia el borde externo de la célula.

Este comportamiento sugiere un último esfuerzo de depuración antes de que el óvulo sea liberado y potencialmente fecundado. Se trata de un fenómeno que no se había documentado previamente en ovocitos humanos, y que apunta a una coreografía celular altamente regulada que prepara a estas células para su posible encuentro con el espermatozoide.

Implicaciones para la fertilidad y la medicina reproductiva

En palabras de los autores, el estudio podría abrir nuevas vías para mejorar las tasas de éxito en tratamientos de reproducción asistida. En la actualidad, muchas pacientes con dificultades para concebir reciben suplementos destinados a activar el metabolismo de sus ovocitos, con la esperanza de mejorar su calidad.

Sin embargo, esta nueva evidencia sugiere que estimular en exceso el metabolismo ovocitario podría ser contraproducente.

«Hemos encontrado indicios de que mantener el metabolismo naturalmente tranquilo del óvulo podría ser una mejor estrategia para preservar su calidad», afirma la doctora Böke.

Esto podría cambiar el enfoque terapéutico en clínicas de fertilidad de todo el mundo, donde se realizan millones de ciclos de FIV cada año. Una mejor comprensión del equilibrio metabólico ideal en los óvulos podría traducirse en:

Mejores protocolos de estimulación ovárica.

Nuevas formas de evaluar la calidad de los ovocitos

Tratamientos personalizados según la edad y el perfil metabólico de la paciente.

Próximos pasos en investigación

La investigación actual se centró en ovocitos sanos procedentes de mujeres jóvenes. El siguiente objetivo del equipo del CRG es estudiar óvulos de:

Mujeres de mayor edad.

Pacientes con fallos en los ciclos de FIV.

Casos con envejecimiento ovárico prematuro.

El objetivo es comprender si este mecanismo de ralentización metabólica se debilita con la edad o ante ciertas condiciones clínicas. Esto permitiría identificar nuevos biomarcadores de calidad ovocitaria y desarrollar estrategias para prolongar la fertilidad femenina o preservar óvulos de mejor calidad.

En palabras de los autores, el estudio podría abrir nuevas vías para mejorar las tasas de éxito en tratamientos de reproducción asistida.

En palabras de los autores, el estudio podría abrir nuevas vías para mejorar las tasas de éxito en tratamientos de reproducción asistida. Sobre estas líneas, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, la técnica de FIV más utilizada. Cortesía: US Government

Una célula extraordinaria

El óvulo humano es una de las células más extraordinarias del cuerpo: es la célula más grande, contiene la mitad del material genético necesario para crear un ser humano, y puede permanecer viable durante décadas sin dividirse ni renovarse.

A diferencia de otras células somáticas, que viven días o semanas, el ovocito puede vivir más de cuarenta años en estado de latencia.

Este nuevo estudio ayuda a explicar cómo logra esa hazaña. Al desactivar procesos que en otras células son esenciales, como el reciclaje continuo de proteínas, los ovocitos se aferran a una estrategia minimalista: hacer lo mínimo posible, el mayor tiempo posible, para mantenerse intactos.

La célula más paciente

En el delicado equilibrio entre la vida y el tiempo, los óvulos humanos parecen haber desarrollado una solución elegante: una forma de hibernación celular parcial que reduce el desgaste, limita los errores y preserva su integridad durante años. Esta estrategia, que podría parecer pasiva, es en realidad una forma sofisticada de resistencia evolutiva.

A medida que comprendemos mejor esta lógica interna, podremos no solo mejorar los tratamientos de fertilidad, sino también repensar aspectos clave del envejecimiento celular, la reproducción asistida y la longevidad reproductiva.

El óvulo, esa paciente célula silenciosa, nos recuerda que a veces, sobrevivir es cuestión de saber esperar.▪️

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