Monos como símbolo de poder: los oficiales romanos que presumían de mascotas exóticas traídas desde la India

Un hallazgo arqueológico en el antiguo puerto egipcio de Berenike revela que altos cargos militares romanos mantuvieron macacos indios como animales de compañía hace casi 2.000 años. Los entierros, acompañados de objetos de lujo y otros animales, constituyen la primera prueba física del comercio de primates vivos entre la India y el Imperio romano.

Por Enrique Coperías

Ilustración artística de un oficial romano de alto rango en el puerto de Berenike (Egipto), acompañado por un macaco indio, símbolo de estatus y conexiones comerciales globales en los siglos I y II d. C.

Ilustración artística de un oficial romano de alto rango en el puerto de Berenike (Egipto), acompañado por un macaco indio, símbolo de estatus y conexiones comerciales globales en los siglos I y II d. C. Crédito: IA-DALL-E-RexMolón-Producciones

Durante siglos, la élite romana dejó claro su estatus a través de villas monumentales, banquetes fastuosos, juegos públicos y objetos de lujo llegados de los confines del imperio. Ahora, una investigación arqueológica aporta un nuevo y sorprendente símbolo de poder: monos exóticos mantenidos como mascotas por oficiales romanos destacados en Egipto.

El descubrimiento procede de un cementerio de animales localizado en Berenike, un antiguo puerto romano situado en la costa del mar Rojo, en el actual Egipto. Allí, los arqueólogos han identificado 35 enterramientos de monos, datados entre los siglos I y II d.C., una época en la que el enclave albergaba a altos mandos militares del Imperio romano responsables de proteger y gestionar una de las rutas comerciales más importantes del mundo antiguo.

El estudio, publicado en la revista Journal of Roman Archaeology, no solo revela el papel social de estos animales, sino que también aporta la primera evidencia zooarqueológica del comercio organizado de primates vivos desde la India hasta el Egipto romano.

Berenike, un puerto clave en la globalización antigua

Fundada en época ptolemaica y ampliada bajo dominio romano, Berenike fue un nodo esencial del comercio entre el Mediterráneo y el océano Índico. Desde este puerto partían y llegaban barcos cargados de especias, piedras preciosas, tejidos, marfil y otros productos de lujo procedentes de Arabia, África Oriental y el subcontinente indio.

Durante los siglos I y II d.C., el puerto acogió a una élite romana estable, tal vez formada por oficiales legionarios, administradores y comerciantes vinculados al aparato imperial. Fue en este contexto donde surgió el cementerio de animales, descubierto en 2011 en las afueras del área urbana.

Hasta la fecha, el lugar ha proporcionado casi ochocientos enterramientos, en su mayoría de gatos —animales especialmente valorados en Egipto— y algunos perros. Sin embargo, los enterramientos de monos destacan claramente por su número, tratamiento y simbolismo.

¿Qué tipo de monos tenían los romanos como mascotas?

Hasta ahora, los pocos restos de monos documentados en el mundo romano se habían atribuido exclusivamente a especies africanas, como el macaco de Berbería (Macaca sylvanus), también llamado mono de Gibraltar y mona rabona. El nuevo estudio corrige esa idea.

Mediante análisis osteológicos detallados, los investigadores determinaron que la mayoría de los restos pertenecen a macacos originarios de la India, entre ellos el macaco rhesus (Macaca mulatta). Este hallazgo implica que los animales fueron transportados vivos por mar a través del océano Índico y el mar Rojo, un viaje largo, costoso y complejo.

👉 «Los entierros de Berenike constituyen la primera prueba inequívoca de la importación organizada de primates no humanos desde más allá del océano», señalan los autores del estudio. No se trata, por tanto, de animales capturados localmente, sino de mascotas exóticas de alto valor, accesibles solo para una minoría privilegiada.

Enterrados con honores, un estatus excepcional

Una de las claves para entender la importancia social de estos monos está en cómo fueron enterrados. Aproximadamente el 40 % de los entierros de monos contenían ajuares funerarios, una proporción extraordinariamente alta si se compara con el resto de animales del cementerio: solo alrededor del 3 % de los gatos y perros fueron enterrados con objetos.

Entre los elementos hallados junto a los monos figuran collares de sujeción, restos de comida, cestas, fragmentos textiles y conchas iridiscentes, interpretadas como marcadores de estatus. En algunos casos, los entierros resultan aún más llamativos: varios monos fueron sepultados junto a otros animales pequeños, como gatitos e incluso un lechón, lo que ha llevado a los investigadores a describirlos como las mascotas de la mascota.

La posición de los cuerpos también sugiere cuidado y afecto. Algunos primates fueron colocados en posturas que recuerdan a bebés dormidos, un gesto que refuerza la idea de un vínculo emocional entre humanos y animales.

Algunos de los enterramientos de monos hallados en el cementerio de animales de Berenike (Egipto), datados entre los siglos I y II d.C. El cuidado funerario y la presencia de ajuares sugieren que estos macacos, importados desde la India, fueron mascotas de miembros de la élite romana establecidos en el puerto del mar Rojo. Cortesía: Osypińska M, Osypiński P, Zych I. /Journal of Roman Archaeology (2025)

Mascotas de prestigio para la élite militar

La evidencia arqueológica apunta a que estos monos pertenecieron a miembros de alto rango de la sociedad romana en Berenike, probablemente oficiales legionarios destacados en el puerto.

En un entorno remoto y desértico, ser dueño de un animal exótico traído desde la India era una forma clara de exhibir poder, riqueza y conexiones globales.

«Poseer monos pudo haber sido un elemento de identidad, un marcador distintivo del lugar que ocupaban sus dueños dentro de la élite local», explican los tres autores del artículo científico: Marta Osypińska, de la Universidad de Breslavia; Piotr Osypiński, de la Academia Polaca de Ciencias; e Iwona Zych, de la Universidad de Varsovia. Igual que hoy ciertos animales exóticos funcionan como símbolos de estatus, en la antigüedad romana estos primates cumplían una función similar.

Una vida lujosa… pero no exenta de dificultades

Pese al cuidado que muestran los enterramientos, los análisis de algunos restos revelan una realidad menos idealizada. El estudio de dos cráneos de macaco rhesus presenta signos claros de malnutrición, probablemente causados por una dieta pobre en frutas y verduras, esenciales para estos animales.

Los investigadores descartan el maltrato deliberado. En cambio, apuntan a un problema logístico: Berenike era un enclave extremadamente aislado, rodeado de desierto, donde resultaba difícil garantizar un suministro constante de alimentos frescos adecuados para primates.

El hallazgo pone de relieve las contradicciones de la tenencia de mascotas exóticas en la antigüedad: animales muy valorados simbólicamente, pero mantenidos en condiciones que no siempre podían satisfacer sus necesidades biológicas.

Una ventana única a la vida privada romana

Más allá del exotismo del descubrimiento, los monos de Berenike ofrecen una visión excepcional de la vida cotidiana, las emociones y las aspiraciones sociales de la élite romana en las fronteras del imperio.

El conjunto constituye la fuente más completa conocida hasta ahora para estudiar el contexto sociocultural de las mascotas exóticas en el mundo romano. Revela no solo redes comerciales de alcance intercontinental, sino también una dimensión íntima: el deseo humano de compañía, afecto y distinción social.

Casi 2.000 años después, el mensaje resulta sorprendentemente familiar. La fascinación por los animales exóticos, el uso del consumo como símbolo de estatus y la compleja relación entre afecto y posesión siguen siendo rasgos reconocibles de nuestra propia sociedad.

En las arenas del mar Rojo, los silenciosos enterramientos simiescos de Berenike recuerdan que, incluso en el corazón del Imperio romano, el poder también se expresaba con un mono al hombro.▪️

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  • Fuente: Osypińska M., Osypiński P., Zych I. A centurion’s monkey? Companion animals for the social elite in an Egyptian port on the fringes of the Roman Empire in the 1st and 2nd c. CE. Journal of Roman Archaeology (2025). DOI: https://doi.org/10.1017/S1047759425100445

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