Cometa 3I/ATLAS: el visitante interestelar que confirma su origen natural y descarta teorías alienígenas

El misterioso cometa 3I/ATLAS, un viajero que llegó desde más allá de nuestro sistema solar, está revelando secretos sobre los orígenes del cosmos. Lejos de ser una nave alienígena, su historia real resulta aún más fascinante para la ciencia.

Por Enrique Coperías

El cometa interestelar 3I/ATLAS, fotografiado por la cámara de gran campo del telescopio espacial Hubble el 21 de julio de 2025. Se trata de un cometa y no de una nave extraterrestre, como aseguraban algunos medios de comunicación. Cortesía: NASA, ESA, David Jewitt (UCLA) y procesamiento de imagen por Joseph DePasquale (STScI).

Desde su descubrimiento el 1 de julio de 2025 por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés) en Río Hurtado (Chile), el cometa 3I/ATLAS ha captado la atención de astrónomos y curiosos por igual.

Se trata del tercer objeto interestelar detectado en nuestro sistema solar, tras ‘Oumuamua, en 2017, y 2I/Borisov, en 2019, y su paso fugaz ha generado un interés científico enorme… pero también una ola de especulaciones, incluidas las que lo vinculan erróneamente con tecnología extraterrestre.

Las más recientes observaciones astronómicas confirman de manera contundente que 3I/ATLAS no es una nave alienígena, sino un cometa completamente natural, un fragmento de otro sistema estelar que vaga por la galaxia desde hace miles de millones de años.

Un cometa real, con señales inequívocas

Los datos obtenidos por el telescopio Gemini Sur de los Andes chilenos, parte del programa educativo del NOIRLab, muestran con claridad una coma y una cola —los rasgos distintivos de los cometas auténticos—. Estas estructuras no son efectos ópticos ni errores de observación: son el resultado del calor solar, que provoca la sublimación de hielos como el agua, el dióxido de carbono y el amoníaco, liberando gas y polvo que se expanden alrededor del núcleo.

Estas observaciones descartan de raíz la hipótesis de que el objeto pudiera ser una sonda o artefacto artificial. A diferencia de un vehículo diseñado por inteligencia extraterrestre, 3I/ATLAS no muestra propulsión, ni maniobras ni aceleraciones no gravitacionales, sino que sigue un movimiento puramente determinado por su velocidad inicial y la gravedad del Sol.

Además, los estudios espectroscópicos realizados con el Very Large Telescope (VLT) detectaron moléculas típicas de cometas formados dentro de nuestro propio sistema solar. Su composición química muestra ligeras diferencias —quizá reflejo de las condiciones químicas de su sistema de origen—, pero nada que indique una manufactura artificial.

Desmintiendo rumores: 3I/ATLAS no explotó

A comienzos de noviembre de 2025, cuando el cometa interestelar reapareció tras pasar por detrás del Sol, algunos medios de comunicación divulgaron la posibilidad de que 3I/ATLAS se hubiese fragmentado o incluso explotado. La especulación, iniciada por el astrofísico Avi Loeb a través de su blog, se basaba en interpretaciones de imágenes tomadas por telescopios en España.

Sin embargo, otros astrónomos rechazaron de inmediato esa conclusión. «Todas las imágenes que he visto muestran un cometa bastante normal y saludable; no hay señales de que el núcleo se haya roto», afirmó Qicheng Zhang, investigador del Observatorio Lowell en Arizona, en declaraciones a Live Science.

Zhang, junto con otros expertos, como Jason T. Wright, de la Universidad Estatal de Pensilvania, criticó abiertamente las afirmaciones de Loeb, señalando errores fundamentales en sus cálculos de trayectoria y dinámica cometaria. Wright, en un extenso análisis, desmanteló punto por punto los supuestos indicios de un origen artificial, calificando el razonamiento de Loeb como «una mala interpretación de conceptos básicos de la ciencia planetaria».

Diagrama que muestra la trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS durante su paso por el sistema solar. El cometa alcanzará su punto más cercano al Sol en octubre de 2025. Cortesía: NASA/JPL-Caltech.

Un mensajero natural del espacio interestelar

El cometa 3I/ATLAS alcanzó su punto más cercano al Sol el pasado 30 de octubre de 2025, a una distancia de 1,4 unidades astronómicas (unos 210 millones de kilómetros), justo dentro de la órbita de Marte. Se espera que haga su máximo acercamiento a la Tierra el 19 de diciembre, a unos 240 millones de kilómetros, sin representar ningún riesgo para nuestro planeta.

Desde la perspectiva terrestre, el cometa se eleva ahora cada vez más sobre el horizonte oriental y puede observarse con telescopios medianos desde gran parte del hemisferio norte. A medida que se aleja del Sol, los astrónomos aprovechan esta ventana para estudiar su composición y comparar sus características con las de los cometas locales.

3I/ATLAS viaja a una velocidad aproximada de 221.000 kilómetros por hora (61 km/s) y proviene de la dirección general de la constelación de Sagitario, cerca del centro galáctico. Su órbita hiperbólica confirma que solo está de paso: entró en nuestro sistema solar, realizará una breve visita y continuará su viaje eterno hacia el espacio interestelar.

Ciencia, no ciencia ficción

Aunque los rumores sobre naves alienígenas tienden a captar más titulares, los científicos coinciden en que la verdadera maravilla de 3I/ATLAS está en su naturaleza, no en la fantasía. Este cometa interestelar ofrece una oportunidad única para estudiar directamente material formado en otro sistema estelar, quizá más antiguo y químicamente distinto al nuestro.

Cada partícula de gas y polvo liberada por 3I/ATLAS aporta pistas sobre cómo se forman los cometas, cómo evolucionan los sistemas planetarios y cómo varía la composición de los cuerpos helados en diferentes regiones de la galaxia.

En palabras de un astrónomo del NOIRLab, «no necesitamos extraterrestres para maravillarnos; la propia naturaleza ya nos ofrece suficientes misterios cósmicos».

El cometa 3I/ATLAS, lejos de ser una nave alienígena, es un testimonio del poder de la ciencia para separar los hechos de la ficción y una ventana efímera hacia los orígenes más antiguos de nuestra galaxia. ▪️

El cometa 3I/ATLAS, tercer visitante interestelar y el más veloz jamás observado, mantiene su aspecto natural. Los astrónomos confirman que no ha cambiado de color ni muestra señales de tecnología alienígena. Ilustración generada con DALL-E

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