Usar el móvil en el baño aumenta el riesgo de hemorroides, según un estudio de Harvard

Un hábito tan cotidiano como llevarse el smartphone al váter podría tener consecuencias inesperadas para la salud. Investigadores de Harvard alertan de que aumenta hasta un 46% el riesgo de que aparezcan hemorroides.

Por Enrique Coperías

El uso del móvil en el baño prolonga el tiempo sentado en el inodoro, lo que, según un estudio de Harvard, incrementa hasta un 46% el riesgo de hemorroides. Imagen generada con DALL-E

El uso del móvil en el baño prolonga el tiempo sentado en el inodoro, lo que, según un estudio de Harvard, incrementa hasta un 46% el riesgo de hemorroides. Imagen generada con DALL-E

La escena es universal: alguien entra en el baño, se sienta en el inodoro y, casi sin pensarlo, desbloquea el teléfono móvil. Lo que comienza como una visita rutinaria se alarga entre titulares, vídeos cortos y mensajes pendientes. Este hábito de hacer scroll en el móvil mientras aliviamos los intestinos es cada vez más extendido y podría tener consecuencias inesperadas para la salud.

Según un estudio científico publicado en la revista científica PLOS One por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, el uso del móvil en el váter aumenta de forma significativa el riesgo de sufrir hemorroides.

El trabajo, uno de los primeros en analizar este fenómeno con rigor científico, aporta evidencia de algo que hasta ahora se intuía: cuanto más tiempo pasamos en el retrete, más presión soportan las venas de la zona anal, lo que favorece la aparición de hemorroides. Y el smartphone, ese acompañante inseparable, se ha convertido en el principal culpable de prolongar nuestras estancias en el cuarto de baño.

Trisha Pasricha, autora senior del estudio y gastroenteróloga del Beth Israel Deaconess Medical Center, lo resume de esta manera tan contundente: «Usar el móvil en el váter se asoció con un 46% más de probabilidades de tener hemorroides. Todavía estamos descubriendo las muchas formas en que los móviles y nuestro estilo de vida moderno impactan en la salud. Es posible que la manera y el lugar en que los utilizamos —como en el baño— tengan consecuencias no intencionadas».

¿Qué son las hemorroides y por qué son tan comunes?

Las hemorroides son un problema de salud tan frecuente como estigmatizado: la mayoría de la gente las sufre en silencio. Se calcula que solo en Estados Unidos generan casi cuatro millones de visitas médicas al año, y en España su incidencia ronda los dos millones de casos anuales. Se calcula que las padecen en torno al 35% de las personas en el mundo.

Conocidas también como almorranas, las homorroides son venas dilatadas e inflamadas que se localizan en el ano y en la parte inferior del recto, de forma similar a las varices que aparecen en las piernas. Pueden desarrollarse o bien en el interior del recto, en cuyo caso se denominan hemorroides internas, o bien bajo la piel que rodea el ano, recibiendo en este caso el nombre de hemorroides externas.

En las consultas, los pacientes acuden por molestias que van desde sangrado hasta dolor y prurito. Aunque no suelen ser graves, afectan de manera considerable a la calidad de vida y tienen un fuerte componente social de vergüenza y silencio.

Tradicionalmente, se han señalado como factores de riesgo el estreñimiento, el esfuerzo al defecar, la obesidad, la falta de ejercicio, las dietas pobres en fibra o incluso el embarazo, que aumenta la presión en la zona pélvica. También se había apuntado la costumbre de leer en el váter, en tiempos del papel impreso. Lo que nadie había hecho hasta ahora era estudiar con datos sólidos el impacto de los móviles, que han sustituido al periódico y las revistas en este ritual cotidiano.

El estudio: colonoscopios y cuestionarios

Pasricha y sus colegas reclutaron a 125 adultos que acudían a una colonoscopia de cribado en el hospital de Boston. Antes del procedimiento, los voluntarios rellenaron cuestionarios sobre sus hábitos con el móvil en el baño, su dieta, su nivel de actividad física y la frecuencia con que realizaban esfuerzos al defecar. También respondieron al cuestionario internacional de actividad física y al Rome IV, que evalúa trastornos intestinales.

La clave estaba en que, durante la colonoscopia, los médicos podían observar directamente la presencia de hemorroides internas. Así, los datos de autoinforme se contrastaban con la evidencia clínica, reduciendo de este modo el sesgo habitual de estudios basados solo en encuestas.

El resultado fue del ensayo fue que un 66% de los participantes reconoció usar el móvil en el váter, y entre ellos la prevalencia de hemorroides era notablemente superior. Tras ajustar por edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), ejercicio físico, ingesta de fibra y esfuerzo al defecar, el uso del móvil en el baño se asoció con un 46% más de riesgo de hemorroides.

Más jóvenes, menos ejercicio y más tiempo sentados

Los datos revelan además un retrato sociológico del hábito. Los usuarios de móvil en el baño eran, de media, más jóvenes (55 años frente a 62 en quienes no lo usaban) y practicaban menos ejercicio semanal. Entre ellos, más de un tercio admitió pasar más de cinco minutos en cada visita al retrete, frente a solo un 7% de quienes no sacaban el teléfono.

Curiosamente, solo un 35% reconocía que el móvil les hacía prolongar la estancia en el WC, aunque los cronómetros contaban otra historia. La mayoría decía usarlo para leer noticias (54%) o navegar por redes sociales (44%).

En cuanto a diferencias de género, se detectó una tendencia —no estadísticamente significativa— a que los hombres pasaran aún más tiempo que las mujeres con el móvil en el baño.

¿Por qué ocurre? La fisiología detrás del hábito

El mecanismo propuesto por los autores es sencillo pero contundente: al sentarse en el inodoro, el suelo pélvico queda sin apoyo. Si esa postura se mantiene varios minutos, la presión anal en los llamados cojines hemorroidales aumenta y los vasos sanguíneos se dilatan. Con el tiempo, esta congestión puede transformarse en hemorroides sintomáticas.

El estudio no halló diferencias significativas en cuanto al esfuerzo al defecar entre usuarios y no usuarios de smartphone, lo que apunta a que el tiempo sentado es un factor más determinante que la fuerza ejercida. En otras palabras: la pasividad del scroll puede ser más dañina que el empuje del esfuerzo.

Los investigadores enmarcan este hallazgo en un contexto más amplio: el impacto del uso intensivo del smartphone en la salud. Varios estudios previos han vinculado el exceso de pantalla con depresión, ansiedad, insomnio o incluso riesgo cardiovascular. Ahora se suma un efecto menos esperado, pero no menos real: problemas anales.

«Es increíblemente fácil perder la noción del tiempo cuando hacemos scroll en el smartphone —explica Pasricha—. Las aplicaciones populares están diseñadas precisamente para eso. Pero es posible que sentarse en el váter más tiempo del previsto porque uno se distrae con el móvil aumente el riesgo de hemorroides. Tenemos que seguir investigándolo, pero es una recomendación segura dejar el móvil fuera del baño cuando uno va a evacuar».

En palabras de esta gastroenteróloga, «el estudio refuerza el consejo de salud de dejar los smartphones fuera del baño y tratar de pasar solo unos pocos minutos en la evacuación. Si estás tardando más, pregúntate por qué. ¿Fue realmente tan difícil evacuar o simplemente mi atención estaba en otra parte?».

Lagunas pendientes de aclarar

Como todo estudio científico, este también tiene sus limitaciones. Se trata de un análisis transversal: capta una instantánea en el tiempo, pero no puede demostrar causalidad absoluta. Además, se basa en pacientes mayores de 45 años que acudían a una colonoscopia de cribado, lo que podría no representar a la población joven, quizá aún más adicta al móvil en el baño.

Tampoco se evaluó cuántos años llevaban los participantes con este hábito, un factor que podría influir en la evolución de la enfermedad. Y aunque la revisión de imágenes endoscópicas por dos expertos mostró buena fiabilidad, siempre existe cierta variabilidad en la detección de hemorroides.

Aun así, el trabajo aporta pruebas sólidas y pioneras, suficientes para recomendar prudencia: mejor no llevar el móvil al váter o, al menos, limitar el tiempo a menos de cinco minutos.

Los autores del estudio recomiendan no estar más de cinco minutos sentado en el váter y a la vez haciendo scroll con el móvil. Lo mejor es evitar que nos acompañe en este momento fisiológico tan importante.

Los autores del estudio recomiendan no estar más de cinco minutos sentado en el váter y a la vez haciendo scroll con el móvil. Lo mejor es evitar que nos acompañe en este momento fisiológico tan importante. Imagen generada con Gemini

Un consejo con respaldo clínico

Hasta ahora, la recomendación de no pasar demasiado tiempo en el baño sonaba más a consejo de abuela que a indicación médica. Este estudio la convierte en un mensaje con respaldo estadístico.

«Restringir el uso del smartphone en el baño podría ser una medida preventiva sencilla y de gran impacto en salud pública», recomienda Pasricha.

La idea no es demonizar la tecnología, sino recordar que incluso los hábitos cotidianos más triviales pueden tener consecuencias fisiológicas.

A las almorranas les gusta el scroll

Hace apenas unas décadas, algunos médicos ya advertían de que leer el periódico en el retrete alargaba la estancia y podía favorecer las hemorroides. El móvil ha multiplicado esa práctica: ofrece acceso infinito a noticias, redes sociales y entretenimiento, lo que hace más difícil poner límite al tiempo sentado.

La paradoja es que, fuera del baño, el exceso de pantalla también se relaciona con un estilo de vida sedentario. En el estudio, los usuarios de móvil en el váter declaraban practicar una menor actividad física semanal, un factor que también influye en la salud intestinal y circulatoria.

El trabajo invita a repensar la relación que hay entre tecnología y hábitos básicos. Si usar el móvil en la cama se asocia a un peor descanso, y utilizarlo en exceso durante el día puede desplazar tiempo de ejercicio, ahora sabemos que también puede convertir un momento fisiológico en un riesgo clínico.

Higiene digital en el váter

Los investigadores proponen explorar intervenciones educativas, como campañas que recomienden poner un temporizador al entrar en el baño o apps que limiten el uso de ciertas funciones durante esos minutos. Una especie de higiene digital aplicada al cuarto de baño.

La próxima vez que alguien lleve el móvil al baño con la idea de aprovechar el tiempo, quizá convenga recordar que esa multitarea digital tiene costes invisibles. No se trata de alarmismo, pero sí de una advertencia con respaldo científico: cuanto más tiempo en el váter, mayor riesgo de hemorroides, y el móvil es el gran culpable de que ese tiempo se dispare.

En tiempos de hiperconexión, recuperar la sencillez de hacer solo lo que toca en el baño podría ser un pequeño gesto de autocuidado con grandes beneficios. Porque, al final, la salud también se juega en los minutos de scroll entre azulejos. ▪️

Móvil en el baño y hemorroides: Preguntas & Respuestas

🚽 ¿Es malo usar el móvil en el baño?
Sí. Un estudio de Harvard confirma que aumenta hasta un 46% el riesgo de hemorroides.

🚽 ¿Cuánto tiempo debería pasar en el váter?
Los médicos recomiendan menos de cinco minutos por visita.

🚽 ¿Qué actividades en el váter aumentan más el riesgo?
Leer noticias y navegar por redes sociales son las más reportadas en el estudio.

🚽 ¿Qué hacer para prevenir hemorroides?
Evitar usar el móvil en el baño, aumentar la ingesta de fibra y mantener una rutina de ejercicio físico.

  • Fuente: Chethan Ramprasad, Colin Wu, Jocelyn Chang, Vikram Rangan, Johanna Iturrino, Sarah Ballou, Prashant Singh, Anthony Lembo, Judy Nee, Trisha Pasricha. Smartphone use on the toilet and the risk of hemorrhoids. PLON One (2025). DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0329983

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