¿Qué fue la estrella de Belén? Un cometa real descrito en un antiguo texto chino, según una nueva hipótesis

Un registro astronómico chino del año 5 a. C. podría esconder la clave de uno de los mayores enigmas del cristianismo. Ahora, una reconstrucción orbital sugiere que la estrella de Belén no fue un símbolo, sino un cometa real que llegó a detenerse sobre Judea.

Por Enrique Coperías

La trayectoria de un cometa habría hecho que la llamada estrella de Belén pareciera avanzar por el cielo y detenerse justo sobre la ciudad bíblica, tal como relata el Evangelio de Mateo

La trayectoria de un cometa habría hecho que la llamada estrella de Belén pareciera avanzar por el cielo y detenerse justo sobre la ciudad bíblica, tal como relata el Evangelio de Mateo. Image by Sr. M. Jutta from Pixabay

Durante más de dos mil años, la escena está grabada a fuego en la tradición occidental: unos sabios ven aparecer una estrella en el cielo oriental, emprenden viaje y la luz celeste los conduce hasta un niño recién nacido en Belén. Pintores, escultores y cineastas han plasmado esta imagen navideña, mientras científicos e historiadores han debatido, sin descanso, si lo que dice el Evangelio de Mateo es una metáfora, una invención o un fenómeno astronómico real.

Un nuevo estudio, sin embargo, da un giro notable al debate: la estrella de Belén pudo ser un cometa real cuya trayectoria, extraordinariamente precisa, habría hecho que pareciera avanzar por el cielo hasta detenerse exactamente sobre Belén, tal y como narra Mateo. Y no un cometa cualquiera: se trataría de un cuerpo observado por astrónomos chinos en el año 5 antes de nuestra era, cuya órbita el investigador Mark Matney, científico planetario de la División de Investigación y Exploración de Astromateriales (ARES) en el Centro Espacial Johnson (Estados Unidos), ha reconstruido con una técnica numérica inédita.

La conclusión del trabajo, que ha sido publicado en el Journal of the British Astronomical Association, tiene su miga: por primera vez, existe un candidato astronómico capaz de reproducir el comportamiento de la Estrella de Belén descrito en la Biblia.

El problema eterno: una estrella que se mueve

A lo largo de la historia se han propuesto planetas, novas, supernovas, conjunciones astrales e incluso ilusiones literarias como explicaciones de la estrella de Belén. Pero las alternativas tenían un inconveniente muy concreto: ningún fenómeno astronómico conocido va delante de viajeros y luego se detiene en un punto del cielo durante horas, como afirma Mateo al relatar que la estrella «se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño».

La mayoría de planetas, estrellas e incluso cometas se desplazan en el firmamento siguiendo la rotación terrestre, sin detenerse nunca. Y para muchos académicos, esa imposibilidad física había condenado el relato a la categoría de metáfora religiosa o milagro inexplicable.

Sin embargo, el nuevo trabajo propone una idea tan simple como sorprendente: ¿y si un cometa pasó tan cerca de la Tierra que su movimiento aparente anuló temporalmente la rotación terrestre, haciendo que pareciera quedarse fijo en el cielo durante varias horas?

Exactamente eso es lo que sugiere la reconstrucción orbital de Matney.

Gráfico que muestra distintas órbitas posibles del cometa mencionado por antiguos astrónomos chinos: cada punto representa una trayectoria candidata según la fecha en que el cometa pasó más cerca del Sol.

Gráfico que muestra distintas órbitas posibles del cometa mencionado por antiguos astrónomos chinos: cada punto representa una trayectoria candidata según la fecha en que el cometa pasó más cerca del Sol. El punto rojo señala la órbita del 8 de junio del año 5 a.C., la que mejor reproduce el comportamiento descrito como la Estrella de Belén. Cortesía: Mark Matney

Registro histórico: el «hui xing» del Han Shu

La clave estuvo en un registro astronómico antiguo. El Libro de Han, Hanshu, también conocido como la Historia de la antigua dinastía Han o Anales de los Han, es una crónica astronómica china que recoge la aparición en el año 5 a. C. de un hui xing —estrella escoba— visible «durante más de serenta días» en la región celeste llamada Ch’ien Niu.

👉 «Segundo año, segundo mes: una estrella escoba apareció en Ch’ien Niu durante más de setenta días», Han Shu, capítulo 26 (traducción aproximada)

El dato encajaba extraordinariamente bien con las estimaciones del nacimiento de Jesús, que rondan el 6 a.C–4 a.C., inmediatamente antes de la muerte del rey Herodes. El propio relato de Mateo sitúa a los Magos de Oriente «en tiempos de Herodes», lo que deja abierta una ventana temporal muy concreta.

Pero la observación china planteaba un enigma: ¿cómo pudo verse el cometa en la misma zona del cielo durante más de dos meses? Los cometas suelen moverse con rapidez sobre el fondo estrellado.

Matney tuvo una intuición: si el cometa parecía no desplazarse, tal vez su movimiento estaba alineado con la Tierra; en otras palabras, podría estar aproximándose directamente hacia nosotros, de forma que el cambio angular fuera mínimo.

Esa hipótesis permitió reconstruir matemáticamente una familia de órbitas plausibles, utilizando simulación numérica y exploración de parámetros al estilo Monte Carlo, esto es, una búsqueda por ensayo y error guiada por azar controlado para aproximarse a la solución más probable.

Reconstrucción orbital y fenómeno de «parada»

Entre todas esas soluciones apareció una especialmente llamativa. Según la simulación, hacia el 8 de junio del año 5 a.C., el cometa, ya muy brillante, habría pasado a apenas la distancia que hay entre la Tierra y la Luna. Una aproximación extrema, pero científicamente posible.

Ese día, desde Judea, habría ocurrido algo único: durante horas, el movimiento orbital del cometa habría compensado la rotación terrestre, de modo que su posición en el cielo parecería fija, manteniéndose sobre la misma región meridional: la dirección de Belén vista desde Jerusalén.

Y cuando los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar —según el relato— salieron de Jerusalén hacia Belén, un trayecto de apenas dos horas, habrían visto el cometa delante de ellos, ascendiendo hasta casi el cenit, como si guiara la marcha. Cuando llegaron, la estrella parecía clavada en el cenit, detenida, según Mateo.

👉 «Después de oír al rey, siguieron su camino. Sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño». (Mateo 2:9)

Es, en términos astronómicos, una reproducción sorprendentemente precisa del comportamiento descrito en la Biblia: primero una dirección constante, luego elevación creciente, finalmente detención aparente sobre Belén.

Vinculación con el relato de Mateo

La astronomía antigua era inseparable de la astrología. Los Magos de Oriente, probablemente astrólogos persas, asociaban los cometas con cambios dinásticos y nacimientos reales. Tanto fuentes grecorromanas como textos cuneiformes describen cometas que anuncian reyes.

La hipótesis no pide imaginar una intervención sobrenatural: bastaría con que la aparición del cometa coincidiera con interpretaciones astrológicas que los reyes magos asociaran con el nacimiento de un rey judío, empujándolos a viajar a Jerusalén, y de allí a Belén tras escuchar la interpretación de los escribas.

Que Herodes se inquietara no sería extraño: la llegada de astrólogos extranjeros anunciando un rey rival habría bastado para encender alertas políticas, incluso aunque la estrella no fuera para él un fenómeno exclusivo.

¿Por qué pudo verse de día?

Una parte del relato evangélico resulta más verosímil a la luz del estudio: los Magos de Oriente «se alegraron sobremanera al ver la estrella» justo antes de entrar en Belén. ¿Por qué tanta emoción si ya la habían visto antes?

Según los cálculos, en la mañana del 8 de junio el cometa habría sido extraordinariamente luminoso, quizá visible incluso de día, gracias a la dispersión frontal de la luz solar y la proximidad extrema a la Tierra.

En otras palabras: la estrella de Belén se habría mostrado en su máximo esplendor exactamente cuando los viajeros estaban a punto de llegar.

Acuarela de Sir Edward Burne-Jones que describe la Adoración de los Magos con un ángel sosteniendo la estrella de Belén.

Acuarela de Sir Edward Burne-Jones que describe la Adoración de los Magos con un ángel sosteniendo la estrella de Belén. Cortesía: Edward Burne-Jones 

¿Un misterio resuelto?

El nuevo estudio no afirma haber identificado con certeza la estrella de Belén, porque la ciencia histórica nunca puede cerrar el debate por completo. Pero aporta tres avances decisivos:

1️⃣ Demuestra que un fenómeno natural puede reproducir exactamente lo descrito por Mateo.

2️⃣ Identifica una fuente histórica independiente —la crónica china— que encaja en fechas, duración y tipo de objeto.

3️⃣ Reconstruye matemáticamente una órbita capaz de producir el efecto de «estrella que se detiene».

Hay alternativas, y las objeciones continuarán. Pero por primera vez en siglos, la posibilidad de un fenómeno físico real deja de ser descartada por imposible.

La estrella que no era estrella

Quizá, al final, la estrella de Belén no fuese una estrella, sino un cometa, una visita fugaz desde los confines del Sistema Solar, tan próxima como para iluminar un amanecer de Judea, tan rara como para impulsar a astrólogos a viajar miles de kilómetros, tan precisa como para parecer detenerse sobre las colinas de Belén.

El relato bíblico hablaba de una señal; la astronomía moderna habla de una coincidencia geométrica única. Ambas cosas podrían ser verdad a la vez.

Y acaso esa mezcla de poesía y física sea lo que mantiene vivo el misterio.▪️

  • Fuente: Mark Matney. The star that stopped: The Star of Bethlehem & the comet of 5 BCE. Journal of the British Astronomical Association (2025). DOI: 10.64150/193njt

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