Desplazarse en bici reduce el riesgo de alzhéimer y otras demencias: lo que dice la ciencia

Montar en bicicleta podría ser una de las formas más sencillas y efectivas de proteger tu cerebro: un estudio con casi medio millón de personas concluye que pedalear reduce significativamente el riesgo de padecer una demencia. La ciencia confirma que moverse de forma activa, especialmente en bici, no solo es bueno para el corazón, sino también para la memoria y la salud mental.

Por Enrique Coperías

Al requerir equilibrio y concentración, pedalear estimula áreas cognitivas clave, lo que podría explicar su mayor efecto protector frente a la demencia en comparación con caminar

La bicicleta como aliada del cerebro: Al requerir equilibrio y concentración, pedalear estimula áreas cognitivas clave, lo que podría explicar su mayor efecto protector frente a la demencia en comparación con caminar. Foto: TruckRun

Un ambicioso estudio ha arrojado nueva luz sobre cómo algo tan cotidiano como desplazarse en bicicleta puede proteger nuestro cerebro frente a una de las enfermedades más temidas del siglo XXI: la demencia.

Investigadores de China y Australia, en colaboración con el biobanco del Reino Unido (UK Biobank) —uno de los registros médicos más completos del mundo—, han descubierto que el uso regular de la bicicleta para moverse por la ciudad, ya sea de forma exclusiva o combinada con otros medios de transporte, reduce en un 19% el riesgo de desarrollar algún tipo de demencia, y en un 22% el de padecer alzhéimer.

Publicado en la revista científica JAMA Network Open, el trabajo también revela que el ciclismo está vinculado a una mayor salud cerebral, en particular en el hipocampo, una región fundamental para la memoria y el aprendizaje. Los autores no dudan en lanzar una recomendación clara:

🚴‍♀️ «Súbete a la bici y pedalea. Es una forma sencilla, accesible y sostenible de proteger tu mente»

Medio millón de personas y trece años de seguimiento

El estudio se basa en datos de casi 480.000 participantes del citado UK Biobank, una iniciativa de investigación a largo plazo en la que se recogen hábitos de vida, datos médicos y genéticos de ciudadanos residentes en Inglaterra, Escocia y Gales.

Los participantes, con una media de edad de 56 años, respondieron a preguntas sobre sus medios de transporte habituales (excluyendo el trayecto al trabajo) y fueron seguidos durante una media de trece años.

En ese periodo, más de 8.800 personas desarrollaron algún tipo de demencia y cerca de 4.000 fueron diagnosticadas específicamente con alzhéimer, la forma más común de demencia, pues puede representar entre un 60% y un 70% de los casos.

Al analizar los datos, los investigadores observaron una pauta clara: quienes usaban la bicicleta de forma regular —o combinada con caminar o conducir— presentaban significativamente un menos riesgo de padecer esta enfermedad neurodegenerativa que aquellos que se desplazaban exclusivamente en coche o transporte público.

Las personas portadoras del alelo APOE ε4, un marcador genético que eleva el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, se benefician de forma muy ligera del efecto protector del ciclismo.

Las personas portadoras del alelo APOE ε4, un marcador genético que eleva el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, se benefician de forma muy ligera del efecto protector del ciclismo. Foto: Jonny Kennaugh

Principales resultados: bici, cerebro y memoria

Además del análisis epidemiológico, los investigadores incorporaron un componente innovador: el estudio de la estructura cerebral mediante resonancias magnéticas realizadas a más de 44.000 personas del mismo biobanco.

Los resultados de los escáneres cerebrales mostraron que las personas que se desplazaban en bicicleta tenían un hipocampo más voluminoso, una señal positiva, ya que esta región suele ser una de las primeras en deteriorarse en procesos neurodegenerativos.

«La bici no solo mueve las piernas, también activa la mente—destaca el doctor Liangkai Chen, autor principal del estudio y profesor asociado en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong (China). Y añade—: El ciclismo, al requerir equilibrio, atención al entorno, planificación de rutas y control corporal, implica funciones cognitivas complejas que podrían contribuir a su efecto protecto».

Más que ejercicio: una forma de vida

La doctora Liron Sinvani, directora de servicios geriátricos en el hospital Northwell Health de Nueva York, ha elogiado el estudio en declaraciones a los medios: «Moverse en bicicleta no es solo un ejercicio físico de intensidad moderada a alta, también requiere equilibrio y atención, lo que activa diferentes áreas del cerebro. Probablemente por eso su efecto es más potente que caminar en la prevención de la demencia».

Pero va más allá del simple movimiento. «“No se trata solo de hacer ejercicio como parte de tu rutina, sino de replantearte cómo vives. En vez de coger el coche para todo, puedes incorporar el ciclismo urbano en tu día a día. Convertir el desplazamiento activo en una costumbre puede marcar la diferencia», subraya Sinvani.

Influencia de la genética: ¿y si tienes predisposición al alzhéimer?

Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es la interacción entre el estilo de vida y la predisposición genética. En concreto, los beneficios del ciclismo se observan con mayor claridad en las personas que no portan el alelo APOE ε4, un marcador genético que eleva el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Los datos mostraron que:

✅ En quienes no tenían ese versión del gen de riesgo, pedalear reducía en un 26% el riesgo de demencia general y en un 25% el de alzhéimer.

✅ En cambio, entre los portadores del APOE ε4, la reducción no alcanzó niveles estadísticamente significativos, aunque se observó una tendencia positiva.

Esto no significa que el ciclismo no les beneficie, sino que el impacto genético es tan fuerte que puede atenuar parcialmente los efectos positivos del estilo de vida saludable.

Este resultado resalta la importancia de los factores modificables: aunque no podamos cambiar nuestra genética, sí podemos adoptar hábitos saludables que compensen su impacto.

¿Caminar o pedalear? No es lo mismo

El estudio también evaluó otros modos de desplazamiento. Caminar, por ejemplo, no mostró beneficios tan claros como moverse en bicicleta.

De hecho, en ciertos análisis ajustados, caminar exclusivamente se asoció incluso con un leve aumento del riesgo de alzhéimer. Los investigadores creen que esto podría deberse a la baja intensidad o monotonía del paseo, que no estimula suficientemente al cerebro.

«Caminar puede ser muy beneficioso si se realiza con intensidad, en entornos nuevos o combinando con actividades mentales —como conversar, resolver problemas o navegar por rutas complejas—, pero en su forma más simple quizá no sea suficiente», sugiere Sinvani.

Aun así, aclara: «Si la alternativa es quedarse en casa, mejor salir a caminar que no hacer nada. Pero si puedes elegir entre andar o pedalear, la bici es mejor opción para el cerebro».

¿Y si usas el coche? Sorprendentemente, puede ser mejor que el bus o el metro

En un análisis complementario, los investigadores compararon los efectos del coche frente al transporte público. Contra todo pronóstico, quienes conducían regularmente mostraban menor riesgo de demencia que quienes dependían del autobús o el metro.

Aunque ambos son modos no activos, conducir exige atención, coordinación, planificación y respuesta a estímulos, lo que podría explicar su ligero efecto protector. «Incluso los desplazamientos inactivos parecen tener matices. Conducir implica más implicación cerebral que ser pasajero en un autobús», observa Sinvani.

Este hallazgo coincide con estudios anteriores que vinculan el abandono de la conducción en la vejez con un deterioro cognitivo acelerado, no tanto por dejar el coche en sí, sino por la pérdida de autonomía y reducción del entorno vital.

Montar en bici mejora la salud mental en muchos sentidos: mejora el flujo sanguíneo cerebral, estimula el hipocampo, aumenta la neuroplasticidad… Y el efecto protector es mayor si se pedalea en compañía.

Montar en bici mejora la salud mental en muchos sentidos: mejora el flujo sanguíneo cerebral, estimula el hipocampo, aumenta la neuroplasticidad… Y el efecto protector es mayor si se pedalea en compañía. Foto: Seth Doyle

¿Puede afirmarse que la bici previene la demencia?

Los investigadores aclaran que el estudio es de carácter observacional, lo que significa que detecta asociaciones pero no prueba una relación causal directa. Es decir, no se puede asegurar con certeza que ir en bici «prevenga la demencia», pero sí que las personas que se desplazan en bicicleta tienden a tener menor riesgo de padecerla.

Los autores hacen hincapié en que existen múltiples razones científicas por las que desplazarse habitualmente en bici beneficia a la salud cerebral:

✅ Es un ejercicio aeróbico moderado a intenso, recomendado por la OMS.

✅ Mejora el flujo sanguíneo cerebral.

✅ Estimula el hipocampo y otras áreas relacionadas con la memoria.

✅ Aumenta la neuroplasticidad y la neurogénesis.

✅ Requiere equilibrio, coordinación y atención: habilidades cognitivas clave.

«No podemos descartar que quienes eligen la bici ya tengan otros hábitos saludables o condiciones que influyan», señalan los autores. Sin embargo, tras ajustar por decenas de variables, como la edad, la educación, las enfermedades previas, el nivel socioeconómico y el estilo de vida, los resultados se mantuvieron consistentes.

Impacto en salud pública: la bicicleta como estrategia preventiva

Más allá de los detalles metodológicos, el estudio lanza un mensaje contundente: promover el uso de la bicicleta puede ser una política de salud pública con múltiples beneficios. No solo ayuda a reducir emisiones contaminantes o enfermedades cardiovasculares, sino que también podría proteger el cerebro frente a la demencia.

«La bici es accesible, ecológica y poderosa. Fomentar su uso mediante infraestructura ciclista segura, campañas educativas y entornos urbanos adecuados puede ser una de las herramientas más eficaces —y económicas— en la lucha contra el deterioro cognitivo”, concluye el doctor Chen.

Y si no puedes pedalear, no te preocupes. «Haz lo que puedas —anima Sinvani—. Lo importante es salir de casa, moverse, activar tu cuerpo y tu mente. No hay una fórmula única, pero sí un principio general: la vida activa es buena para el cerebro. Y la bici, parece, es una gran aliada».▪️

  • Fuente: Cunpeng Hou, Yaqi Zhang, Feiyang Zhao et al. Active Travel Mode and Incident Dementia and Brain Structure. JAMA Network Open (2025). DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2025.14316

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