Xenoparidad en hormigas: cómo una reina de «Messor ibericus» da a luz a dos especies diferentes
Un hallazgo sin precedentes revela que las reinas de Messor ibericus pueden clonar machos de otra especie y generar obreras híbridas. La naturaleza rompe sus propias reglas y nos muestra cómo una madre es capaz de dar vida a hijos de dos especies distintas.
Por Enrique Coperías
Una reina de hormiga recolectora ibérica (Messor ibericus) puede dar a luz a individuos de su propia especie (izquierda) y, gracias a un asombroso mecanismo de clonación, también a descendientes de otra distinta (Messor structor, derecha). Cortesía: Jonathan Romiguier, Yannick Juvé, Laurent Soldati.
Cuando Charles Darwin publicó El origen de las especies en 1859 asentó la idea de que cada ser vivo engendra descendientes de su propia especie. Es una regla tan básica que rara vez se cuestiona. Sin embargo, en los suelos de la península ibérica y del Mediterráneo, unas humildes hormigas recolectoras han decidido hacer saltar esa norma por los aires.
Un equipo internacional de científicos ha descubierto que las reinas de Messor ibericus pueden producir hijos de dos especies distintas: la suya propia y la de su prima evolutiva Messor structor.
El hallazgo, publicado en la revista Nature, describe un sistema reproductivo que los expertos califican de «casi inimaginable» y que redefine los límites de lo que entendemos por especie, parentesco y reproducción.
Obreras híbridas, el corazón del hallazgo
La clave de este insólito descubrimiento surgió de una paradoja. Al analizar colonias de Messor ibericus repartidas por Europa, el equipo de investigadores, capitaneado por Jonathan Romiguier, de la Universidad de Montpellier, en Francia, comprobó que todas sus obreras eran híbridas: la mitad de sus genes provenía de la reina ibérica y la otra mitad de un macho de Messor structor. Sin ese cruce, simplemente no había obreras, lo que significa que las colonias de Messor ibericus dependen de machos de otra especie para sobrevivir.
Pero el problema se complicó en lugares como Sicilia. Allí los biólogos encontraron abundantes colonias de ibericus, pero ni rastro de structor. ¿Cómo era posible que siguieran produciendo obreras híbridas en ausencia de machos de la especie vecina?
La respuesta resultó aún más sorprendente: las reinas de Messor ibericus son capaces de fabricar sus propios machos de Messor structor. Lo hacen mediante un proceso de clonación genética en el que los huevos de la reina descartan su propio ADN nuclear y se desarrollan únicamente con el material genético paterno.
Clonación en hormigas: androgénesis y machos duplicados
Romiguier y sus colegas observaron que dentro de una misma colonia podían encontrarse dos tipos de machos muy distintos: unos eran peludos, correspondientes a Messor ibericus, y otros carecían casi de vello, propios de Messor structor. Ambos, sin embargo, procedían de la misma madre.
Este fenómeno se explica gracias a la androgénesis, un mecanismo en el que el ADN de la madre es eliminado del óvulo y el embrión se forma solo con el genoma del padre. En la práctica, los machos de Messor structor clonados dentro de la colonia de Messor ibericus son copias vivientes de un linaje paterno que se perpetúa sin necesidad de hembras propias.
El detalle más intrigante es que estos clones portan una combinación imposible en la naturaleza: su ADN nuclear es de Messor structor, pero sus mitocondrias —las centrales energéticas de la célula— provienen de Messor ibericus, la madre que los engendró. Esta mezcla crea una suerte de híbrido molecular, con dos identidades genéticas en una sola hormiga.
Una obrera de la hormiga recolectora de semillas Messor ibericus vigila la entrada de su nido.Cortesía: Phil Honle
Domesticación genética: cuando una especie fabrica otra
Fue en Sicilia donde la rareza se hizo evidente. Romiguier, autor principal del estudio, recuerda la sorpresa del hallazgo: «Encontrábamos colonias de Messor ibericus por todas partes, pero ni una sola de Messor structor. Sin embargo, dentro de los hormigueros había machos de ambas especies. La única explicación era que las reinas de Messor ibericus estaban clonando a Messor structor».
En otras palabras, estas reinas han domesticado el genoma de una especie vecina. No necesitan encontrar machos en el exterior porque los producen dentro de casa. Y lo hacen con un objetivo muy concreto: conseguir esperma de Messor structor para generar obreras híbridas, que son las encargadas de excavar los túneles, recolectar semillas y mantener viva la colonia.
El hallazgo ha dejado perplejos a los expertos en evolución. «Es una historia fantástica, extraña y casi inimaginable, un sistema que permite cosas que pensábamos imposibles», comenta en la revista Nature Jacobus Boomsma, biólogo evolutivo de la Universidad de Copenhague.
El propio Romiguier enfatiza en la misma publicación la magnitud del descubrimiento con una comparación reveladora: «Messor ibericus y Messor structor se separaron hace más de cinco millones de años. Ver a una especie produciendo individuos de otra es tan sorprendente como si un ser humano pudiera dar a luz a un chimpancé»
Xenoparidad: dar a luz a otros
Gracias a esta estrategia, Messor ibericus ha logrado extenderse más allá del área natural de Messor structor. No obstante, la dependencia tiene costes ocultos. Los machos clonados de Messor structor presentan muy baja diversidad genética y acumulan mutaciones perjudiciales, lo que los convierte en un linaje frágil a largo plazo.
Además, los experimentos mostraron que estos clones no son aceptados en colonias silvestres de Messor structor. Al introducirlos, fueron atacados y eliminados, porque sus feromonas olían a extranjeras, impregnadas de la firma química de Messor ibericus. A ojos de sus congéneres, eran intrusos.
Para describir este fenómeno sin precedentes, los investigadores han acuñado el término xenoparidad. Se trata de un modo reproductivo en el que las hembras necesitan producir individuos de otra especie como parte esencial de su ciclo vital.
Claudie Doums, ecóloga evolutiva de la École Pratique des Hautes Études en París, resume en Nature la lección del hallazgo: «Las hormigas son increíbles y nos obligan a mantener la mente abierta ante sistemas de apareamiento que no se ajustan a la ortodoxia».
Ejemplar de Messor structor. Cortesía: Elham Kashani
Entre el parasitismo y la simbiosis
El sistema de Messor ibericus se sitúa en un terreno intermedio entre la explotación y la cooperación. En sus orígenes, las reinas probablemente dependían de machos silvestres de Messor structor, en un caso clásico de parasitismo sexual. Con el tiempo, la capacidad de producir machos clonados dentro de la colonia les permitió superar esa dependencia directa.
Romiguier compara esta relación con uno de los hitos más importantes de la historia de la vida: la incorporación de las mitocondrias en las células eucariotas. «Hoy todas nuestras células tienen dos genomas distintos: el nuclear y el mitocondrial. Algo parecido ocurre en estas hormigas: una especie ha integrado dentro de sí el genoma de otra para poder sobrevivir».
Boomsma, sin embargo, matiza: «No creo que este parasitismo sexual tenga el mismo éxito evolutivo que la adquisición de mitocondrias por los eucariotas. Pero es un recordatorio de que la evolución puede encontrar salidas extraordinarias».
Una ventana a la creatividad de la naturaleza
El descubrimiento de la xenoparidad obliga a replantearse algunas de las categorías más fundamentales de la biología. ¿Qué es una especie si una madre puede producir individuos de otra? ¿Hasta qué punto pueden entrelazarse los genomas de organismos distintos?
Los investigadores ven en estas colonias un ejemplo de superorganismo de dos especies, donde reinas, obreras y machos —aunque de distinto origen genético— forman una unidad funcional. La evolución, como muestran estas hormigas, no siempre avanza por caminos rectos ni previsibles.
La historia de Messor ibericus y Messor structor es un recordatorio de que la naturaleza nunca deja de sorprender. Lo que parecía imposible —que una madre dé a luz a individuos de otra especie— ocurre bajo nuestros pies en los campos y montes mediterráneos.
Lejos de ser una simple rareza, estas hormigas nos enseñan que los límites entre especies, individuos y colectivos son más porosos de lo que imaginamos. Y que la evolución, con su infinita capacidad de experimentación, siempre encuentra formas de desafiarnos. ▪️
Fuente: Juvé, Y., Lutrat, C., Ha, A. et al. One mother for two species via obligate cross-species cloning in ants. Nature (2025). DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-025-09425-w